Entrevista «a corazón abierto» con una de las leyendas del mundo del golf femenino. Una historia que tiene a la pasión y al esfuerzo constante como ingredientes principales.
¿Qué harían ustedes si les tocara ser por un sólo día ministro de relaciones exteriores de su país? Tengan en cuenta que son la cara visible de un conjunto de principios, valores, hábitos, creencias, actitudes y tradiciones de un estado. A su vez, muchos protocolos por cumplir a rajatabla. Sí, sé que les he descripto muchas responsabilidades que se pueden volver una mochila. No es para cualquiera de nosotros el puesto. Ahora bien, no hay nada más reconfortante que manifestar un sentido de pertenencia a algo o alguien. El hecho de creer en lo que a uno lo identifica, y manifestarlo al mundo, genera un «efecto contagio» que te ubica, sin lugar a dudas, en un escalón privilegiado. La gente te empieza a ver con otros ojos. Empieza a ver que lo que decís está respaldado y merece ser tomado como punto de referencia. Un punto de referencia que es el comienzo de la expansión de una cultura, con todo lo bueno y lo malo de ella. Además, aquellos ciudadanos representados se sienten con la seguridad de poder seguir mostrando su formación y sus orígenes. El tener como «colchón» a un exponente del lugar de tus primeros pasos hace que uno saque lo mejor de sí y genere su máximo nivel, sin importar los riesgos asumidos. Sin lugar a dudas, hay que tener agallas para asumir un desafío de estas características.
Ahora bien, subo la apuesta. Imagínense que todas las personas con pasión deciden formar un gobierno ¿Qué pasaría si a ud, parte de este conjunto, le tocaría representar a toda esta gente? Es ahí en donde entramos, sin quererlo, en una contradicción. No hay nada más alejado al formalismo que las personas que viven con fervor. Por lo tanto, uno está obligado a «respetarse a sí mismo», y dejar de lado toda pauta posible, para que el resto te empiece a respetar. El «empezar por casa» es un milenario camino que nunca dejó de ser efectivo para realizar tus sueños. Algunos lo ven como un deporte de riesgo y se quedan en el camino. Otros, como nuestra protagonista en cuestión, asume el rol y va al frente.
Cuando entramos a la vida de Dottie Pepper, nos tenemos que iniciar un 17 de agosto de 1965, en Saratoga Springs, una ciudad muy tranquila, ubicada unos 300 km al norte de Nueva York (y dentro del estado del mismo nombre). La paz del lugar no implicaba que no hubiera dedicación y disciplina por cada una de sus acciones. Su padre, ex jugador de béisbol (el equipo de los Tigres de Detroit era dueño de sus servicios), sabía de qué se trataba esto. Seguridad en los principios básicos del deporte, y entrenamiento constante, era la idea a transmitir. Por otro lado, su abuela, fanática del golf, le presentaba este mundo que todos conocemos, con sus particulares desafíos. Todas las herramientas estaban disponibles. Era cuestión de ponerlas en práctica porque, sin lugar a duda, el arte del esfuerzo empezaba a hacer efecto en Dottie. ¡Y de qué manera! Día tras día dejaba todo de sí por avanzar un poco en este largo camino. La clave de su historia, contada por ella misma, estuvo ahí. No era necesario romper lo que no estaba roto. Al contrario. El convencimiento sobre el trazado elegido era cada vez mayor y el éxito empezaba a generar destellos que aclaraban el panorama.
Los invito a presenciar una de las mejores historias que me ha tocado contar. Es, sin lugar a duda, una de las personas indicadas para entender que es lo que genera el golf en los corazones. Iremos recorriendo detalle a detalle de una trayectoria vigente, que lo tiene todo. Piensen que esos primeros pasos nombrados fueron el arranque de una etapa junior formidable. Ese fue sólo el comienzo.
Mientras caminamos por una alfombra roja, acompañándola en este viaje, giraremos la cabeza hacia un costado y conoceremos a un personaje clave en la historia de Dottie: el veterano profesor George Pulver. La influencia de él será clave en este recorrido. Un desfile que hará escala en Furman University y en Massachusetts, para ver su «medalla de plata» (como amateur) del US Women’s Open 1984. Caminaremos un poquito más para entrar de lleno en los momentos vividos en el LPGA. Obviamente que no dejaremos de lado su historia aparte con la Solheim Cup (versión en damas de la Ryder Cup) y lo que significó ganar el ANA Inspiration (uno de los majors del circuito femenino) en 2 ocasiones. Más adelante, apreciaremos sus primeros momentos como analista y algunos hechos curiosos de esta etapa (Ej: su encuentro con un oso, mientras cubría el US Senior Open 2008). Miraremos de reojo el histórico «AT&T Pebble Beach National Pro-Am». No nos olvidaremos sus charlas televisivas con Tiger Woods y su punto de vista, acerca del golf femenino de la región y el golf juvenil. La «nueva normalidad» del PGA Tour será también parte del análisis. Los asesores acomodaron todo como corresponde y los micrófonos se prenden.
– Dottie, investigando sobre tu extensa y gran trayectoria, hay una palabra que se repite mucho en este camino: “intensidad”. Palabra que tiene sus ventajas y sus desventajas en el golf. ¿Tengo razón si te describo así? El dejarse llevar por esta “intensidad”, ¿permite que puedas tenerte más paciencia, haciendo que llegues a los éxitos que obtuviste? ¿O te ha jugado más veces en contra, de las que sabemos?
– La intensidad y el enfoque han sido palabras asociadas conmigo desde que era un estudiante de Jardín de infantes, a los 5 años. Estuve luchando constantemente por el perfeccionismo hasta el día de hoy. Si no hubiera hecho esto, no sería tan exitosa o fiel a mí misma.
– Tus inicios, casi sin darte cuenta, te fueron llevado a esto, dado el entorno familiar que tenías. Tu padre, Don, saliendo en la tapa de Sports Illustrated, el 11 de marzo de 1968, como uno de los mejores novatos del béisbol estadounidense. A su vez, tu abuela Dorothy, metiéndote de lleno en esta pasión. ¿Me podrías revivir un poco esos días y ese ambiente, en donde se “respiraba” este deporte? ¿Crees que, el tener a una familia que entendía mucho el medio, fue un gran motor para entrar en la parte competitiva del golf? ¿O fue todo muy espontáneo?

– Mi abuela paterna me presentó el juego comprando mi primer juego de palos. Además, me regaló una serie de 5 lecciones de un profesional en Saratoga Springs, Nueva York. Mi padre comenzó el juego después de que dejó el béisbol, ya que muchos ex jugadores lo hacen. Es (fue) extremadamente competitivo y creyente en los fundamentos. Mi abuela generó la chispa, pero él fue la llama de mi amor por todos los deportes. Todo fue una sana competencia para mi papa y para mí.
– Rápidamente te llegaron los triunfos. Entre 1981 y 1983, ya habías triunfado en el “New York Junior Amateur” (en 2 ocasiones) y en el “New York State Women’s Amateur”. En este período, es donde aparece el protagonismo de George Pulver, tu primer profesor, una leyenda en la materia y con quien tuviste una relación muy especial. Para quienes no saben, te empezó a dar clases pasando los 80 años. No destaco esto por la edad en sí, sino por la destacada vocación de enseñanza y amor a este deporte. Su hija, Madelyn Jennings, contó que tenés un cuaderno de cartas, con consejos psicológicos para tu juego. Ante todo, ¿se puede saber, en líneas generales, de que trataban esas recomendaciones? A su vez, me gustaría que me recuerdes esos días con él, teniendo en cuenta la dedicación de George por su profesión y las virtudes de él para lograr llegar a jugadoras con mucho talento, como el tuyo.
– Con Mr. Pulver comenzamos a trabajar como maestro-alumna en 1981. Él es la razón por la que me convertí en el jugador que era y con la mentalidad que tenía/tengo. Actualmente estoy escribiendo un libro basado en los años de cartas que me dejó después y entre lecciones. Esto será publicado en la primavera de 2021.
– Llegó 1984 y lograste entrar en tu primer major: El US Women’s Open 1984, disputado en Salem Country Club (Peabody, Massachusetts) y ganado por la gran Hollis Stacy (con esa edición, ganó el Abierto Estadounidense 3 veces. A su vez, ganó otro major: el Du Maurier Classic de 1983). Tu debut fue soñado, logrando obtener la “medalla de plata” que se le entrega a la mejor aficionada de la competición. De este lado del mundo, al ver la predominancia americana en el deporte, pensamos que solamente es difícil para nosotros jugar un major. Con el tiempo, obviamente, me dí cuenta que no es así. Ahora bien, en tu opinión, ¿qué se necesita para estar en esta clase de eventos? ¿Qué recordás de esa primera experiencia en un major y cuáles fueron las mayores enseñanzas que te dejó?
– Clasifiqué para ese primer US Women’s Open en 1984 en Apawamis CC (Westchester, Nueva York). Ser la mejor aficionada en el campeonato literalmente abrió la puerta para el resto de mi carrera en esa condición, incluido el ser nombrada miembro del equipo de la Curtis Cup de 1986, disputada en Estados Unidos (para quienes no saben, es la versión amateur de la Solheim Cup. La diferencia es que el equipo americano se enfrenta contra un grupo conformado por jugadoras británicas e irlandesas). También, más profundamente, me presentó una de las genialidades arquitectónicas de Donald Ross. Uno de los mejores recuerdos que tengo es jugando en el segundo tee time del primer día de competencia: 7:09 am. Nunca había jugado una ronda competitiva tan temprano y tuve que ejecutar un putt de 25 pies, en línea recta y cuesta abajo, para par, en ese primer hoyo.
– “Furman University” fue como “tu segunda casa”. Dos veces “Atleta Femenina del Año”, una vez “Atleta del Año”, tres veces la distinción “All-American” (para quien no conoce de que se trata, es la mención honorífica que se le da a los mejores atletas de los equipos universitarios), cinco victorias individuales y tres “top 4” con el equipo, en el tradicional NCAA Championship, por nombrar algunos de tus logros allí. A nosotros, nos costó entender mucho la importancia de ir a la universidad, para nuestros juveniles. Si bien, actualmente, esa tendencia se está revirtiendo, ¿me podrías describir tu gran trayectoria en esta etapa de tu vida, teniendo en cuenta la búsqueda de fortalecer mi idea nombrada anteriormente? ¿Recordás el momento específico (de esa etapa), en donde te sentiste realizada, para el paso al profesionalismo?
– Con MUY pocas excepciones, creo que una educación universitaria, junto con el atletismo universitario, es imprescindible. Es equilibrio y preparación para un futuro donde muchos no logran el mayor éxito en el campo de juego. Muchos de los que abandonaron la universidad temprano (o decidieron hacerse profesionales directamente del golf junior) lamentan mucho esto en muchos niveles. Yo gané una en el Futures Tour (ahora Symetra Tour) como aficionada y aún no me sentía preparada para lidiar con todo lo que es ser una golfista profesional. Muchos subestimaron/ subestiman el hecho que ser un golfista profesional es mucho más que lo que hay en el campo de golf.
– Entraste en 1987 al LPGA, con una “autoridad” típica de la leyenda que sos. A tal punto fue tu creencia en vos misma que, ¿tomaste prestado dinero de tu abuelo para jugar el US Women’s Open 1987 (en Plainfield Country Club, New Jersey), al no tener sponsors, y la devolviste con creces? ¿Cómo fue esa experiencia? “Creer en tus virtudes”, ¿es la clave para competir al más alto nivel? ¿Considerás que las principiantes, muchas veces, no miran el lado positivo de estar en el tour y no generan los esfuerzos necesarios para mantenerse?
– Mi abuela paterna apartó «capital inicial» en un certificado de depósito para cada uno de sus seis nietos, dinero que ayudaría a pagar sus estudios universitarios. Porque yo no necesitaba ese dinero (debido a mi beca completa en Furman), dejé ese dinero en el banco por 4 años más, pero no pude tocarlo sin penalización hasta agosto de 1987. Tomé un préstamo a corto plazo de mi abuelo materno de U$S 5000 para pagar los gastos de viaje y las tarifas de entrada de las primeras 10 semanas de mi carrera profesional. Debido a mi éxito en ese US Women’s Open de 1987, pude reembolsarlo en efectivo en poco más de 1 mes. Me patrociné en la gira cuando el certificado de depósito venció un mes después, dándome suficiente dinero para jugar 6 meses en el LPGA Tour. Esencialmente tuve que hacerlo en 6 meses o buscar patrocinio. Afortunadamente nunca lo necesité para comenzar esa búsqueda.

– Te llegó la temporada 1990, luego de haber obtenido anteriormente tus primeras 2 victorias en el circuito (la primera en 1989: el Oldsmobile Classic) y la convocatoria a la inaugural “Solheim Cup” (disputada en “Lake Nona Golf & Country Club”, Orlando), evento tradicional bienal por equipos, en donde, para quienes no saben de qué se trata, Estados Unidos y un combinado de las mejores jugadoras de Europa se enfrentan para ver quién es el conjunto vencedor (sería la versión femenina de la Ryder Cup). Has llegado a definir este certamen como un “privilegio”, en el sentido de tener “una oportunidad especial para hacer algo que nos enorgullece”. ¿Esa es la clave para enfrentar este tipo de eventos? ¿Cuáles fueron tus sensaciones antes y después de este prestigioso evento?
– Ser parte de cualquier evento, en su juego inaugural, es un privilegio. Un marcador de carrera para muchos. Yo estaba particularmente motivada para formar ese equipo y desempeñarme bien después de una mala actuación (con derrota) para Estados Unidos en la nombrada Curtis Cup de 1986 (en Hutchinson, Kansas). Además, jugar para la capitana Kathy Whitworth (para quienes no la conocen, la mayor ganadora de la historia del LPGA. Tiene 6 majors en su haber) fue un honor y una emoción.

– El actual ANA Inspiration, disputado todos los años en el tradicional campo de Mission Hills Country Club, generó una costumbre muy parecida a la generada por The Masters (a nivel masculino). Mismo campo, todos los años, y el baño en “Poppie Pond” (En relación al estanque de agua que rodea al “green isla” del hoyo 18. Su denominación es así en honor al apodo del viejo director del torneo, Terry Wilcox), iniciado por la gran Amy Alcott, son algunas de las nombradas. Cuando repasamos sus ediciones vemos que dos de ellas te tuvieron como protagonista. Voy a la primera. En 1992, viniste de atrás, soportaste palabras despectivas de un fanático (en el anteúltimo hoyo) y, en el 18, embocaste un putt corto para birdie (de esos en donde los “nervios hacen lo suyo”) que te llevó a un playoff con otra leyenda: la estadounidense Juli Inkster (ganadora de 7 majors, miembro del Salón de la Fama y mayor ganadora en la Solheim Cup, por nombrar algunos de sus éxitos). En ese desempate, demostraste tu categoría y te hiciste vencedora. ¿Se puede decir que fue un sueño hecho realidad? ¿Recordás la tensión de esos últimos hoyos? ¿Cómo hiciste para poderte aislar de lo que estaba en juego y el contexto descripto?
– Es verdad que un fan soltó un comentario poco amistoso sobre el green del 17. Pero solo forjó mi enfoque más bruscamente. El putt del 18 tenía solo 5 pies, pero era obligatorio para forzar el desempate, que finalmente gano en el décimo green (El primer hoyo de playoffs y sin salto a «Poppie Pond”) Las majors siempre son “sueños hechos realidad”.
– En esa misma temporada de 1992, ganaste el recordado evento mixto del “JCPenney Classic”, junto a Dan Forsman. Nuestra exponente del golf femenino de nuestro país, Silvia Bertolaccini (e histórica conductora de las transmisiones de ESPN en Latinoamérica), nos contó que se está hablando para que el torneo vuelva. A su vez, este año, por la pandemia del COVID-19, se suspendió el “Scandinavian Mixed”, evento organizado por los históricos suecos Henrik Stenson y Annika Sörenstam. Primero, me gustaría que nos cuentes si sabés algo de la vuelta de este evento. En segundo lugar, ¿ves factible tener más de estos eventos mixtos?
– Me encantaría ver de regreso a este evento profesional mixto. Sin duda, fue uno de mis triunfos favoritos. Programación y patrocinio, junto con la programación de televisión, serán las próximas preguntas a responder. El apoyo del jugador no será un desafío.

– Desde ese 1992, tu crecimiento fue exponencial. En esa misma temporada obtuviste el “LPGA Tour Player of the Year”, el “Vare Trophy” (se le da a la jugadora que obtiene el promedio de puntaje más bajo de una temporada) y fuiste primera en el listado de ganancias. En 1993, te llevaste el premio “ESPY” (a la mejor golfista) y, hasta 1999, no te cansaste de ganar. Sin contar los torneos nombrados, 11 victorias en ese período (en total, tuviste 17 en el circuito). Llego a ese 1999 y veo que diste una exhibición de cómo se debe jugar golf en los torneos grandes. Tu récord en el “ANA Inspiration”, de mejor score bajo par en un major (tanto a nivel femenino, como masculino), recién se pudo romper en 2016, con el australiano Jason Day, triunfando en Whistling Straits Golf Course (próxima sede de la Ryder Cup). Viendo la historia hecha, ¿pudiste tomar conciencia de lo histórica de esa semana? ¿Me podrías llevar a qué pasaba por tu cabeza estos días para tener tanta confianza?
– No tenía conocimiento de ningún récord, pero entré en esa semana jugando muy buen golf. Además, siempre me preparé para los majors. Fue una semana en donde no manejé la pelota particularmente bien, pero mi juego de hierros cortos y mi juego alrededor del green fueron excepcionales. Estaba en una batalla cara a cara con Meg Mallon y mi mentalidad era nunca “sacar el pie del acelerador, o “ser la primera en parpadear”.
– Volviendo a tu gran historia en la “Solheim Cup”, te voy a proponer un juego. Si te pido que me definas tu trayectoria en el evento, comparándote con algún jugador actual de las últimas Ryder Cup, ¿con quién sería y por qué?
– Probablemente, Ian Poulter se acerca más. Ahora bien, nadie, en el juego de hoy, podría compararse con Seve Ballesteros. Fue la actuación, la pasión y el estándar emocional.

– ¿Es verdad que el equipo europeo le pegó una foto, de tu cara, a una bolsa de boxeo, en la edición de 1998, disputada en Muirfield Village Golf Club? ¿Te gustaba ser “la chica mala” de la película y se disfrutaba más la “Solheim Cup”? ¿O te era indiferente?
– Mi cara estaba SUPUESTAMENTE colocada en una especie de saco de boxeo en el vestuario del equipo europeo. Esto enojó a mis compañeros de equipo (y a mi). Así que, en ese sentido, me encantó que esto pasara.

– Te ha tocado formar pareja, en el evento, con la nombrada leyenda Juli Inkster y con Brandie Burton (entre otros logros, bicampeona del Du Maurier Classic de 1993 y 1998). Me gustaría que me describas tu relación actual con ellas y las intimidades de esos partidos. Con respecto a Juli, me gustaría que me agregues (recurriendo a tu rol de analista) lo que significó su trayectoria para el golf femenino estadounidense y mundial.
– Juli y yo tenemos contacto de vez en cuando, pero Brandie y yo somos muy amigas. Estoy muy contento de que ella esté haciendo un gran esfuerzo por volver a jugar golf femenino senior.

Su salud, desde el punto de vista ortopédico, ha sido una batalla constante. Pero parece estar mucho mejor. Su talento es notable y espero que tenga la oportunidad de jugar bien en los próximos años. ¡Se lo merece!

– Pasaron los años en el certamen y le diste 13 victorias y 2 empates al equipo estadounidense, siendo una de las máximas ganadoras (triunfaste en 4 Solheim Cup). Ahora bien, en 2013, gracias a tu amiga Meg Mallon (ganadora de 3 majors y miembro del Salón de la Fama), volviste al equipo en carácter de asistente. Definitivamente, sos una de las caras visibles cuando hablamos del equipo estadounidense. Ante todo, me gustaría que me recuerdes ese llamado, luego de una historia tan larga con el evento, de muchas idas y venidas. ¿Cuál fue el mayor valor que sentís haber dejado? ¿Qué le falta al equipo estadounidense para que vuelva a disputar la “Solheim Cup”, como lo hacían uds? ¿O esto lo ha logrado?
– Estaba (y estoy agradecida) de que Meg me haya permitido reconectarme con la Solheim Cup. Igualmente, ese tiempo ahora es parte de un pasado, del que estoy orgullosa de haber sido parte.
– Cinco años después de tu segunda victoria en un major (a pesar de que llegaron 2 triunfos más en ese período), decidiste retirarte debido a que las lesiones te afectaron en gran medida. Obviamente me imagino que no es la manera en que hubieras deseado terminar esta etapa. Pero rápidamente, comenzaste tu etapa como reportera de campo, en NBC. Y arrancaste con todas las luces. US Open 2005, en Pinehurst, y te tocó seguir a uno de los ganadores más sorprendentes de la historia de los majors: el neozelandés Michael Campbell. Tuvimos el privilegio de hablar con él y saber su experiencia, teniendo en cuenta el contexto complicado y su historia particular. ¿Cuáles fueron tus sensaciones cuando lo viste en el hoyo 17, teniendo en cuenta que Tiger Woods buscaba arremeterlo, con lo que esto significa? El hecho de que Michael haya salido campeón y hayas podido llevar la cobertura con mucha clase, ¿fue un indicio de que podías “reinventarte” en este deporte? ¿O todo se fue dando sin pensarlo?
– Simplemente estaba haciendo mi trabajo asignado como nuevo miembro del equipo de NBC en el US Open. Ahora bien, fue una semana en la que nunca olvidaré la energía de Tiger (en la pelea por el título) y la pura alegría de la sorprendente e inesperada victoria de Campbell.

– En esta etapa te han pasado cosas insólitas. Menciono este ejemplo. Nosotros recordamos el Us Senior Open 2008 por la victoria de nuestro querido Eduardo “El Gato” Romero en Broadmoor Golf Club (Colorado). Sin embargo, vos recordás ese evento por el encuentro ¿con un oso que no era dorado? (risas). Me gustaría que me hagas algún comentario de esa situación particular.
– Muchos osos habían sido vistos dentro (y alrededor) de las propiedades, en Broadmoor, antes del evento, ya que había una sequía en las montañas y bajaban de sus hábitats normales para buscar comida. Un oso grande había sido visto en el curso antes de ese día particular y, según los informes, estaba lejos de donde estábamos cubriendo a los jugadores. Pero él, aparentemente, cambió de rumbo, atravesó un par de hoyos y terminó subiendo directamente a mí, a toda velocidad. Afortunadamente, giró un poco a su derecha y corrió más allá de una galería que estaba más arriba en el campo. Todavía tengo la foto colgada en mi oficina.
El sonido (estaban en un corte comercial) y el video lideró el «SportsCenter» de ESPN esa noche. Fue en ese momento que me di cuenta de que todo el episodio podría haber terminado muy mal.

– Otro momento pintoresco que recuerdo mucho fue uno que se dio en el AT&T Pebble Beach National Pro-Am 2016 (Ya trabajando para CBS, luego de unos años de parate). ¡Bill Murray te levantó por los aires y te tiró hacia el público! (risas). ¿Es tan jocoso como se lo ve? Te confieso que este torneo es uno de mis favoritos, fuera de los majors. ¿Por qué se replica tan poco esta modalidad Pro-Am en el Tour?
– No veo eso como un particular momento. Fue bastante aterrador y quedé muy dolorida (durante días), después de ser arrojada por el Sr. Murray.
El AT&T Pebble Beach Pro-Am se basa en años de tradición (surge como el “Crosby Clambake”) y es lo más destacado de “CBS West Coast Swing”, debido al formato “Pro-Am” y los campos que se juegan. Sería muy difícil hacerlo semana a semana. Además, ¡también es muy estresante para muchos de los aficionados!

– Has tenido un privilegio que poseen muy pocos: el hecho de poder entrevistar a Tiger Woods, a los fines de muchas de sus rondas. ¿Cómo hay que hacer para generar esa confianza que te tiene? ¿Cuál es la mejor anécdota que recuerdes con él? Aprovechando que lo menciono, te voy a hacer la misma pregunta que le hice a tu colega, la nombrada Silvia Bertolaccini. ¿Qué puede llegar más rápido: el major 18 de Tiger, la victoria de Phil Mickelson en el US Open, o ninguna de las 2?
– Respeto a los jugadores porque he estado en su lugar … con éxito y fracaso. También me enorgullezco de mi naturalidad profesional y mi relación con todos ellos.
No hay anécdotas con Tiger. Lo que sí te puedo decir es que, definitivamente, le gusta hablar de sus perros.
– Fuiste la primera mujer estadounidense en cubrir “The Masters”. En este evento, he leído que considerás este momento como “tu entrevista más difícil”: Justin Rose, luego del playoff perdido de 2017 contra el español Sergio García. ¿Por qué piensas esto?
– Siempre es difícil entrevistar a alguien después de una derrota. Especialmente cuando han puesto su alma en el esfuerzo.
– Recurriendo a tu rol de analista, me gustaría que nos des tu opinión acerca de la actualidad del golf femenino latinoamericano, teniendo en cuenta los siguientes tópicos: la gran actualidad de las mexicanas Gaby López y María Fassi, la representación mediante la paraguaya Julieta Granada, la ecuatoriana Daniela Darquea, la puertorriqueña María Fernanda Torres, y la colombiana Mariajo Uribe.
– No tengo un análisis detallado de ellas porque no cubro el golf femenino en este momento (aunque lo he hecho en el pasado y espero que CBS cubra el circuito LPGA en el futuro). Igualmente, estoy al tanto, por cubrir a Julieta Granada cuando trabajé en NBC / Golf Channel y haber visto su juego en mi Pro-Am (en Florida). Ella es una de las profesionales más agradables y que trabajan más duro en todo el juego. A su vez, he visto a Mariajo Uribe como aficionada y amo su fuego y entusiasmo. Todas estas mujeres serán pioneras en la región de América Latina, a medida que se abren más y más oportunidades para la enseñanza, el coaching y la competencia.
– Sabiendo tu promoción del golf junior, me gustaría que les pudieras dar un consejo a nuestra representante argentina en el Augusta National Women’s Amateur: Agustina Zeballos. A su vez, sabiendo que has tenido la oportunidad de verlo en el Latin American Amateur Championship de este año, te pediría también algunas sugerencias para la experiencia que le tocará vivir a nuestro querido Abel Gallegos. ¿Puede ser el futuro de Ángel Cabrera o exagero?
– Lo más importante para recordar para CUALQUIER junior (o amateur con un gran potencial) es abrazar y disfrutar el momento por ti mismo, no por las presiones que los demás pueden ponerte. Las comparaciones con los campeones de majors pueden ser muy pesadas.

– Dottie, ¿cómo manejás esta “nueva normalidad” en el PGA Tour?
– La «nueva normalidad» ha tenido mucho éxito hasta la fecha. Desde el punto de vista de la seguridad, me siento perfecta. Los protocolos han sido bien pensados, promulgados y, si la gente los respeta, tendremos mucho golf por delante.
– Sos finalista para la elección de miembros del World Golf Hall of Fame 2021. ¿Sería el broche de oro a una trayectoria de leyenda, dentro y fuera de un campo de golf? ¿Soñás con la concreción de ese momento o no lo pensás?
– No, no lo haría. Ser reconocido por sus compañeros es algo muy satisfactorio. Ahora bien, esa distinción no validaría más mi carrera y, ciertamente, no mejoraría mi vida fuera del campo. Yo sabía que, cuando dejé el juego en 2004, tenía 6 puntos menos que lo que pide “el Salón de la Fama del LPGA” y eso había sido mi foco, mi barómetro.
– Para finalizar, como en todas las entrevistas, busco que, mis invitados, nos dejen un consejo, para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, o para quienes dan sus primeros pasos como profesional. ¿Cuál sería el tuyo?
– Los fundamentos sólidos nunca envejecerán y, los que corren demasiado rápido, a menudo caen. Tome las cosas con calma, tenga una vida equilibrada y disfrute no solo del éxito, sino también del desafío.
La última frase describe su carrera de una manera contundente. Si hay alguien que disfrutó del desafío fue Dottie. Era alucinante ver el feedback positivo que le generaban las situaciones adversas. Por algo, en este mano a mano, surgieron los nombres en cuestión. A su vez, son contados, con los dedos de la mano, los deportistas que tienen esta capacidad. Nunca le tuvo miedo a nada. O eso parecía. Los baches de este camino fueron pasados por el medio. Y ojo, muchas veces (en esta pequeña metáfora que propongo) tuvo que pararse a «arreglar el coche», con los riesgos que eso implicaba. Pero siempre gano más de lo que perdió, de esta manera. Les puedo asegurar que, luego de conocer su historia, muchos haríamos lo mismo. Imposible no motivarse, ante semejante muestra de carácter y empeño, para afrontar todos los momentos vividos.
Vuelvo a la pregunta del comienzo del artículo. Imagínense ser representados por nuestra protagonista. El traje le calzaría perfecto. Cuando las jugadoras estadounidenses empiezan a realizar sus primeros pasos, el nombre de ella debería ser uno de los primeros que aparece en ese «manual implícito» de este deporte, cuyo tema principal es el camino hacia el éxito. Un éxito que fue alcanzado por la búsqueda constante del avance. Dottie entendió perfectamente de que se trata esto y sentó un precedente. Y no se quedó con eso sólo (que ya, de por sí, es impresionante). Su profesionalismo «fuera de las sogas» la estableció como una de las voces que más se disfruta escuchar en este regreso del PGA Tour. Por todo lo desarrollado, podríamos decir que Dottie Pepper sería una perfecta CANCILLER DEL ENTUSIASMO.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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