«VENÍ COLLIN, SENTATE»

El antes y el después de la llegada a la gloria. Todos los entretelones de la consagración de Collin Morikawa en los primeros planos del golf mundial.

Dentro de los clubes argentinos que conozco, uno de mis favoritos es Ranelagh Golf Club. Para quienes todavía no tienen el placer de haberlo visitado, le puedo asegurar que, cuando uno entra en esa puerta giratoria, de acceso al buffet del «Club House», entiende la historia del lugar, marcada por nuestro gran Roberto De Vicenzo. Los cuadros, en relación a él y a los orígenes del club, y el aspecto colonial (sin dejar de lado las adaptaciones lógicas de la actualidad) hacen de este espacio un «museo» del golf argentino. Ahora bien, las pocas veces que me he sentado en una de sus mesas, siempre soñé con ver al Maestro y poder preguntarle sus experiencias y escuchar sus anécdotas, como lo han hecho muchos. No se me dio la oportunidad, lamentablemente. Eso si, cuando imaginaba esa hipotética situación, estaba seguro que no me bastaba con mi «peligrosa caradurez» para poder irme a sentar a su mesa. Por lo tanto, cada vez que pisaba Ranelagh, para jugar un torneo a nivel amateur (les puedo asegurar que soy un jugador con MUCHAS limitaciones), sentía que tenía que dar lo mejor de mí. Como si fuera un major. Disculpen la situación autorreferencial. Pero creo que es el mejor ejemplo que se me ocurre para explicar lo que pasó esta semana.

Una vista de lo que era el green del hoyo 18, en las rondas de práctica del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

Obviedad: es imposible analizar un major como si fuera un torneo más. Y mucho menos éste. Hay que tener en cuenta que pasó más de un año, luego del último evento de estas características, hasta llegar a San Francisco. Por lo tanto, los detalles de un evento especial se merecen una explicación especial. Cuando hablamos de un major, no podemos tomar los días anteriores al domingo como conexos. Los últimos 9 hoyos de este tipo de competencias son un torneo dentro del major. Se puede haber tenido un desempeño notable hasta ese momento. Pero hay muchas variables que pueden cambiar todo en un abrir y cerrar de ojos: un buen/mal pique (pregúntenle a Tom Watson, en el último hoyo del Open Championship 2009. Necesitaba un 4 para ser el ganador de mayor edad en majors), un tiro ejecutado en el momento justo, o decisiones bajo la influencia del contexto son algunas de todas las cosas que se pueden vivir ese último día. Y lo vivido en TPC Harding Park no fue la excepción.

Ante de ir a esos instantes claves, muchas historias particulares por contar:

El chino Haotong Li, viendo que perdió la pelota, en su tiro de salida del hoyo 13, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

1- Un cuento chino: ¡Qué historia la de Haotong Li! En una cancha que mostraba sus garras, con fairways angostos y un rough desparejo y complicado, nuestro golfista asiático llegaba a la punta del evento, realizando una ronda de 66 golpes, acertando sólo 4 de 14 fairways. Toda una rareza. Como así también fue una particularidad verlo practicando sin parar, ¡durante las 5 horas posteriores a terminar! Posteriormente, nos enteraríamos que estaba tratando de mejorar su inconsistencia. Al llegar el sábado, parecía que sabía convivir con ella, sin ningún tipo de problema. Su suerte en el 12 (y su festejo a carcajadas), hacía presentir que esa «sana inconsciencia» lo iba a llevar por buen camino. Sin embargo, su salida, en el hoyo siguiente, terminó perdida. Doble bogey y nunca más supimos de él.

Tiger Woods caminando, en el hoyo 14, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

2- Tiger y su putter. Justin y la presión del n°1: Lo único que sacamos positivo de esta semana, en relación a Tiger Woods, es su salud. Y no es poca cosa. El clima frío de Harding Park preveía lo peor para él. Sin embargo, no fue su gran problema. Hace rato que no veíamos un juego sobre el green tan pobre en un major para Tiger Woods (última ronda de Augusta 2018, el primer ejemplo que se me viene a la cabeza). 59 putts los primeros 2 días. Con eso, creo que ya digo todo. Pareciera que encontró algo nuevo el domingo, cuando ya no estaba peleando por nada. Ahora bien, en líneas generales, el estreno del nuevo «Scotty Cameron» (modelo muy similar al anterior) fue claramente fallido. Veremos si estos destellos del domingo se transforman en realidad en los playoffs.

Justin Thomas, caminando en el hoyo 13, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

Por el lado de Thomas, era el candidato de todos. Esto se nota que le pesó mucho, lógicamente. Pasó el corte con lo justo. El sábado, había arrancado con todas las turbinas encendidas y se había puesto a tiro, al terminar el hoyo 7. A sólo 4 de la punta. La tercera ronda terminó siendo de sólo -2 y quedó fuera de la pelea. Jon Rahm recuperó el trono de líder del ránking, luego de esta semana.

Emiliano Grillo, reaccionando en el green del 10, durante la tercera ronda del PGA Championship (TPC Harding Park, San Francisco).

3- Latinos: Los que se destacaron, sin lugar a dudas, fueron Emiliano Grillo y Abraham Ancer (Joaquín Niemann, Carlos Ortíz y Sebastián Muñoz no pasaron el corte). El argentino, en la tercera ronda, se puso a 4 golpes de la punta en un momento. Sin embargo, un corto putt para un 5to birdie seguido (en el accesible hoyo 7), más cansancio mental posterior, luego de 9 semanas consecutivas, lo hizo terminar en posiciones secundarias. El mexicano Abraham Ancer estuvo en la misma situación. «Errores tontos cometidos» (según él, luego de sus declaraciones en la última ronda) lo dejaron en la misma situación que el chaqueño, algunos puestos más adelante. De cualquier manera, se puede decir que la actuación de nuestros representantes de la región fue buena, teniendo en cuenta su contexto.

Brooks Koepka, en el hoyo 12 del sábado, atendido por calambres. El fisioterapeuta Marc Wahl se encargó de esto, en la segunda ronda del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

4- Koepka y el pez por la boca muere: Todavía me resulta inentendible la necesidad de ganarse enemigos para quien buscaba ser el primer tricampeón en algún major, luego del australiano Peter Thomson (lo concretó en el Open Championship de 1956). Alguien que, a 2 golpes de la punta el día domingo, metía miedo. Si bien, soportó algunos calambres en la cadera (el día sábado), el birdie del 18 lo ponía a tiro. Sin embargo, sus declaraciones desafortunadas posteriores le generaron una presión innecesaria : «Muchos de los chicos que están en el leaderboard no creo que hayan ganado majors. Dustin Johnson sólo ganó uno. No conozco a los otros muchachos que están allí arriba» . El 20 de julio del 2021 creo que le llegarán muchas tarjetas del «Día del Amigo» , luego de esto. Y el primero, seguramente, será el gran analista Brandel Chamblee, quien salió a contestarle rápidamente, diciéndole que los domingos, en un major, «se ganan con mente y no con músculos». Único jugador sobre par de los últimos grupos, el día domingo. ¡No más preguntas, Señor Juez!

Bryson DeChambeau riéndonse, luego de romper accidentalmente su driver, en el hoyo 7, durante la primera ronda del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

5- Bryson DeChambeau y un salto de calidad: No se cansaron de pedirle buenos resultados en un major. Y más con esta nueva potencia obtenida y este nuevo perfil de «superhéroe». ¿Por qué digo esto? Un ejemplo fue lo que pasó el primer día, en el hoyo 7: ¡driver descabezado, luego de la salida! Lejos de quedarse con eso, el sábado fue por más y embocó un putt monstruoso de 95 pies (en el hoyo 18) para ponerse a 3 de la punta, con 18 hoyos por jugar. Y nadie puede decir que el día domingo no lo buscó, con las mejores decisiones (dentro de sus características). -4 en el día, al tee del 7, y liderando por momentos el PGA Championship. Sendos bogeys en el 8 y en el 9, sumado a no bajar el par 5 del 10, lo dejaron relegado. Los 2 birdies en el 14 y el 16 no alcanzaron. De cualquier manera, Bryson se dio cuenta que puede. Y eso ya es mucho.

Desde aquí Dustin Johnson embocó su 3er tiro en el hoyo 16, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

6- Dustin Johnson y la tortura de los días domingos: Otro que es inentendible cómo tiene un sólo major. Sería injusto decir que lo perdió él. Cuando hablemos del ganador, veremos que no. Ahora bien, su arma letal de esta semana, el putter (no es mentira lo que le decimos), dejó de aparecer el día domingo. ¿Logra vislumbrar por qué tenemos que cambiar el foco de análisis, a la hora de hablar de este tipo de eventos? 0 de 4 en cierres de majors, liderando al día final. La racha sigue… De cualquier manera, la calidad de este futuro miembro del Salón de la Fama es innegable. Las chances seguirán, sin lugar a dudas.

Cameron Champ, con su tiro de salida del hoyo 6, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

7- Jóvenes y nuevas realidades: Por un lado, tenemos a Cameron Champ, otro de los bombarderos existentes en el tour. En donde este chico haga sendos ajustes sobre el green, va a dar que hablar. Si no fuera por su mala suerte en el hoyo 9, el día domingo (la pelota le quedó pegada a un árbol. Hizo doble bogey y perdió chances de pelea), la historia hubiera sido otra. Sin embargo, a mi criterio, es otro nombre que se está empezando a acostumbrar al ambiente de los majors. No es poca cosa.

Matthew Wolff, realizando un chip, en el hoyo 15, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

Por el otro, Matthew Wolff «aulla» cada vez más fuerte. «El lobo» (como le dicen en el ambiente), con una racha de 3 birdies y un águila, entre el 6 y el 10, se prendía a la punta, con ese famoso hambre de gloria, del que tanto hablo. 3 putts cortos errados, entre el 12 y el 14, hicieron que se quede corto. Pequeño detalle: quedó a 3 del campeón. Debutaba en majors. Cuidado con entrar una noche en el bosque, a oscuras. Dio un aviso y muchos no lo están viendo.

Scottie Scheffler, realizando su tiro de salida (en el hoyo 8) durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

Para finalizar esta sección, lo de Scottie Scheffler también merece una mención especial. Otro que debutaba en majors. Jugador del año 2019, en el Korn Ferry Tour, y el mejor amateur en el US Open 2017 (en esta etapa, su carrera fue destacada), entre otros logros. Integrante del último grupo, con lo que eso significa. Y no lo hizo nada mal. El bogey del 13 lo alejó un poco. Pero, sin lugar a dudas, estuvo a la altura de las circunstancias.

Hoy, la paridad es notoria. 9 golpes de diferencia entre el primero y el último que pasó el corte, al terminar el día viernes. Hay nuevas figuras que están dispuestos a ser «piedras en el zapato de cualquiera».

Paul Casey, caminando en el green del último hoyo, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

8- Paul Casey y el major que se le niega: la regularidad del inglés, adentro de una cancha de golf, es para elogiar. Luchaba por ser el primer jugador mayor de 40 años en ganar su primer major, luego del nombrado Roberto de Vicenzo, en el Open Championship 1967. El bogey del 13, quizás, fue la única «manchita». Pero la realidad fue que el campeón le arrebató sus chances. ¿De qué manera?

Collin Morikawa se empezó a recibir de estrella el día sábado. Esos 6 golpes de diferencia que tenía que descontar, esa misma jornada, se redujeron a 2, luego de una gran racha de birdies entre el 15 y el 17. Y miren que venía de 2 bogeys consecutivos. Estuvo al borde del abismo y se recuperó a pesar de que, su mayor virtud (su prolijidad) no estaba destacándose. Todo lo contrario. 1er momento de salvación. Sin embargo, había mucha gente por encima de él, al entrar al día domingo.

Entramos al último día y, mientras la punta cambiaba de manos constantemente, el luchaba por no caerse. Todos tenían un birdie que aportar. Él se cansó de salvarse con putts para par claves. El hoyo 1 y el 6 fueron un claro ejemplo. Birdies al 3 y al 4 lo mantenían expectantes. Pero era difícil pensar que, entrando a los últimos 9, este chico podía arremeter. Nadie dudaba de su capacidad. Pero la realidad demostraba otra cosa. Justamente mencioné los últimos 9 hoyos: la clave de estos majors.

Collin Morikawa, embocando su chip para birdie, en el hoyo 14, durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

Llega al 10 y baja el accesible par 5, prendiéndose al lote de los punteros. El fantasma, de semanas anteriores, que tenía en los putts cortos, se disipa en el 12 y en el 13, salvándose nuevamente. Los recursos no se agotaban con este chico. Luego de un mal tiro en el 14, llega un chip embocado de esos que ganan torneos. Sacaba uno de ventaja, pero costaba creer que pudiera llevarse el evento, teniendo en cuenta los nombres que venían detrás. Sin embargo, el último paso que necesitaba, para dar la estocada final en el momento preciso, fue arriesgarse en el corto par 4 del hoyo 16. Es ahí donde la mente del campeón se activó.

Collin Morikawa, ejecutando su tiro de salida del hoyo 16 (el tiro que le dio el trofeo), durante la ronda final del PGA Championship 2020 (TPC Harding Park, San Francisco).

En las rondas de práctica, Morikawa había definido la estrategia. No veía conveniente intentar llegar al green del 16 en un sólo tiro. Sólo un birdie había hecho en los 3 días anteriores (el sábado). Sin embargo, vio que ese instante era el momento. Tenía la distancia justa con el driver y fue por todo. Es ahí donde se dio el tiro del año. Gran driver para dejar la pelota a sólo 7 pies de la bandera. Los 2 golpes de ventaja establecidos serían inalcanzables.

No comparto lo dicho acerca de que si hubiera estado el público, la presión hubiese jugado de otra manera. A Morikawa no le tembló el pulso para ejecutar el tiro del año nombrado. Además, si estuviera la gente, ¿le hubiera dicho que fuera conservador? La mente de este chico es privilegiada. No hay que subestimarlo. Tampoco subirlo al pedestal. Es recién su primer major de muchos. Pero podemos decir que no se le paraliza el cuerpo cuando tiene que tomar decisiones importantes y ejecutar el tiro indicado, en el momento oportuno. La pelota puede ir unos metros más adelante o más atrás. Pero le puedo asegurar que sabe pensar en frío, cuando «las papas queman».

No sé si ese encuentro en un «Club House» alguna vez se dará. Quizás si, quizás no. Pero, en el caso que se dé, les puedo asegurar que Collin Morikawa no pensaría lo mismo que yo, a la hora de entrar al mítico buffet de Ranelagh Golf Club. Es más, les podría describir la situación. Entraría con una sonrisa de oreja a oreja (como la que tuvo al ganar este PGA Championship) al ver a Rory, Tiger y Jack sentados en una mesa (ganadores del PGA Championship a los 23 años, como él), hablando de sus experiencias en torneos grandes. Y este último, siendo la voz cantante por su veteranía, ya lo estaría llamando a ser parte de la mesa. Se escucha el grito: «VENÍ COLLIN, SENTATE».

Señores, los majors volvieron. Eso es lo que importa.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

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