Entrevista, de primer nivel, con este gran atleta estadounidense, que supo estar en las puertas de un Masters y un Players Championship. Sus comienzos en el entorno, su grave accidente, las visitas a la Argentina y su actualidad, serán otros de los temas de esta charla alucinante.
Cuando uno busca la definición de «éxito» en la Real Academia Española, encuentra lo siguiente: «Resultado feliz de una actuación». Sin embargo, en el deporte, hay muchas interpretaciones sobre esto. «Ganar, ganar, ganar», «Salir primero de todo» y «Jugar lindo», entre otras, son algunas de las frases que, los fanáticos, no paran de difundir como mandamientos. Pareciera que el éxito es algo limitado, disponible para unos pocos. Con estas teorías, el éxito es lo más parecido al «agua en el desierto» y hay que tener características superlativas para lograrlo. Por suerte, el golf refuta todo esto y vuelve a poner, sobre el escenario, la definición de origen.
Al entrar a una cancha de golf, se generan tantas «preocupaciones», haciendo que, el objetivo, pase por otro lado. Hay muy poca diferencia entre quienes están en los primeros lugares del ránking y aquellos que cierran la lista de los primeros 100 puestos. Cualquier ventaja fuera de la ética se nota (y se paga) porque, su complejidad hace que haya cierta «igualdad» de condiciones, valorando, de gran manera, los esfuerzos realizados para estar en la pelea. No hay recetas mágicas. Justamente, en esta última idea es donde entra nuestro protagonista en cuestión. Alguien con quien nos podríamos reconocer fácilmente.
Nuestro querido Len Mattiace, nació en Minneola, Nueva York, el 15 de Octubre de 1967. Si bien, el ambiente del golf lo incluyó desde chico, nunca dejó de lado su pasión por los Yankees de Nueva York (béisbol) y por los Jacksonville Jaguars (NFL). Su educación fue basada en el esfuerzo y eso será algo que veremos a continuación. La emocionante experiencia del Players Championship (con su mamá, con una enfermedad terminal), la ansiada primera victoria en Riviera, su relación con Augusta National y ese 2003 soñado (a pesar de que el canadiense Mike Weir se llevó «El Saco Verde», en esa edición), la grave lesión en sus rodillas, su visita hecha a nuestra Argentina y la actualidad que tiene en el PGA Tour Champions serán otros de los temas de una historia, por la cual, estoy seguro, mi querido lector, que lo va a identificar mucho.
– Len, empiezo con esto, hay una frase famosa de Phil Mickelson (tu gran amigo y mi ídolo) que dice lo siguiente: “El objetivo del golf no es sólo ganar, es jugar como un caballero y ganar”. Si bien, yo creo que esta frase la aplicaste muy bien (no sólo adentro, sino afuera de la cancha también), me interesaría saber tu opinión. De 1 a 10 ¿qué tan importante fue la frase de Phil (y su persona) para tu carrera?
– Phil Mickelson es un campeón. Él es un golfista del Salón de la Fama, que ha ganado más de 40 eventos de la gira (PGA Tour). Ese es su estilo. Pero todos tienen cierto estilo.
Estoy de acuerdo en que, lo más importante, cuando juegas en un nivel competitivo, es ganar. Pero, diferentes golfistas tienen diferentes estilos para tratar de ganar. Algunos, son discretos y tranquilos. Otros, son extravagantes. Sin embargo, las personas que ganen, tendrán algo en común: la voluntad de ganar, lo que significa un espíritu muy competitivo.
– Tus inicios fueron marcados por una familia que “respira” golf. A su vez, tuviste la particularidad de aprender a jugar de diestro, siendo zurdo. ¿Nos podrías contar, un poco, lo que recuerdes de esos primeros pasos? ¿Cuánta influencia tiene, la actuación de ellos, en tu carrera?
– Mi familia fue una gran influencia para mi. Mi padre, Lou, tenía handicap 1 en el club. A su vez, era campeón en su campo de Nueva York, llamado «Garden City Golf Club». Él me enseñó mayormente. A su vez, mis dos hermanos mayores, que me superan en 6 y 8 de diferencia, (respectivamente), también fueron fundamentales, porque aprendí de ellos.
Fue divertido estar cerca de mi padre y, con mis dos hermanos, Ken y Bob, jugando. Creo que es importante tener una relación de apoyo, con familiares o amigos, cuando uno crece, para que esto sea divertido y poder aprender lo mejor.
– Si bien, el Masters de 2003, dejó una huella en tu trayectoria (el momento, obviamente, lo trataremos más tarde), tuviste tu experiencia como amateur, en 1988 (debido a tu muy buena carrera, en esa etapa). No pasaste el corte, pero, me imagino los especiales que fueron esos días en Augusta, ¿no? Me gustaría que nos cuentes tus sensaciones de esa semana ¿Qué sentiste cuando entraste a «Magnolia Lane», por primera vez? Muchos, no pueden creer la diferencia entre lo transmitido en la televisión y lo que ven en el campo. ¿Fue tu caso?
– Cuando jugué «The Masters», como golfista aficionado, era un estudiante de tercer año, en la Universidad de Wake Forest y tenía 20 años. Me quedé en el segundo piso del clubhouse, en lo que se llama «The Crow’s Nest» (El Nido de Cuervos), acompañado de otros tres golfistas amateurs. Fue una experiencia increíble y todos, en el clubhouse, fueron muy, muy amables durante toda la semana. Siempre había visto a «The Masters» en la televisión, así que, tener la posibilidad de jugar allí, durante la semana, fue un sueño hecho realidad.

– Te hiciste profesional en 1990 y, obtuviste la tarjeta del PGA Tour, en 1992. Hasta la temporada de 1998, tuviste actuaciones destacadas, con varios “Top 10”. Ahora bien, a fines de marzo de ese año, llegó uno de los momentos singulares de tu carrera: The Players Championship. Para quienes no saben, estabas acompañado (entre otros integrantes de tu familia) por tu madre, quien estaba en silla de ruedas, con un cáncer de pulmón diagnosticado. Sabiendo lo emocionalmente complicada que era la situación, la última ronda tuya y la del ganador de esa edición, Justin Leonard, fueron fantásticas (estaban a 5 y 6 golpes del líder Lee Janzen, respectivamente). Fue tan así esto, que llegaste al temible y famoso Hoyo 17 de la TPC Stadium Course, liderando por uno. Sin embargo, el resultado no fue bueno y terminaste haciendo un «quíntuple bogey», que te costó el torneo. No es mi intención entrar en detalle en ese instante porque, el vídeo, de tu primer tiro al agua, lo dice todo y, si ya de por sí cuesta cerrar un evento de tal envergadura, ni me imagino realizar esto, con la sensibilidad que manejabas en ese entonces. Sólo me gustaría que nos cuentes, si recordás, la charla que tuviste con tu compañero de salida, Scott Hoch, antes de ejecutar el tiro y cuál fue la mayor enseñanza (si es que la hubo) que te dejó esa situación, en tu carrera. ¿Sentís que la gente te empezó a ver, no solamente como un jugador de golf, desde ese entonces?
– Scott Hoch es amigo mío. Recuerdo que realizó el tiro, allí en el 17, a 2 a 3 pies del hoyo. Luego, me dijo: «ahora, también vos tendrás un tiro bueno». Me estaba apoyando porque estaba teniendo una de las mejores rondas de la historia. Hice ocho birdies y un bogey, hasta ese momento. Estaba listo para realizar una ronda, alrededor de 65, y ganar el torneo.
Mi madre se estaba muriendo, de cáncer de pulmón, y estaba acompañándome en una silla de ruedas. La estuve mirando todo el tiempo. Sólo estaba capturando imágenes (de ella) en mi cerebro pero, aún así, estaba concentrado en mi golf. Fue un momento increíble. Estoy orgulloso de mi madre. Y ella estaba increíblemente orgullosa de mí.
Me equivoqué en ese hoyo 17. Pero, a veces ganas, a veces pierdes y tienes que seguir adelante. Ella falleció tres meses después y, en los últimos seis meses de su vida, había sufrido un derrame cerebral, por lo que no podía hablar. Se estaba muriendo, su cuerpo se estaba desvaneciendo y el cáncer se estaba apoderando.

– Entre 1998 y 2002, seguiste acumulando Top 10 y buenas actuaciones hasta que, en ese 2002, llegó la tan ansiada primera victoria en Riviera. Scott McCarron desperdició una ventaja de 2 golpes (con 3 hoyos por jugar), permitiéndote ese triunfo. ¿Cómo fue manejar la ansiedad en ese hoyo 18 de Riviera sabiendo, lo especial que tiene la cancha, lo que estaba en juego, y tus experiencias anteriores? En ese momento, ¿te diste cuenta que estabas para más? De ser así, ¿por qué?
Cada año, de 1996 a 2003, mi juego iba mejorando. Estaba subiendo en el listado de ganancias, haciendo algunos «Top 10», y teniendo la oportunidad de ganar. Esas fueron grandes temporadas para mí.
Específicamente, en Riviera en 2002, fue una batalla, en esos últimos nueve hoyos. Estaba muy concentrado en la zona. Un poco nervioso, pero más entusiasmado por el momento. Definitivamente, fue una batalla contra (Scott) McCarron y, como mencionaste, estaba dos golpes atrás, con tres hoyos por jugar. Llegamos al último hoyo, Scott falló el putt de 10 pies para par y, ahí es donde tuve un putt de 2 pies (también para par) para ganar. Fue entonces cuando, realmente, me puse muy, muy nervioso. Pero, logré hacer ese putt pequeño de 2 pies, para obtener el triunfo. Ese instante, hizo que me fuera, de esa primera victoria en el tour, con un sentimiento de logro tan emocionante, eufórico y tan grandioso.
– A esa victoria en Pacific Palisades, se le sumó una victoria más en Memphis (en TPC Southwind, actual lugar del FedEx St Jude Invitational), que te permitió volver a tener el boleto, al recordado Masters de 2003 (en ese momento, no alcanzaba con triunfar una sola vez en el PGA Tour, para tener la invitación para Augusta). Esa edición del major, fue especial por el arranque suspendido, por lluvia, en la primera jornada, que obligó a jugar, viernes y sábado, más de 18 hoyos. ¿Cómo pudiste manejar la ansiedad, ese día jueves? ¿Afectó ese parate, en tu juego, en esos 2 días? Tu hermano, en esa tercera ronda que estaba terminando, ¿puede ser que fue el “punto de inflexión” de tu espectacular domingo? Me gustaría que nos cuentes un poquito de lo que recuerdes de ese momento.
– Para «The Masters», en 2003, estuvimos muy, muy nerviosos el jueves, en el que nunca comenzamos a jugar porque, había tanta lluvia, que no pudimos salir. Fue increíblemente estresante porque queríamos salir a jugar, pero llovía demasiado. Estuve, algunos momentos sentado ,en la casa que alquilé y, en otros momentos, en el clubhouse. Ahora bien, permanecía muy nervioso ese jueves.
Jugamos alrededor de 27 hoyos, el viernes y el sábado, para recuperar terreno y, el campo, jugó extremadamente difícil, siendo muy húmedo. Estaba menos nervioso (esos días) porque sólo se trataba de jugar hoyos y no esperar.
Y sí, mi hermano Bob, me dio un gran estímulo para encaminarme. Mi juego mejoró el sábado, cada vez más, preparándose para una gran ronda de día domingo.
– Para mí, ese 65 del día domingo, que te llevo al playoff contra el canadiense Mike Weir, fue una de las mejores rondas que vi de golf (por lo menos de «The Masters»), ¿coincidís? Ahora, pasado el tiempo y pensando en frío. ¿Te fuiste dando cuenta que dejaste momentos imborrables en la historia del major, como el kilométrico putt del 10, (similar al histórico putt de Ben Crenshaw, ganador de 1989) o la madera 4 del hoyo 13, que te dio el águila y el liderato momentáneo? Ese día, ¿te sentiste en algún momento campeón?
– Diría que, la ronda de 65 que hice, es una de las mejores rondas finales en Augusta, en la historia. Seis birdies, un águila y un bogey para el día. Además, la combinación de hacer un putt de 60 pies, en el número 10 (como Ben Crenshaw), y hacer un águila con una madera 4, en el 13, es tremenda. También, había embocado un chip para Birdie, en el hoyo 8.
Definitivamente estaba en la zona, teniendo un día de campeonato y sí, me sentía un campeón. Aunque me hubiera gustado ganar el playoff, definitivamente fue una «ronda de campeonato».

– Yo no creo que ese hoyo 18 te haya costado el torneo porque, en tu situación, podía pasar lo que te pasó. De hecho, el putt que embocaste, para el posterior playoff, fue clave. Ahora bien, ¿cómo pudiste manejar la tensión, con esa espera de casi una hora? ¿Sentís que eso pudo afectar, en ese fatídico segundo tiro del hoyo 10? ¿O son situaciones lógicas, dado el nivel de complejidad existente, en ese momento? ¿Pudiste hablar con Mike Weir, luego de esa victoria de él?
– A todos los golfistas, en mi situación, les gustaría hacer par, el hoyo 18, para culminar un gran día. Pero sí, es uno de los hoyos más difíciles en la gira, año tras año. Estoy de acuerdo en que, el bogey no fue extremadamente malo y que, estar en el playoff, fue mejor que perder en la ronda.
Me tomé 40 minutos para volver al campo de práctica, mantenerme suelto y golpear algunos tiros. Tiré algunos putts y estaba listo para el desempate. Ambos tuvimos grandes salidas en el 10 y, al completar mi ronda, no sentía que estaba en desventaja. Ahora bien, me hubiera gustado tener ese «hierro 6» de segundo tiro, otra vez. Tal vez, con solo ser un poco más agresivo con el swing, me hubiera quedado en el green.

En cuanto a Mike, lo felicité inmediatamente después de que hizo el último putt, en el hoyo de playoff. Pero eso fue todo lo que vi de él, esa noche. Lo vi algunas veces, los siguientes dos meses, y tuvimos buenas charlas amistosas, hasta el día de hoy.
– Tiempo después de ese histórico segundo lugar en el Masters, tuviste un accidente esquiando, en donde tuviste una grave lesión en tus dos rodillas. Pudiste recuperarte, para volver a Augusta el año siguiente. Pero no pasaste el corte y ya nada fue igual. ¿Cómo fue sobrellevar la adversidad, luego de esa dura situación?
– Me rompí los dos ligamentos cruzados anteriores, en diciembre de 2003. Por lo general, el proceso de regreso es de 8 a 10 meses. Tres meses después, estaba jugando el «Honda Classic», el «Bay Hill Invitational», el «Players Championship» y el Masters. Hice el corte en el «Players Championship», pero volví demasiado temprano. No tenía fuerza en mis piernas. Estaban muy débiles y muy inestables. A su vez, mi swing sufrió, como resultado de esto.
Tuve ocho horas de terapia al día, de diciembre a marzo. Para recuperar mi flexibilidad, estabilidad y fuerza, finalmente, me llevó tres años regresar, porque volví temprano.
– Estuviste disputando algunos eventos en latinoamérica hace unos años (incluyendo nuestro país). ¿Cuál es tu opinión acerca del momento del golf argentino y la región? ¿Qué virtudes notas y que sentís que faltaría por mejorar?
– Jugué dos grandes eventos, en Argentina, y me encantó. Mi primera ronda fue con Ángel Cabrera y Eduardo Romero. Son grandes campeones y grandes personas que aman el golf. Son muy naturales y amables. También, debo reconocer que me encantan los campos de golf allí. No puedo creer que tengan más de 100 años y que sean muy desafiantes. Eso sí, nunca me acostumbré a las cenas: cenan a las 11 de la noche (risas). Por lo general, ceno alrededor de las 7 en punto y estoy en la cama a las 10 p.m, levantándome, posteriormente, a las cinco o seis de la mañana.

– Actualmente, competís en algunos eventos del PGA Tour Champions. A su vez, hace un par de años, hiciste un video muy famoso (publicado en tu Instagram), en donde le mostraste al público cómo jugar la pelota sumergida, en un hazard de agua y mucho barro, quedando, al finalizar la acción, un poco “sucio” (risas). ¿Cómo surgió la idea de ese video? Yendo a lo respectivo del tour, me gustaría que me des una opinión acerca de la vigencia de Bernhard Langer, que pareciera que nunca envejece. ¿Por qué consideras que es tan difícil ganarle?
– Hace unos 2 años, jugaba informalmente en casa con unos amigos y, uno de ellos, tiro la pelota hacia el camino de los carritos, fuera del green y en el borde del agua. Y, ¿sabés que, en ese momento, me preguntó si debería hacer el tiro? Entonces, después de la ronda, decidí hacer un video instructivo y, simplemente, se volvió divertido a partir de ahí. Estuve cerca del millón de reproducciones y eso se volvió viral. A su vez, solo pensé que serían 3 pulgadas de agua y lodo, pero terminó siendo 3 pies de lodo. Fue bizarro.
Bernhard Langer es muy difícil de vencer, porque es consistente y genial. Tiene buena distancia desde el tee, tiene mucha regularidad, acierta muchos greenes y es un muy buen jugador de putter. Se mantiene en buena forma física, está bien y es un competidor increíble. Probablemente, esta última sea su característica más fuerte.

– Len, tu fundación, en Jacksonville, hace un trabajo que es un ejemplo a nivel mundial, encargándose (entre otras cosas) de combatir un problema tan grave, como lo es el “bullying”. Me gustaría que nos digas como surgió esta organización y que opinás, a su vez, del trabajo del PGA Tour en estos temas.
– Cualquiera puede visitar mi sitio web (www.lenmattiace.com), para obtener información sobre mí, la fundación y las obras de caridad que realizamos. Ahora bien, hice la campaña «Stop the Bullying», que ha ayudado a muchos niños. Todos los meses, damos, a los estudiantes, iniciativas para trabajar y para hablar sobre el tema del acoso escolar. Muchos niños se ven afectados por esto y estamos tratando de cambiar eso. Los estudiantes de 10 a 18 años trabajan en proyectos y, mi fundación, los premia en consecuencia. Ha sido muy gratificante y continuaremos creciendo en los próximos años.
– Para terminar, como hago con todos mis invitados, me gustaría que nos pudieras dar un consejo para los que recién se inician en esto, por amor al deporte, o dan sus primeros pasos como profesional.
Consejos para principiantes: haga pequeños «swings» y aprenda primero a realizar putts y chips. Busque asesoramiento para su swing de parte de un profesional o alguien que le enseñe a mejorar mucho más rápido. Haga pequeños «swings» y golpee esa pelota sólidamente, antes de llegar a los palos de mayor distancias. Pero, obtener algunas lecciones en el camino, es una buena inversión para un juego que puedes jugar toda tu vida. Y una vez que puedes hacer un buen swing, es como subirte a una bicicleta: nunca te dejará.
Para las personas que quieren jugar golf profesional: elimine todas las distracciones que se interpongan en su camino. Hay que estar rodeado de personas positivas y comprometerse al 100%, porque esto es muy competitivo. Una red de apoyo es importante. Y cuanto más disfrutes del proceso, mejor lo harás.
Len es la persona indicada para hablar de los beneficios de una red de apoyo positiva. Tiene la palabra autorizada. Una familia que lo acompañó en cada momento, amigos de gran calidad (y renombre) en el Tour y un público que registra su historia de vida. Un público inteligente que supo (y sabe) «premiar» su esfuerzo. No lo dejaron sólo, luego del «Players Championship» de 1998. A su vez, en ese domingo del Masters de 2003, era un «rockstar». Esta «telaraña» fue la consecuencia de pequeños ingredientes: sencillez para con su entorno, humildad para afrontar las adversidades y realismo para entender que uno no puede controlar todas las variables.
A las cosas complejas, no hay que agregarle mayor complejidad. Esta frase parece una verdad en sí misma, pero no es muy bien aplicada en el mundo del deporte. Muchas veces, pensamos que, los protagonistas de esto, son robots que sólo están preparados para sus especialidades. No vemos que hay una historia más allá. Como dijimos al principio de la nota, el éxito es el resultado feliz de una actuación. Esa felicidad no sólo te la da una copa. Esa felicidad también viene del reconocimiento de la gente, a tanto empeño en metas que, a veces, no llegan por decisiones del destino, que no podemos manejar. Y cuando no alcanzamos esas metas, nos amargamos pero, al pasar el tiempo, nos damos cuenta de lo que generamos. Recibimos el abrazo de nuestra gente querida, en reconocimiento a nuestra performance, y esa amargura se pasa. A Len le pasó eso en su carrera. Recibió el abrazo de millones de personas, en los momentos descriptos. Eso le pasó porque es UNO MÁS DE NOSOTROS.

Matías Miguel Torge
Handicap 54