Todos los detalles de una nueva victoria del talentoso y experimentado escocés. Los antecedentes similares en este lugar. Los 3 momentos claves del torneo y el punto de inflexión para su carrera.
No soy muy amante de Las Vegas. Entiendo su fama como «La Ciudad del Pecado», sumado a sus hoteles despampanantes. Ahora bien, la mayoría de los lugares que tiene, para practicar nuestro deporte, son un paraíso. La sede del próximo fin de semana, Shadow Creek Golf Course, es uno, sin lugar a dudas (ya me entenderán de lo que hablo cuando vean ese gran diseño de Tom Fazio). El otro, unos escalones más abajo (obviamente) es el TPC Summerlin, lugar de disputa del evento a describir. En fin, todos desearíamos estar en un lugar así. A su vez, el deseo sería mayor si es en una competencia profesional. Y ni les digo si se da el hipotético caso de que ese evento lo hayas ganado alguna vez. Para todos los que amamos este deporte, siempre esta ese sueño de que te digan, para estar en un lugar así, lo siguiente: «La casa invita». Esas 3 palabras fueron escuchadas por el escocés Martin Laird. Fueron escuchadas en el momento indicado.

Martin Laird estaba completamente desaparecido. Para colmo, antes del regreso del PGA Tour, se había desgarrado el menisco de la rodilla izquierda, entrando en cirugía y perdiéndose lo que quedaba de la temporada 2019-2020. ¿Podía volver a jugar? De ser así, ¿mantendría su nivel? Las preguntas eran muchas y era difícil darles las respuestas correspondientes. Hasta que llegó la famosa invitación del sponsor. El lugar era el ideal. Para colmo, hace 10 años, venía de disputar aquí 2 playoffs consecutivos de 3 personas: el primero fue ganado (2009). El segundo, perdido con un hoyo en uno de Jonathan Byrd (2010). El contexto era el ideal.

Ahora bien, obviamente que el nombre de Martin Laird no fue considerado hasta lo que describiremos más adelante. Pero antes de eso, permítanme mencionar en dónde estaban todas las cámaras. Si. Adivinó. Mr. Increíble lo hizo de nuevo. Un Bryson DeChambeau que tuvo de todo en esta semana. Desde drivear un par 4 de más de 380 yardas, pasando por una nueva pelea con un camarógrafo, hasta llegar a las 200 mph de velocidad en la pelota, por primera vez en el PGA Tour. ¿Sus nuevas aventuras? En el Masters de noviembre será la próxima. Allí aparecerá el Driver de 48 pulgadas, que le permitirá llegar a las… ¿400 yardas? Los pochoclos siempre están.

A su vez, tampoco queremos dejar pasar la gran actuación de Abraham Ancer, quien terminó en cuarta posición (a 3 del playoff). Es increíble cómo se hace desear esa victoria rebelde. De cualquier manera, el mexicano está comandando la región, con absoluta autoridad. Ya es una figura más del circuito.

Y otro tema a mencionar es lo generado por el talentoso Will Zalatoris. Nos habíamos cansado de hablar de su futuro, cuando empezaba a hilvanar resultados positivos en el Korn Ferry Tour, luego de su regreso del parate generado por el COVID-19. Está aprovechando, a más no poder, los torneos que le permite jugar su gran status en el 2do circuito estadounidense. Un circuito que está a punto de dejar. Will Zalatoris está en la puerta de ser un nuevo miembro del PGA Tour, cuando juegue su próximo torneo: el Bermuda Championship. Para cumplir esto, en esta semana, necesitaba un empate de 2 jugadores en el 5to lugar. Bueno, el lugar se cumplió pero el empate fue de 3. Hace rato que viene tocando el timbre. Y me parece que ya lo escucharon.
Volviendo a lo ocurrido netamente en el juego, hay que describir 3 momentos que hicieron que el escocés se quede con la corona. Veamos:

1- Sacó 3 golpes de ventaja con una sacada de bunker antológica, en el hoyo 9. Se llevó el águila, teniendo la pelota enterrada y contra la pared. Para colmo, tenía poco green para trabajar y, encima, en bajada. La pelota entró por el medio del hoyo, sin ningún tipo de problemas.
2- Si bien Matthew Wolff (la ronda de 61, el día sábado y con los 3 águilas en los últimos 9, ilusionaron de gran manera. Si no hubiera arrancado frío, la historia habría podido ser otra) y un Austin Cook renovado hacían fuerzas, el torneo parecía que no se le podía escapar al escocés. Y más luego del approach y putt, de otro planeta, realizado en el hoyo 17. En bajada, con un arbol tapando el camino hacia la bandera y un bunker que podía arruinar los planes. Putt de 17 pies embocado, salvada realizada y parecía que el torneo tendría un ganador.

3- Un 3er tiro mal ejecutado, en el hoyo final, hizo que entremos en un desempate inimaginable. Martin Laird tendría que definir todo con Austin Cook y Matthew Wolff: el gran candidato. Increíblemente, otro desempate de 3 hombres, en el evento, para el europeo. Lo peor se veía venir. El primer hoyo de playoff había pasado con 3 pares similares. Ahora bien, todo volvió a darse en el 17. Esta vez, el escocés no tuvo que ver embocar un hoyo en uno. Esta vez, la pelota que entró fue la suya, desde 22 pies. Después de haber descripto lo ocurrido, hubiera sido injusto que no se llevara este evento.
Martin Laird saltó del puesto 351 al 88, en el ránking mundial. De luchar por ver si podía seguir jugando torneos en el PGA Tour, a poder asegurarse la tarjeta hasta el 2023 y tener la invitación para el Masters de abril. Esta vez, EL CASINO HA PERDIDO.

Matías Miguel Torge
Handicap 54