Detalles minuciosos su regreso a la gloria. El «detrás de escena» de uno de los pegadores más rectos del PGA Tour.

2012. San Francisco. Nos vamos por un momento al 17 de junio de esa temporada. El tradicional campo de Olympic Club ofrecía lo típico del clima californiano: día nublado, frío, un poco ventoso, con cierta neblina y riesgo de alguna tormenta. A todos nos quedó esa imagen de la pelota enterrada de Jim Furyk, en el bunker de la izquierda del green del 18. Tampoco nos olvidaremos de ese putt de Greame McDowell, errado a la izquierda, para perderse un playoff contra Webb Simpson, el ganador de este evento. Ahora bien, les puedo asegurar que muy pocos tienen la imagen nítida, en su memoria, del protagonista de la ronda más baja del día domingo: Michael Thompson. Luego de liderar el día jueves, pasó sin pena ni gloria los dos días siguientes. Ahora bien, sin nada que perder, salió a realizar su juego cargado de prolijidad (cualidad principal para un US Open). Ronda de 67 y a uno del ganador, al finalizar el día. Justamente, como Webb Simpson había terminado luego, su actuación quedó desdibujada. Y no todos los días se termina segundo en un major. Pero los honores se los había llevado otro. Ahora bien, se empezaba a gestar una nueva historia.

2013. Palm Beach Gardens. A pesar de entrar en el estado de Florida, las condiciones climáticas no distaban de las vividas en el estado de San Francisco, el año anterior. La única diferencia era el sol radiante. Pero el frío y el viento seguían diciendo presente, complicando aún más la «Champions Course» del «PGA National». En este caso, nuestro protagonista de la fecha llegaba compartiendo la punta (ironías del destino) con un Luke Guthrie que se empezaba a desintegrar, luego del bogey del 10. El australiano Geoff Ogilvy (entre sus logros, ganador del US Open 2006 en Winged Foot, la actual sede de este evento) buscaba acercarse y ponerle presión, pero no alcanzó. El festejo con los 2 puños cerrados, luego del putt del 18 decía todo. Sin embargo, lamentablemente no todo iba a ser lo mismo, pasando esa temporada. Empezaban los problemas.
Si bien, nunca se fue del PGA Tour desde ahí, tuvo que trabajar de gran manera para ir reteniendo la tarjeta. En 2015, 2016, y 2018 necesitó la ayuda de las finales del Korn Ferry Tour. A su vez, lesiones en el hombro y algunos cambios en su swing hicieron que rápidamente desaparezca de los primeros planos. No era el mismo de antes. Todos sabían que estaba, pero pasaba desapercibido. Pero uno de los jugadores de pegada más recta del circuito (con todo lo que eso implica) tenía mucho que decir en su regreso paulatino. El 2019 fue una alternancia de varios Top 10 con cortes fallados. A su vez, el comienzo del 2020 no se diferenciaba de esta realidad. Llega el parate por la pandemia y los viejos recuerdos se empiezan a revivir.

Luego del top 10 en Harbour Town (peleando hasta el final), podríamos decir que se empezaban a ver rastros de un regreso a los primeros planos. Era cuestión de juntar cuatro buenas vueltas: ese paso de calidad que necesita (de vez en cuando) un jugador del PGA Tour cuando amaga por recuperar sus virtudes. Llegaba el circuito a Minnesota y se abría una nueva puerta. Nos prepararemos para entrar, con él, a la estación del regreso.

Jueves y Viernes. El putter de Richy Werenski prendido fuego. Michael Thompson sin perder pisada. Finau al acecho. Grillo y ¿El Punto de Inflexión en la Temporada?. Chase: sí, Brooks: no. El caddie de Martin Trainer mejor que su «jefe» : el 3M Open llegaba sin muchas de las grandes figuras. Para colmo, Dustin Johnson se retiraba de la 1era ronda, con dolores en la espalda, luego de tirar 4 pelotas al agua en los últimos 2 hoyos. A su vez, Brooks Koepka seguía penando en el campo de juego. Otro corte sin pasar (lo pasó su hermano). Igualmente, no por todo lo contado iba a dejar de ser apasionante.

Tony Finau se quería vengar de un mal final en Memorial. Se mantenía a 1, luego de un gran águila (desde 81 yardas) en el 6. Parecía que lograba su cometido pero, más adelante, entraremos en análisis con su resultado (y su caso). Dijimos que estaba a 1 (junto a Taylor Gooch), ¿de quiénes?
Richy Werenski, el ganador de «Big Break The Palm Beaches 2015» (reality de Golf Channel), estaba en su semana soñada y con su arma predilecta. Primero en golpes ganados sobre el green, al entrar al fin de semana. -12 en el tablero y el sueño de su primera victoria latente. No parecía ser consciente de esa situación. Una solidez asombrosa. Sin embargo, no estaba solo.
Michael Thompson seguía con su tendencia. Sin hacer mucho ruido, pero con un gran juego de tee a green (y un gran toque arriba de él), no dejaba de lado a Werenski. Salía en el último grupo con él y con cierto grado de experiencia mayor. No había nada definido. Pero parecía encasillarse todo en poquitos nombres.
Cuando hablamos de los latinos, lamentablemente ninguno de ellos pasó el corte, a excepción de uno. Birdie en 3 de los últimos 4 hoyos, para pasar el corte con lo justo. Emiliano Grillo pareció encontrar la receta para salir de estos momentos de falta de confianza. ¿La mantendrá? Cuando entremos en detalle sobre su fin de semana, entenderá el por qué de esta pregunta.
No podemos dejar de lado la historia más curiosa de este regreso del PGA Tour. El canadiense Aaron Crawford aprovechó la semana de descanso de su jefe, Martin Trainer, para pasar por las etapas clasificatorias correspondientes y jugar en Minnesota. Si bien ninguno superó el corte, podemos decir que el empleado superó al empleador. Habrá que ver quien llevará la bolsa la próxima semana (risas). Si quieren conocer más de ese personaje peculiar, les dejo el link, en donde supimos un poco más de su historia: AARON CRAWFORD Y EL SUEÑO DEL CADDIE.

Fin de Semana. Grillo y Una Esperanza de Repunte. Adam Long Cercano a la Hazaña. Finau y sus Días Domingos. Michael Thompson y Las Claves del Resurgimiento: Antes que nada, quisiera aclarar que pasaremos rápidamente lo ocurrido el sábado porque la tónica que se dejó el viernes no se modificaba. Finau seguía expectante, a 2 golpes de la punta (esta vez acompañado del sudafricano Charles Schwartzel). Thompson parecía sacar ventaja, pero un bogey al 17 y un par al 18 (su pelota se había ido al agua en la salida) le permitía a Richy Werenski mantenerse firme. 3 birdies en los últimos 4 hoyos para volverse a compartir el liderazgo, quedando 18 hoyos por jugar. Las salidas del domingo se adelantaban por posibles tormentas. Quedaba el capítulo final.
Cuando empezamos a analizar el día domingo, no podemos dejar de lado el problema de Tony Finau. Cuando parecía luchar seriamente por la corona, no bajó el par 5 del 12. A su vez, un bogey en el 13 lo sacó de todo tipo de contienda. Desde el 2000, es uno de los 3 jugadores con mayor cantidad de Top 10 obtenidos sin victorias (junto a Matt Kuchar y Jim Furyk). Desde Puerto Rico 2016 (único triunfo en su carrera) que no lo vemos levantando el título. El cambio de caddie no sirvió de mucho. ¿Psicólogo deportivo?
Otro de los temas de análisis fue el siguiente: -13 para Emiliano Grillo el fin de semana. ¡Cómo cambia la historia cuando empiezan a entrar los putts! Obviamente, el semblante fue distinto y la confianza fue otra. Dos rondas de 64 y 65 que rozaron la perfección. Grillo es uno de los mejores jugadores de tee a green del mundo. No necesito agregar mucho más porque está a la vista. Ahora bien, en la temporada, está anteúltimo en porcentaje de putts embocados desde 6 pies. Las oportunidades siempre están. Se las genera con una facilidad admirable. La clave está planteada y la brecha pareció achicarse esta semana, con este T-3. Esperemos que esa tendencia siga.

En cuanto a las acciones en sí, todo parecía despejado para Thompson. El bogey en el 3 era compensado con birdies en el 5 y el 6. A su vez, un dardo desde el bunker del fairway del 10 (y la caída de Werenski) parecía marcar un horizonte. Pero Adam Long quería oscurecer el panorama. El ganador del Desert Classic 2019 quería ser el primer campeón que arrancó fuera del Top 50, al entrar al fin de semana (el último: Brandt Snedeker, en la masacre de Torrey Pines, en 2016). Y estuvo cerca de cumplirlo (venía -7). Pero hubo un traspié que costó caro. El putt del hoyo 17 salió del green y costó un golpe. Si bien hizo birdie el 18 (e igualaba la punta), a Michael Thompson le sobraban chances para no dejar pasar la victoria. Faltaba el golpe de gracia.

El hoyo 16 jugó el domingo como un par 4 corto. La salida de Michael Thompson quedó a 40 yardas de la bandera, en un bunker. El tiro más difícil de este deporte fue resuelto con grandeza. La pelota terminó dada y Thompson sacó uno de diferencia. Un golpe que valió mucho. El sudafricano Charles Schwartzel, luego de un mal arranque, parecía tener una luz de esperanza, luego del birdie en el 17. Quedaba a 2, con el par 5 del último hoyo por delante. Cuando falló el fairway, el camino se allanó.

Michael Thompson se dio el lujo de cerrar con un birdie. La emoción por tener a la familia lejos (y un nuevo hijo con sus primeros pasos) es entendible. Luego de 7 años, volvió a ser considerado como se debe. Pasaje al WGC en Memphis, el lugar en el PGA Championship y el regreso al US Open, en Winged Foot. Lideraba en conjunto, su contrincante (Werenski) se había desmoronado y lideró hasta el último hoyo. Todo esto lo hizo con poca ventaja, pero con una seguridad digna de un campeón con todas las letras. Ah, e hizo birdie el último, para sacar 2 de diferencia. Y ese hoyo 18 es un par 5 con agua. Las coincidencias con el Honda Classic del 2013 están latentes. El regreso fue consumado.
El PGA Tour le había dejado la puerta abierta. Y entró de vuelta. Se lo extrañaba mucho, entre tanta potencia desmedida. Lo recibieron con los brazos abiertos y, al verlo, lo saludaron afectuosamente, a pesar de la formalidad: «HOLA, SR. THOMPSON».
Señores, el golf volvió. Eso es lo que importa.

Matías Miguel Torge
Handicap 54