Entramos a la intimidad de la carrera de uno de los grandes representantes de la armada española. Sus inicios, las comparaciones con su amigo Jon Rahm, el actual n°1 del mundo,
No hay desafío más grande para el hombre que querer subir de nivel constantemente. En cualquier ámbito de la vida. A nivel profesional y a nivel emocional. Uno siempre está en la búsqueda de querer llegar lo más lejos (y lo más alto) posible. El relato bíblico de la Torre de Babel es un claro ejemplo de esto. Esa «necesidad» de acercarse a Dios tanto como fuera posible. Según la historia, ese hecho fue el surgimiento de la comunicación (desde allí, como castigo de Dios, empezaron a hablar todos lenguas distintas). Ahora bien, también muestra la necesidad del ser humano de romper barreras.
Si de «romper barreras» se trata, hay una imagen que se me viene a la cabeza. El momento en el cual uno llega al último piso del Empire State neoyorquino. Seguramente se estarán preguntando el por qué de esta idea mía (y más si les agrego que nunca he ido). Es simple: mirar, desde arriba, a una de las ciudades más importantes del mundo y apreciar su belleza desde un lugar privilegiado. Sin generar más espectacularidad innecesaria, les puedo asegurar que me sería imposible que no se me «infle el pecho» un poquito. A su vez, sería difícil mantener la ansiedad en ese trayecto anterior. Ahora bien, nada de esto sería posible sin alguien que entendiera este «principio» a rajatabla, como fue el caso de Elisha Otis.
Nacido en el estado de Vermont, Elisha, fue a la Feria Mundial de Nueva York, en búsqueda de mostrar a la población su nuevo invento. Y en ese afán efectista, el plan estaba totalmente organizado y se empezaba a ejecutar. Se elevó por una altura equivalente a 4 pisos, con cajas pesadas y barriles. Luego de eso, cortó la única cuerda existente y, ante la mirada atónita de la gente ante una posible tragedia, pudo frenar sobre el suelo sin ningún tipo de problema. La barrera estaba rota. Si bien, al poco tiempo, Otis murió, el antecedente estaba realizado y una de las mayores empresas del mundo nacía. El Empire State tiene su atracción gracias a este comienzo. Un gran ejemplo para describir lo que provoca el genuino deseo de dar un paso más. Ese deseo que es la característica principal del personaje principal de la fecha.
Adri Arnaus Antúnez nació el 17 de Octubre de 1994, en una de las ciudades europeas más importantes: Barcelona. Obviamente, de más está decir que la pasión y el «fuego sagrado» español son marcas de origen que lo acompañan desde su nacimiento. Un nacimiento muy conectado con el golf, con un entorno directo que participó como nexo. Todas las condiciones estaban dadas para un proyecto serio a largo plazo. La incertidumbre que se podía generar era atenuada con la vocación de este chico por mejorar. Siempre estuvo dispuesto a escuchar y a saber entender los beneficios que le podría generar los pasos que estaba dando. Obviamente que la frustración interna también ha convivido con él, cuando las cosas no salieron. Sin embargo, la facilidad para seguir luchando, generó una historia que tranquilamente puede ser utilizada como modelo de que es lo que hay que hacer para desarrollarse en un deporte (y en la vida misma). La confianza en el proyecto (y la dedicación hacia él) fue la piedra fundamental de esta historia que pasaremos a relatar.
Mientras esperamos en el hall, tenemos un camino largo por escalar. El pequeño campo de Can Cuyás será el punto de partida de este camino. La «Residencia Blume», junto a las palabras de Nacho Gervás (director técnico de la Real Federación Española de Golf), nos acompañará también en este viaje. La Universidad de Texas A&M (y todo lo que implicó el paso por Estados Unidos) no se dejará de lado y empezaremos a ver la formación de un «profesional de hecho», con los paralelismos entre las competencias por equipos (más importantes a nivel europeo) y el Alps Tour. Su experiencia en el Challenge Tour y sus primeros pasos en el Tour Europeo (con el análisis de sus innovaciones) serán paradas obligatorias. Recordaremos su paso por Pebble Beach (en el US Open 2019) y repasaremos la actualidad de su relación con el irlandés Padraig Harrington, actual capitán europeo de la Ryder Cup. Y como parada final para analizar (entre otras que se tratarán), veremos sus sensaciones acerca de las comparaciones que se generan con el actual N°1 del mundo (y su gran compañero y amigo): Jon Rahm.
Muchos temas para contar, mientras las puertas corredizas se abren y tenemos que marcar el piso hacia dónde vamos.
– Adri, voy a arrancar con un tema de actualidad. Me imagino lo difícil que fue el período de cuarentena allá, por la situación de público conocimiento que generó el COVID-19. Sin embargo, hace poquito tiempo, pudiste paliar algunas de estas dificultades con el “BMW Trackman Invitational”. ¿Te gustó la experiencia? ¿Cuáles fueron tus sensaciones?
– Obviamente, el tema de la cuarentena no fue fácil. Pero lo he puesto como un paréntesis para aprovechar a hacer cosas que no tenía el tiempo necesario. Me he centrado más en la parte física y mental, leyendo bastantes libros y entrándome en cosas que me interesan (por ejemplo: el budismo).
Por otra parte, como bien dices, lo del «Trackman» me ha ayudado a tener un poco de motivación y mantener el juego en forma.
– El European Tour, dado este contexto, evaluó volver, estableciendo una idea original, que ya la ha ido probando esporádicamente: el uso de micrófonos en la ronda. ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Crees que, el “European Tour”, siempre está un paso adelante y el resto del mundo del golf debería copiarlo? De ser así, ¿por qué?
– Pues el European Tour, para empezar, creo que está haciendo las cosas con bastante precaución. En el regreso a la competición, intentamos tener el ambiente lo más sanitizado posible. Y eso es bueno. De la misma manera que el tour americano también lo está intentando, pero parece que no es lo más fácil posible.
En cuanto a la innovación, creo que el European Tour es líder en eso. Siempre tienen buenas ideas. No creo que todas ellas sean las más aceptadas por los jugadores. Pero, en el caso de los micrófonos (en mi opinión), no veo por qué no, siempre y cuando se vigile lo que se dice. Lo veo bien.
– En otras entrevistas, he leído que, el director técnico de la Real Federación Española de Golf, Nacho Gervás, te describió de esta manera: “tiene una confianza en sí mismo brutal y eso lo puede llevar muy lejos, porque es el factor diferencial”. ¿Coincidís con él? ¿Se puede decir que esa fue la clave para que tengas el crecimiento exponencial, que se dio desde tus inicios? ¿O esto pasó por otras variables?
– Yo creo que al final, esto es como todo. Cada uno tiene que tener la confianza en lo que hace, ya que está siguiendo el camino que debe seguir. En mi caso, estoy disfrutando, día a día, de lo que hago y tengo la confianza plena en mi y en mi equipo. Estamos «poniendo las piezas del puzzle suficientes» para poder estar en lo más alto del golf mundial, dando los pasos adecuados. Con lo cual, para mí, consiste en eso: en la confianza en el proceso y en seguir, cada día, siendo mejor.

– Entrando más en detalle en esos primeros pasos, quiero que me lleves a lo que recuerdes de esos primeros días en “Can Cuyás Golf Pitch & Putt” (para quienes no saben, se le llama así porque el campo está compuesto de 9 hoyos de par 3) y tu comienzo del cariño hacia esta actividad. Tu padre tuvo que ver mucho, en tu comienzo y el del club, ¿verdad? ¿Como surge tu gran potencia, teniendo en cuenta que tu lugar de inicio no tiene a esa variable como prioridad?
– Evidentemente, mis inicios fueron en un campo modesto y pequeño de 9 hoyos. Pero, a la vez, es un lugar muy querido, que me aportó infinidad de cosas. Puedo decir que, en cuanto a la primera diversión (para los que empiezan el golf): cuanto más corto sea el campo, mejor. Tuve muchísimas horas pasadas allí, entrenando lo que es el juego corto y mejorando el swing, obteniendo la potencia.
Por otro lado, la figura de mi padre fue súper importante. Él estaba allí, día a día, siendo director del campo de Can Cuyás. A la vez, dando los pasos correctos, introduciéndome en «la Blume» (explicaremos sobre este lugar en la próxima pregunta), en mi educación secundaria y en la universidad de Texas A&M. Lo gestionó todo él, haciendo que me enfoque muy bien.

– Hay un tema que me apasiona mucho, al ver a jóvenes talentos como vos: el momento del paso a la universidad de Texas. El haber estado en la nombrada «Residencia Blume” de Barcelona (uno de los centros de alto rendimiento deportivo más famoso de España), desde muy chico, ¿influyó a dar ese paso? ¿o se fue dando todo de manera muy espontánea, dada la necesidad de seguir avanzando y sin importar las dificultades lógicas que te podían surgir?
– El hecho de haber pasado por las fases (podríamos decir) lógicas de un deportista de élite, bajo mi punto de vista y como te comentaba antes, no es algo tan espontáneo. Yo iba creciendo y veíamos que se daba bien. Pero, la verdad que mi padre (y mi familia), visto desde ahora, se dieron cuenta de que eso me iba a ayudar.
A mí me hacía feliz el hecho de competir con el golf. Por lo tanto, puedo decir que tuve la gran suerte de que me dieron las facilidades para seguir haciendo esto. «La Blume» y la universidad fueron claves para estar donde estoy hoy. Y estoy muy contento de haber pasado por esos dos sitios.
– Me imagino la adaptación dura que te ha tocado vivir. Idioma, distancia y… ¿falta de seguimiento personal? ¿Cómo fue transformar la cabeza en ese período y en qué aspectos técnicos se madura? Tu compañero, y otra gran promesa, el estadounidense Cameron Champ (ya ganador, en 2 ocasiones, del PGA Tour), ¿fue clave en ese acostumbramiento al día a día, teniendo en cuenta también, el parecido en sus estilos de juego?
– Al ir a Estados Unidos, claramente hubo muchas cosas a las que me tuve que adaptar, empezando por el idioma. Pero, para mí, es algo que no cambiaría para nada, ya que tuve que despabilarme. No sólo fue crecer como jugador de golf y tener una carrera, sino crecer como persona. Lo que me dio Estados Unidos fue una visión muy amplia y, sobre todo, ver que el mundo de golf no se acaba en las fronteras de España. Hay gente muy buena, muy talentosa. Por ejemplo, como vos lo mencionabas, Cameron Champ: gran potencial, que lo está demostrando actualmente.
Esta experiencia fue un despertar. Un tener que «ponerme las pilas», porque ahí no te daban nada por hecho, por mucho que hubieras jugado bien antes. Así que, Estados Unidos, me ha dado muchas buenas lecciones.

– Luego de graduarte de la universidad en 2016, llegó un 2017 soñado para vos. Campeón con el equipo español, en el European Amateur Team Championship, y victoria en las finales del “Alps Tour” (3era categoría en el golf europeo), llevándote, posteriormente, la Órden de Mérito del circuito, la tarjeta del “Challenge Tour” y la posibilidad de estar en las puertas de las grandes luces del circuito europeo. ¿Esto hizo que tu paso al profesionalismo se “facilite”, teniendo en cuenta las dificultades de la decisión? De ser así, ¿por qué?
– Efectivamente, para mí, el 2017 ha sido un gran año, en el que tengo grandes recuerdos. Después de haber pasado las 2 etapas que comentábamos (Residencia Blume y la Universidad de Texas A&M), aún tenía que seguir demostrándome que yo podía ser profesional. Por lo tanto, este paso no fue algo inmediato. Sobre todo porque no pude hacer la escuela de clasificación, ya que había terminado la universidad. Pasó el invierno, la navidad, y tuve que tomar la decisión de quedarme un año más como amateur, la cual la encontré súper acertada. Me pude dedicar a ser profesional, sin serlo. Pude seguir jugando con el equipo nacional y, con invitaciones, jugar algunos torneos del Alps Tour.

Como te dije, estaba dedicándome «full time», pero sin ser profesional. Esto me dio una buena combinación ya que estaba simplemente testeando cómo me sentiría dentro del mundo profesional. A la vez, seguía jugando con los amateurs, sintiéndome cómodo. Ahora bien, ví que mi cuerpo me pedía jugar con los profesionales. Sobre todo porque empecé «como un tiro» en el Alps Tour. Me gané los derechos de competir ese año.
Ese 2017, al final, acabó siendo un año maravilloso en el que, no sólo ganamos el Campeonato Europeo por Equipos (que fue muy bonito), sino que también rematamos en la final del Alps Tour. A su vez, quería jugar el US Amateur, ya que fue un objetivo (se disputó en Riviera Country Club. No pasó el corte).
– Para vos, ¿Qué tan importante es la presencia de tu gran compatriota Ignacio Garrido (Participante del victorioso equipo europeo de la Ryder Cup 1997, en el famoso campo de Real Club Valderrama, y ganador del actual BMW PGA Championship 2003, en el tradicional campo inglés de Wentworth Golf Club) como coach, teniendo en cuenta lo que fue él en este deporte? ¿Fue el salto de calidad que necesitabas? ¿Cómo fueron los primeros momentos de tu relación con él, para llegar a esta “sociedad fortalecida” que formaron?
– Yo creo que, el hecho de estar hace casi 3 años con Nacho, me ha dado mucho. Todo comenzó en ese año 2017, con la combinación de amateur a profesional. Ese año, había empezado a trabajar con Joseba Del Carmen (coach de Jon Rahm, actual N°1 del mundo) y expandí mucho mi visión sobre la vida y sobre el golf, en cuanto a lo mental. Ahí dí un gran salto de calidad. Me permitió, ese año, tener una gran temporada.
En 2018, (el año del Challenge Tour) empecé a trabajar con Nacho. Al final, me dio grandes cambios técnicos en mi swing, que me hacen un jugador más sólido. Hoy en día, ya está todo más asentado. Pero, en su momento, se tuvo que trabajar mucho.

– Justamente, Ignacio Garrido, te llevó los palos en, hasta ahora, la victoria más emocionante de tu carrera. El “Ras Al Khaimah Challenge Tour Grand Final 2018” de Emiratos Árabes Unidos («Al Hamra Golf Club”) te vio coronarte, luego de embocar un corto putt (pero de esos que los nervios complican), que te dio un golpe de ventaja ante otro jugador con una fabulosa actualidad: el francés Víctor Perez (ganador del tradicional “Alfred Dunhill Links Championship” 2019), con quien tenés una linda amistad, ¿no? ¿Cómo fue el trabajo mental en esa semana? Aguantar la presión de la manera en que la aguantaste, teniendo en cuenta que, entre otras cosas, estaba en juego la tarjeta completa y el mejor status posible en el European Tour, ¿fue la clave para entrar con la confianza que tuviste el año pasado?
– Fue muy bonito acabar el año de la manera en que lo hicimos, con Nacho en la bolsa y pudiendo ganar esa final de «Ras Al Khaimah Challenge Tour». Toda una temporada muy trabajada. Muchos cambios que se hicieron, como te contaba. Al final, una recompensa súper bonita, que la tuvimos que trabajar.
Creo que desde el primer día íbamos líderes. Así que tuvimos que centrarnos muy bien en nosotros. Fue la clave. Centrarnos bien en lo que podíamos hacer y salir al campo a ejecutarlo. Al final, simplemente, nos limitábamos a eso y lo disfrutamos.
Fue una presión bonita. Teníamos la tarjeta en juego. Pero también llegamos como los novenos del ránking. Así que eso lo podíamos ir sumando.

– Cuando analizo tu 1er mitad de temporada de novato en el Tour Europeo, veo que, luego de destacadas actuaciones, (entre ellas, un destacado 2do puesto en el “Magical Kenya Open” 2019, ganado por el italiano Guido Migliozzi, con quien venías en el último grupo), te diste el gusto de clasificar para jugar tu primer major: El Abierto de Estados Unidos, en el mítico Pebble Beach Golf Club. Ante todo, me gustaría que me recuerdes las primeras imágenes en la cabeza que se te vienen de esa semana, teniendo en cuenta la gran unión con tus coterráneos, que siempre ayuda en estos casos. Ahora bien, he escuchado que, luego de tu gran primera ronda, declaraste que intentaste tomarte ese torneo como “uno más”. Justamente, tratar de no dejarse llevar por los impulsos que genera un evento de esta magnitud, con el contexto descripto, ¿es la clave para enfrentar un major? De considerar esta idea como cierta, ¿se puede decir que fue la mejor enseñanza que obtuviste de esta experiencia? ¿O hubo alguna otra?
– Mi primer año en el tour fue realmente especial. Mi temporada de rookie y tener tantas opciones, como tuve, para ganar. A su vez, poder sentir lo que se siente en los domingos fue también especial. Sobre todo, un par de veces, delante de mi público (en Valderrama y en «Club de Campo Villa de Madrid»).
Pero sí, en Kenia , la verdad fue muy bonito. Y luego, como dices, el US Open, para mí, termino siendo mi mejor comienzo en mi carrera de majors, ya que Pebble Beach siempre había sido mi campo soñado, mi campo preferido. Un campo que sólo había jugado en la PlayStation millones de veces (risas). Empezar ahí fue magnífico. Obviamente, al empezar la primera vuelta, estuve súper contento de poner mi nombre arriba de la clasificación.
Los majors son diferentes porque se preparan muy bien. Pero al final no deja de ser «yo contra el campo», «yo contra 18 hoyos». Intentar hacer las menos posibles, con condiciones exigentes. Pero, de la manera que lo vi, fue muy importante enfocarlo sin demasiada peculiaridad. Ahora bien, si tuviera que decir la mejor enseñanza es que vi que me veía preparado para competir con los mejores del mundo y estar a su altura. Eso es lo que me llevo de ese torneo.

– Si voy a tu 2da mitad de temporada 2019, veo que las buenas performances siguieron sin ningún tipo de problema. A pesar de que la victoria no llegó, por esas cuestiones del destino, un meritorio segundo puesto de local, en el nombrado “Estrella Damm Andalucía Masters” 2019 (ganado por el talentoso sudafricano Christiaan Bezuidenhout y disputado en el nombrado campo histórico de Real Club Valderrama), te llevó al histórico Open Championship de Royal Portrush. Ante todo, no puedo dejar pasar tus emociones, al disputar este evento, teniendo en cuenta la vuelta de la competencia a este tradicional lugar irlandés. A su vez, dada la situación nombrada en el torneo español, sumado al estilo de juego y hasta la presencia en el campo, es inevitable que surjan comparaciones con tu compatriota, y gran amigo, Jon Rahm (el actual n°1 del mundo), quién también genera paralelismos en el público con el legendario Severiano Ballesteros. ¿Cómo llevás ese asunto? ¿Es una presión? ¿O te permite motivarte y lo tomás como una señal de que vas por el buen camino?
– Al final, en la segunda mitad de la temporada, contento estuve de poder mantener un buen nivel de juego. Tuve un poco de irregularidades. Pero creo que fue un verano muy bueno. Valderrama fue espectacular. El juego de Christiaan fue de admirar. Pero, el quedar segundo fue gran torneo, permitiéndome llegar al Open Championship.
Tengo un poco de «espinita clavada» con ese Open Championship. Los links tienen su tipo de campo especial y sus condiciones meteorológicas, a las cuales me tengo que ir acostumbrando un poquito. Igualmente, fue una gran experiencia que me la llevo para las siguientes oportunidades.
En cuanto a la comparación con Jon Rahm: él y yo hemos crecido juntos. Estoy más que acostumbrado a competir con él. Simplemente, ahora estamos en un escenario mayor. Y lo veo como una comparación bonita. En ningún momento me añade presión. En todo caso, me halaga ya que ha conseguido grandes cosas en el mundo de golf (tengan en cuenta que la entrevista se hizo antes de que Jon fuera N°1 del mundo). Y voy a intentar estar a su nivel en lo que viene, después de la cuarentena. Somos grandes amigos, hacemos vueltas de entrenamiento y comentamos cosas a menudo.

– Albatross Golf Resort también estuvo a punto de verte ganar. Si bien el belga Thomas Pieters se quedó (por un golpe) con el Real Czech Masters 2019, se te generaba otra semana con buenas sensaciones. Esta gran actualidad siguió hasta antes de este parate, con un tercer puesto en el prestigioso “Omega Dubai Desert Classic” de este año (disputado en el Emirates Golf Club y ganado por el australiano Lucas Herbert). Ante todo, ¿qué considerás que te falta para esa ansiada primera victoria? Si bien, la cuarentena nos cambió mucho los planes, ¿Es muy loco pensar en una Ryder Cup? ¿Cómo está actualmente la relación con el histórico irlandés Padraig Harrington? (para quienes no saben, ganador de 2 Open Championship y un PGA Championship). ¿No hubo una videollamada por “zoom” en esta cuarentena, a ver cómo andaba? (risas)
– Después del Open Championship, tuve ahí un poco de descanso. Fue un verano intenso y pude relajarme, volviendo luego con todas las fuerzas. También volví con algún retoque de swing, que aplicamos en República Checa. Y se nos dio genial. Gran batalla tuvimos con Thomas (Pieters).
Y al final, no creo que falte nada en especial para la victoria. Yo creo que seguir haciendo las cosas bien, sin prisa y disfrutando del proceso. Creo que, tarde o temprano, esas cosas vienen. Como te dije antes, en «Ras Al Khaimah» lo hicimos muy bien, centrándonos en nosotros. Así que, más de eso y llegará.
En cuanto a la Ryder Cup y las opciones existentes: obviamente no son, ahora mismo, las mejores a mi favor. Pero, claramente es posible. Podríamos decir que mi relación con Harrington es buena. Jugamos un día. Me dio un par de consejos. Básicamente, me dijo que jugara mi juego, que lo hacía muy bien y que no me preocupara demasiado. La verdad que hay que agradecerle. Un tipo que ahora mismo se fija en los jóvenes. Y a mi me pone una situación bonita, a la cual espero poder dar la talla y poder estar en la Ryder, cuando se juegue.
– Te propongo un juego. Phil Mickelson, hace unos meses atrás, dijo que va a seguir jugando en el PGA Tour, a pesar de cumplir 50 años, mientras siga “pegando bombas”. Supongamos que un día te lo encontrás y te pide un consejo para no perder esto. ¿Qué le dirías?
– Phil Mickelson se ha ganado más que el derecho de estar ahí (risas). Puede estar en el PGA Tour los años que quiera. Y más si los campos no se le hacen largos. Ahora mismo, pues no sé si soy el más adecuado para buscar consejos para pegar bombas, porque le estoy intentando pegarle más suave, sin perder distancia. Y parece que su filosofía es intentarle pegarle más fuerte y con más velocidad. Para mí, lo más importante, hoy por hoy, es hacer swings relajados y agarrar la mayor cantidad de fairways posibles. Si algún día me faltara la distancia, ya le daría algúun consejo (risas). Pero, para mí, la pausa en el tope del backswing es la clave.
– Adri, hace un tiempo atrás, le comentaste a la gente amiga de ”Ten Golf” que te irías a disputar los primeros torneos del Korn Ferry Tour para asegurar tu clasificación al PGA Championship (entran los primeros 100 y, actualmente, estás en la posición 106) Hace poquito, el gran Vijay Singh tenía decidido jugar el «Korn Ferry Challenge» y se armó una polémica ya que, el estadounidense Brady Schnell (participante activo de este circuito) lo tildó de egoísta por sacarle un cupo a alguien que lo pudiera necesitar, por los problemas económicos que trajo el COVID-19. Posteriormente a esto, Vijay decidió bajarse. A todo esto, se había establecido que, el ranking volverá a estar funcionando desde que se reanude el golf en Estados Unidos, habiendo sido claramente perjudicados los que, como vos, juegan regularmente en territorio europeo. Te traigo estas dos situaciones por lo siguiente: ¿sentís que el mundo del golf fue muy injusto con los que van a Estados Unidos por alguna necesidad en particular?
– Ante todo, respeté claramente la decisión de Vijay Singh. Si él quiso jugar, tendría que haber jugado, porque todo el mundo está en su derecho de intentar competir donde crea y pueda jugar. También respeté su decisión de bajarse.
La decisión de ir al Korn Ferry Tour a hacer clasificaciones, no fue por otra razón más que intentar competir cuanto antes, ya que en Europa no se empezaba hasta el 9/7. Ese fue el primer motivo. Por otro lado, el tema estuvo en intentar conseguir puntos para el PGA Championship. Al final, era entrar en modo de competición.

Creo que las decisiones que se tomaron últimamente sobre los que manejan los tours, han estado un poco dirigidas al sector americano. Obviamente, a los europeos no nos sentó del todo bien, ya que somos gran parte del mundo del golf. Pero bueno, también es entendible. Al final, tienen mucho que decir y es lo que hay. Son circunstancias muy inciertas con este tema del COVID-19, así que todo tiene un «pero».
– Para terminar, agradeciéndote por tu gran generosidad y deseándote lo mejor en tu regreso, como en todas las entrevistas, busco que mis invitados nos dejen un consejo para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, o para quienes dan sus primeros pasos como profesional. ¿Cuál sería el tuyo?
– Para la gente que se inicia (tanto en el golf, como en el mundo profesional), es importante disfrutar de lo que haces. El golf te da demasiados motivos: el contacto con la naturaleza, el poder ponerte retos con uno mismo… A las personas que les gusta esto de ser cada día mejor, hay mil maneras de medirlo, tanto si estas iniciando como si arrancas a ser profesional. Para mí, lo más importante fue crearme un programa de estadísticas al principio, (después de la universidad) para ir viendo mi progreso.
Eso es lo que todo lo que te diría. Ser mejor, el día siguiente al anterior, y disfrutar.
Terminamos con el fiel reflejo de lo que es estar comprometido con la causa. Adri Arnaus no es un chico que se quedó con su principal virtud y nada más. Aprovechando las nuevas herramientas de la época, pero sin dejar de lado la constancia para luchar por ese avance, mantiene presente la «obsesión» por querer seguir en los primeros planos. No se privó de viajar a Estados Unidos para ver si sumaba puntos para pelear por puestos de PGA Championship. A pesar de no cumplir su objetivo, volvió al Tour Europeo a seguir demostrando porque las oportunidades siguen surgiendo. Definitivamente, no es alguien que se dará por vencido. Es consciente de lo que hay que hacer y va por ello, sin dejar de lado la etapa de la vida que atraviesa. No le quita seriedad a la actividad, ni le agrega dramatismo.
En sus 25 años, nuestro catalán aventurero no deja de lado su horizonte, a pesar de las adversidades que le toca vivir. En la «burbuja estricta» establecida por el European Tour, se lo nota cómodo, pasando cortes y cumpliendo. ¿La victoria llegará? No lo sabremos. Aunque presentimos que, si sigue por este camino, los buenos momentos están a la vuelta de la esquina. El entorno que tiene es fantástico. En cuanto a su talento, todavía le queda mucho por explotar. La valentía está. Sino, no se hubiera animado a realizar lo que hizo. Esta pandemia no lo limita para nada. Al contrario. Con lo relatado, creo que ahora, mis queridos lectores, me pueden entender por qué, a nuestro amigo, lo considero una persona que comparte el principio de «romper barreras» para seguir avanzando.
Adri Arnaus tocó el botón del piso más alto. Y está subiendo. Pareciera que este viaje llegará a destino. Se encuentra en el ASCENSOR AL ÉXITO.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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