PILETAZO «A LO GARCÍA»

Todo lo que dejó la vuelta del «Niño», Sergio García, a los primeros planos del PGA Tour. Su victoria en el Sanderson Farms Championship, con toques de magia sorpresivos.

¡Parece mentira como pasa el tiempo! Hace 20 años, los argentinos veíamos una locura que no la podíamos entender. Bueno, para él fue algo de todos los días.

Carlos Alberto García, «Charly» para nosotros, siempre fue un revolucionario. Un vanguardista. Personaje polémico si los hay. Odiado e idolatrado por mucha gente. Único e irrepetible. Obviamente, tuvo sus polémicas que no se deben dejar pasar. Ahora bien, su faceta artística es la de un iluminado. Un distinto. Podríamos decir que, tanto mi generación anterior, como la generación que me sigue, se sabe algún tema de él. Y quizás usted también, mi querido lector. Cumplía con todas las facetas que requiere un artista. Hasta en lo que les voy a contar: la anécdota que más recuerdo de él.

Antes que nada, aclaro que, como bien saben, el ser artista implica generar sensaciones que muchas veces no son agradables. De hecho, para quien no conoce la historia, es muy probable que se quede impactado con la situación dantesca vivida en ese día mendocino. «Charly», luego de una de las tantas polémicas habituales que tuvo la noche anterior, decidió lo que sería «la primera actividad deportiva que disfrutaría en su vida». Ese 3 de marzo del 2000, desde el noveno piso del hotel en el que estaba, pegó un salto que paralizó los corazones de sus fanáticos. Un salto rutinario para él, que se transformó en un chapuzón de esos que se ven regularmente en los Juegos Olímpicos (con todas las herramientas de seguridad pertinentes y profesionales como protagonistas). Un salto que dejó una huella en la historia artística de nuestro país. Como la que quedó, en esta semana, para el protagonista.

Les puedo asegurar que puedo armar un diccionario, si le pediría a mil personas al azar (fanáticas de este deporte, obviamente) que me dijeran una palabra sobre Sergio García. Un Sergio que se quedaba afuera del Top 50 por primera vez, luego de 9 años. El nacido en Castellón, una provincia del este español, llegaba a Mississippi sabiendo que la semana perfecta estaba al caer. El tema es que los problemas sobre el green eran preocupantes. Había agotado todos los recursos. Pero con un artista de este deporte, como lo es Sergio, no hay que dar por descontado nada. Era hora de sacar un «as debajo de la manga». Para nosotros fue «una bala de plata». Para él no. Nunca debemos subestimar a estos genios. Tenemos que estar preparado para todo.

Esta fue la reacción de Sebastián Muñoz, luego de realizar un birdie en el hoyo 16, durante la primera ronda del Sanderson Farms Championship (The Country Club of Jackson, Mississippi).

Desde el jueves al sábado, a pesar de ilusionarnos con un bicampeonato del colombiano Sebastián Muñoz, luego de su arranque (co-lideraba al final del primer día. Terminó T-23), las imágenes estaban puestas en él. No solamente porque veíamos pinceladas de su talento. Las cámaras lo enfocaban a la hora de ejecutar un putt. Y no era para menos. La necesidad de concentrarse en las sensaciones hizo que su mejoría pase con algo tan simple para él, como cerrar los ojos a la hora de realizar putts en el green. Sí. Simple sólo para él. Según lo que contaba, lo usa desde hace cuatro años, cuando las cosas no le salen en este aspecto del juego (cuando los resultados llegaron, hubo un período que trató de no usarlo. El tema es que se hizo visible ahora, en un nuevo bajón de su nivel, hasta esta semana). Este santo remedio le venía dando la punta del evento, junto a un J.T. Poston que siempre genera peligro por su consistencia. Quedaban 18 hoyos por jugar y había que ver si el remedio nombrado no generaba efectos secundarios.

Sergio García, jugando su tiro de salida en el hoyo 14, durante la tercera ronda del Sanderson Farms Championship (The Country Club of Jackson, Mississippi).

En este golf moderno, es difícil ver una semana con un dominio predominante. Y esto lo digo tomando como excepción, obviamente, a Tiger y al último US Open de Bryson DeChambeau, por nombrar los dos primeros ejemplos que se me vienen a la cabeza. En el Sanderson Farms Championship se siguió la misma tendencia. De hecho, García no lideró ninguno de los primeros dos días. Sí en el tercero, luego de una muy buena ronda de 66 golpes. Pero era lógico que le podía surgir una respetada oposición, como la de Peter Malnati.

Esta fue la reacción efusiva de Peter Malnati, luego de su segundo tiro, en el hoyo 15, durante la ronda final del the Sanderson Farms Championship (The Country Club of Jackson, Mississippi).

Peter Malnati es uno de esos trabajadores del golf. El fanático de los Royals de Kansas City (equipo de béisbol estadounidense) tenía como única victoria a la edición del 2016 de este evento. Para colmo, es alguien muy querido en el tour. Les puedo asegurar que NUNCA lo encontrarán de mal humor. Ese buen semblante influyó claramente en una de las mejores rondas del campeonato. Malnati se encargó de hacer una vuelta de 63 golpes, con una soltura envidiable. La reacción del segundo tiro, en el par 4 corto del hoyo 15, lo dice todo. Cerca de los árboles (y por encima de un bunker, con poco green para trabajar), incómodo y… la deja a 6 pies del hoyo, llevándose un gran birdie. Eso, sumado a una bomba embocada en el 17, lo ponía con un -18 imponente en el clubhouse. Tomaba más color a medida que pasaba el tiempo. El «picnic», con su esposa y su hijo, lo decía todo. No estaba confiado. Estaba disfrutando el momento. Creo que lo descripto es un ejemplo para aquellos que sueñan con estar, alguna vez, en el PGA Tour. Ahora bien, fue un error dejar a Sergio García de lado, luego de ver estas imágenes. Tenía otros planes. Y estaba dispuesto a ejecutarlos.

Sergio García, en su tiro de salida del hoyo 4, durante la ronda final del Sanderson Farms Championship (The Country Club of Jackson, Mississippi).

El arranque en la ronda no fue malo. Pero tampoco fue el necesario. Sergio necesitaba una de esas actuaciones que rompiera el molde. Lo novedosa técnica (para nosotros), en el putt, había actuado a las «mil maravillas». Era hora de dejar su sello distintivo. Para eso, dejó dos marcas claves:

1- Par 5 del 14: Una madera 3, perfecta, desde 260 yardas. Estaba en el centro del fairway. Quedó solo a 3 pies. Águila para igualar la punta.

2- Par 4 del hoyo final: el playoff con Malnati estaba cantado. García tenía la última palabra. En el fairway nuevamente. Hierro 8, desde 171 yardas. Un hierro quirúrgico que terminó a 2 pies del hoyo. La competencia estaba terminada.

Sergio García celebrando, luego de realizar birdie en el hoyo 18 (y salir campeón del evento), durante la ronda final del Sanderson Farms Championship (The Country Club of Jackson, Mississippi).

«Nunca hay que romper lo que no está roto» decía un famoso periodista latinoamericano. Dicho esto, los ojos se volvieron a cerrar para, posteriormente, abrirse con el trofeo en mano. Un triunfo emocionante, luego del fallecimiento de sus dos tíos por COVID-19. El nombre de García volvió a estar en los primeros planos. Nunca se tendría que haber ido de allí.

Obviamente que todo esto fue precedido de un trabajo incansable para regresar a este nivel. Sergio no es ningún improvisado. Ojo, «Charly», en su momento, tampoco lo fue. La idea era disparatada para cualquiera de nosotros. Pero no para él. Y se concretó. Exactamente lo mismo le ocurrió al español. «Say no more». En los 2 casos, fue un PILETAZO A LO GARCÍA.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

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