Todo lo que dejó otra semana apasionante del PGA Tour. Las razones por la cual, el reconocido estadounidense, hizo una diferencia sobre el resto. La gran semana de los latinos. El corazón del mexicano Abraham Ancer.
Cuando hay una lucha entre tanta gente, por un evento del PGA Tour, la clave está en, especialmente, 2 virtudes: sangre fría y experiencia. Ahora bien, suma el hecho que no le tengan mucha fe al personaje en cuestión. Ni les digo lo que pasa si la cancha permite marcar un camino y un determinado libreto. La tranquilidad (variable clave en este deporte) es un poquito más notoria, entra en juego y todo comienza a fluir. Se obtiene un plus que te permite mirar siempre al frente, sin pensar en todos los idas y vueltas que puedan ocurrir. Piensen que, quienes hacen la diferencia, tienen la capacidad de resolver problemas, en menor tiempo que la media. Es lo que pasó esta semana, con el ganador en cuestión.
Cuando el tour llegó a Hilton Head, en esa «burbuja» que se está formando (la gran mayoría de los jugadores viajan en vuelos «charter»), la situación era totalmente atípica. No solamente por lo que genera el Covid-19, cuyo contexto es de público conocimiento. La cancha, que tiene sus ángulos a respetar, estaba en condiciones perfectas (sumado a lluvias anteriores que «ablandaron» el campo de juego), de manera tal que generaba una invitación al ataque de los jugadores. Y éstos, como «lobos hambrientos» (luego de tanto parate), no iban a dejar pasar la oportunidad. Veamos en este pequeño resumen, que fue lo que pasó:

Jueves y Viernes. Los latinos empiezan a hacer ruido y Simpson realiza avisos y primer caso de Covid-19 en el PGA Tour: Todo arrancó por el colombiano Juan Sebastián Muñoz, quien empezaba a demostrar por qué se encuentra en las primeras posiciones de la FedEx Cup. Ronda de 66 para permanecer a un golpe del experimentado inglés Ian Poulter y del estadounidense Mark Hubbard. Pero era muy temprano para vislumbrar ganadores. Webb Simpson, acompañado del sudafricano Dylan Frittelli, eran 2 de los integrantes que acompañaban al sudamericano. Un juego sólido, y sin fisuras, les otorgaba ambos la posibilidad de empezar a ver la semana con otros ojos.

Párrafo aparte para lo ocurrido, en el comienzo del viernes, con el estadounidense Nick Watney. Primer caso positivo de Covid-19 en el PGA Tour y se encendieron las alarmas. Lo que parecía un modelo a seguir, de repente, empezaba a tambalear como un castillo de naipes cuando la brisa lo molesta. Salían «los trapitos al sol» y escuchábamos comentarios como los de la estrella estadounidense Justin Thomas. «Hilton Head es un zoológico absoluto». Claridad de metáfora asegurada. ¿Qué pasara con el futuro del circuito, si se acrecientan los fantasmas? Esperemos que esta pregunta haya sido hecha en vano.

Cuando vamos en detalle a la segunda jornada, vemos a un Webb Simpson liderando con la categoría que lo caracteriza. Sin embargo, no se hablaba tanto de él. El excéntrico Bryson DeChambeau , con sus 25 libras de más y su nueva distancia desde el tee, lo escoltaba a uno. Otros que asomaban la cabeza eran el mexicano Abraham Ancer y el venezolano Jhonattan Vegas. Ambos a 3 golpes del líder y atentos a tanto movimiento. El RBC Heritage recién comenzaba y quedaba mucho por recorrer.

Sábado. Niemann arremete. Carlos Ortíz saca una página del libro de leyendas y Ancer aprieta el acelerador. Webb Simpson no afloja: Habían pasado el corte con lo justo. Tanto Niemann, como el mexicano Ortíz, sabían que no tenían mucho que perder. Pero estos chicos están para grandes cosas. La valentía de la juventud y el «hambre» de gloria despertaron los mejor de ellos, en este «Moving Day». El chileno, en primer lugar, mostraba su categoría con una ronda fantástica de 63 golpes, que le traería, como consecuencia, el liderato. El mexicano, mientras tanto, viendo esto, no se iba a quedar atrás y, con otra ronda mágica del mismo score nombrado, relegaba a Joaquín en la punta. El gran Berhnard Langer, leyenda de nuestro deporte, lo felicitó por la fantástica ronda. Por algo fue.

Yendo a los últimos grupos, vemos la resistencia de Simpson a los embates. Un inspirado inglés, Tyrell Hatton, con el número de moda de este día (63), lo igualaba en la punta, al final del día. Otro que se sumaba a la fiesta era el estadounidense Ryan Palmer. Ronda de 63 (había que jugarle al número el sábado) y allí prendido. Y Abraham Ancer, con su sólido juego de tee a green (y unas manos mágicas, alrededor de él), estableció un 65 que lo hacía salir en el último grupo. La hazaña de Victor Regalado (último mexicano en ganar en el circuito), cada vez se veía más cerca. Pero allí estaba Webb Simpson, quien sumado a los otros 2 co-líderes, no le iban a hacer la tarea fácil.

Domingo. La lluvia marca su parte. Lo que significó sobrevivir a la «montaña rusa» para los nuestros. Ancer y su enorme corazón.Webb Simpson sacó su categoría: Luego de una ronda de 62 del sudafricano Dylan Fritelli, y un final espectacular de Justin Thomas, la lluvia no necesitó invitación, para hacerse presente y ¿arruinar las cosas?… Parecía que esto iba a ser así y volveríamos el día lunes, a ver el final del torneo. Para colmo, los nuestros habían arrancado muy nerviosos. El regreso se pudo establecer a las 5.20 PM (hora local) y todo cambió.
Parecía que el inglés Hatton se llevaba todo. Sacaba ventaja y no aflojaba en su domingo. El golpe a un árbol, en su segundo tiro del hoyo 13, le costó un bogey y lo sacó mentalmente del torneo. Por otro lado, Ryan Palmer no demostró la prolijidad que venía entregando desde el tee. Otro que salió rápidamente de la pelea. ¿Quién era el que seguía ahí? Sí, adivinó. Nuestro querido mexicano Abraham Ancer.

Luego de ese birdie del hoyo 9, parecía que el mexicano iba a dar «ese paso adelante» que tanto se le negaba. Su juego de tee a green fue perfecto. ¡Sólo 7 greenes errados en la semana! ¡Y ninguno el día domingo! Todo se encaminaba para esa ansiada victoria.

El chileno Joaco Niemann (luego de un gran chip en el 10 y birdies en el 12, 15 y 16) parecía cambiar ese destino, pero una salida desafortunada en el 17 lo hizo despedir de la contienda. El español Sergio García (birdies del 15 al 17) y Daniel Berger, con un chip fantástico en el anteúltimo hoyo, probaron sus nervios. Ni se inmutó. El birdie al 15 era una señal de determinación. Pero había alguien que no era considerado. Webb Simpson.

Nunca hay que dejar de lado a un ganador del Us Open y del Players Championship. Saben dónde hacerse notar. Hoy fue un claro ejemplo. Un birdie en el 15, seguido de 2 putts claves, en el 16 y el 17, empezaron a silenciar el deseo de muchos. 2 de ventaja.

Ancer, igualmente, no claudicó y descontó uno de ellos en su penúltimo hoyo (igualmente demostró, con seguridad, que la victoria llegará. Es cuestión de tiempo). No alcanzó.
A estos jugadores nunca hay que valorarlos por debajo de lo que verdaderamente pueden dar. Apareció en el momento que tenía que hacerlo. Cuando vemos una disputa tan reñida, hay jugadores que hacen la diferencia. Porque, aparte de su DNI, llevan un CERTIFICADO DE CAMPEÓN.
Señores, el golf volvió. Eso es lo que importa.

Matías Miguel Torge
Handicap 54