Entrevista de calidad con la segunda argentina en obtener tarjeta completa del Ladies European Tour. Su encuentro con este deporte, la carrera destacada a nivel amateur y sus recientes logros históricos en el profesionalismo, entre otros asuntos.
Si uno se pone a investigar la cultura gitana, se puede encontrar con una cierta «magia» atrapante. Si bien, hay algunas cuestiones que son polémicas (en las cuales, puedo no coincidir), rescato, de lo que sé, aquellos valores positivos y aquellas cualidades únicas: tener como «riqueza mas grande» a la familia como institución suprema, el respeto hacia la muerte, el cuidado extremo a los hijos y a los ancianos, el cumplimiento de la palabra dada, la solidaridad entre sus miembros y la música y danza de calidad existente, entre otras cosas.
Milagros Ingaramo, quien le dejó las huellas del camino a seguir a nuestra protagonista de hoy, casi que sin darse cuenta, tenía muchas de estas buenas ideas internalizadas. Por algo, Fernando Pedersen (del diario «La Nación», el 23 de enero del 2002), la bautizó «La Gitana del Tour Europeo». Un motorhome manejado por su marido, Gustavo Barbich (quien actuaba también como manáger, caddie y asistente) era el centro de operaciones para cada torneo y para el día a día. Había que convivir con las adversidades, pero no le importaba nada de eso. El apoyo familiar estaba y sabía que el espirítu de lucha debía continuar. Así fue como dejó una marca y abrió una puerta a un mundo nuevo para el golf femenino argentino y latinoamericano.
Esa puerta abierta fue registrada por el personaje principal de esta historia: Magdalena Simmermacher. Nacida en Pilar, Buenos Aires, el 23 de marzo de 1996, el destino le tenía preparado una sorpresa inimaginable. Te invito por un rato a que seas parte de esta historia mágica. Sus inicios y su encuentro casual con este deporte, la experiencia en las universidades estadounidesnes, la gran carrera como amateur (incluyendo la clasificación al US Women’s Amateur y la gran victoria de la «Copa Andes», con el equipo femenino argentino, en 2017) y su reciente salto al profesionalismo, con el histórico logro de haber conseguido la tarjeta completa del Ladies European Tour, serán algunos de los puntos a ver.
– Maggie, antes de ir a lo que llegaste, en una carrera con un gran futuro, quiero ir a tus primeros pasos. ¿Recordás el momento específico donde se inició ese “fuego sagrado” por este deporte, relegando a otra actividad que te gusta, como lo es el hockey? ¿Cuál fue la influencia de tu familia en todo esto?
– La verdad que, no te digo que mucho no me acuerdo pero, me llevaron al golf cuando era muy chiquita. Tendría entre tres y cuatro años, cuando agarré mi primer palo. Mis hermanos, que tienen dos y cuatro años más que yo, jugaban este deporte porque mis papás los llevaban a practicar. Entonces, medio que, para llevar a todos, me llevaron a mi también. Y ahí arranqué.
No me gustaba mucho, pero me divertía. Era chiquita. Me gustaba pegarle, aunque hacía mil golpes. También hacía otros deportes (y actividades): tenis, polo, hockey, básquet, baile, canto… Iba a todos estos lugares, con la ayuda (siempre) de mi mamá. Sin embargo, tenía una de mis primas que jugaba muy bien al hockey y me incentivaron a practicarlo, porque tenía mucha facilidad con el palo. Era muy buena jugando al hockey y me encantaba. Así que preferí, en ese momento, este deporte antes que el golf.
Para serte sincera, en realidad, hasta los 13 años yo me dediqué al hockey. En cuanto al golf, iba, los domingos, a la clase (a las nueve de la mañana) con mis primos y después, mucho más no. Mi mamá me acompañaba a los «Kids Tour». A su vez, disputábamos «torneitos» con mis hermanos y mis primos y, lo que más me divertía era el ticket que me daban para el helado, cuando terminaba de jugar (risas).
Como te dije anteriormente, cuando tenía 13, me decidí por el golf. No era muy buena. Ni siquiera tenía handicap, para que te des una idea. Pero me gustó la oportunidad. También tenía facilidad y vi más caminos por ahí.
– Tu carrera de aficionada es intachable. En Argentina, entre 2013 y 2014, te llevaste el “Campeonato Abierto Argentino de Damas” en el mítico campo de Hurlingham (2013), la tradicional “Copa de Oro” de Mar del Plata y el “Campeonato Nacional por Golpes” en San Isidro (estos últimos en 2014). Contame los primeros recuerdos que se te vienen a la cabeza de esas victorias. ¿Después de esos logros, sentiste que podías llegar hasta donde estas llegando o “costaba caer” en ese momento de lo que ganaste?
– Nunca me imaginé llegar a donde estoy ahora. Haber jugado los mundiales que jugué, la cantidad de veces que representé a mi país… La verdad, no me imaginé nada de eso. Es más, no te digo que me «tiré abajo». Pero siempre pensé que era menos que las que tenía al lado. Manu Carbajo Ré jugaba muy bien, Vicky Tanco también y, al ser más grandes (y con más experiencia), yo sentía que ellas siempre iban a ser mejores que yo. Entonces, es como que me «costaba creérmela».
A raíz de esto último, te voy a contar una anécdota de mi primer Campeonato Nacional que gano (primer torneo de la AAG que obtengo). Se jugaba en Playa Grande y me entrenaba Jorge «Bocha» Bollini. Cuando estábamos entrenando tiros bajos (porque, en Mar del Plata, siempre tenés que jugar contra el viento), me acuerdo que me dijo «este lo vas a ganar. Yo te tengo mucha fe» y yo no le creía. Mejor dicho, si creía que lo podía ganar. Pero, al mismo tiempo, hasta lograr hacerlo, no lo visualizaba. A su vez, Agostina Parmigiani (otra gran golfista Argentina) me comentó lo siguiente: «yo también te tengo mucha fe. Yo también gané el Campeonato Nacional en Playa Grande». Llegaba a pasar e iba a hacer una sorpresa para mí.
Lo que me acuerdo, cuando competí en este evento, es que me mantuve en el momento. Terminé feliz y estaba chocha. No podía creer que había ganado. Ahora bien, todas las victorias son distintas. Ahí (en Playa Grande) era un poco más inocente. Ganás, festejás, todo sigue y tenés que ir al próximo torneo. Sin embargo, en la actualidad, cuando se dan las victorias (o las cosas de mejor manera) es como un alivio. Es como que decís «¡Al fin, qué lindo!» (risas). No todo es ganar porque, cuando llegás ahí, «te sacás un peso de encima». Perder te tira siempre para adelante y te hace tratar de ser mejor en el próximo torneo. Es todo un proceso. Pero bueno, analizándolo ahora, ves como cambian las cosas cuando vas creciendo y vas teniendo más experiencia.
– En ese 2014, entras a la universidad de “Old Dominion” en Virginia, teniendo en cuenta que varias de ellas se pelearon por vos. En primer lugar, ¿Qué tan difícil es la decisión de estudiar en USA y la adaptación allá? ¿Nos podrías explicar un poco los entretelones de esa determinación? ¿Y qué te llevó a decidir por “Old Dominion” sobre el resto de las interesadas?
– Estudié en «Old Dominion University». Estuvo buenísimo y fue una gran experiencia. Acá, en Argentina, fui a un colegio bilingüe. Entonces, tenía todas las materias en inglés como en castellano. Por lo tanto, me llamó mucho ir para allá porque algo de inglés sabía (no manejaba muy bien el hablar el idioma. Pero sabía escribir y el vocabulario lo tenía). También me puse a preguntar, a ver la experiencia de los otros, y no habían muchas chicas que habían ido. Poco se sabía, pero siempre me gustó el desafío, la nueva oportunidad y lo distinto. A su vez, soy muy independiente. Por lo tanto, me encantó la oportunidad, me lancé y fui para allá.
Es verdad que hubo varias universidades que me contactaron. Pero, estando tan lejos, fui a la que me daba más seguridad. Los e-mails como que «no llegan nunca» y todo era por esta vía. No se podía llamar… Y si firmabas, firmabas. Y no había vuelta atrás. En Doral, en el año 2013, conocí a mi «coach» y me empezó a contar todo. Me daba detalles, me explicaba, me hizo visitar la universidad… Visité un par de otras, pero él (el entrenador) era el único que me transmitía confianza. A la hora de decidir, me guié también por dónde yo me iba a sentir cómoda. Además, no quería ir donde haya gente que hablara español porque quería aprender inglés (que ese fue otro criterio de decisión. Por eso me fui más al norte. El invierno no era tan malo porque estaba en la mitad de Estados Unidos)… Me encantó la universidad. La verdad es una gran experiencia que se la recomiendo a todos.

– En la temporada siguiente, se dio un momento en tu carrera que creo que será difícil de olvidar para vos: tu clasificación a la etapa «match play» del US Women’s Amateur. (Para quienes no saben, se juegan 2 días en la modalidad de juego por golpes, o «stroke play», del cual pasan las mejores 64 del torneo. Luego, mediante el tablero acumulado de esos dos días se establecen los «matchs», o partidos a disputarse, en los dos días siguientes. Mediante el proceso de eliminación directa, se determina a la ganadora de este prestigioso evento). Si bien, perdiste en el primer partido de esa última etapa, lograste llegar a ella, con una destacada actuación en el Portland Golf Club. ¿Es tan difícil, como se ve, jugar una cancha preparada por la USGA, que requiere de una preparación más elevada a la normal, o los ajustes se pueden hacer los días anteriores al torneo? ¿Cuál fue el aprendizaje más grande que te llevaste de este evento?
– Para llegar a disputar el torneo, jugué una clasificación en otra cancha (Sportsman Country Club). Participábamos en ella 90 jugadoras por nueve lugares. Y entramos las últimas 5 empatadas. Esto fue en julio. EL US Women’s Amateur se jugaba en agosto.
Desde que llegué a Oregon (a disputar el torneo) era impresionante todo. Es impresionante como la USGA organiza los torneos. Es muy profesional y el evento esta organizado como si fuéramos profesionales. Desde que te dan el «TAG» del jugador para poder entrar, pasando por la credencial de «guest» (invitados) para tu familia, la marquita con tu nombre, que todos los días te dejan un regalito en el «locker» (vestuario)…Hasta la cancha: ¡impresionante como la tenían! Los fairways eran impresionantes, el «rough» era imposible, y los greenes eran rápidos.
En esos dos días de clasificación a la etapa «match play», entré con +3 de una manera muy buena. No me la voy a olvidar más (risas). Yo venía pasando el corte (me acuerdo hasta como venía. Estaba en +3 y el corte era en +4). Llego al hoyo 15, y tengo un «leaderboard» (tablero) gigante. ¡No sabés la pantalla que tenía atrás mío! La miro y me pongo nerviosa. Hago 4 putts y me pongo +5. Ahí me largo a llorar. Yo tenía a mi papá de caddie, que estaba muy cansado (la cancha subía y bajaba constantemente). En ese momento, empezó a darme «apoyo psicológico», a alentarme y me decía: «Vos podés. No te dejes caer por eso. Es sólo la presión y te pusiste nerviosa».
Llega el hoyo 16 y hago birdie. Luego, tiro de tres metros en el 17 y hago par y, en el hoyo 18 me acuerdo que, con mi 1er tiro, quedo en el cross-bunker. A todo esto, mucha gente viendo también. Eso le da mucha importancia al torneo. Había muchos caminando, yo no era la mejor línea, y, en el 18, el green estaba lleno de personas.
Cuando llego al cross-bunker, me bajoneo y le digo a mi viejo: «No puede ser, me falta un golpe». Él, de vuelta, me decía: «Vos podés» y me seguía alentando. Hago un tirazo impresionante, y queda a un metro. Yo pensé que le pegué bien, pero iba a esperar (a ver donde había quedado la pelota). Cuando estoy saliendo del bunker, empiezo a escuchar que aplauden todos, desde el green, y ahí es dónde me dí cuenta que la dejé cerca (risas). Así que terminé con un birdie, con +3, y pasé por un golpe el corte. Estaba chocha y feliz de la vida. Había pasado a la etapa «match-play», que comenzaba el día siguiente.
En ese día, la felicidad de haber pasado, lo nerviosa que estaba de estar en ese torneo y todo el escenario me jugó muy en contra. Era la primera vez que me exponía a algo así. Pero me encantó. Y, en ese momento, me dio el envión de querer jugar en esto, querer competir en esto, en lo grande. Me divierte mucho, la adrenalina me encanta… Me hace sacar realmente lo mejor de mí.
– Me podría cansar de nombrar tus grandes logros, pero quiero ir a la gran cantidad de ocasiones que representaste a nuestro país (3 veces en la “Copa Espirito Santo”, perteneciente al World Team Amateur Championship, es un claro ejemplo). Llegaste a ser n°1 de Aficionadas de Argentina. ¿Era una mochila para vos o se podía disfrutar y lo llevabas con naturalidad?
– Me encantó representar a Argentina siempre. Es un honor. Me encanta vestir «la celeste y blanca». Quizás, a la hora de definir cosas, no tuve los mejores resultados. Entonces, me pesaba no poder «devolver», con óptimas actuaciones, a todas las oportunidades que me dieron en toda mi carrera. Me pesó un poco el «no sacar» mi mejor golf cuando jugaba por mi país. Pero bueno, es golf justamente. Tenés rondas buenas y tenés rondas malas.
No sé si lo llamaría «mochila». Pesa representar a tu país, pero por el orgullo, por la pasión, las ganas y el amor que uno tiene a él.

– 2017 y fuiste partícipe de un histórico momento en los equipos argentinos de la Copa Andes (certamen más importante a nivel sudamericano juvenil). Tanto el equipo masculino, como el femenino (del cual eras parte), salieron campeones en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, teniendo como capitanes al querido Francisco “Paco” Alemán (en caballeros), y a María Olivero (en su equipo de damas). Contanos las sensaciones de esos días y la química que lograron formar para desempeñar su mejor nivel y llegar a ese logro histórico. ¿Había alguna “cábala” o “costumbre” que se pueda contar? (risas)
– La verdad que esa fue una de las mejores experiencias de mi vida (el haber ganado con Argentina). Es un alivio y una felicidad inmensa. Mucho más que ganar sola. ¡Es 10 veces mejor ganar en equipo! Esto se da porque no sólo te ponés contento por vos mismo. Yo me pongo contenta también por los otros. Siempre encanta ver la felicidad en el otro. Y más en una competencia por equipos. Fue una experiencia increíble. Había mucha química en el equipo. María (Olivero. La capitana) nos supo tener a todas muy metidas y jugando nuestro mejor golf. Siempre que estábamos un poquito mal, «cabeza arriba» y a seguir… Hacíamos todo muy en equipo.
En cuanto a las cábalas, recuerdo una que teníamos con Ela (Anacona. Compañera del equipo argentino. Entre otros logros, representó a nuestro país en los «Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018», logrando la medalla de bronce, en el equipo mixto, con Mateo Fernández de Oliveira), con quien siempre jugábamos «foursome» (modalidad de golpes alternados) juntas. Marcábamos la pelota siempre igual. Con una «MM», que significaba «Manos de Miel» (risas).
– Si bien, tu etapa amateur terminó el año pasado, no puedo dejar de preguntarte tu opinión acerca del surgimiento del Augusta National Women´s Amateur. En primer lugar, me imagino que darías lo que sea por volver el tiempo atrás y haber podido participar, ¿me equivoco? (risas). Y, en segundo lugar, al ser invitada Agustina Zeballos, me gustaría saber cómo la ves para esta competencia y si le quisieras dar algún consejo o si podrías contarnos cómo te prepararías vos, en el caso que estuvieras en su lugar.
– Es un torneo increíble el que crearon. Y una gran oportunidad para jugar Augusta. No sólo por el hecho de simplemente jugarla. Sino también, por la razón de disputar una ronda competitiva, que es lo que vemos en el Masters. Debe ser una sensación única. No lo sé.
El golf está creciendo mucho. Creo que capaz, algún día, no te digo que en Augusta, pero… Está creciendo la importancia del golf femenino. Así que yo creo que grandes cosas van a venir. Quién dice que jugaremos Augusta, no del mismo formato pero, de alguna otra manera. ¡Ojalá algún día se me de para ir ahí a jugar! No me reprocho nada igual. Era ya el tiempo de hacerme profesional.
En cuanto a Agustina, ¡qué buena onda que vaya! Estoy muy contenta por ella y la verdad que encaja bien en ese aspecto de las competencias importantes. Agustina tiene una «mente (que se ve de afuera) fría», es muy sensata con su juego y se pone un objetivo y lo hace. Además, «te come» (risas). Por lo tanto, siento que le va a ir muy bien. No va a dejar que todo el ambiente la baje. Simplemente se tiene que concentrar en su juego. Y, como te dije, le va a ir muy bien. Así que le deseo la mejor de las suertes y voy a estar mirándola.

– Principios de 2019 y arrancó tu etapa en el profesionalismo, con apariciones en el circuito europeo. Ya, en las invitaciones que te daban en los torneos, estabas dando que hablar (por ejemplo, con un T-17 en el Estrella Damm Ladies Open: torneo ganado por Carlota Ciganda). A su vez, tus buenas actuaciones fueron confirmadas a comienzos de este año, con una formidable actuación en el “Real Golf La Manga Club” (Murcia, España). Brillante actuación en el 2do lugar, siendo la 2da argentina, luego de Milagros Ingaramo, en conseguir tarjeta completa en la gira. ¿Conocías la historia de ella? (Esto te lo pregunto al simple hecho de saber si sos consciente del éxito que significa para el golf argentino tu actuación). ¿Te imaginabas esto el primer día antes del torneo? ¿Y en el último día? ¿Qué tan importante fue el rol de tu hermano Santiago (quien te llevaba los palos) en los momentos decisivos de la Escuela Clasificatoria?
– En la temporada 2019 jugué en el «LET Access» (circuito de antesala al circuito femenino europeo) y, mientras tanto, recibí muchas invitaciones del Ladies European Tour. Supe aprovecharlas también (la verdad, muy agradecida por eso), teniendo buenos resultados que me fueron llevando a agarrar status. A raíz de esto, pude seguir jugando torneos y toda la temporada.
Ahora bien, en enero, pude jugar la clasificación al Ladies European Tour en «Real Golf La Manga Club». La verdad, es muy loco decir que quedé segunda (risas). Es impresionante. Estoy feliz por eso. Más que nada porque cumplí el objetivo y cumplir objetivos es, como te decía antes, muy satisfactorio y un alivio. Es muy lindo esto porque te da la posibilidad de seguir poniéndote metas relacionadas a los torneos que querías jugar e ibas a pedir invitación (y ahora estás adentro de ellos).
En cuanto a la historia de Milagros (Ingaramo), no la conocía. Me encantaría saber más de ella. Es más, me acuerdo, cuando terminamos, que me hicieron la primera entrevista y me dicen que soy la segunda argentina (en disputar el Ladies European Tour). Pensé que se referían a Manuela (Carbajo Ré), que tuvo status condicional el año pasado, pero me hacían mención a una golfista con tarjeta completa. Entonces dije: «¿de quién me están hablando? Tengo que averiguar para poder responder entrevistas, porque no entiendo nada» (risas). En ese momento, tené en cuenta que ni yo me podía creer a dónde había llegado.
En cuanto al rol que cumplió mi hermano, la verdad que me acompañó mucho. El beneficio de tenerlo a él es que hay muchas cosas y muchos detalles que a mi se me pasan. Por ejemplo, a mi me gusta saber todas las distancias que pego con cada palo, a cuánto picó, cuánto está rodando, con qué viento era, si el viento, al día siguiente, va a cambiar… Hay análisis, como estos, que no me dan los tiempos para hacerlos. Por ejemplo, yo termino de jugar, me voy a practicar tiros y, después, hago algunos putts. Termino cansada, entro a bañarme y ya armo la estrategia para el día siguiente. A su vez, mi hermano, mientras yo estaba practicando en el driving (después de las rondas o el día de práctica), ya estaba anotando todo. Hacíamos un estudio de lo que hacía para yo poder después, en la práctica, recrear esos tiros. Además, yo practico mucha visualización. Entonces, necesitaba saber qué tiros no me habían salido tan bien… Eso es un resumen de por qué es muy importante tenerlo y me ayudó muchísimo.
Después, a la hora del juego, yo siempre le digo a mi hermano que trate de hablarme de otra cosa que no sea de golf (mientras jugamos) y que me mantenga tranquila y concentrada en lo que tenga que hacer: visualizando los tiros, en la rutina, en no adelantarnos y quedarnos en el presente… En todas las cosas que vengo trabajando desde que soy chica, para no olvidarlas. Me ayuda, me acompaña, fue un gran soporte y una gran compañía para festejarlo porque, por más que conozcas otras compañeras, cada una está jugando su pelota y le importa lo suyo. Entonces, para celebrar (después de que terminás de jugar), ¿con quién festejás, si tu familia está lejos? Eso también me ayudó mucho. Así que, me encantó tenerlo conmigo en mi bolsa.
– Lamentablemente, esta temporada actualmente está suspendida debido a la pandemia mundial de público conocimiento. Tu circuito se demoró en establecer el parate. ¿Influyó, en tu rendimiento, la incertidumbre que había en este tema? ¿Cómo manejás actualmente tu rutina, con esta cuarentena que estamos transitando?
– En el LET, el primer torneo que se postpuso fue el de Abu Dhabi. Yo estaba ahí porque habíamos viajado. Dos días antes de empezar el torneo, y ya con todas las jugadoras ahí (nos podrían haber dicho antes, pero bueno), se suspende todo. Nos pagan todo para seguir en ese lugar y, después, se jugó el torneo de Sudáfrica (Investec South African Women’s Open) debido a que no había casos de COVID-19 ahí. Entonces, medio que nos tenían en un «Si, se hace», «No se hace»…
En Sudáfrica nunca hubo dudas y se jugó. Ahora bien, el 3er día de juego allí, no se sabía si se jugaba la semana siguiente en Arabia Saudita (Aramco Saudi Ladies International). Pensá que teníamos todos los pasajes ya sacados. Al finalizar esa tarde, nos dijeron que se postergó el torneo (de Arabia Saudita).
La incertidumbre se originó porque ellos (los organizadores del circuito) nos mandaban mails y nos decían que iba a haber un charter especial para que todas las jugadoras puedan ir al torneo de Arabia Saudita. Después, nos informaban otra cosa… Era muy confuso el tema. Cuestión que, el torneo no se realizó. Pudimos llegar justo a Argentina el día que cerraban todas las fronteras, por suerte. Ahí arranqué la cuarentena.
En realidad, el Ladies European Tour, después del torneo en Arabia, tenía un parate de un mes y medio aproximadamente (hasta principios de mayo). A raíz de esto, mi idea era, igualmente, volverme a entrenar a Argentina. Ahora, viendo hasta cuándo se va a extender y que los torneos, en el circuito, se están postergando todos para fin de año, siento que esto va a durar un largo rato. Y me parece perfecto.
Yo creo que, más que nada, lo que todos tenemos que hacer es poner objetivos de qué hacer el día a día y de poder encontrar cosas que nos gusten hacer. Por mi parte, entreno en mi casa porque tengo un jardín. Puse una «media sombra», una alfombra para tirar pelotas, un «chipping» (en dónde practico tiros de 10 a 30 yardas), y la alfombra de mi cuarto para practicar «putting». Me puse a trabajar en cosas que quiero cambiar, que son técnicas. Después, la idea es distenderse un poco y no desesperarse. Busco disfrutar el presente, hecho que tratamos de hacer todo el tiempo cuando jugamos al golf. De estar en tu casa, con tu familia… Cada uno puede encontrar sus propios objetivos, sin desesperarse. Todos estamos en la misma y la idea es tratar de pasarla lo mejor posible.
– ¿Quién es tu fuente inspiración en el Tour Femenino? Tengo entendido que en el PGA Tour, tu ídolo es una de las leyendas de nuestro deporte: Phil Mickelson, quien ha estado en algunos eventos con jugadoras del LPGA. Te planteo la siguiente situación. Tenés a tu ídola del LPGA y a Phil en una reunión. ¿Qué consejo le pedirías o que sería lo primero que le dirías a ambos?
– En el LPGA, no es que tengo una «ídola». Si hay cosas de algunas de sus jugadoras que me gustan. Voy viendo sus maneras de jugar y trato de copiar cosas. Si admiro mucho que Annika (Sörenstam. Histórica jugadora sueca, ganadora de 10 majors, entre sus grandes logros) haya ganado tantos torneos, lo fuerte que le pega Lexi Thompson (gran jugadora estadounidense. Ganó su primer major: ANA Inspiration de 2014. A su vez, salió segunda en el US Women’s Open de 2019, entre sus buenos resulatdos), el swing de (la estadounidense) Nelly Korda (que he jugado con ella), la consistencia de las asiáticas y cómo juegan el putt… Sin embargo, a decir verdad, nunca fui de ver mucho golf, por lo que te dije en un principio de la nota.
A Phil lo tengo como ídolo por el approach. Me encanta esa parte del juego y admiro sus cosas creativas y su imaginación. Estas son las razones por las cuales lo admiro.
– Para terminar, agradeciéndote por tu enorme predisposición y buena onda, te quiero pedir, como hago con todos mis invitados, que nos des un consejo para quien se inicia en esto por amor al deporte o para quien da sus primeros pasos como profesional.
– Un buen consejo sería que se diviertan. Que lo disfruten, que se rían mucho con amigos. Y que, si les divierte, si tienen una pasión o hay como esa «chispa» de querer mejorar, que te vaya bien y hacer pocos golpes, que le «metas para adelante» y que confíes. Es mucho de la cabeza esto.
Lo ideal es que disfruten porque es muy divertido. No dejen de divertirse. Mismo siendo profesional. Digo esto porque, a veces, se ponen muy tensas las cosas y la búsqueda del logro de los objetivos. A tal punto es esto, que te olvidas de jugar. Te olvidás de que es un juego. Es verdad que hay plata de por medio, vale mucho, nos cuesta y hay gran cantidad de entrenamiento. Pero hay que disfrutar del deporte. No te digo que tenés que estar pasándola bien y haciendo cualquier cosa. Ahora bien, la palabra clave es «disfrutar», porque es lo que hacés y es tu trabajo. Y a mí me encanta hacerlo. Me encanta mejorar, me encanta tirar pelotas todos los días (para ser mejor), tirar «putts», tirar «approachs». Te tiene que gustar esto para hacerlo y para dedicarte. Tenes que saber que vas a pasarte muchas horas en el golf y, si no te gusta, la vas a pasar mal (risas).
Otra cosa importante, que me olvidé de decirte, es que practiquen otros deportes. No se queden sólo con el golf cuando son muy chiquititos. El cuerpo y la mente necesita de esa competitividad que vas generando porque, a su vez, te vas armando vos como persona. Se generan amistades, el sacrificio… Creo que todo esto hace que considere que, los chicos, tienen que jugar otros deportes. Y a los padres hay que recordarles que, si quieren que su hijo sea el N°1 jugando al golf, no pasará esto cuando sus chicos tengan 5 años. Hay que dejarlos un poco tranquilos porque el chico tiene que disfrutar lo que está haciendo, divertirse, y equivocarse para poder mejorar. Sino, no va a funcionar. Deben, los padres, apoyar a sus hijos en lo que sea que quieran hacer. El apoyo de ellos es fundamental. No «estando encima». Sino que, cuando vuelvas a casa, deben garantizar «el abrazo» sabiendo que «no va a pasar nada» si jugás mal o te va mal. Tiene que hacerles saber a los chicos que «mañana eso se puede hacer mejor». Deben estar para ellos. Es lo que vale.
La pausa del circuito se está notando actualmente y cuesta sobrellevarla. Sin embargo, Maggie está dispuesta a transitar sobre ella. Sabe que lo mejor esta por venir y (usando su palabra clave) quiere estar preparada para seguir disfrutando esta historia. Hay que tener en cuenta que pasaron casi 20 años desde las marcas que fue dejando, en el circuito europeo, nuestra querida Milagros Ingaramo. Yo creo que, en el fondo, sabía también que por alguna razón, la cantidad de argentinas en el circuito no iba a quedar ahí. Por eso, junto fuerzas para seguir sin importar los contratiempos que podía tener. Y sin darse cuenta, predijo un futuro que ahora es una realidad. Esa realidad se llama Magdalena Simmermacher y es una consecuencia de la PROFECÍA AUTOCUMPLIDA DE UNA GITANA.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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