El mejor jugador del momento empieza a ver los frutos de sus excéntricas decisiones en esta pandemia. La intimidad de su sexto título en el PGA Tour.
Era cuestión de que pasen las semanas. El confinamiento le dio para pensar mucho. Y no hay peor situación que, en una competencia integrada (entre otras personas) por un científico , darle tiempo para pensar. El análisis personal que hizo en esta pandemia, lo llevó a decidir lo siguiente: aumentar considerablemente de peso para poder ganar potencia desde el tee. La tecnología se esparce cada vez más y propone reinvenciones constantes. Era el paso a seguir para Bryson. Ahora bien, ¿lo necesitaba? Los resultados le dan la razón, pero piensen que había bastantes incógnitas antes de este regreso del PGA Tour. Que si iba poder mantener la regularidad, que si el cuerpo le iba a dar, que si las canchas le permitirían el riesgo constante, que si esto era perderlo todo, luego de su sexta victoria en 2019 y permanecer en los primeros lugares del ránking mundial (actualmente está Top 10. Pero seguramente, luego de esta victoria, avanzará considerablemente el lunes)… No importó nada de esto. La decisión estaba tomada. Cuatro huevos, fetas de bacon, tostadas y batidos de proteínas, a la mañana. Barritas energéticas, sandwich de manteca y mermelada y más batidos, por la tarde. Carne con papas y otros batidos más, para agregar. «Se trata de mantener la ecuación 2/1 entre carbohidratos y proteínas». Creo que con esta frase me empezarán a entender un poco más del personaje que les traigo en este evento. Detroit nos espera.

Jueves a Sábado. Actuación de los latinos. Chaco haciendo ruido. Las cámaras pasaban por otro lado: Ante todo, cabe destacar que el «boom» latino seguía en pie. Si bien, Nelson Ledesma y el colombiano Sebastián Muñoz no pasaron el corte, no podíamos dejar de lado la presencia de los chaqueños Emiliano Grillo y Fabián Gómez. El primero, tomando la decisión de viajar a Detroit, sabiendo que las buenas sensaciones estaban y el trabajo con el estadounidenses Chris Como estaba dando sus frutos.

El jueves, con una ronda de 66 y los 18 greenes acertados, y el viernes, realizando una vuelta de 70 (quedando a 4 de la punta), mostraban señales de que lo teníamos de vuelta en los primeros planos. El tema es que las intermitencias con el putter no lo dejan en paz. Terminó T-39 (-11) Veremos como sigue la historia.

Por el lado de Fabián Gómez, nos cansamos de anticipar que sólo le quedaba establecer cuatro buenas vueltas. Hasta esta semana, no venía con actuaciones destacadas. El realizar un sólo corte de tres (en el The King & Bear Classic del Korn Ferry Tour) era una imagen mentirosa. Había mucho trabajo de por medio. Sólo faltaba plasmarlo en la cancha. Y eso fue lo que pasó. Luego de un jueves alternando buenas y malas (ronda de 70), dos rondas consecutivas de 68 y 66 lo dejaban T-13 y con serias chances de meterse entre los primeros 10. Este domingo se enfrío ese envión, pero la performance es para destacar. T-30 (-12) y a ilusionarse con seguir este camino.

Cuando vamos a las acciones del torneo en sí, todo parecía indicar que Webb Simpson y Chris Kirk estaban un pasito más adelante del resto. Eso fue lo que reflejó el fin del viernes. Piensen que los 2 venían de ganar hace 2 semanas (en Harbour Town y en Florida, por el circuito del Korn Ferry, respectivamente). La confianza había tocado un techo para ambos y volvió a tierra a fines del sábado. Esto se dio por 2 razones:
N°1. El destape de Matthew Wolff: Después del triunfo en Minnesota, no había podido concretar todo lo que había generado. Ningún «top ten» y, si bien su nombre generaba repercusiones, los resultados obtenidos empezaban a generar dudas. Por otro lado, la notable racha de 23 cortes consecutivos de Collin Morikawa (en sus primeros torneos en el tour) y la regularidad del noruego Viktor Hovland, empezaban a «correr a un costado» lo hecho por el extravagante pupilo (por su particular swing) de George Gankas. Era hora de hacer recordar al público por qué se hablaba tanto de él.

25 hoyos con birdie o águila, en estas 3 rondas, lo hacían el mejor jugador de la temporada en este aspecto. 3 de ventaja sobre un regular Ryan Armour y Bryson DeChambeau. Parecía todo encaminado, al entrar al día domingo. Sin embargo, así y todo, los ojos seguían sin estar sobre él.
N°2. El bombardeo de Bryson DeChambeau: no bajó del Top 8, antes de entrar a Detroit. El mejor jugador del momento, sin lugar a duda. Pareciera que, en estas tres semanas, se empezaba a gestar un «monstruo» cuya creación, como adelantamos al principio, parecía imposible de controlar para el mismo. Bueno, esas son las dudas de las cuáles hablábamos. Dudas que se iban esclareciendo porque los fairways seguían apareciendo. Y los wedges (y hierros cortos) al green también. Nombro algunos ejemplos:
- El jueves, en el par 5 del 14: Salida de ¡376 Yardas! (343 de aire). Hierro 9 para el 2do tiro y águila.
- El viernes, en el par 4 del 16: Bubba Watson desafía a Bryson con un drive de 335 yardas. Sin problemas, DeChambeau llega a las 346.
- El sábado, en el par 4 del 13: Otro drive de 374 yardas. Llega al lado del bunker izquierdo del green. Approach y putt para birdie.

Sin desmerecer a nadie, si Wolff no tenía este contexto descripto, podríamos establecerlo como gran candidato al día domingo. Pero Bryson (incidente con una cámara de por medio, que lo filmó en una reacción de calentura. Sostuvo que los jugadores deben tener mayor privacidad. Nos pareció desafortunado este dicho) estaba dispuesto a darle el toque final a su experimento.

Domingo. Desembarco en la punta. Wolff y la resistencia: 4 birdies en los primeros siete hoyos para Bryson DeChambeau. Y con un sólo fairway esta vez. No importó eso. Distancias supersónicas, bolas a la altura del green y una habilidad increíble para pasar cualquier tipo de obstáculos. El par 5 del 4 fue un claro ejemplo: segundo tiro de 281 yardas, desde un rough espeso, por encima de los árboles y a la altura del green. Esa pelota salió como si estuviera puesta sobre una alfombra. A su vez, el comienzo del líder fue una pesadilla. Bogey al 1 (fallando su salida entre los árboles de la derecha), al 5 y al 6, para pasar a escoltar por un golpe. Los birdies de los par 5 del 4 (gran putt de 54 pies) y el 7 no fueron suficientes. Estaba obligado a empezar a anotar la patente del auto de Bryson DeChambeau.
Desde ese momento, todos empezábamos a vislumbrar el final de este camino. El científico llegó a sacar 5 de ventaja, luego de un contundente birdie en el 10. Aparecía Kevin Kisner, pero se quedaba sin hoyos (terminó tercero con -18). Por otro lado, Matthew Wolff daba señales de vida, con birdies consecutivos (12 y 13). Pero nada parecía hacerle frente. Sin embargo, empezaron a generarse algunas turbulencias en el viaje de Bryson.

Luego de una mala salida en el 14, DeChambeau buscaba regresar al fairway. Fue tan fallido este intento que su pelota se quedó sin recorrido y terminó en el agua. Matthew, mientras tanto, empezaba a «ver sangre». A pesar de no aprovechar este mismo par 5, concretó un fenomenal birdie en el par 3 del 15 y se ponía a uno. Sin embargo, Bryson, con un birdie en el 16 (desde 30 pies) y un segundo tiro clave en el par 5 del 17, desde una posición incómoda, empezaba a ponerle fin a las aspiraciones de Wolff. No le afectó que este último tuviera un putt para águila (en este mismo hoyo) que lo pudiera dejar a uno. Tenía preparada la estocada final. Otro drive brutal (de 367 yardas) y un wedge a la altura de la bandera eran «los golpes de gracia» que necesitaba realizar en el 18.
¿Se creó una revolución en el golf? Sin lugar a dudas. Pareciera que cualquier cancha le quedará chica a este nuevo jugador. ¿Cómo contrarrestar esto? Nadie lo sabe. El nuevo Bryson llegó para quedarse por mucho tiempo. La obra maestra del científico trajo resultado y está dispuesto a llevarse todo por delante. El coreano Byeong Hun An ya salió a pedir (por Twitter) al circuito que no haga las canchas más largas por este fenómeno. El PGA Tour le empezó a tener miedo. FRANKENSTEIN ENTRA EN ACCIÓN.
Señores, el golf volvió. Eso es lo que importa.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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