Todo lo que dejó una nueva semana del PGA Tour. El COVID-19 sigue haciendo de las suyas. El reencuentro del ex N°1 del mundo con el putter. A su vez, detalles exclusivos de la gran historia de Daniel Summerhays en el Korn Ferry Tour: un retiro más allá de lo esperado.
Hace unas semanas atrás, cuando el golf volvía a la acción (en la exhibición del «Taylormade Driving Relief») no lo veíamos en sintonía. Es verdad: parte de las razones surgen por el lado de la inactividad que generó la pandemia. Pero habían problemas indudables que venían de arrastre. El putt lo había abandonado. Se buscaban distintas herramientas que ocupen ese rol de salvarlo en el green y no aparecían. A su vez, como el golf es un deporte en donde entra el juego el concepto de «sistema» (muchas variables interrelacionadas que forman un todo), el juego de Dustin iba en declive. La falta de juego sobre el green empezaba a «contaminar» su gran «ball striking» (pegada desde el tee hasta la bandera). Todo iba de mal en peor. Y encima, el PGA Tour entraba en una de sus semanas más complicadas. Veamos…

El COVID-19 está al acecho: Definitivamente, los casos se empezaron a notar más esta semana. Todo comenzó con el positivo del estadounidense Cameron Champ (quien, con el correr de los días, se fue realizando nuevos test. Todos ellos fueron negativos). A su vez, luego de los días de práctica, los caddies del inglés Greame McDowell y la estrella estadounidense Brooks Koepka fueron detectados con el virus. Esto hizo que éstos jugadores se retiraran y las alarmas se encendieran.
A Jay Monahan, comisionado del PGA Tour, no le quedó otra que salir a dar la cara. Y entendió de gran manera el momento. Piensen que pasó de ser elogiado por todo el mundo, al no tener en la primera semana (en relación al Charles Schwab Challenge) casos existentes, a empezar a ver cómo la famosa «burbuja» se empezaba a pinchar, surgiendo los primeros temblores. Como buen «piloto de tormentas», viajó para Hartford y realizó una conferencia de prensa en donde estableció intensificar los controles: test a la entrada y a la salida de los «charters» (con la prohibición de no entrar al club hasta no tener el resultado del test negativo), camión con gimnasio (y zona de preparación física) para el tour, y seguimiento exhaustivo de protocolos, con posibilidad de aplicación de multas. A su vez, confirmó que Chase Koepka (hermano de Brooks. Había entrado por la clasificación de los lunes. Igualmente, la organización le facilitará una invitación el año que viene) y, el ganador de la semana pasada, Webb Simpson (su hija se le detectó COVID-19) se habían retirado de la competencia por precaución. En fin, lo más importante es que Monahan les avisó a todos que hay que empezar a convivir con este virus. Con esto, dio una clase de cómo se maneja un líder.

Hay que agregar que, el día viernes, el estadounidense Denny McCarthy también dio positivo y, junto a su compatriota Bud Cauley (éste último por precaución), tomaron la decisión de retirarse también. Siguiendo con esto, el sábado, el gran Jason Day empezó a sentirse mal y, a pesar de dar negativo, salió en el último grupo, del tee del 10, sólo (¿empezaremos a ver más de estas cosas, en esta «nueva normalidad»?). Si a esto le sumamos que hoy, al finalizar el torneo, se anunció el resultado positivo de COVID-19 del sudafricano Dylan Frittelli, ¿podríamos decir que no hay liderazgo que aguante esto? ¿Se viene una finalización de la temporada sin público? ¿O el regreso del PGA Tour puede cortarse? Pasan los días y, en relación a este tema, hay más preguntas que respuestas…

Jueves y Viernes. 50 años no son nada: «El día que deje de tirar bombas, jugaré el Champions Tour». Ese instante parece estar MUY lejos en la carrera de Phil Mickelson (ganador de este evento en 2001 y 2002). Luego de salir los 2 primeros días con dos bombarderos más, como Bryson DeChambeau (incluido en el rubro hace poquito, con su nuevo peso) y Rory McIlroy, la leyenda zurda estaba a la altura de las circunstancias. El jueves, quedó en una posición expectante, luego de que el canadiense Mackenzie Hughes rozara el mágico número de 59 en su ronda. Sin embargo, el viernes iba a apretar el acelerador. Contundente ronda de 63 golpes, y líder por uno sobre un sorpresivo Will Gordon (su objetivo pasaba más por ganarse las invitaciones ilimitadas para esta temporada y el status temporario. Proviene del circuito canadiense) y el nombrado Hughes. El nombre de Sam Snead volvía a aparecer (ganador de más edad en un torneo regular del PGA, a los 52 años y 10 meses). Se veía a lo lejos que podía escribirse una nueva página de la historia de nuestro deporte.
Collin Morikawa. Se diluyó la chance: Sólo 2 semanas le quedaban al surgido de Oklahoma State University para superar uno de los récords de Tiger Woods. 25 torneos como profesional sin quedar afuera de ningún corte. Esta joven promesa, venía a Hartford con una regularidad asombrosa. A pesar de caer derrotado de una manera que no se le desea a ningún golfista (errando un putt corto en el playoff de Colonial, contra Daniel Berger), parecía inquebrantable. Se veía siempre su nombre en el tablero. Pero, los dioses del golf saben lo que tienen que hacer. Igualmente, Collin ya es una realidad. Tiene mucho para mostrar todavía.

Sábado. Concierto de fairways y putts: Mientras Phil Mickelson dilapidaba sus chances, sin embocar nada y con un bogey fuera de contexto (en el par 5 del 13), habían 2 nombres que empezaban a surgir. Por un lado, Dustin Johnson establecía una de las 2 mejores rondas del día. Y de su carrera. Un 61 en donde la clave fue el putt. Sí, del que hablamos a principio de la nota. En el «Moving Day», se empezaba a ver que había dado en la tecla. Los primeros destellos estaban viéndose.

Por otro lado, un renovado Brendon Todd (piensen que, antes de esta temporada, estaba más allá del puesto 1000 del Ránking Mundial. A tal punto que pensó en abrir una franquicia de pizza) demostraba que las victorias en Bermuda y en Mayakoba (México) no habían sido casualidad. Otra ronda de 61 espectacular. 2 golpes de ventaja y ¡un sólo fairway errado en 54 hoyos! Para colmo, cuando este señor toma el liderazgo, tienen que pasar hechos fuera de lo normal para que no termine llevándose ese evento. Faltaba un día…

El putter, mucho oficio y «la suerte del campeón»: Todo parecía un mano a mano entre Brendon Todd y Dustin Johnson, que había arrancado muy parejo. Si bien, Todd no embocaba, tampoco pasaba sobresaltos. Dustin Johnson, a pesar de perder un golpe en el par 4 del 7, se mantenía a tiro. Todo cambió desde el 8, en adelante. De ir atrás por uno, a liderar por 2, luego de un gran putt en el 8, un gran hierro ejecutado en el 9 y otro putt embocado (desde afuera del green) en el 10. Para colmo, en el 12, Brendon Todd se iba con un triple bogey , luego de un 2do tiro fallido, que lo dejó en una posición incómoda. Los planetas se alineaban para el ex N°1 del mundo. Sólo el veterano estadounidense de 41 años, Kevin Streelman (gran conocedor del TPC River Highlands. Ganador en 2014, realizando 7 birdies consecutivos el día final. A su vez, dueño de una regularidad admirable en el circuito), parecía asomarse tímidamente, luego del birdie en el par 5 del 13. Así y todo, el destino del Travelers pasaba por manos de Dustin. ¿Alivio o presión?…

Más de 15 meses pasaron, luego de su última victoria (el WGC de México). Por más que no era territorio desconocido, la necesidad de cerrar cuanto antes empezaba a afectarlo. No lo demostró por fuera. Pero la procesión iba por dentro. Un swing fuera de límites en el 13 empezaba a generar algunas turbulencias (perdió un golpe allí). A su vez, luego de la recuperación del hoyo 14, otro swing en el límite del abismo, para el corto par 4 del 15 (la pelota quedó en el borde de la laguna de la izquierda), lo dejaba con muchas dudas para lo que quedaba de la competencia. Se activaron las alarmas a tiempo. Un segundo tiro, con los pies en el agua, para tener una mejor ubicación y un tercer tiro muy fino, hicieron que Johnson pueda respirar un poco más, de cara a los últimos 3 hoyos.

Luego del parate de media hora generado por la lluvia y el bogey del 16, salió la experiencia de Dustin en estos momentos. Llega al 18 y, recordando viejas épocas, ejecuta un drive de ¡351 yardas! (el más largo del día en el último hoyo) para sacar de juego cualquier tipo de especulación. 2 putts y vigésimo primer victoria en el tour. A su vez, 13 temporadas seguidas con un triunfo al menos. No fue la mejor. Pero fue la que lo hizo recordar por qué su nombre se lo extrañaba. El putt lo había alejado de los primeros planos. Volvió a ganar porque logro pasar DEL ODIO AL AMOR SOBRE EL GREEN.
Latinos que pasaron el corte: Si bien no fue el mejor de todos, quiero empezar por él. Emiliano Grillo, de a poquito, está empezando a reencontrarse con su juego. De hecho, está confirmado que viaja a Detroit a jugar el Rocket Morgage Classic. El gran Chris Como lo está ayudando a volver. Se nota. Sólo falta que el putt lo vuelva a encontrar, como pasó con Dustin … T-60 (-4), pero primer corte pasado en el regreso.

Esta semana, el mejor de todos fue Abraham Ancer. Sí, adivinó. T-7. No fue una actuación excepcional como en Harbour Town. Ahora bien, siempre está. La victoria llegará. Sin lugar a dudas.
Por otro lado, Jhonattan Vegas terminó T-24 (-11), con un estupendo final. Joaco Niemann no tuvo un buen día hoy y terminó en el puesto 63 (-3).
KORN FERRY TOUR. DANIEL SUMMERHAYS. UN RETIRO SOÑADO.
Soy injusto con Kyle Jones. Lo sé. Hay que hacerle una mención aparte. 88 torneos disputados y su primera victoria vino hoy. Este fanático del béisbol, tiene sus recuerdos establecidos en sus primeras visitas como espectador al Waste Managmente Phoenix Open. Hoy, la historia cambiaría. Y de qué manera. Ahora bien, ésta era una semana muy especial.

Uno de los trabajadores incansables de este deporte, se retiraba para ser entrenador de golf. Las cirugías en sus tobillos y pies, lo llevó a replantearse su carrera. El Oakridge Country Club, lugar de su nacimiento golfístico, tenía que ser el lugar de su final. Estaba todo preparado.

El mejor amigo del gran Tony Finau no iba a dejar nada guardado en su último día. El tema es que su última ronda de 62 golpes le brindó un gran regalo: el disputar un playoff con el nombrado Kyle Jones y Paul Haley. El bogey del primer hoyo de desempate fue cruel. Pero, seguramente, esta semana quedará grabada, en su retina, para siempre. No hay nada mejor que comenzar una etapa, terminando la anterior por la puerta grande. Sus alumnos ya tienen el primer ejemplo para aprender, con lo ocurrido hoy. Fue UN RETIRO SOÑADO.
Señores, el golf volvió. Eso es lo que importa.

Matías Miguel Torge
Handicap 54