Pasado, presente y futuro de una gran referente del golf femenino de nuestro país. La dedicación y la garra como conceptos característicos de una historia que debemos escuchar y tomar apuntes.
Debo reconocer que no era muy fanático de los famosos «viajes de egresados». Tradicionalmente, aquí son 2. En mi situación (no quiero decir «mi época» porque les haría creer que tengo muchos más años de los que figuran en mi DNI) estas experiencias transcurrían en séptimo/noveno grado de primaria (entre 13 y 15 años. En mi caso, fue a los 13) y en el último año de la secundaria (17/18 años). En cuanto a mi primera, y única experiencia (el segundo viaje decidí no realizarlo), no tenía muchas expectativas. Recuerdo que, el día anterior a la salida del micro, fuimos a la casa de un amigo, cuyo papá viajaba con nosotros como adulto responsable. «Todavía falta mucho» eran mis declaraciones ante las expectativas de la aventura que se me avecinaba. Sí, ríase tranquilo mi querido lector. No le estoy contando lo que vi en una conferencia de prensa por Fox Sports o ESPN. Así respondía a mis 13 años. Un distinto. Necesitaba «un baño de sencillez». Eso se empezó a gestar cuando llegué a la ciudad de Villa Carlos Paz.
¿Por qué les cuento esto? Creo que, en esos días, entendí un montón de valores que deberíamos aprender del pueblo cordobés. Y les agrego algo más. Miren que, la gran mayoría de mis compañeros, esperaba ir a «Keops», a «Khalama» y a «Molino Rojo», tres de los lugares bailables más conocidos de nuestro país (obviamente reservados, en ese caso, para los grupos que realizábamos el viaje, con sus respectivas restricciones. A su vez, la gente mayor de edad, junto a los coordinadores de la empresa turística y el personal del lugar, eran los responsables de que el evento transcurra sin complicaciones). No era mi caso. Les podría parecer mentira. Ahora bien, el momento que más me impactó a mí, de esos días, fue estar sentado en el escenario de la tradicional plaza «Próspero Molina»: sede del mítico espectáculo de Cosquín. Estaba en el lugar donde se celebra, año tras año, un espectáculo que permite hacerle entender al argentino sus orígenes, con una manifestación cultural que no tiene nada que envidiarle a los grandes eventos musicales. Un evento, transcurrido en el centro de nuestro país, que se vive desde La Quiaca a Ushuaia. Los cordobeses, según mi criterio y sin restarle mérito al resto de habitantes de este Estado, son de los habitantes más altruistas de nuestro país. Debemos sumarle, al evento nombrado, el humor característico de sus residentes (díganme un cordobés cuya característica principal no sea la alegría) y su pasión y dedicación para cada actividad que hacen. Eso genera un pueblo gentil y guerrero a la vez. Un pueblo que nos dio muchas alegrías en este deporte. Como las que nos dio ella.
Martina Gavier nació el 9 de Febrero de 1989 en Villa Allende, una ciudad que está 30 kilómetros al norte de Córdoba (capital). Una ciudad que fue la cuna de jugadores de la talla de nuestros queridos Ángel «El Pato» Cabrera y Eduardo «El Gato» Romero. ¿Es necesario que los describa? Muchos (en los cuales me incluyo), al ver las epopeyas de ellos 2, entendimos la magia que lleva implícita el golf. El talento que han desparramado por el mundo provocó que este deporte, en nuestro país, sea visto como un lugar de crecimiento a nivel profesional y personal. Marcaron un método para llegar al éxito. Un método que fue entendido a la perfección por ella. La simpatía y la naturalidad para expresar sus emociones, sumado a la garra y a la pasión con la que encara cada evento relacionado al golf, la hacen una atleta de la cual muchos deberíamos aprender.
En este tiempo, iremos a los mencionados inicios de nuestra protagonista para entender por qué nuestra provincia céntrica es cuna de competidores natos. A su vez, pasaremos por su grandiosa carrera juvenil, haciendo hincapié en sus actuaciones realizadas en las mayores competencias a nivel nacional e internacional (la tradicional Copa Andes, el Sudamericano Amateur y el World Amateur Team Championship serán prioridades en este análisis). Su histórico paso por Kent State University, con presencia en el «Salón de la Fama», no quedará marginado de esta charla. La estadía en el Symetra Tour, su gran relación con nuestra querida Victoria Tanco (y la opinión calificada acerca de la carrera de Victoria y su actualidad), la particular experiencia en Augusta y su presente en una de las academias de golf más importantes de Argentina, «Campra Golf», serán otros de los tópicos que tendremos para observar. Seguramente, se habrá puesto cómodo en su asiento. Las luces de nuestro escenario a cielo abierto se están prendiendo.
– Martina, voy a empezar con nuestra actualidad. En nuestro país, debido a la pandemia del COVID19, estamos con una “cuarentena eterna”, en donde estuvieron algunas actividades paralizadas por falta de sentido común. Por suerte, tu provincia natal, Córdoba, fueron pioneras en abrir las canchas. ¿Cuáles fueron tus sensaciones (y la de tus allegados), luego de esta vuelta? ¿Compartís mi opinión acerca de que se manejó mal este tema, en todo el país? ¿O considerás que es un momento tan complejo que cualquier decisión que se tomaba iba a generar polémica?
– Mis sensaciones al regreso a la actividad fueron sumamente gratificantes. Y la verdad que estaba con muchas ganas de poder volver a dar clases. Estuve estudiando distintas cuestiones de la instrucción del golf, haciendo algunos cursos, analizando swings… Intentando mejorar mi capacidad y mis conocimientos como instructora. Además de eso, también estuve llevando adelante los entrenamientos virtuales de la Federación de Córdoba, para lo cual (todos los jueves) organicé los encuentros con los menores que juegan, por su ránking, en los eventos de esta institución. Soy la «Head Coach» del eje de formación deportiva.
Esto hizo que me mantuviera todas las semanas buscando actividades y pensando diferentes charlas para hacer con los chicos. Permanecí, mentalmente, muy activa con lo que fue la instrucción y el coaching. Ahora bien, tenía muchas ganas de volver a hacerlo «en vivo y en directo». En el momento del regreso, con los menores de la Federación no lo podía hacer porque sólo estaban habilitadas las clases individuales. Pero la verdad que, en ese período de espera, estuve súper motivada y al momento de volver, con muchas ganas de realizarlo. Pude retomar la actividad de dar clases individuales y la gente estuvo con muchas ganas de estar afuera y con muchas ganas de mejorar su golf. He tenido, gracias a Dios muchas clases para brindar y compartir, desde que habilitaron el golf aquí, en Córdoba.
Respecto a lo que fueron las decisiones en su momento, yo creo que, al principio, estuvieron bien. Pero ya, que esto continúe de la manera que está continuando, obviamente no me parece. Creo que hay que mirar lo que están haciendo por ahí los países líderes. De alguna manera, hay que aprender a convivir con el virus, confiando en la responsabilidad individual de cada persona, ante la protección del mismo. Se tendría que dejar que se maneje de esa manera.

– Si hablamos de Córdoba, no podemos dejar de lado a Villa Allende: el lugar que te vio nacer. Villa Allende también fue la cuna de dos leyendas de nuestro deporte, como lo son Ángel (“El Pato”) Cabrera y Eduardo “El Gato” Romero. Era imposible que no te dedicaras al golf, ¿no? ¿Te daba una motivación especial tenerlos como referencia? Me gustaría que nos lleves un poco a esos inicios, desde muy chica. A su vez, me gustaría que nos describas un poco el rol de tu familia en esto. Tu abuelo y tu papá fueron protagonistas principales de tu amor por esta actividad, ¿verdad?
– Mi abuelo, a quien adoré muchísimo, fue quien de alguna manera me inició en el deporte, en «La Cumbre Golf Club». Junto a mi abuela, vivían en Capilla del Monte y eran socios del campo. Allí íbamos los fines de semana, ya que víviamos en Córdoba (capital). Ahí fue donde un poco descubrí el golf y empecé a jugar. Después, fue mi papá quien, en donde vivimos, me empezó a llevar y a acompañarme al campo, sacar handicap e iniciar el camino con ese deporte.
Posteriormente, empecé a jugar torneos, me empezó a ir bien y eso me motivó muchísimo a querer continuar en el camino del golf. La verdad que, de alguna manera, creo que descubrir ese talento y esa pasión por el juego (y por la competencia), fue lo que siempre me motivó a querer continuar proponiéndome objetivos y metas (e ir por ellas).
Respecto a lo referido al «Pato» Cabrera y al «Gato» Romero, te diría que fundamentalmente fue la motivación más ya cuando era adolescente, entre los 13 y los 15. En ese momento, me empezó a influir, de alguna manera, sus figuras como deportistas destacados de Villa Allende. Me acuerdo que tuve una charla con «El Gato», cuando estaba en los últimos años de secundaria, y le dije que me gustaba mucho el golf, la competencia y que, a su vez, me gustaría ser profesional, considerando irme a jugar al golf interuniversitario. Y él fue el que me dijo: «No dudes, andate a jugar allá, que va a ser una experiencia increíble. Te recomiendo que tomes esa oportunidad». Me alegro profundamente por haber elegido ese camino y no haberme dedicado profesionalmente (en ese momento). Tampoco era tan buena. Necesitaba de la experiencia de «College Golf» para perfeccionar mi juego y mejorar para llegar más preparada al campo profesional.
– Rápidamente, apareciste en los primeros planos del golf amateur femenino. Bicampeona junior de nuestro país (2003 y 2006), participación en la Copa Andes de Lima (en el Golf Club de la ciudad nombrada), integrante del equipo de nuestro país que disputó el World Team Amateur Championship 2006 (disputado en Sudáfrica), y triunfo en el Abierto Argentino de Aficionadas, venciendo en la final a otra gran jugadora, como lo es Agostina Parmigiani (por 4&3, en la modalidad Match Play). ¿Cómo fue llevar mentalmente todo ese crecimiento veloz a tan corta edad? ¿En algún momento te sobrepasó el éxito repentino?
– La verdad que, mirando para atrás, mi carrera como junior fue muy buena. Se me fueron dando distintos logros que me fueron empujando a poder representar a la Asociación Argentina de Golf a nivel amateur. Primero empecé con el Sudamericano Prejuvenil (2003, en Chile), siendo mi primer triunfo para Argentina, en Santiago. Después, desde allí en adelante, clasifiqué para todos los equipos prejuveniles y juveniles que disputaban los sudamericanos. Ese primer triunfo vino de la mano de una victoria en el «Campeonato Argentino de Menores de 15 años». Al año siguiente, volví a representar al país en Venezuela: mi primer sudamericano juvenil. Después, jugué en Brasil y, posteriormente, visité Chile nuevamente. Allí, ganamos el Sudamericano Juvenil. Por lo tanto, gané en ambas categorías nombradas. A su vez, esa victoria en Chile fue en mi último año como juvenil. Esto fue algo que me impulsó y me puso en un buen lugar para ser seleccionada en los equipos de Copa Andes (había sido convocada el año previo en Lima, como vos decís. Te agrego que ese evento lo perdimos de una manera «trágica», en los últimos dos hoyos).
Ese mismo año, obtuve el triunfo en el Campeonato Argentino, con la final que mencionaste. En 2007, gané mi segundo evento de éstos contra María Olivero (actual capitana del equipo argentino de Copa Andes), en San Andrés Golf Club. Esos fueron los 2 campeonatos argentinos que gané bajo la modalidad «Match Play» (siempre fui una buena jugadora en este formato. Me encanta el uno contra uno). Además, gané el «Sudamericano Match Play Individual». Ese fue un gran período. Logré el Campeonato Argentino, el Sudamericano Individual y Copa Andes (he triunfado en 2 ocasiones aquí: en Paraguay y en Uruguay). Fue increíble. A todo esto, logré clasificar para el Campeonato Mundial de Aficionadas en 2006 (Sudáfrica), en 2008 (Australia) y en 2010 (que clasifiqué ya estando en la universidad. Se disputó aquí, en Argentina).
En conclusión, como aficionada, tuve una carrera muy buena. Pude ganar en todas las categorías, en todos los niveles y llegar a jugar mundiales. Fue sumamente gratificante esta etapa.

– Algo me habías adelantado en la pregunta anterior, pero quisiera entrar más en detalle. Al año siguiente, repetiste la conquista del Abierto Argentino de Aficionadas (esta vez, ganándole a la gran María Olivero por 3&2) y triunfaste en el Sudamericano Amateur disputado en Lima, derrotando a la uruguaya María García Austt por 3&1, ¡luego de estar perdiendo los 4 primeros hoyos! Ese 2007, ¿fue el punto de inflexión para sentir que estabas para grandes cosas? Me gustaría que nos recuerdes, en especial, esa final sudamericana y las enseñanzas que te dejó.
– Ese 2007, como te dije, fue muy, muy bueno. Respecto a ese Sudamericano Amateur, me tocó enfrentar a María: una gran amiga. Como mencionaste, había arrancado perdiendo y lo remonté. Yo siempre he tenido muchísima garrar para jugar los «match play». Y bueno, de alguna manera me fortaleció esto. Me dejó una gran lección.
Yo siempre he dicho que, una de mis grandes virtudes como jugadora es mi espíritu luchador, mi garra, mi fortaleza, el «no darme por vencida» … Y, de alguna manera, que eso me haya ocurrido (en relación a haber ganado esta final de esa manera), me fortaleció y me hizo creer en mis capacidades como golfista. También, me hizo creer en lo que podía lograr con mi juego y con mi golf. Fue algo que me motivó muchísimo, ya pensando en que estaba por empezar mi carrera en el golf interuniversitario, con todo lo que venía por delante: mis aspiraciones para jugar como profesional, entre otras cosas relacionadas a este tema.

– ¿Cómo fue ese salto a Kent State University de Ohio? (lugar de surgimiento de grandes jugadores. Entre ellos, Ben Curtis, campeón del Open Championship 2003) ¿Fue difícil controlar la ansiedad y tomar ese paso precedente al profesionalismo? ¿Fue dura la adaptación allá? Me gustaría que nos hagas revivir esos primeros momentos en esta prestigiosa universidad estadounidense, que te tiene en su “Salón de la Fama”.
– Mi elección de Kent State como universidad (y mi decisión de seguir mi carrera como aficionada en el golf interuniversitario), la tenía tomada ya, cuando tenía 15-16 años. Sabía que eso era lo que quería. Como te decía, en un momento tuve mis dudas sobre si me hacía profesional o no. Pero venía siguiendo el golf interuniversitario, veía los nombres de las jugadoras que pasaban por ahí (que después llegaron al tour) y bueno, me terminé convenciendo que ese era mi camino a seguir.
Fue una decisión fácil porque hice una visita a la universidad, con mi mamá, y conocí al coach del equipo: una persona espectacular. Me sentí muy cómoda con él y sabía que iba a ser muy buen coach. La universidad, en sí, era (y es) muy buena. Estaba muy bien rankeada, tanto en hombres como en mujeres. Si bien estaban en el norte de Ohio (casi limitando con Canadá), tenían unas instalaciones alucinantes, un «Indoor Facility» de primera categoría (o sea que no era un problema el tema de la nieve. Podíamos entrenar igual en el invierno) y un calendario de eventos muy atractivo y competitivo. Tuve otras opciones de universidades. Pero me convencí cuando fui a conocer Kent State. Y no dudé más.
En cuanto a la adaptación, yo te había mencionado que tenía mentalizado que ese era el camino para continuar. A su vez, siempre he tenido un espíritu bastante entusiasta y aventurero. Me gustó mucho lo que fue el cambio, el conocer gente nueva, y el empezar a vivir en un mundo tan diferente, como es el mundo universitario americano.
La verdad que me adapté muy bien. Fui bien recibida por la gente de mi equipo. Me sentí muy cómoda desde el primer momento y la pasé súper bien. De hecho, tuve un gran primer año jugando para el equipo. Esos fueron mis primeros pasos en Kent State.
– En 2008, y luego de tus grandes resultados, la gente ya distinguía tu principal virtud: “la garra”. Tal es así, que una gran amiga tuya (le hago escuchar un audio de nuestra querida Victoria Tanco, entrevistada anteriormente), compañera de tu segunda victoria en Copa Andes 2008 (Cantegril Country Club, Uruguay), nos cuenta los detalles de la templanza con la cual definiste ese nuevo título, para Argentina, en la competencia más importante por equipos a nivel sudamericano. Estando en el último partido, y con un approach de 30 yds (desde el bunker de alrededor del green, con todo lo que eso implica), tuviste una gran categoría para cerrar el certamen en favor de nuestro país. Hay jugadores que la presión del momento les resulta una mochila. Pareciera que no es tu caso, con todos los antecedentes nombrados (risas). ¿En qué pensabas en ese momento tan bien descripto por Victoria? La unión de ese grupo, ¿fue la clave?
– ¡Qué alegría que me has dado con este audio de Vicky! La verdad que esa es mi memoria preferida de toda mi carrera como golfista. Fue un momento que me llenó el alma de felicidad por muchas razones. En primer lugar, por mi abuelo, que había tenido un infarto (años atrás) y prácticamente le dejó el corazón funcionando al 50%. Él fue a esa Copa Andes y estuvo en el green del hoyo 18, cuando yo pegué ese tiro. Estaba con mi familia.
Por otro lado, te comento que estaba colmado de gente (las chicas de otros países estaban, por ejemplo) porque, como dijo Vicky, ese último partido en la cancha definía quién ganaba el torneo. Si yo ganaba, las campeonas éramos nosotras. Si empataba o perdía, quedábamos terceras. O sea, era la gloria (porque los chicos, para colmo, habían ganado ya. O estaban a punto de ganar, teniendo más asegurada la copa) o… Mi partido definía todo.
La verdad que ese tiro del bunker, un tiro de 30 yardas y largo, a una bandera al fondo y a la izquierda, como dijo Vicky, te juro que es el que mejor pegué en mi vida (risas). No me olvido más las sensaciones, hasta el día de hoy. Obviamente, me da nervios pensar porque se dice que este tipo de golpes son uno de los tiros más difíciles del golf. Sé que realmente me pudo haber iluminado Dios. Quería ese partido, quería ese triunfo por todo. Para mi abuelo, para mi familia, y para el país, porque íbamos a ser campeones en damas y en caballeros.
Me gusta saber lo que hay en juego y como que, en ese sentido, he crecido mucho en este aspecto. Pero me gustan los desafíos y me animo a ellos porque, de alguna manera, sé que no son definitorios, por este pensamiento: «¿si no me sale? Ok, voy a tener una oportunidad nueva». Siempre miraba así. Entonces, yo creo que, esa manera de afrontar situaciones de presión, me da mucha libertad para poder hacerlo con fe, con fuerzas y pudiendo superar los nervios y el miedo. Realmente, esa actitud es super liberadora. En «College Golf», posteriormente, esa actitud me ayudó a poder afrontar esas situaciones de presión con éxito.
– Luego de una nueva participación en el Campeonato Mundial Amateur por Equipos (esta vez, disputado en Australia), jugaste, en 2009, la clasificación para disputar el US Women’s Amateur, en el Old Warson Country Club (St Louis). A pesar de haber quedado afuera del corte, en los primeros 36 hoyos, lograste ser parte del evento mundial más destacado a nivel femenino amateur. Te voy a hacer una pregunta que le he hecho a varias de nuestras invitadas. Todos conocemos el contexto de un torneo hecho por la USGA. Ahora bien, me gustaría que vos me lo describas, desde tu experiencia, teniendo en cuenta los nervios de la clasificación a las etapas finales del evento, la complejidad de la cancha, el nivel de competidoras y todos los “condimentos” que pone la Asociación Estadounidense, a la hora de la preparación del evento.
– Los torneos organizados por la USGA son absolutamente de primera categoría. Al haber jugado los mundiales, te puedo decir que la International Golf Federation también hace muy buenos torneos. Pero bueno, la USGA tiene todo esto que es muy místico. Y el campeonato en sí tiene un trofeo que es alucinantemente lindo (risas). A su vez, las jugadoras que han ganado el torneo, también son golfistas que han pasado a ser grandes estrellas del LPGA.
En esa edición, me acuerdo que el evento fue espectacular. Una cancha alucinante, en un suburbio de St. Louis muy lindo. Me acuerdo que era una cancha super competitiva y muy difícil porque, los campos de la USGA, se caracterizan por eso.
Fue una gran pena haberme quedado afuera del corte porque, como te vengo diciendo, siempre he sido una muy buena jugadora de «match play». De hecho, yo había jugado el otro torneo organizado por la USGA: el «United States Public Links». Este sería el segundo evento en importancia y el mas parecido al US Amateur. Lo había jugado en South Bend, Indiana, y había llegado a cuartos de final.
La verdad que me re dolió quedarme afuera de ese torneo. Pero fue una experiencia alucinante.

– Tu tercera participación en el World Team Amateur Championship (2010) se dio en un ambiente particular. El Buenos Aires Golf Club, y el Olivos Golf Club, les daba la localía al equipo que conformaste con la nombrada Victoria Tanco y con Manuela Carbajo Ré. ¿Fue agotadora la previa de esos días, teniendo en cuenta que todas las miradas estaban puestas en ustedes? ¿O, el representar a tu país, supera todo tipo de presión?
– Mirá, te digo la verdad: ese torneo, probablemente, fue el que más presión sentí en mi vida. Es algo muy fuerte el jugar un mundial en tu país. Se vivió con mucha intensidad y mucha presión.
Más allá de lo que fue la emoción de realmente poder vivir esta semejante oportunidad, fue una sensación muy intensa. Sentí (hasta te diría) que me afectó un poco en mi desempeño de la performance. Yo no sé si por ahí si tuvo que ver la preparación y la previa… no sé. La vivimos de la mejor manera. Pero, si te digo por si hay algún torneo que me gustaría volver a jugar (y volver a repetir), es ese mundial. Creo que no cumplimos con las expectativas que tuvimos.
A pesar de eso, debo contarte que Manu y Vicky realmente son mis «dos más grandes amigas» con las que he compartido equipos en Argentina y en toda mi carrera. Lo que fue el equipo en sí: fue espectacular. Nos llevamos bárbaro y la pasábamos bien. Pero, en lo que es resultado, nos quedamos cortas. Y dolió un poquito (risas).
Fue super lindo también porque tuvimos la presencia de nuestras familias. Yo me acuerdo que de Córdoba fueron todos: fueron mis tíos, entre otros, y tuve un montón de hinchada. Y bueno, como te dije, me hubiera gustado que nos fuera un poquito mejor. Pero fue una experiencia increíble e inolvidable.
– Si bien algo me contaste, quisiera entrar un poco más en detalle. Como me dijiste, el resultado no fue el esperado. Ahora bien, fueron grandes protagonistas de esa semana. Recopilando todo, podríamos llegar a que… ¿fue el momento más especial de tu carrera? ¿Cuál fue la mejor anécdota que recuerdes de esos 4 días? Te hago esta pregunta para que la gente sepa lo que significa jugar, de local, el torneo más importante a nivel aficionado (por equipos).
– Como te fui comentando en el audio anterior. Con los resultados, nos quedamos con un poco de sabor amargo. Y fue duro no haber arrancado bien. Después, el segundo día fue duro también porque tampoco cumplimos con las expectativas.
Pero bueno, más allá de eso, todo lo que fue la ceremonia inaugural, el recibir al mundo en nuestro país, en un mundial de aficionados, cantar nuestro himno en frente de todas las personas y ser anfitriones (con nuestro público acompañándonos), fue algo que no voy a olvidar jamás. Fue una experiencia única.
– ¿Cómo fue la decisión de saltar al profesionalismo? Los grandes resultados a nivel amateur,¿te dieron seguridad a la hora de tomar la decisión? Tu personalidad y esa necesidad de “ir por más”, ¿también fue influyente (y es lo que principalmente se necesita) para llegar a los tours estadounidenses?
– Mi mejor año en el golf universitario fue el tercero. Gané el campeonato de la conferencia en la que estábamos (Mid American Conference) y el trofeo regional de la NCAA (luego de esto, disputamos el NCAA Finals Championship, en Wilmington). También hice mis vueltas récord en un torneo y tuve muy buen desempeño, con bastantes rondas bajo par. Me fue muy bien ese tercer año. Y, de alguna manera, ahí tomé la decisión de que le iba a dar una chance al profesionalismo.
En realidad, siempre supe que, después de mi paso por «College Golf», iba a intentar llegar al profesionalismo. Pero, después de ese tercer año, me di cuenta que podía tener éxito como profesional. En el campeonato regional, le gané a muchas de las jugadoras top de «College» (que después pasaron a ser grandes profesionales). Eso me dio un impulso y me motivó a creer que podía.
Te diría que me fui aferrando, a medida que pasó el tiempo, a momentos en los que sentí que hice grandes cosas: distintos torneos ganados, distintos tiros que pegué. Un ejemplo es el tiro nombrado de Copa Andes, que también me hizo creer en mí. Me hizo creer que tenía esa capacidad de, ante la presión y ante la mirada de la gente, poder demostrar y rendir exitosamente.
Fueron diferentes situaciones que me fueron marcando y que me fueron haciendo creer en mí, fortaleciendo esa creencia en mi capacidad para ser profesional. Y esas NCAA Regionals (ganadas en Columbus, Ohio) fueron claves.
Después, cuando me recibí (en junio de 2011), me mudé a Florida y ahí comencé mi carrera como profesional. Ese año, jugué la escuela clasificatoria para el LPGA (fue el mismo año que Vicky Tanco la jugó por primera vez. Ella quedó). Quedé en el puesto 48, aproximadamente: muy cerca de tener status condicional en el LPGA y con full status para el Symetra Tour, donde comencé al año siguiente.

– Llegaste al Symetra Tour en el 2012 y cosechaste cuatro “Top 10” en 3 años. Sin embargo, dejaste la actividad para estar, actualmente, en el rol de profesora de este deporte. Con el “diario del lunes”, ¿qué corregirías de esta etapa dentro de la gran competencia? ¿No se te pasó por la cabeza, en ningún momento, intentarlo una vez má? Teniendo en cuenta, por ejemplo, las actuaciones de nuestra querida Delfina Acosta, en este circuito de antesala a la liga estadounidense, ¿qué se necesita, en tu criterio, para mantener la regularidad que tuviste y dar ese paso adicional para el LPGA?
– Esta es una pregunta que siempre me hago cuando reflexiono sobre lo que fueron mis años como profesional. Sinceramente, creo que haría varias cosas de diferente manera. Creo que es muy importante, realmente, armarse de un buen equipo de trabajo. Hay que tener el presupuesto necesario para poder contar con todo. Creo que ayuda muchísimo tener un caddie que te acompañe todas las semanas, por ejemplo. Incrementa bastante ese presupuesto pero, para mí, es fundamental porque es muy dura la vida en el Symetra Tour. No es para nada glamorosa, como uno quiere, y necesita ese apoyo afectivo, teniendo una persona constante que te acompañe semana tras semana. Es clave. Por lo tanto, si tuviera que volver a hacer esto, me garantizaría de tener la cantidad de dinero necesario para armarme del equipo que creo que me potenciaría mi rendimiento. A su vez, me armaría del equipo que me pueda dar la mejor chance para llegar al LPGA.
En el sentido nombrado, y por diferentes motivos, los primeros años no hice lo que te conté. Después, en mi tercer año (que conseguí un sponsor), me organicé un poco mejor. Pero bueno, los primeros años fueron duros. Y probablemente Delfi lo sepa. Toda la parte económica es dura.
Por lo tanto, como te dije, me armaría un buen equipo de trabajo, tendría un caddie, que puede ser alguien de la familia (mi hermano (risas), si tuviera que elegir), y buscaría una buena base. Buscaría poder volver a ver a mi coach, poder volver a entrenar con mi preparador físico, con más regularidad. A su vez, buscaría tener un poco más de orden.
Respecto a lo que considero que es necesario para dar el salto para llegar al LPGA, un poco tiene que ver lo que te conté. Hay que tomarse el paso por el Symetra Tour con el mismo profesionalismo, seriedad e inversión con la que uno se tomaría estar en el LPGA. Esto te lo digo porque sino es difícil. Si no te das todas las posibilidades para llegar, no lo vas a hacer. Sé que es duro y que no es fácil, para las mujeres, conseguir sponsors y, realmente, tener el presupuesto necesario para poder darse uno la mejor chance. Pero, yo creo que es fundamental esto.

– Estás en una de las mejores academias de nuestro país, como lo es “Campra Golf” (comandada por José “Pepa” Campra, histórico caddie del PGA Tour. Actualmente se encuentra con el estadounidense Scott Piercy). ¿Cómo surgió la vocación por enseñar? Aprovechando este nuevo rol que tenés, al día de la fecha, ¿Cuál considerás que es la mejor virtud y en qué aspecto falta trabajar en el golf juvenil de nuestro país y la región?
– La verdad es que he descubierto una gran pasión, y vocación, por la enseñanza, por la instrucción de golf y por el coaching. Estas últimas 2, de alguna manera, son cosas diferentes. A mí me gusta mucho lo que es la enseñanza y la parte técnica de entender un swing y mejorar puntualmente un movimiento técnico (sea en las diferentes áreas del juego). Pero, en la parte del coaching, que es más la mentoría y el acompañamiento a jugadores de más alto rendimiento, está mi gran pasión. Creo que es una gran virtud tener las dos cosas: ser una buena instructora, entendiendo la parte técnica, y, también, saber como acompañar, guiar y saber aconsejar a un jugador que está en el alto rendimiento. Y, de alguna manera, mi carrera (y mi camino) me preparó para eso porque conozco muy bien las distintas sensaciones en la preparación, en la competencia y en la post-competencia. Sé muy bien lo que se siente. Entonces, realmente me siento capacitada para ese tipo de trabajo con menores, juveniles y con chicos que se quieran dedicar al alto rendimiento.
La verdad que fue una cosa rara el cómo llegué a encontrar esta pasión. Yo, cuando decidí dejar de competir en el tour, entre fines del 2014 y comienzos del 2015, empecé a pensar en que podía hacer desde el lado del coaching. Y trabajé, ese verano, en una academia de juniors de Orlando: Gary Gilchrist Golf Academy (una de las mejores instituciones en este nivel). Me gustó mucho esa experiencia, trabajando con menores de todo el mundo.
Luego de este momento, necesitaba volver a mi casa y estar con mi fmailia. Así que, a fines de 2015, me volví a Argentina. La vuelta al país fue una sensación extraña. Como que, al principio, no sabía bien que quería hacer. Entonces, me metí a estudiar abogacía 1 año. Después, a mediados del 2016, apareció «Pepa» Campra, que estaba con el proyecto de la academia «Campra Golf» (que se inauguró a fin de ese año) y estaba metido con la Federación de Golf de Córdoba. A su vez, también un chico, que había sido mi preparador físico (a quien aprecio y quiero muchísimo), estaba como coordinador deportivo allí. Por lo tanto, entre ambos, me involucraron un poco con la Federación. De a poco, me volví a meter en el golf y en el club, con una profesora que había sido mi capitana en equipos de Interclubes.
A fines de 2016, «Pepa» Campra me propuso sumarme al equipo nombrado de la academia de «Campra Golf». Y bueno, me tentó mucho el ofrecimiento. Así que empecé con él. Fue quien, de alguna manera, me capacitó y me enseñó muchísimo en lo que es la instrucción del golf. Y así fue como me inicié.
La verdad que, con el tiempo, me fue apasionando cada vez más. Y seguí nomás. Yo había empezado a trabajar (ese año que hice abogacía) en la Municipalidad de Villa Allende, con «El Gato» Romero (había sido elegido intentendente). Había entrado en «Asesoría Letrada» y estaba con eso. Lo dejé al tiempo porque me di cuenta que quería volver al golf y dedicarme a la instrucción y al coaching.
– Nombramos mucho a tu gran amiga, Victoria Tanco, y me gustaría que me des tu opinión acerca de su espectacular carrera. ¿Se puede vislumbrar alguna “sucesora” de ella, teniendo en cuenta lo que hizo por el golf de nuestro país, en tan poco tiempo? ¿La convencerías para volver del retiro? (risas). Fuera de toda broma, ¿sentís que tuvo el reconocimiento que se merecía? De no ser así, ¿por qué?
– La carrera y los logros de Vicky fueron realmente increíbles. Absolutamente impresionantes. Creo que hizo mucho por el golf femenino en nuestro país. Nos puso en el mapa (Vicky fue N°1 junior en Estados Unidos y jugó contra Lexi Thompson, entre otras). Estaba compitiendo con las mejores menores del mundo. Y lo hizo siendo la N°1. Sin lugar a dudas, tuvo un impacto enorme y ayudó al desarrollo del golf en la región.
Respecto a su carrera, es una gran pena que no haya seguido en el campo profesional. Pero, como su amiga y conociendo lo que ha sido su camino (y su actualidad), me alegro como está, dónde está y cómo se siente. La decisión la tomó porque realmente lo sentía y lo creía así. Así que yo la respeto. Es muy difícil, después del éxito que ella tuvo, haber tomado la decisión de dejar el golf.
Lo mas fuerte que tiene Vicky es su gran fortaleza, su personalidad y su mente. Realmente, es una persona que tiene una capacidad de enfoque y de compromiso con lo que hace. Te diría que no conozco a alguien como ella, en ese sentido. Y también es una persona que tiene mucho amor propio. Por lo tanto, creo que, si ella se propusiera recuperar su parte del juego, podría perfectamente volver a ser lo que era antes. Pero bueno, no es algo que, en este momento, quiera hacer.
Muchas veces le he dicho que sus virtudes más grandes, que llevaron a ser quien era, siguen intactas. Es una cuestión de tomar la decisión de querer volver a competir. Pero bueno, creo que eso es una decisión muy personal y no se sabe, a futuro, lo que puede llegar a pasar.
Dios quiera que vuelva. Para mí, sería lindo (diciendo esto como su amiga). Y, desde mi lado como coach, creo que, con ella, se podría hacer un trabajo espectacular desde lo técnico. Habría que llevarla por un camino en el que ella crea en esa mecánica, pueda recuperar su swing (y su juego). Con esto, podría volver a ser una jugadora sumamente exitosa.
En cuanto a si hay alguien que pueda ser la «sucesora» de ella, te diría que, al nivel de Vicky, sinceramente creo que no. Vicky fue un caso único. Sin embargo, Agustina Zeballos ha demostrado, con sus resultados, que es una tremenda jugadora. Ahora bien, no la conozco tanto (en su juego) como para decirte algo más. Sé que es una chica divina. Es más, te diría que es una gran persona, por el trato que he tenido con ella. Es humilde y tiene ganas (y mucha convicción) en lo que hace. Dios quiera que encuentre éxito en el campo profesional. Pero Vicky Tanco hay una sola. Lo que ella logró, entrando al LPGA con tan sólo 18 años, teniendo una gran carrera junior y habiendo competido en el circuito como lo hizo (jugando varios US Open, entre otras cosas), hace que te diga que no hemos tenido, en el país, una jugadora profesional como ella. Ojalá alguien supere su desempeño en el LPGA y sus participaciones en el US Open, teniendo una jugadora argentina en lo más alto del golf profesional.

– Recientemente, Augusta, tuvo la genial idea de crear el Augusta National Women’s Amateur. Por lo tanto, se genera una gran oportunidad para que muchas golfistas, que realizan sus pasos hacia el profesionalismo, puedan pisar una de las canchas con más historias en el mundo (contando, también, a St Andrews en la lista). Me imagino lo que deseaste haber estado allí, adentro de la cancha. Sin embargo, tuviste la oportunidad de estar ahí, ¿Acompañando a Cabrera, en el tradicional «Torneo Par 3», que se realiza como previa a The Masters? Me gustaría que nos revivas un poco esa experiencia.
– Es una iniciativa espectacular que indica que el golf femenino viene creciendo. Están los torneos de Annika en Europa y en Sudamérica. Creo que se vienen generando nuevas oportunidades. Vamos avanzando y progresando. A un ritmo lento, pero progresando.
En cuanto a la experiencia con «El Pato», fue increíble. La verdad que él ya me había invitado a ver el torneo en 2010 y fui. Por lo tanto, ya conocía Augusta. El momento mencionado fue en 2017, siendo mi segunda vez.
En esta nueva oportunidad, es verdad que me dejó ser su caddie en el «Torneo Par 3». Desgraciadamente, se suspendió por primera vez en años (por una tormenta de granizo que cayó media hora después de lo que iba a ser el tee time del Pato). Lamentablemente, me quedé con las ganas de salir a la cancha Par 3. Pero bueno, estuve toda la mañana en el clubhouse y en el lugar donde estaban los caddies, compartiendo momentos con el tradicional traje blanco puesto y viendo a todos los profesionales. A su vez, pude caminar en el driving range, estuve en el putting green… Lo viví de adentro el Masters. Fue una de mis grandes experiencias (y momentos) inolvidables en mi recorrido con el golf. Estoy super agradecida al Pato por esa oportunidad increíble. Quedó pendiente la oportunidad de hacerle de caddie. Así que, en cualquier momento, le voy a pedir a ver si lo puedo hacer (risas).
– Para terminar, agradeciéndote tu enorme generosidad (y como hago con todos mis invitados), me gustaría que nos des un consejo para quien se inicia en esto, por amor al deporte, o para quien da sus primeros pasos como profesional.
– Mi consejo para esos jugadores que están iniciando su carrera como profesional, o están iniciando su carrera como amateurs (o quieren empezar un camino en el golf), es que miren a las diferentes cuestiones siempre con perspectiva. Creo que es muy importante saber que un torneo no define quién es uno como jugador o como persona. Como te decía antes, es muy importante jugar con libertad. Eso es lo que te permite disfrutar. Te permite afrontar los distintos desafíos, pudiendo canalizar y llevar esas presiones y esos temores que uno tiene, propios de las circunstancias que uno va afrontando. Cuando uno sabe que siempre hay una próxima oportunidad y que, a su vez, un resultado (siendo un fracaso o un éxito) no lo define, obtiene muchísima libertad para poder disfrutar y para poder competir, haciéndolo con el 100%, con mucha garra, energía y optimismo.
Hay que saber quién es cada uno. Lo que nos define es lo que somos como persona, mas allá de los resultados que uno puede obtener. Creo que eso es lo que a uno, al final del día, lo hace sentirse feliz y satisfecho. Ese sería mi consejo.
Definitivamente, tiene los pies sobre la tierra. Martina, gracias a su pureza como persona y a tener claro lo que quería de su vida, estableció una carrera intachable en nuestro país. Una carrera que no tuvo ninguna facilidad. Ladrillo sobre ladrillo (uso este recurso literario, teniendo en cuenta que ahora está de moda hablar de muros y paredes, en el golf femenino) fue construyendo un lugar en el mundo de nuestro deporte. Y miren que «no saca chapa» de eso, pudiéndolo hacer tranquilamente. Todo lo contrario. Siempre se preocupa por llegar a más gente. No sólo desde el lado técnico. El comunicar lo intangible, de este deporte, también es clave para ella.
¿Ahora me entiende por qué pienso que, cuando uno entra a Córdoba, pareciera que hay una especie de «contrato social» que marca las variables que hay que tener en cuenta para representar de gran manera a nuestro país? Insisto, no digo esto en desmedro del resto de los argentinos. Pero por algo ha salido tanto talento de allí, en materia golfística y del mundo del deporte. Martina vive dejando todo de sí para que nuestro país sea reconocido. Hoy está «fuera de las sogas». Sin embargo, sigue permaneciendo en el corazón de quienes somos fanáticos de esta actividad. Y esto lo digo a pesar de que no haya podido percibir esto anteriormente. El éxito de ella no está sólo en sus logros personales. Está en toda persona que se inicia y en todo profesional que da sus primeros pasos. También está en ud y en mí, al quedar (puedo imaginar) vislumbrado ante tanto compromiso con esta pasión.
En esos minutos que le relaté de mi juventud (al principio de esta nota), cuando me quedé mirando las tribunas vacías de Cosquín, me imaginaba al legendario presentador Julio Mahárbiz (que en paz descanse) que podría decir en ese momento. Antes de despedirme, le propongo jugar con esa imaginación y cerrar los ojos por unos instantes. Estoy seguro que acondicionarían rápidamente el «Próspero Molina» y ultimarían detalles. Llegada la noche de esos cálidos días de enero, entraría el querido Julio, con la misma predisposición y presencia de siempre. Es ahí donde todos empezaríamos a aplaudir, sabiendo lo que vendrá y escuchando sus palabras de presentación. Luego de lo descripto, entraría al escenario MARTINA GAVIER. Sería el instante justo para que empiece a desarrollarse EL FESTIVAL DEL ESFUERZO.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
Soy testigo de la garra de Martina, en Chile año 2006/2007 mirando a mi hija Ignacia en torneo de juveniles en las Brisas de Chicureo ,impresionante como se daba ánimo a ella y a su partner, puño cerrado,con la bandera de su país que llevaba con mucho orgullo, gran golfista y muy talentosa, Gran Entrevista !!!
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Rodolfo, ¡que gran recuerdo nos traes! Creo que es un gran ejemplo a lo que quise describir con la nota. Muchas gracias por tus palabras y por seguirnos =)!
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