Todo lo que dejó la impensada victoria de la gran jugadora coreana en California. La actuación de Nelly Korda, Brooke Henderson y Lexi Thompson como protagonistas del evento. La pared de la discordia, ¿influyó en el resultado?
En todos los deportes, ante la salida de una situación límite, hay un nombre que indudablemente se nos pasa por la cabeza: Harry Houdini. Es el «recurso poético» preferido de los relatores en la TV estadounidense. Lo más curioso de esto es que así quería hacerse conocido el húngaro Erich Weisz. Una historia que tiene más variables mitológicas que reales. Una historia que tiene, como algunos de sus condimentos particulares, a la venta de diarios, el lustre de zapatos (todo esto a los 8 años), y sus «salidas» de vasijas de leche. La idolatría por el mago francés, Robert Houdin, fue la piedra fundamental de su éxito. La pasión por el ilusionismo fue el motor necesario para que, aún hoy, lo sigamos recordando por su nombre fantasía. Hacía fácil lo científicamente imposible. Para colmo, no se intimidaba con el riesgo. De hecho, a pesar de que se dice que murió por una peritonitis, muchos asumen que algunas de sus aventuras pudo fallar. Sin embargo, a pesar de lo establecido en su destino, marcó una tendencia. Desde allí, se pudo haber acelerado un proceso de evitar obviedades, por más certeras que sean.

Cuando entramos al infierno de Mission Hills Country Club (el término es el más apropiado. Se los puedo asegurar. Por algo le permitieron a los caddies usar los carritos. El sol quemaba. Literal), había un nombre que se destacaba por el resto: el de Nelly Korda. Era el perfil ideal para lo que proponía el tradicional ANA Inspiration. Un ANA Inspiration que no perdió las costumbres («Poppie’s Pond», como hablábamos en las redes, estaba listo para recibir a la ganadora, como todos los años). Sin embargo, el evento daba a conocer una estética distinta: greenes y fairways secos, junto a un rough «bermuda» peligroso. Potencia y precisión se premiaban en grande. Y la N°3 del mundo cumplía, de la mejor manera, con los ítems planteados. Para colmo, en su semana anterior, le había pasado cerca a la obtención de la corona en Arkansas. No iba a defraudar.

En la competencia en sí, la hija menor de uno de los mejores tenistas checos de la historia (Petr Korda, el ganador del Abierto de Australia 1998), empezaba a confirmar los argumentos planteados. Estuvo 36 hoyos sin hacer un bogey (hoyo 5 del jueves – hoyo 4 del sábado), al llegar al día domingo. El fallido comienzo del tercer día fue sólo un espejismo. A todas las virtudes nombradas, se le sumaba una gran contundencia sobre el green. Lo descripto se veía como una realidad cercana. Y miren que aparecían nombres que podían hacer temblar a cualquiera. Veamos 2 de los ejemplos.

1- Lexi Thompson: No bajó del puesto 20, en este major, desde 2014. Y una sola vez fue top 20 (2018). En ese 2014 se llevó el triunfo y, descartando el año nombrado, nunca bajó del Top 10. Teniendo en cuenta la similitud del Masters con este evento, es siempre otra de las pretendientes al título debido a su experiencia en la sede y su estilo de juego (no es necesario que detalle los efectos en la potencia conocida de la americana). Esta edición no iba a ser la excepción. En todo el torneo estuvo cerca. No dejó de molestar. Los últimos 9 hoyos del sábado fueron un peaje oneroso.

2- Brooke Henderson: Por algo a la canadiense le dicen «la asesina sonriente». Apodo fuerte pero, teniendo en cuenta este «recurso poético», perfecto para describir su juego en este tipo de eventos. Sabe cuando acelerar. Sino pregúntenle a Lydia Ko cómo perdió ese playoff de 2016, en Sahalee Country Club. La niña (en ese momento, tenía 18 años) estableció la mejor ronda del KPMG Women’s PGA Championship 2016: 65 golpes para llevarse su primer major. No eran distintos los planes de esta semana. El sábado salieron a la luz con el mismo score mencionado (y 30 en los primeros 9 hoyos). No iba a dejar en paz a Nelly Korda, peleando palmo a palmo durante el último día. El doble bogey del 13, en ese domingo, fue caro.
Es increíble que todavía no hayamos mencionado a la protagonista de esta historia. Esto muestra crudamente la belleza de nuestro deporte. Si bien estaba cerca (arrancó el día a 4 golpes), no había dado grandes garantías en la semana. Estuvo cerca en el AIG Women’s Open 2016, perdiendo por su final: no fue nada bueno. Para colmo, era la N°94 del mundo al comenzar la semana. ¿Qué la mantenía en la pelea? Su gran viernes (ronda de 65, el mejor score del torneo) y su regularidad en el evento. No tuvo grandes errores. Perdón, me corrijo. Supo sobrevivir.

El primer chip embocado por la coreana (en el hoyo 6) mandó el aviso. Iba a ser difícil dar pasos adelante para las líderes. Y miren que, como estuvimos contando, tanto Nelly Korda, como Brooke Henderson, buscaron distanciarse en todo momento. Pero la ventaja no era mayor a 3 golpes. Ahora bien, luego del doble bogey de la canadiense, parecía que todo se dirigía a cumplirse lo previsible. Parecía.
Cuando Nelly Korda transitaba el hoyo 15, llevaba 2 golpes de ventaja. Las llaves estaban a punto de dar su segunda vuelta en la cerradura. En ese instante, llega un nuevo tiro de afuera embocado. Otra vez Mirim Lee (hoyo 16). Era la mínima llama para arrancar el incendio. Henderson se sumaba con birdie al mismo hoyo (la coreana iba un grupo más adelante). Si bien la ventaja seguía para Nelly, se le empezaron a ver ciertos rasgos de inseguridad. Sus 2 putts en el 17, a pesar de ser embocados, no fueron nada fáciles. En la cabeza estaba la posibilidad del 1er major. Sensaciones normales pero inoportunas. Faltaba ese último paso.

Mirim Lee, a todo esto, necesitaba terminar con un 3 en el difícil hoyo 18 (había perdido 1 en el 17). Distancia justa, laguna en frente y laguna por detrás, tapada por una pared polémica para muchos (cerca del final, explicaremos este término). Asistencia mediante, debía embocar de afuera del «green isla», perteneciente al último hoyo (sacó el problema del agua en el 2do tiro), para seguir con vida. ¿Es necesario que les diga cómo fue el resultado? Una vida más. Henderson suma a la causa del mismo modo. Korda no pudo cerrar. El desempate estaba a la vista.
En ese playoff, no hay mucho para describir. La estrategia fue la misma que en el último hoyo regular, para las 3 competidoras. Funcionó de la mejor manera en Mirim Lee. Birdie y primer major. El salto ya estaba preparado.

Sí, mi amigo lector. Ud se preguntará: «¿y la pared del 18? ¿No ayudó al resultado de este evento?». Bueno, lo más probable es que haya sido así. Tanto Henderson como Lee usaron esa estrategia de ayudarse de esa particular contención. El tema es que SIEMPRE hubo una obstrucción inamovible detrás del green del 18. Quizás, años anteriores, el ángulo de ubicación de la misma era distinto haciendo que, el peligro del agua al fondo, existiera el día domingo, con su tradicional bandera. ¿Y por qué surge la polémica? Por las mismas declaraciones de Mirim Lee. Dudó entre su hierro 4 y su madera 5, teniendo la distancia justa para «aterrizar en tierra» en su último hoyo. Hizo lo que tenía que hacer. Nelly Korda, si hubiera acertado el fairway en el hoyo 72, ¿creen que no hubiera hecho lo mismo, para tener mayores chances de sacar 1 de ventaja y ganar? Seguramente, habrán muchas revisiones de esta situación. Una situación que fue igual para todas sus competidoras.

No hay que sacarle mérito al gran primer major de Mirim Lee. Su salto a «Poppie Pond» (y el del caddie, digno de Juegos Olímpicos) fue merecido. En un evento de estas características hay que saber convivir con la tensión y superar todo tipo de adversidades y «obviedades» del contexto. No sólo en el 18 supo reinventarse. Nunca dejó que se escape el sueño. Como hemos contado, tres veces salió, con magia, de situaciones límite. Cuando lo necesitó, Mirim Lee supo hacer el ESCAPE PERFECTO.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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