MARIAJO URIBE: UNA MAMÁ DE HIERRO

Sin dejar fuera a su trayectoria vigente (y las enseñanzas de la misma), nuestra querida representante latina nos brinda su tiempo para contarnos sus sensaciones de este momento especial en su vida, en la previa del US Women’s Open.

Reconozco que, cuando vivía los comienzos de mi adolescencia, me costaba madrugar. Bueno, digamos que ahora también. Ahora bien, en ese momento, era más notorio. Ojo: tenía dos grandes ventajas. La primera era que mi colegio de la primaria estaba en frente. La segunda que mi «segunda alarma» era mi querida «viejita» (como la llamo con cariño) que venía a tocarme la puerta de la habitación, por más que yo no lo necesitara.

Como buen hijo de inmigrantes italianos, la cultura del trabajo (y la disciplina) era algo que no podía faltar. Y eso comenzaba con el buen aspecto y con el llegar en horario, a los lugares que debía ir. Sólo una vez en mi vida llegué tarde al colegio, por quedarme saludando a mi hermana, que era su cumpleaños. Recuerdo que corrí como Usain Bolt esos 200 metros eternos, que separaban la puerta de mi casa de la entrada del patio de la escuela. Esa entrada se cerró en mi cara. Un error que nunca más se debía repetir. No porque me lo hayan impuesto. Entendía que no debía ser en vano el sacrificio que me rodeaba día a día.

A pesar de lo comentado, la sonrisa de la mañana y la paciencia (que tenía conmigo) nunca faltaba. Siempre «mi vieja» estuvo (y está) en los momentos justos. No necesitaba mucho más. Cuando salía todo «de mil maravillas», era la primera en incentivarme a seguir y a que no me relaje. Ahora, cuando la situación se complicaba, era también la primera en recordarme cuál era el camino. Un camino que me llevó a donde estoy hoy. Un camino que presiento que, a gran escala (porque no soy quien para compararme con esta gran atleta), lo pasó nuestra protagonista en cuestión.

Disciplina es el sinónimo de la trayectoria de María José Uribe Durán. Luego de su nacimiento en la ciudad de Bucaramanga, ciudad norteña de Colombia (el 27 de febrero de 1990), Mariajo ya empezaba a formar una personalidad que calza perfecto en este deporte. Un deporte que la encontró por sorpresa (a pesar de tener a su hermana Silvia compitiendo), tocando su afición por viajar. Un deporte que le permitió marcar una huella notoria de lo que significa un atleta de élite (tanto para su país como para la región). El trabajo y la «sangre latina» no fueron negociados. Ambos fueron condimentos perfectos para que nuestro deporte (en la región) crezca. Y de qué manera.

Están formalmente invitados a una historia que pasará por muchos aspectos. Sus inicios en el pintoresco «Ruitoque Golf Country Club», su etapa formativa con Pedro Russi: su coach y su fiel amigo, esos primeros pasos en la histórica «Copa Andes» (con el contexto de buenas jugadoras que tenía a su alrededor, tanto compatriotas como rivales), y los comienzos en la deseada Universidad estadounidense de UCLA. Posteriormente, no dejaremos de lado (obviamente) su magistral obtención del US Women’s Amateur 2007, y sus primeros pasos en los eventos de la USGA, hasta llegar a ese pico de rendimiento (a nivel aficionada). A su vez, ese salto al profesionalismo, seguido de sus primeros años en el LPGA (con su título en Brasil), será el puntapié de una cadena de constancia y vigencia que vale la pena destacar. A esto le sumaremos el cariño y el lugar (en su corazón) que tienen los eventos olímpicos en ella. Su visión sobre la actualidad del golf femenino latinoamericano y su futura experiencia en la maternidad serán las «frutillas del postre» a una charla que dejará mucho por analizar y aprender.

– Mariajo, voy a empezar describiendo tu situación actual. Por un lado, estás en la espera de la llegada de Lucca: tu primer hijo. A su vez, según lo que pase con Tokyo 2021 y Paris 2024, estamos cercano a los momentos finales de tu actividad profesional, teniendo en cuenta declaraciones públicas que has brindado anteriormente. ¿Pudiste reflexionar, en este tiempo de cuarentena, acerca de la importancia y la repercusión positiva que tiene tu desempeño para el golf de la región? En relación a tu país, ¿podríamos decir que, junto a Camilo Villegas, fueron los pioneros de esta nueva generación que tanto éxito está teniendo?

– La verdad, mi plan era retirarme este año, en Agosto (después de los Juegos Olímpicos). Al llegar el COVID-19 y todo lo que nos pasó (cuarentenas), tomamos la decisión de tratar de buscar el hijo antes y que, si pasaba rápido (como pasó), alcanzara para ir a Tokio 2021. Al optar por este camino, se alargó un poco mi retiro. Y Paris 2024 entró.

Obviamente que la cuarentena me enseñó a no tener planes tan fijos (siempre había dicho que en el 2020 me iba a retirar). Ahora, con la llegada de Lucca, vamos a ver qué pasa y cómo evoluciona todo. Pero la idea es esa: estar en los Juegos Olímpicos del año que viene y volver en París 2024.

En cuanto a esta nueva generación, por eso siempre había pensado estar en la edición de París 2024. Era una posibilidad para mí porque no veo a nadie cerca de clasificar (dentro del golf femenino) y, para Colombia, es súper importante el solo hecho de poder participar en los Juegos Olímpicos, dentro de un deporte como el golf. Por lo tanto, no quería dejar pasar la oportunidad, si todavía lo podía hacer.

– Sabiendo lo especial que es cumplir el sueño de ser madre, te voy a traer situaciones recientes de dos colegas que están viviendo una situación muy parecida a la tuya. En primer lugar, la prestigiosa estadounidense Michelle Wie (ganadora del US Women’s Open 2014, disputado en Pinehurst N°2), quien se ha retirado para disfrutar los primeros pasos de su hija Makeena. Hace poquito, hemos informado que hubo chances para que pudiera competir en este US Women’s Open. ¿Puede ser un buen ejemplo de referencia para lo que sigue en tu carrera, al pasar por circunstancias similares? Supongamos que se da la posibilidad de mantener un contacto con ella, en donde le tengas que pedir consejos para esta etapa. ¿Nos podrías decir cuáles serían?

– Michelle está pasando por un proceso parecido. Su retiro fue por lesiones y, a veces, el embarazo repara el cuerpo. Ella se siente bien. Fue una persona que, a los 14 días posteriores al parto, ya estaba pegando bolas otra vez. Su meta fue jugar el US Women’s Open, en este año. Vamos a ver como le va, de aquí en adelante.

Todas nos apoyamos en el tour y hay gente que lleva muchísimos años haciéndolo. Karine Icher (histórica jugadora francesa. 4 veces integró el equipo europeo de la Solheim Cup. A su vez, tiene 5 victorias en el Ladies European Tour) lo hace con dos hijos, por ejemplo. Con todo esto, digamos que hay una guardería en el LPGA, en donde (seguramente) voy a estar compartiendo tiempo con todas ellas.

También está el caso de Suzann (Pettersen. Leyenda noruega. Fue ganadora de dos majors, por nombrar algunos de sus logros). Volvió para la Solheim Cup 2019 (su putt de 7 pies, en el hoyo 18, le dio la victoria al equipo europeo. El match de Suzann fue el último que permaneció en el campo) y se retiró completamente. Por lo tanto, como te digo, estoy abierta a las posibilidades que haya. Todavía no se qué es «ser mamá» y viajar con un niño. Entonces, vamos a ver que pasa.

– La otra situación que iba a traer, a nuestra entrevista, es la que está viviendo nuestra querida paraguaya Julieta Granada (para quienes no saben, algunos de sus logros fueron los siguientes: 1 triunfo en el LPGA, 6 “Top 10” en majors y la victoria en la Women’s World Cup of Golf 2007, junto a Celeste Troche), quién también anunció que será madre próximamente. ¿Han podido tener comunicación sobre este tema, viviendo este proceso en compañía? Aprovechando que la hemos nombrado, me gustaría que nos agregues tu apreciación acerca del rol de ella en el desarrollo del golf latinoamericano.

– Sí, claro que hemos tenido comunicación. Seguramente nuestros hijos compartirán muchísimo tiempo en la guardería (risas).

Claramente, ella es una referente. Después de Lorena Ochoa, es la golfista latinoamericana que más dinero ha ganado. Para mí, ha sido una persona muy consistente. Es un poquito mayor que yo. Pero prácticamente que todos mis años (en el LPGA) me han tocado con ella.

Estoy muy contenta por Julieta y porque llegamos a este proceso juntas. Y bueno, que haya otro niño hablando en español (en la guardería), me va a ayudar bastante (risas).

Mariajo Uribe, en su segundo tiro del hoyo 1, durante la tercera ronda del AIG Women’s British Open, disputado en el Woburn Golf Club (Woburn, Inglaterra).

– Supongamos que, en un futuro, viene tu hijo y te dice «Mamá, me encanta el golf y necesito un consejo». ¿Cuál sería, si se llegara a dar esa situación?

– Bueno, eso ya sería diferente (risas). Si me dice que le encanta el golf, obviamente que lo apoyaría. Ahora bien, sé lo que necesita para llegar, en cuanto a personalidad y disciplina. El talento no es siempre suficiente. Veremos que ocurre.

La verdad, mi idea es que haga muchos deportes, muchas actividades extracurriculares, y que el decida. Sí me darían a elegir para él, no escogería el golf. Me parece que es complicado hacer lo mismo que los papás de uno hicieron. Esto lo vemos como en los casos de las Korda (Jessica y Nelly. Su papá fue gran jugador de tenis) y las Lendl (igual caso que la familia Korda. Marika, Daniela e Isabelle estuvieron ligadas al golf. La última disputó el ANA Inspiration 2013): se fueron por un deporte totalmente opuesto al de sus respectivos padres.

Obviamente que uno puede ayudar a su hijo como deportista. Como dije, me gustaría que fuera otro deporte. Pero, si a él le encanta esta actividad, estaré ahí para apoyarlo y ser una mamá más. No creo que me metería mucho porque me parece un poco complicado cuando uno es el padre y se vuelve como «su mentor». Lo apoyaría más como madre que como golfista.

– Dottie Pepper (a quien también tuvimos el placer de entrevistarla) nos comentó que “ama tu fuego y tu entusiasmo”, al ver tu etapa como aficionada. ¿Por allí pasaron las claves que te ayudaron a confirmar al golf como pasión y, desde allí, crecer en esta actividad? Sé que, a su vez, tu hermana Silvia fue clave en tus inicios (junto a tus padres), al verla viajar y competir de gran manera. ¿Fue el punto de inflexión? ¿Pudiste incorporar algo de ella en tu carrera?

– Cuando yo empecé, no me gustaba mucho el golf. Después, fue el querer faltar al colegio (risas) y viajar (esto último me encanta), lo que me hizo empezar a jugar golf. Pero no era muy buena. Al principio, digamos que no tenía talento innato. Entonces, en esos primeros años, la disciplina fue importante.

Lo que decía Dottie es así. Es cierto que tenemos ese «fuego latino». Pero, más que todo, es importante la parte competitiva que hay en mí. Si no hubiera sido el golf, seguramente se daba esto en otra cosa. Ahora bien, soy bastante competitiva. Eso es lo que me motiva a ser disciplinada, a seguir adelante, y a ponerme metas bastante grandes, desde muy chiquita. Eso es lo que me ha ayudado.

En esta foto podemos apreciar una vista del campo que vio los primeros pasos de Mariajo Uribe en el golf: Ruitoque Golf Country Club.

– Tu entrenador, Pedro Russi, ha sido otro de los pilares de tu trayectoria. La misma arrancaba en Ruitoque Golf Country Club, como “base de operaciones”. ¿Cómo fueron esos primeros días de trabajo? A su vez, ¿cuáles fueron los elementos más importantes para generar una buena química de entrenamiento? (esta pregunta está enfocada, especialmente, en la etapa formativa).

– En el año 2000 fue cuando yo empecé a jugar golf seriamente. Pedro se unió a otro profesor (llamado Jose María «Chepe» Ayala), para abrir juntos una academia de golf acá en Ruitoque. Eso me ayudó muchísimo porque era muy estructurado el lugar. Estaba estructurado como una academia «gringa». Pedro se encargaba de la parte del juego corto y «Chepe» estaba en la parte de juego largo.

Por mi parte, yo era muy mala para el juego corto (no tengo mucha motricidad fina). Entonces, Pedro me ayudó mucho en eso (en la parte de formación). Sin embargo, yo creo que lo que más ayudó fue la estructura nombrada que traían. Eran grupos de niños, siendo muchos los que estudiaban conmigo, en el colegio. Por lo tanto, estar acompañada, teniendo tantos amigos practicando a la par, ayuda mucho a los primeros años de la parte formativa en el golf.

– Antes de pasar por Indiana, fuiste bicampeona (2005-2006) en una competencia que permite, a los aficionados de nuestra región, llegar más preparados al profesionalismo: La Copa Andes. ¿Qué enseñanzas te dejaron esos días de consagración, en Guayaquil y Lima? ¿Coincidís en que este evento es un “banco de pruebas” clave para ese desarrollo que menciono? De ser así, ¿por qué?

– Copa Andes, para mí, fue muy importante. Yo fui muy pequeña (cuando la disputé) y me tocó jugarla en una época muy difícil en Colombia. Carolina (Llano), Eileen (Vargas) y Paola (Moreno) eran demasiado fuertes. Eran jugadoras que llevaban muchísimos años ganando Copa Andes. Y fui, a mis 15 años, a disputar este evento (en mi primera participación) con ellas. Por lo tanto, he aprendido mucho. Por ejemplo, esto se dio al jugar «en pareja» con Carolina: era demasiado sólida.

Todo lo dicho me ayudó a ver el nivel en el que ellas estaban. Me acuerdo que, en Guayaquil, me toco jugar contra María Gallegos (gran jugadora de nuestro país), que se volvía profesional, al terminar el evento. Y me mandaron, prácticamente, a «perder el punto», en el individual, contra Argentina (esto fue en el último día). Al final, le terminé ganando el partido, en el último hoyo. Entonces, me ayudó bastante el ver que le pude ganar (a los 15 años) a la mejor argentina.

En Perú (edición de 2006) ya fui un poquito más cercana a las líderes del equipo. Pero todavía era muy chiquita. Tenía 16 años y la verdad es que solamente jugué estas dos ediciones. De hecho, hablo con Pedro y le digo: «¿Por qué yo no fui a la edición de 2007?». Todavía nos acordamos (risas). Ahora bien, para mí fue una muy buena experiencia. A su vez, jugar en equipo (que nosotros casi nunca lo podemos hacer) es algo especial. A mí, el «match play» me encanta. Claramente, todas esas experiencias (y los demás torneos en este formato) me prepararon para después ganar el US Women’s Amateur.

– Otro de los temas que me apasionan analizar es la decisión de ir a la Universidad, en Estados Unidos. ¿Fue difícil la elección por UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), lugar que te permitió tener el privilegio, en dos ocasiones, de ser nominada para el “All American First Team”?

– Ese año, en la parte del reclutamiento, fue (en teoría) fácil. Las dos mejores del país se volvían profesionales. Tuve muy buenas ofertas, gracias a Dios, por los resultados que había obtenido.

Siempre quise estar en California. Quería buen clima. A su vez, desde que fui al mundial de San Diego (siendo muy chiquita), había dicho que quería estudiar allá. Ahora bien, mi coach (de UCLA) fue la única que no me reclutó. De todos los coaches del país, dentro de los «Top 50», fue la única que no me escribió y la única que yo contacté.

Al final, terminé yendo allá. Estaba entre UC (Universidad de California) e UCLA. En UC había muchas latinas. Allí, por ejemplo, se encontraba mi compatriota Catalina Marin (también oriunda de Bucaramanga). Fue un poco difícil tomar la decisión. Ahora bien, como te dije, elegí UCLA, al haber sido (siempre) mi sueño estudiar allá.

En cuanto a la acción de emigrar, para estudiar en Estados Unidos, tienes que tener en cuenta que no me fue muy difícil tomar esa alternativa. Mi mamá siempre quiso que yo fuera a realizar «College Golf» y no me volviera profesional desde tan chiquita. Yo llegué a comenzar la etapa nombrada a los 17 años, siendo bastante pequeña.

– El éxito más importante de tu destacada carrera, a nivel amateur, fue el majestuoso logro de ser campeona en el US Women’s Amateur 2007, disputado en el tradicional Crooked Stick Golf Club (para quienes no conocen el campo de Pete y Alice Dye, allí se disputó el PGA Championship de 1991, ganado por John Daly). Fuiste la decimosegunda jugadora extranjera en ganar este evento, disputado desde ¡1895! Antes de entrar en el detalle de este gran logro, hay que tener en cuenta que, en ese 2007, han participado golfistas de la clase de Stacy Lewis (ganadora del actual ANA Inspiration 2011 y del AIG Women’s Open 2013, disputado en St. Andrews), Danielle Kang (ganadora del PGA Championship 2017) y Jennifer Song (tres “Top 10” en majors y ganadora de este torneo en 2009, entre otros logros), por nombrar algunas de las más destacadas. ¿Cuáles eran tus expectativas antes de llegar a Indiana, teniendo en cuenta el contexto descripto y la dificultad conocida de los eventos USGA?

– Los torneos de la USGA siempre fueron importantes para mí, desde muy pequeña. Jugué mi primer US Girls’ Junior Championship a los 14 años. El US Women’s Amateur lo jugué, por primera vez, a los 15. A su vez, disputé mi primer US Women’s Open a los 16. Me encantaban los torneos de la USGA y siempre estaban en mis metas.

En el 2007, era mi último US Girls’ Junior Championship. Y la meta de ese año era ganar el evento. Nos preparamos y el pico estaba en el verano (este evento fue 15 días antes del US Women’s Amateur). Llega el torneo y tuve un match muy difícil en cuartos de final. Terminé perdiendo allí. Y fue difícil el momento porque era mi última oportunidad. No tenía más chances.

Después de lo contado, decidimos irnos temprano para Indiana. Al preparar el US Women’s Amateur, jugué demasiadas rondas de práctica. Nos hicimos amigos de una socia del club, quien nos invitó a jugar. Hicimos 9 hoyos cada uno de esos 15 días de espera. A su vez, tenía metas altas. El primer año que jugué el evento, llegué a cuartos de final. En el segundo año, quedé en ronda de 16avos. Por lo tanto, siempre había llegado a los grupos pequeños.

Ahora bien, en ese año, la meta era ganar el US Girls. Y bueno, se dio el US Women’s Amateur. El pico de rendimiento estaba ahí y, afortunadamente, se dio dos semanas después.

Mariajo Uribe con el trofeo de campeona del US Women’s Amateur 2007, disputado en Crooked Stick Golf Club (Indiana).

– Tu actuación en esa semana fue notable. Lo arrancaste clasificando, para los matchs finales, a 2 golpes de la punta, en la etapa de “stroke play”. Cuando llegaste a los “mano a mano”, los resolviste con mucha entereza. Ahora bien, me quiero detener en tu match final, con la estadounidense Amanda Blumenherst. Un match de 36 hoyos, que se definió en los últimos 2, con una tensión importante, ¿cómo pudiste manejar esta situación, sabiendo lo que estaba en juego? ¿Recordás cuáles fueron las primeras imágenes que se te vinieron a la cabeza, luego de ese último putt?

– La verdad, los primeros matches fueron mucho más peleados. Los partidos más difíciles, en cuanto a nombre, fueron los de semifinales y cuartos de final. Ahora bien, en esos partidos jugué mejor y los saqué temprano. Los mismos se dieron contra Mina Harigae (la estadoundiense es actual integrante del LPGA Tour. Obtuvo la tarjeta completa, por primera vez, en 2010) y Ha-Na Jang (la coreana tiene 5 títulos en el circuito mayor. Actualmente, permanece en el circuito coreano).

Ahora bien, en el partido con Amanda, estaba muy tranquila. Era la jugadora N°1 (del «College») y ganaba todo. Pero yo no la conocía mucho. De lo que me acuerdo de ese día, te puedo decir que, en el hoyo 17, ella la dejó muy cerca (para birdie) y yo me dejé un putt un poco más largo. Casi le concedo el hoyo y Pedro me dijo: «No. Espera. Hazlo que la meta». Y Amanda falla ese putt. Entonces, cuando llegamos al hoyo 18, yo solamente quería que se acabara el torneo. Había sido una semana muy larga y, como te dije, llevaba muchos días allá, antes de que el evento comience. Ahí me dije que no iba a jugar ningún hoyo más. Quería que, pase lo que pase, se acabe el partido en ese hoyo (risas).

El putt, cuando lo veo en el video, es mucho más largo, teniendo como casi dos metros. Pero yo, en ese momento, lo veía como un putt de tres pies. Cuando la pelota se metió, lo que sentí fue el hecho que «ya no tengo que jugar un hoyo más de golf» (risas).

– El logro descripto, junto al hecho de ser la mejor amateur en el US Women’s Open 2008 (ganado por la leyenda coreana Inbee Park, de la cual hemos hablado mucho en nuestro medio), empatando el décimo puesto, ¿fueron las razones por las cuales veías la etapa profesional con buenos ojos? Con “el diario del lunes”, como decimos acá, ¿volverías a interrumpir tu carrera universitaria, ante esta situación?

– No me arrepiento de haber ido a «College Golf». Gané el US Women’s Amateur y fui a a vivir esta muy buena experiencia, a los 15 días. El siguiente año, jugué todos los majors y pasé el corte en todos estos eventos, menos en uno (el Women’s PGA Championship).

En el «Top 10» del US Women’s Open, mi coach me preguntó si me iba a volver profesional. Y yo ni siquiera lo había pensado. Ahora bien, en la universidad, me pasaron varias cosas que me motivaron a esto. Por ejemplo, me empezaron a pedir que me cambiara de carrera porque, en mi universidad, la psicología (profesión que había elegido) era vista para que la estudien solo los médicos. A su vez, los profesores no estaban acostumbrados a tener atletas ahí.

Lo comentado fue una de varias cosas que me hicieron tomar la decisión. Ya, después de esto, gente como Lorena (Ochoa), sumada a personas que están alrededor mío, me preguntaron por qué no jugué la Escuela Clasificatoria (correspondiente al LPGA) del 2008. Bueno, eso sería lo que cambiaría. Hubiera hecho esto un año antes. En el 2008 se me abrieron muchas puertas, y tenía muchas invitaciones a torneos del LPGA, que no pude aceptar por el calendario del «College». Yo pienso que, si hacía lo que te comento, me hubiera ayudado un poco. Estaba en ese pico de mi carrera, a los 18 años. Hubiera sido más fácil la transición.

Al final, todo funcionó. Entré al LPGA y no perdí la tarjeta, ni nada. Pero es diferente entrar con invitaciones y con ciertas oportunidades. Por lo tanto, como te dije, hubiera comenzado (este proceso) un año antes.

– A raíz de esto, no puedo dejar de destacar la actuación de tu compatriota, Valery Plata, quien ha llegado a las semifinales del US Women’s Amateur 2020. ¿Me podrías decir algunas palabras sobre ella, teniendo en cuenta su futuro, luego de esta experiencia similar a la tuya? Si bien habíamos hablado algo (al comienzo), te propongo un juego: ¿me podrías definir tu sucesora?

– Valery también es alumna de Pedro. Es mi vecina y entrena acá, en Ruitoque. Cuando me preguntan a qué se debe su surgimiento, yo pienso que la experiencia en torneos de la USGA ayuda mucho. Ella ya había jugado el US Girls y el US Women’s Amateur. Todo eso ayudó bastante. La mayoría latina llega (a esos torneos) a los 20-21 años, siendo la primera vez que juegan. Entonces, eso me parece que tenemos en común con Valery.

¿Quién sería mi sucesora? Es muy temprano para saber (risas). Todos los procesos de las personas son diferentes. Pero bueno, Valery y María José Bohorquez (otra gran juvenil colombiana) serán las dos próximas profesionales, en el siguiente año (después de que terminen «College»). Ambas serían las que tienen chances, por entrar en esta etapa de su carrera. Pero bueno, vamos a ver que pasa, como evolucionan y (al final) si ellas quieren. Esto lo digo porque se trata también de quererlo bastante. Y, como te dije antes, la personalidad influye mucho, para mí, en el éxito de la carrera profesional.

Mariajo Uribe, con el trofeo de campeona, luego de ganar la HSBC LPGA Brazil Cup 2011, disputada en el Itanhanga Golf Club (Río de Janeiro, Brasil).

– Luego del breve paso por el actual Symetra Tour (en el año 2009), tu gran talento (y tu esfuerzo) te permitió tener status para el LPGA y el Ladies European Tour, de manera simultánea. Sin embargo, los primeros pasos tuvieron sus complicaciones lógicas de adaptación. El título en la «HSBC LPGA Brasil Cup 2011» (torneo disputado a 36 hoyos), ¿te ayudó a empezar tu consolidación en el circuito? De ser así, ¿cuáles son tus recuerdos de esos dos días?

– Mi primer año, dentro del LPGA, fue en el 2010. Hacé de cuenta como si alguien ganara la tarjeta en esta temporada (teniendo en cuenta las particularidades que generó el COVID). Fue la temporada post-recesión de Estados Unidos. Por lo tanto, como rookie jugué 12 torneos, incluyendo el US Women’s Open, el AIG Women’s Open y el Evian Championship (en todos clasifiqué y, en el Evian, fui invitada). Además, de novata, solo tenemos derecho a nueve torneos. Era un poco injusto pero bueno, logré un Top 10 en el último torneo de ese año (el LPGA Tour Championship), mantuve la tarjeta… Fue un año de transición.

Cuando vamos al 2011, te comento que fue un año muy difícil para mí. Así y todo, gané en Brasil. Además, el año anterior, había perdido en playoff. Fue muy importante este logro. El campo, en el que jugamos, me gusta mucho. Gané Sudamericanos Juveniles allá también. Era especial por ser un torneo en Latinoamérica. Pero era un torneo pequeño.

Siguiendo con el contexto de ese difícil 2011, mantuve la tarjeta, pero no con muy buen status. Volví a Q-School ese año. Esta temporada también formó parte de la transición. Mejor dicho, fue un llamado de atención a mirar qué estaba haciendo y no entrar en una «zona de confort».

En conclusión, fue un año raro. A pesar de haber ganado, no fue una victoria oficial y tuve que disputar (una vez más) a la Escuela Clasificatoria.

Mariajo Uribe, ejecutando su tiro de salida en el hoyo 9, durante los Juegos Olímpicos de Río 2016, disputado en el Olympic Golf Course (Rio de Janeiro, Brazil).

– Pasaron los años, tuviste otro Top 10 en majors (quedaste T-10 en el Evian Championship 2014) y, en 2015, podríamos decir que fue uno de tus mejores años en las ligas mayores. Sin embargo, decidiste (sin pensarlo) disputar los Juegos Panamericanos de Toronto, llevándote dos medallas doradas: en el torneo femenino individual y en la competencia por equipos mixtos. Al año siguiente, disputaste los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, siendo la mejor latina (T-19). Desde los valores que te entregan estas experiencias, ¿qué te da una competencia panamericana/olímpica, en el nivel profesional, a diferencia de un evento del LPGA? ¿Cambiarías tu título en el US Women’s Amateur por una medalla de oro en las olimpíadas? ¿Te diste cuenta de los elementos que se necesitan para llegar a lo más alto del podio (en los Juegos Olímpicos), luego de tu primera experiencia en Río?

– En cuanto al circuito olímpico, lo que me movió a jugarlo era demostrarle al Comité Olímpico Colombiano que, en el golf, podemos ganar medallas. Era la primera vez que estábamos en ese circuito. Entonces, por eso me movió ir a competir en estos eventos.

El competir en los Juegos Panamericanos fue una experiencia increíble. Sobre todo por la Villa Olímpica. Todos dijeron que se sentían como si ya estuvieran en los Juegos Olímpicos. Toronto es una ciudad increíble y era en pleno «downtown». Entonces, en cuanto a esto, fue una semana muy chévere.

¿Cambiaría una medalla dorada por el US Women’s Amateur? Es difícil. No son comparables. El Abierto Estadounidense (a nivel amateur) me abrió muchas puertas y pienso que no estaría donde estoy, si no fuera por eso. No lo cambiaría. Ahora bien, los Juegos Olímpicos son mi meta principal. En Colombia, no hemos ganado muchas medallas de oro (aunque, en los últimos años, nos ha ido mucho mejor). Pero una medalla dorada, en un deporte como el nuestro, significaría mucho para mi país. Por eso es que es mi meta grande.

Igualmente, si tengo que elegir sí o sí entre una medalla de oro y un major, me quedaría igual con el último (risas). Pero, sí tengo que escoger entre una medalla de oro y un torneo normal del LPGA, optaría por la primera.

Mariajo Uribe, realizando su approach en el hoyo 2, durante la ronda final del Kia Classic LPGA Golf Tournament 2019, disputado en el Aviara Golf Course (Carlsbad, CA).

– Como mencionamos anteriormente, entraste al LPGA en 2010 y, desde allí, nunca más te fuiste. Si bien esta temporada fue atípica, fue tu 11ra en el tour. ¿Qué se necesita para mantener semejante vigencia por este largo período de tiempo?

– No sé. Esa es una pregunta que me hacen mucho (risas). Cuando veo a las latinas que hemos hecho esto, te podría decir que es debido a esa consistencia que tenemos en competencia. Yo pienso que la diferencia es que pasamos varios cortes. Siempre estamos como arriba. Si no quedamos entre los «Top 10», siempre hay un «Top 20», un «Top 30″… Y eso hace la diferencia, en el Listado de Ganancias, al final. De pronto, hay otras jugadoras que son un poco más explosivas. Tienen un «Top 10» y, posteriormente, les cuesta bastante adaptarse a los diferentes campos.

Hay que agregar, a lo que te comenté, el hecho de tener un buen equipo de trabajo, planear las cosas, aprender a saber en qué torneos uno juega bien (y en qué torneos no), y escoger un buen calendario, sin querer jugar todos los campeonatos de manera desesperada. Eso puede ser la diferencia. Pero, al final, es algo intangible. Y cada persona tiene su cierto detalle que lo mantiene ahí, por tantos años.

– Conformás un grupo de latinas fantástico, actualmente encabezado por la mexicana Gaby López (a quien tuvimos el placer de entrevistarla). Ante todo, ¿cuánto influyó lo hecho por nuestra querida Lorena Ochoa? A su vez, he nombrado a Gaby porque ha publicado, hace un tiempo atrás, un tweet en donde mostraba la gran disparidad que existe (en materia de premios) entre hombres y mujeres. A su vez, realicé una reflexión al respecto en donde (teniendo en cuenta que este es uno de tantos aspectos en donde se puede apreciar esta desigualdad injusta) consideraba que, todos los que formamos parte de este medio, debiéramos hacer una profunda autocrítica y apoyar al golf femenino con acciones, dejando de decir palabras “vacías de contenido”. ¿Coincidís? De ser así, ¿en qué aspectos considerás que deberíamos mejorar?

– En cuanto a la diferencia de premios, obviamente es muy grande. Pero también cabe decir que podemos vivir de este deporte. Hay muchos otros deportes que te permiten esto. El mundo del deporte es así: hay algunas actividades que no mueven dinero. Afortunadamente, estamos en un deporte que mueve bastante dinero y que, gracias a Tiger Woods, las bolsas (tanto de los hombres como de las mujeres) subieron. Obviamente, no en manera proporcional. Pero le debemos mucho a una persona como Tiger. Yo sé que estamos lejos. Pero me siento afortunada de poder vivir de este deporte y hacer lo que más podemos para que crezca el golf femenino y el deporte (en general) en nuestros países.

– Hace unos días, se vivió una polémica en México, en relación a la selección del «Premio Nacional del Deporte» (del cual hemos hablado en nuestro Instagram), que se entrega en este país. Gaby López no había sido considerada por un error garrafal de la Federación Mexicana, quien no había enviado las inscripciones correspondientes. Hasta Lorena Ochoa publicó un video referido al tema. Me gustaría saber tu opinión al respecto, sabiendo lo que puede afectar esto para la difusión de nuestro deporte.

– Primero, lo que me parece más absurdo es que la tenga que nominar una Federación. El Ministerio del Deporte debería estar al tanto del logro de los deportistas, sin tener que ser nominados. Pienso que, más allá de que ella sea una mujer (y que por eso no lo hayan hecho), es una mujer y es golfista. En nuestros países, el golf no es prioridad, a pesar de que México tuvo a Lorena (en referencia a la pregunta anterior), a la que le debemos tanto. Yo, por ejemplo, le debo mi carrera. A mí, los torneos de México (del LPGA) me abrieron muchas puertas y me dieron muchas experiencias. Entonces, es más como evaluar eso. Los países latinoamericanos siempre dejamos el golf a un lado. y hay muchas cosas diplomáticas que, de pronto, no les parecería bueno que fuera una golfista (o un golfista hombre) que ganara ese premio. Sobre todo, en un año como éste, que tan poquita gente compitió, me parece algo absurdo que no haya estado nominada. Lo mismo digo para Abraham Ancer.

Es más como «la discriminación del golf». Esos procesos burocráticos, que no tienen nada que ver con el deporte, son los que generan (a veces) frustraciones.

De izquierda a derecha: la colombiana Mariajo Uribe (medalla plateada), la paraguaya Julieta Granada (medalla de oro) y la argentina Victoria Tanco (medalla de bronce), en los juegos ODESUR 2014, disputados en el “Campo de Golf San Cristóbal” (Santiago, Chile).

– En la región, tuviste como competidoras (entre otras) a nuestra querida Victoria Tanco. Me gustaría que nos pudieras dar tu apreciación (teniendo en cuenta tu experiencia en el circuito) sobre su carrera y lo que hizo para el golf de nuestra región. A su vez, me pongo a analizar nuestras exponentes en el país y veo a Maggie Simmermacher en el Ladies European Tour, a Delfina Acosta en el Symetra Tour y a nuestra querida Agustina Zeballos, quien será nuestra representante en el Augusta National Women’s Amateur (sólo nombré a 3 de la buena cantidad de chicas talentosas que existen en nuestro país). Ahora bien, teniendo en cuenta lo descripto, ¿qué considerarías que nos falta para tener una argentina que las acompañe en el LPGA? ¿Cuál es tu pensamiento al respecto?

– Con Victoria, vi su proceso de lejos porque es mucho menor que yo. Me parece que, en la parte juvenil, ella y Julieta Granada han sido de las mejores exponentes que hemos tenido en Latinoamérica. Fue un proceso que, lastimosamente, no llegó a donde todos queríamos verla llegar. Como te digo, son muchos factores los que pueden influir. Y creo que estuvo muy sola, en la parte profesional. Las cosas no se le dieron y tenía un potencial increíble.

De las otras chicas que me has nombrado, sólo conozco a Delfina muy poco. He compartido con ella unas pocas horas y unos pocos días, cuando me la he encontrado en Miami, al entrenar con (el argentino) Mariano Bartolomé. Le pega muy bien a la bola, tiene muy buen swing (como casi todos los latinos). Ahora bien, tenemos (en referencia a nuestros representantes) que ganar experiencia y llegar a ese punto que, en los scores, se muestre lo descripto. Tiene muy buenas habilidades y vamos a ver cómo evoluciona.

También he competido con Ela Anacona (gran proyecto, a futuro, de nuestro país) en el ciclo olímpico. Me encanta la actitud que tiene y me gustaría verla evolucionar. Tiene ese «fuego latino» del que hablaba Dottie Pepper. Cuando me preguntaron los coaches de la universidad, no dudé en recomendarla porque me gustó mucho su actitud en el campo, que es lo principal que miro (más que el talento y que las cosas especificas del golf).

Mariajo Uribe of Colombia, en el tee del 1 de la Beach Course, durante la segunda ronda del ISPS Handa Vic Open 2020, disputado en 13th Beach Golf Club (Geelong, Australia).

– Aparte de lo relacionado a los Juegos Olímpicos (mencionado en el principio de la entrevista), ¿cómo ves tu futuro para los años venideros?

– Estos años están al aire, por ahora. Más o menos en Marzo del 2021, creo que tomaré decisión de mi calendario. Esto lo haré, apenas se sepa qué pasará con Tokio 2021. Supongo que, en esa época, se va a saber si jugamos los Juegos Olímpicos o no. La idea sería jugar unos torneos antes, en el verano de allá. Luego, iría a Tokio y, muy seguramente, pararía hasta (aproximadamente) Junio del 2022, compitiendo hasta Agosto del 2024, para participar en París. Digamos que ese es el plan, «en papel». Pero ya el COVID-19 nos enseño que no hagamos muchos planes. Veremos como se da todo.

– Para finalizar, como en todas las entrevistas, busco que mis invitados nos dejen un consejo para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, o para quienes dan sus primeros pasos como profesional. ¿Cuál sería el tuyo?

– Que sueñen en grande. Que siempre se pongan las metas bastante altas, para que tengan algo por qué luchar día a día.

La planificación, en compañía de la búsqueda constante de la mejoría, la ha llevado hasta donde está ahora. Tuvo la combinación perfecta de estructura y el «fuego sagrado» que nos caracteriza a los latinos. Gracias a ella, nuestra región se acomodó en los primeros planos, con una sencillez notable. Sin lugar a dudas es una referente. Y lo sigue demostrando. Como ha descripto, la continuidad de su carrera se basa en cómo siguen las competencias olímpicas. Eso dice todo. A pesar de estar viviendo un momento muy especial, nunca deja de lado esas ganas por establecer la bandera colombiana (junto a nuestra región) lo más alto posible.

Lucca está cerca de venir al mundo. Se tiene que quedar tranquilo. Como describimos en la nota, estará rodeado de un ambiente que entiende el mérito y el esfuerzo. Que valora el talento pero destaca (por sobre todas las cosas) la actitud. Decida lo que decida para su futuro, estará en buenas manos. Sí, lo digo con seguridad. Me imagino que le pasará lo mismo que me pasó a mí, en esos inicios de mi vida que he comentado. Seguramente no querrá dejar pasar ningún detalle y buscará mejorar día tras día. De eso se trata nuestra participación en este planeta.

Insisto, Lucca se tiene que quedar tranquilo que tiene una madre que entiende de adversidades, que entiende de dedicación y tiene la receta justa para el éxito. No es ninguna receta mágica. Es una receta que deberíamos tener en cuenta tanto usted como yo, mi querido lector. No solo va a tener a una de las mejores golfistas del continente educándolo. Va a tener el privilegio de contar con UNA MAMÁ DE HIERRO.

(Esta nota es dedicada a la memoria del querido Alejandro Sabella).

Matías Miguel Torge

Handicap 54

3 comentarios sobre “MARIAJO URIBE: UNA MAMÁ DE HIERRO

  1. Pingback: A PONER LA FIRMA

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s