Entrevista de calidad con uno de los exponentes de la escuela del golf chileno. Su actualidad impecable (teniendo casi los dos pies en el PGA TOUR), la influencia del neuropsicólogo Eugenio Lizama, y su relación con Joaquín Niemann, entre otros tópicos para ver.
Debo reconocer que no soy un ávido conocedor de la cultura griega, más allá de lo referido a los orígenes del deporte y, lógicamente, de la democracia. Tendría que interiorizarme más. Sin embargo, admiro la calidad que tenían sus habitantes para explicar fenómenos. La «Alegoría de la Caverna» de Platón es un claro ejemplo. Usar una situación fantástica (que consiste en «relatar» la historia de lo que le ocurriría a dos hombres al salir de un encadenamiento total, desde su nacimiento, a un muro de un espacio cavernoso. Hay que tener en cuenta que sólo tienen una hoguera que les permite ver las sombras de los objetos que pasan en la vida que hay en el exterior) para explicar la diferencia entre «el mundo de los sentidos» y «el mundo del conocimiento», es algo digno de admirar.
Este proceso del conocimiento de los interiores de este amado deporte y la introspección para poder entenderse (y aplicar lo mejor de sí mismo) hizo que, nuestro protagonista en cuestión, esté en un lugar muy cercano a la máxima categoría de la actividad. Guillermo Pereira, nacido en Santiago de Chile un 31 de marzo de 1995 (y simpatizante de su querida Universidad Católica), entendió desde chico que es lo que tenía que hacer para estar en las páginas principales del golf. Cada paso dado fue medido quirúrgicamente, pero sin descuidar lo que sentía.
Esta historia que vamos a contar, que a su vez es un capítulo más del libro de buenos momentos que tiene el golf chileno, va a pasar por distintos puntos. Inicios, su paso particular por Estados Unidos (en épocas de prematura adolescencia), la experiencia en ese primer Latin American Amateur Championship, el camino elegido para ser profesional, su primera victoria en Uruguay, Su primera temporada en el Korn Ferry y su excelente actualidad en el tour (lograda con su victoria en Bogotá, Colombia) luego de soportar lesiones y otras adversidades, su primera participación en un major, la influencia del neuropsicólogo Eugenio Lizama, y su relación actual con Joaquín Niemann (compatriota y protagonista del PGA Tour) son algunos temas de los charlados. Va «de boca en boca» este relato. Por lo tanto necesito que ud, mi querido lector, como buen fanático del golf, esté atento. Es parte de este pueblo y tiene que entender el por qué de este fenómeno:
– Guillermo, uno de tus ídolos, Andrés Calamaro, decía en uno de sus temas más conocidos, “10 años después”, que “Si diez años después te vuelvo a encontrar en algún lugar, no te olvides que soy distinto de aquel, pero casi igual”. Los tuyos no fueron 10, sino 5, los que pasaron entre tu primer año como profesional y tu momento actual. ¿Cuáles sentiste que fueron los mayores cambios que tuviste desde ese entonces y en qué consideras que te queda por avanzar?
– Creo que avancé mucho mentalmente porque, dentro de esos 5 años, tuve uno de los peores años de mi carrera como golfista y logré aprender mucho de eso. Sin duda, la experiencia es algo sumamente importante y, con los años, uno también se va conociendo mejor y conociendo su juego.
– Estamos en una etapa muy difícil a nivel mundial, con la pandemia del COVID-19 que frenó (entre otras cosas) toda actividad deportiva. Teniendo en cuenta el gran momento que estabas transitando (que desarrollaremos posteriormente), ¿cómo afrontás este parate? ¿Cómo se mantiene tu rutina golfística, a pesar de esta cuarentena?
– Bueno, creo que se puede ver desde dos puntos. Obviamente estaba jugando muy bien, había tenido muy buenos resultados y justo me tocó esta situación. Pero también, por otro lado, esto me llegó en un buen momento porque ahora no tenemos campeonatos, no tenemos mayormente ingresos y, gracias a Dios, me fue bien en la primera parte del año. Eso me asegura para el resto de la temporada y me deja en una muy buena posición para pasar al PGA Tour ya que, pase lo que pase, igualmente voy a estar arriba (los top 25 en el listado de ganancias pasan a disputar la 1era gira de Estados Unidos. Actualmente, Guillermo se encuentra primero en ese listado) .
En cuanto a los entrenamientos, con el golf no ha habido mucho mas que, en la casa, tratar de hacer «swings» y tiros cortos. Pero creo que la parte más importante ahora de entrenar (que, como dije antes, he crecido mucho) es la mental, estando en casa con muchas cosas. Partiendo desde lo más básico, que es leer, hasta ejercicios mentales. A su vez, la parte física también se trabaja. Aunque cuesta un poco más por estar sin hacer tanta actividad. Cuesta motivarse. Pero igual, se puede hacer y la idea es mantenerse en forma para, cuando parta esto de nuevo, no estar tan alejado.
– En esta carrera que estás teniendo, tus padres y unos “palos de plástico” tuvieron que ver mucho para tus inicios, ¿verdad? Contame un poco ese surgimiento de la pasión por el golf y la influencia de ellos y de tu familia en esto. ¿De dónde surge el apodo “Mito”?
– Partí desde muy chico. Creo que tenía entre 2 años y medio y 3. En ese momento, mi papá jugaba golf. Era golfista de fin de semana y tengo entendido que llegó a ser handicap 7. A su vez, mi mamá me empezó a llevar los fines de semana con él. Empecé a hacer «swings» y bueno, obviamente ahí se fueron dando un poco las cosas. Jugué mi primer campeonato a los 6 años. Ahora bien , pienso que está pasión surgió por mi papá. Igual, después, él se hizo cargo de mí ayudándome en viajes, ir a entrenar, volver de ahí al ir a buscarme… Acciones así, por mucho tiempo.
En cuanto al apodo «Mito», nace de chico. De «Guillermito». Es un diminutivo del nombre.
– Tu vocación en el golf se expresó, a nivel amateur, en gran medida y desde muy chico, con performances excepcionales (llegaste a ser N°5 del mundo en este nivel). Pero, en ese período, tuviste dos interrupciones que casi te hacen dejar los palos. En especial, uno de esos 2 “descansos” del golf, fue el que tuviste luego de ir a la academia del gran David Leadbetter, en Estados Unidos. ¿Qué recordás de esos momentos? ¿Sentís que ese fue un punto de inflexión que te hizo retomar fuerzas para tener el desempeño que estás teniendo ahora? De ser así, ¿Por qué?
– Me fui a la academia de Leadbetter a los 14 años. Ahora viéndolo hacia atrás, es fácil. Pero, creo que quizás me fui un poco chico. Obviamente que, en ese momento, lo único que quería era irme y estar allá. Así y todo, pienso que (el volver) fue una buena decisión. Gané muchas cosas viniéndome a Chile. Pude hacer dos años normales, de días con amigos, colegio… Hecho que, quizás, nunca había tenido, cuando era más chico, porque fui siempre dedicado al golf. Y, como todos saben, el golf es una actividad muy mental en donde, las cosas que pasan afuera, afectan tanto como las que están pasando adentro de la cancha. En consecuencia, esa determinación me ayudó mucho a armarme como persona fuera del campo.
Después de volver, como que tenía muchas ganas. Entonces, le metí más esfuerzo de lo que hubiera hecho antes. Quizás, si no me hubiese retirado, ¡dónde estaría!… Pero bueno. No me arrepiento nada de las decisiones que he tomado. A su vez, espero poder seguir jugando bien y que, todas esas acciones que he hecho, den fruto.

– 2015: 1era edición de una competencia exigente y con mucho en juego (pasaje a Augusta para disputar “The Masters” como premio más importante), como es el LAAC. Tu actuación fue destacada, terminando T-5. A su vez, tu compatriota Matías Domínguez ganó el evento con absoluta categoría. ¿Fue una responsabilidad el representar a tu país, teniendo en cuenta lo que se jugaba, o pudiste disfrutar el momento? ¿Crees que, tanto la actuación de Matías, como la tuya y la del grupo chileno, marcaron un puntapié inicial para que el golf de tu país se expanda aún más de lo que lo venía haciendo? ¿Qué tan influyente fue, en ese momento (y es), el rol de la federación chilena de golf?
– Me acuerdo perfecto ese campeonato. Primera edición, era todo nuevo y un premio increíble. Yo llegué ahí como «el favorito», por así decirlo. En ese momento, estaba bien arriba en el ranking mundial (a nivel amateur), siendo el de mejor posición en el torneo. Obviamente, hubieron muchas cosas que condicionaron un poco pero hay que aprenderlas y hay que saber manejarlas.
No jugué mi mejor golf. Tuve días buenos y días malos. El último día, me acuerdo perfecto que, en el hoyo 13, estuve -6 en el tee y estaba cerca de los líderes. Pero bueno, no me alcanzó. Ahora bien, sí me acuerdo de ese momento (el torneo en sí) que sí lo pude disfrutar. Obviamente todos quieren ganar. Sin embargo, fue un gran campeonato.
En cuanto a la actuación de Matías y la del grupo que conformamos (si marcaron un puntapié inicial para el mayor desarrollo del golf chileno), hay que tener cuenta que vinieron un par de generaciones atrás que también tuvieron su gran aporte al golf y que, gracias a ellos, nosotros, los de ahora, estamos jugando. Ahora bien, todo lo que ha pasado entre los últimos 4 y 5 años en el golf chileno, ha influenciado mucho en el país. Hoy en día se puede ver mucha más gente jugando golf, muchos niños chicos queriendo ver golf, entre otras cosas. Entonces, sí o sí te diría que ha afectado la actuación de este grupo de Joaco (Niemann), yo y varios más.
La Federación, también, creo que ha tenido una parte importante de esto. A mí, por lo menos, me apoyan y creo que tratan de hacer lo mejor posible teniendo en cuenta que el golf, en Chile, no es de los más grandes y con más presupuesto.
– En esa época, estuviste una temporada en la universidad de Texas (2014-2015) y, más tarde, saltaste rápidamente al profesionalismo. He escuchado distintas formas de llegar a esta etapa (todas son válidas). ¿Fue complicada la decisión? ¿Cuáles fueron las mayores enseñanzas que te dejó esa etapa?
– Es verdad que hay muchas formas de hacerlo (el salto al profesionalismo). Creo que «la ideal» en papel es: colegio, universidad, profesionalismo. Pero, como pueden ver, hay mucho extranjero que hace lo que yo hice. O muchos que ni siquiera pasan por la universidad y también son exitosos. Hay de todo.
Esa temporada me sirvió muchísimo. Aprendí mucho como jugar golf, a lograr adaptarme a las canchas de Estados Unidos, a vivir solo (y poder hacer cosas que no había hecho) y estar bajo un equipo que se armaba, que era muy simpático. En cuanto a esto último, poder competir con eso también es otra forma de poder ver el golf y poder pasarlo bien.
Mas allá de eso, aprendí mucho a jugar golf con estrategia. Los coachs ayudan bastante en eso. No ayudan tanto en lo técnico. La mayor parte fue aprendizaje de estrategia y de cómo jugar. Eso te ayuda, en gran medida, al saltar al profesionalismo. No siempre es «atacar todo» sino que también hay que «jugar inteligente».

– 2016, vino tu primera victoria como profesional en Uruguay: el “Roberto de Vicenzo Punta del Este Open Copa NEC”, en el hermoso campo del Club del Lago. Tuviste un desempeño contundente (última ronda de 63 golpes, libre de bogeys) y lograste ser el 1er jugador chileno en ganar en el PGA Tour Latinoamericano, el 2do campeón más joven de la historia del circuito y el más joven en liderar la Órden de Mérito en la gira. Me gustaría que nos recuerdes un poco las sensaciones que tuviste en ese evento. ¿Cómo fue lidiar con la presión ese día domingo? ¿En algún momento te diste cuenta de lo que estaba en juego o caíste cuando concretaste el logro?
– Me acuerdo como si fuera ayer eso (risas). Primera victoria como profesional. Sobre todo afuera y en el PGA TOUR Latinoamérica, que es un circuito muy competitivo. Fue increíble. Obviamente la meta ese año era quedar entre los primeros 5 (obtienen status en el Korn Ferry Tour) o entre los 10 (para jugar la Escuela Clasificatoria del circuito de antesala al PGA). Por lo tanto, el haber ganado ahí fue como «algo que me topé de frente». Obviamente, uno siempre quiere ganar. Pero nunca tiene la certeza de que va a ganar. Sobre todo, siendo tan chico.
Me acuerdo que en el último día, al ser tan chico, no dimensionaba lo que estaba pasando mientras iba jugando. Había jugado tan bien y tan concentrado. Una cosa que me ayudó fue que, el último día, yo salí con Tom Whitney (estadounidense. Iba segundo en ese torneo) y él jugó muy bien. Entonces, yo nunca pude relajarme y pensar en «tengo más o menos listo esto» (y ahí pueden venir varios problemas).
Siempre estuve, hasta casi el tee del hoyo 18, muy enfocado en jugar bien y olvidándome, en gran parte, de lo que estaba pasando. Fui «tiro a tiro» y terminé jugando increíble. Fue una semana que no se va a olvidar más.
– Rápidamente, te estableciste en el actual Korn Ferry Tour, en la temporada 2017, con muy buenas actuaciones (T-3 en el Nashville Golf Open, auspiciado por la fundación de Brandt Snedeker). Sin embargo, en 2018, aparecieron algunos contratiempos en tu carrera. A pesar de entrar en la historia con Joaquín Niemann, en el Wells Fargo Championship del PGA Tour (disputado a fines de abril y principios de mayo, fue el 1er evento de la historia de la gira que tuvo, entre sus participantes, a dos chilenos), una lesión en tu clavícula y 8 cortes fallados en forma consecutiva hicieron que pierdas la tarjeta en el circuito Korn Ferry. Es a fin de esa temporada donde entra en acción el trabajo del psicólogo, especialista en neurociencia, Eugenio Lizama ¿no? Me gustaría que nos cuentes un poco la importancia de él para superar esto (y tener los avances que tuviste hasta este momento) y algunos ejemplos puntuales (si se pueden decir) que han trabajado. Esto te lo pregunto para quienes no conocen esta especialidad y no se dan cuenta de la importancia que tiene.
– En el 2017 tuve una temporada muy buena, teniendo en cuenta que era mi primer año en el viejo «Web.com» (antes, se llamaba así el Korn Ferry Tour). Luego de eso, el 2018 fue muy complicado. Salí octavo en Colombia ese año pero, después de eso, jugué muy mal. Fue un poco de todo: técnico y mental. A su vez, perdí la tarjeta y me lesione. Hasta podría decir que me hizo bien eso, para despejarme de todo lo malo que tuve en el año. Ahí mismo empecé a trabajar con Eugenio, que me ayudó mucho. El es neuropsicológo. Se especifica en cosas más puntuales y en cómo «entrenar» el cerebro. Usamos muchos sensores para el cerebro y para ver reacciones bajo situaciones difíciles. Así como entreno el físico también lo hago mentalmente para estar “fit” en este aspecto.

– 2019, tus progresos se notaron claramente en el PGA Tour LA y, a mitad de temporada, lograste conseguir la clasificación a tu primer major: el US Open en el mítico Pebble Beach. A pesar de no pasar el corte, me gustaría saber tus sensaciones de esa semana, teniendo en cuenta lo que significa estar en Pebble para quienes amamos esto, la organización, compartir lugar con los mejores del mundo y las particularidades de la USGA a la hora de organizar este evento. En esa semana, al no pasar el corte, ¿también tuviste la oportunidad de jugar Cypress Point (conocida por las imágenes de ensueño que tiene el lugar en algunos de sus hoyos como, por ejemplo, el par 3 del 16, por encima del Océano Pacífico) puede ser?
– En principios de 2019 jugué muy bien. Pude ganar un par de campeonatos. No pude concretarlos, pero tuve un buen inicio de año. Después, clasificar al US Open fue increíble. Sobre todo, en Pebble Beach, como dices tú. No pasé el corte, pero tuve una gran experiencia. Quizás no llegué en mi mejor momento golfístico porque no estaba jugando muy bien. Ahora bien, llegué el domingo y estuve una semana entera viviendo el US Open. Es lo que uno sueña de chico. Poder jugar majors y poder estar parado al lado de Tiger Woods y competir con él. La vuelta de práctica, por ejemplo, jugué con Gary Woodland y Henrik Stenson (el primero ganó el Abierto). Fue una experiencia increíble. La organización… Uno no se puede imaginar lo grande que puede llegar a ser eso. La cantidad de tiempo que deben trabajar para poder tener una organización así debe ser muchísima.
Cypress Point jugué en la universidad. Había un ex alumno que era socio del club (hay muy pocos). El lugar, impresionante. Bueno, en realidad, todas las canchas en esa zona son impresionantes. Pero, (para quienes no conocen) hay un final en ese campo, por arriba del mar, que es realmente increíble. Y tuve la suerte de poder jugar. Así que, todas estas son experiencias que nunca se olvidan y en donde uno gana mucho para adelante.

– Medalla de Bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, luego de un ajustado final. Luego, conseguís un status parcial en el Korn Ferry, por tu excelente actuación en el PGA Tour Latinoamericano. Arrancas la temporada con un Top 3 en Panamá, que te permite disputar a la semana siguiente (con mayor tranquilidad en la tarjeta) el torneo de “Country Club de Bogotá Championship”: evento que ganaste, de manera emocionante, por 2 golpes de ventaja, con un águila clave de 20 pies en el último hoyo. Fue, sin dudas, el tiro y la victoria de tu carrera por el evento, ese dramático último día y lo que significaba la vuelta de alguien que está dejando huellas en el golf latinoamericano, como Camilo Villegas, (y en su casa) ¿no? Este evento, junto a tus posteriores buenas actuaciones, te dejó en una excelente posición para obtener la tarjeta completa en el PGA Tour, ¿te ves ya dentro o te cuesta imaginarte en el lugar, a pesar de la proximidad de la chance?
– El 2019 fue un buen año. Lástima que quedé en el puesto 41 de la Q-School. Sin embargo, eso me dio un poco más de fuerza para el próximo año estar aún más mentalizado. O sea, como diciendo que «el golf me debía algo». Así que, tuve un momento, después de terminar Q-School que fue muy duro, pero luego volví con todo. Tuve la oportunidad de poder jugar en Panamá, que me fue muy bien y, en Colombia, fue una semana increíble. Cometí muy pocos errores y terminar de esa forma es de ensueño. Me saqué todo lo que llevaba adentro. Una felicidad increíble.
No es que me cueste imaginarme que estoy adentro del PGA Tour. De hecho, me lo imagino muy bien. Sólo que quiero ponerme en una mentalidad de no relajarme pensando en esto. La idea es seguir con la potencia que venía y seguir como venía jugando para así, campeonato a campeonato, hacer lo mejor posible. Uno llega al PGA Tour y no es que ya estás ahí y se acabó el golf. Tenés que hacer lo mejor posible, tratar de llegar a un punto que sea satisfactorio para ti y, para poder hacer eso, no podía estar relajado por haber ganado un campeonato del Korn Ferry. Así que, trato de no pensar mucho en eso e ir torneo a torneo cuando se reanude.
– No voy a entrar en comparaciones (de por sí son odiosas) con Joaco Niemann porque creo que los 2, a su manera (como también Felipe Aguilar y el resto de tus compatriotas que están en la élite del golf), aportaron muchísimo para que el golf chileno esté a donde está en este preciso momento. Ahora bien, ¿qué opinas del momento de él y que te gustaría tener de su juego? Veo que tu relación con él es muy buena, ¿verdad? ¿Juegan algún “match” cuando tienen tiempo juntos? ¿Hay apuestas de por medio, si juegan partidos? (risas)
– Joaco es un tremendo jugador. Creo que es muy completo. Tiene todos los tiros y se ha demostrado, de lo que es capaz de hacer, en el PGA Tour, al ganar a tan temprana edad. Así como «querer» algo de él, no sé. Pero, obviamente, hay cosas de su regularidad que son muy buenas (sobre todo con el driver) y eso, en el PGA Tour, ayuda mucho. Tenemos muy buena onda y jugamos siempre. Obviamente, siempre jugamos «match» y nunca son malos los partidos. Hacemos apuestas, pero no son tan grandes. Así que, no hacen tanto daño (risas). Espero estar con él la próxima temporada.
– Para terminar (agradeciéndote por tu buena onda), como hago con todos mis invitados, me gustaría que nos des un consejo para quien se inicia en esto por amor al deporte o para quien da sus primeros pasos como profesional.
– Bueno, yo creo que, primero de todo, para este deporte (porque es muy sacrificado) es, de verdad, que te guste. No tiene que ser cansador ir a practicar, ni que te aburra porque así es muy difícil llegar arriba. Creo que tienes que tener una pasión grande por esto y ser muy paciente. Creer en ti, esperar que el momento llegue. Porque van a haber muchas cosas que te van a salir mal. Pero, cuando te sale una bien, esa es impagable. Así que, a esperar, ser paciente y entrenar lo más duro posible.
Creo que esta última frase es la radiografía perfecta de la carrera de Mito Pereira. Esperó su momento, fue paciente, e hizo lo que tenía que hacer. Y no se queda ahí. El PGA Tour y Joaco Niemann lo esperan con ansias. Si bien, como lo dijo en la entrevista, sé que esto no lo quiere pensar para no relajarse, yo considero que es casi imposible que le saquen su lugar en el PGA Tour por una cuestión lógica. Primero en el listado de ganancias del Korn Ferry (clasifican los 25 primeros del listado de ganancias. Luego, está la vía del «Korn Ferry Tour Finals»), y menos torneos por disputarse, debido a la pandemia del COVID-19. Además, sabe que va «cosechando» los resultados de un arduo trabajo y va por más. Se ganó un lugar en el corazón del golf chileno. Su nombre se empieza a escuchar más seguido. Se puede decir que estamos en presencia de UN «MITO» HECHO REALIDAD.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
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