SOFÍA GARCÍA: RAZONES Y PROPORCIONES

Entrevista exclusiva con una de las futuras protagonistas del golf latinoamericano. Cuando el pragmatismo se mezcla con la pasión.

Desde chiquito fui un fanático de las matemáticas. ¿Por qué motivo? Les podría decir que, con el tiempo, me di cuenta que me atraía el hecho de tener distintas alternativas para un mismo objetivo. Una lógica que contradecía al resto de las materias. Me volvía loco (en el buen sentido) cuando veía números y debía resolver algo. Recuerdo que era el centro de atención en los recreos del colegio cuando, a mis seis años, tenía que responder tablas de multiplicar a los compañeros de mi hermana (7 años mayores que yo). O ecuaciones simples, con una sola incógnita. Ni que hablar, al pasar (aproximadamente) 3 años, cuando veía un apunte sobre números complejos y me lo ponía a leer «a la par» de ellos. Aclaro algo: con lo que cuento, no busco marcarme como alguien mayor o alguien menor. Solo busco describirles la valoración que le doy (en su justa medida, como todo) al pensamiento analítico.

Un día, cuando estaba en séptimo grado, nos tocó resolver un examen de cálculos combinados. Cada uno de los mismos valía un punto (eran 10). Increíblemente no estaba pensándolo como un examen más. Era un desafío para mí, sin desmerecer la importancia de las evaluaciones. Necesitaba, por ese «hambre» de saber más, superarme a mi mismo, porque esa era la manera de seguir aprendiendo. Apostar por el avance, llevando «al límite» mis recursos. Como típico perfeccionista, anhelaba que las resoluciones fueran instantáneas, pero coherentes. Cumplí con mi cometido.

Cuando la profesora había terminado de copiar el último cálculo, yo había terminado el examen. El lapso de tiempo fue menor a 10 minutos. No tuve en cuenta el asombro de quienes estaban allí, porque era (para mí) simplemente un objetivo cumplido. De hecho, hasta me inhibía un poco el elogio, luego del «10» en esa evaluación. En mi mente sólo estaba la resolución de lo que se me estaba planteando. Mi cabeza estaba programada para activar los pasos necesarios, ante la presentación de ese «conflicto». El pensamiento analítico, cuando está entrenado, es imparable. Un pensamiento que lo veo reflejado en ella.

Sofía García nació el 22 de junio de 1998, en la capital paraguaya: la pintoresca ciudad de Asunción. Nuestra protagonista en cuestión es una chica muy madura, por su edad. Está claro que la garra latina está en su ADN, como todos nuestros representantes dispersos por el mundo. Ahora bien, si hay algo que no le falta es disciplina. Es casi imposible verla perdiendo su enfoque. Tiene la acción justa para cada momento, sin dejar de perder su sencillez. Cuando tiene que trabajar un aspecto técnico, su esfuerzo es notorio. Cuando está rodeada (por circunstancias de la vida) de referentes, «toma nota» como buena alumna que es. Una alumna que ya está graduada (de la carrera de Economía Internacional) y va por un Master en su actividad. Una alumna que no tiene tiempo (ni lugar) para la relajación. Sabe lo que quiere y lo busca. Busca sus objetivos, respetando todos los pasos que sean necesarios.

Los invito a conocer una historia especial. Una historia que los va a atrapar. Cada uno de los invitados (que han pasado en este blog han tenido lo suyo). Sin embargo, esta chica dará que hablar, dentro de poco. Tiene la mentalidad de los grandes. En poquito tiempo, quedó en la historia del golf paraguayo. Va por todo. Pero sin una improvisación constante. Todo lo contrario: tiene un plan. Y lo está ejecutando al pie de la letra.

Al hablar con ella, no dejaremos de lado esos comienzos… ¡en el fútbol! Haremos hincapié en la influencia de sus padres, para estos primeros pasos con nuestro deporte. ¿Y la «Copa Andes»? Tampoco podrá faltar su historia en este mítico evento. El Augusta National Women’s Amateur (y la experiencia que vendrá en unos meses, junto a nuestra querida Agustina Zeballos) será otro tópico indispensable. Y si hablamos de temas «obligatorios», el Panamericano de Lima 2019 también estará en el escenario: en esos días, nuestra protagonista estuvo acompañada de Carlos Franco, Fabrizio Zanotti y su ídola: Julieta Granada (no es necesario que amplíe mucho más de estas tres estrellas latinoamericanas). Su paso por la Universidad de Texas Tech, el bicampeonato en el Sudamericano Amateur, las participaciones en los majors de aficionados… Y mucho más. En estos instantes, conocerán a alguien a quien escucharán muy seguido, con el correr del tiempo.

En esta foto vemos al equipo Internacional, celebrando su victoria en la «Arnold Palmer Cup» 2020, disputada en el Arnold Palmer’s Bay Hill Club & Lodge (Orlando, Florida).

– Para quienes no conocen la tradicional “Arnold Palmer Cup”, es un evento en el que compiten 2 equipos, conformados por los mejores jugadores (tanto hombres como mujeres) universitarios estadounidenses y los mejores golfistas universitarios del resto del mundo. Dicho esto, fuiste parte de las últimas dos ediciones de este prestigioso torneo, triunfando (con el equipo Internacional) en ambas. Si nos posicionamos en esta última edición: has tenido rivales y compañeras que se han destacado en los últimos majors: la estadounidense Kaitlyn Papp (Top 10 en el último US Women’s Open) y la australiana Gabriela Ruffels (Top 15 en el ANA Inspiration y en el US Women’s Open 2020), por nombrar sólo dos ejemplos. ¿Cuáles son las enseñanzas que te ha dejado esta semana, teniendo en cuenta el nivel de jugadoras nombrado? ¿Podemos decir que sos parte de una generación de jugadoras que dará que hablar? De ser así, ¿por qué?

– Es un prestigio jugar en un torneo como este, siendo partícipe del equipo Internacional, teniendo en cuenta (especialmente) que hay un número limitado, por decirlo así. Esta fue la segunda vez que juego el torneo. Obviamente que tenía toda la emoción (y toda la anticipación) de representar a este equipo, por segunda vez. Por la modalidad (jugar en parejas comunes o mixtas), uno ya se da cuenta de que, en realidad, es una fiesta del golf. La performance personal no tiene mucho que ver. Interviene la actuación de un grupo de jugadores que se está destacando, a nivel universitario.

En cuanto a la estadounidense Kaitlyn Papp, yo ya la conocía porque ella está en mi conferencia. A su vez, tenemos (más o menos) la misma edad. También conozco a Gaby Ruffels, ya que fue partícipe el año pasado. Por un lado, hay cierto orgullo personal de ser partícipe de un grupo tan talentoso y con tanto currículum. Yo reconozco que, al jugar con golfistas con el ranking mejor que yo, se muestra que hay una ligera diferencia dentro del equipo. A mi me tocó, en esta última edición, ser pareja con la N°2 del ranking mundial amateur (la sueca Ingrid Lindblad). Y uno quiere estar a la altura. Reconozco que, de los integrantes de mi equipo, el nivel que ellos tienen es a lo que uno quiere aspirar. Pero también, el hecho de jugar mano a mano con ellas… Es un poco de ambas cosas. Por un lado, el evento te permite estar con gente que, de repente, juega un poco mejor que vos. Ahora, también esta el hecho de que, por alguna manera, uno sea reconocido como uno de los mejores, dentro del nivel universitario/amateur.

Estar dentro de esto representa un proceso de todo. Un proceso de aprendizaje, la circunstancia de sentirse cómoda, ser reconocida a este nivel y poder disfrutarlo. Además, la situación de ser la primera paraguaya en jugar este torneo nuevo, el hecho de ser la única latina en el equipo… Son un montón de cosas que uno va sintiendo. «La cereza al postre» fue haber formado parte del equipo que le ganó a Estados Unidos. Nosotros sabemos que Estados Unidos es una potencia del golf. ¡Y qué más que jugar un torneo, con el nombre de Arnold Palmer! Aparte, como te dije antes, es especial poder formar parte de un equipo tan talentoso, que dio con la victoria.

Con la gran cantidad de cambios en el golf mundial, en este momento (como, por ejemplo, el buen nivel del golf femenino y su importancia de mirarlo de igual manera que el golf masculino, tratando de ganar relevancia), quisiera pensar que formo parte de un grupo que, de repente, va a ser partícipe de un nuevo golf. Por lo tanto, como te iba diciendo, yo creo que pertenecer a ese mismo grupo (y teniendo mejorías de a poco) da la esperanza de que (eventualmente) uno llegue al nivel donde quiere estar. Ojalá, con lo dicho, pueda estar en esa nueva era que mencionabas.

– Tu carrera amateur es una de las mejores de la región, sin lugar a dudas. Me imagino que, cada vez con mayor intensidad, pensás el hecho de saltar al profesionalismo, ¿verdad? ¿Cuáles serían las variables que no hay que dejar de lado, para tomar esta decisión?

– Desde que empecé a jugar golf, siempre fue un sueño. Y, con el correr de los años, obviamente que uno va pisando la realidad. El profesionalismo deja de ser un sueño de niño. Por lo tanto, uno (a raíz de esto) va pensando seriamente en qué significa eso. Aclaro, el sueño del niño (de ser profesional) no ha cambiado. Pasa a ser un plan, una estrategia. Surgen las preguntas sobre cuándo sería y cómo sería (entre otras). Posteriormente, las cosas se van dando.

Para mí, el paso por la universidad era un proceso. Después, había que ver cómo se iba desarrollando. Dentro de la misma, uno crece. Muchas cosas cambiaron desde que entré la universidad, tanto en lo personal como en lo golfístico. Y la verdad que tenía el plan hecho. Ya me recibí de mi carrera, en el agosto del 2019 (ahora estoy haciendo un Master de la misma), y quería jugar la clasificación (para el LPGA) de este año. El COVID-19 provocó muchos cambios para todo el mundo, así que ya estaría terminando mis objetivos propuestos: terminar este Master, entre junio y julio, jugando mi última temporada con Texas Tech. Posteriormente, buscaría jugar la qualy (del LPGA) en agosto.

En cuanto a los detalles del momento que decida ser profesional (y cómo se vería eso), creo que va a depender mucho de cómo se van dando las cosas. Con todo esto del COVID-19, hay muchas cosas «en el aire». Por lo tanto, los calendarios (y los torneos) todavía no están muy definidos para nosotras. Así que tendría que esperar a cómo se va dando todo. Luego, ya veré cómo voy encarando. Ahora bien, como te dije anteriormente, la meta final sería jugar Q-School, en este agosto próximo.

En esta foto, vemos a Sofía García con su invitación para el Augusta National Women’s Amateur, a desarrollarse en Abril, en el mítico Augusta National Golf Club.

– Con sólo contar parte de tu actualidad, creo que me ha alcanzado para explicar tu invitación al Augusta National Women’s Amateur. Vas a ser una de las 2 latinas existentes, junto a nuestra querida Agustina Zeballos (a quien también hemos entrevistado). El hecho de poder compartir esta experiencia con ella, ¿ayuda a calmar los nervios? ¿O, al haberse postergado el evento (por el COVID-19), fue más fácil poder meterse en el mismo, sin importar lo especial del contexto?

– El torneo es nuevo. Ahora bien, el hecho que se juegue en Augusta, lo hace muy especial al mismo. Tuve la oportunidad de poder jugar una ronda de práctica allí, el año pasado. Es como se ve en la televisión. Te puedo decir que la cancha en sí es tan especial. A su vez, (además del campo) por la historia, y por todo lo que se ha vivido en Augusta, es un lugar muy especial. Así que yo creo que, sea lo que se juegue ahí, uno tiene nervios de por sí.

Considero que, el compartir el evento con Agustina, ayuda a calmar los nervios (de alguna manera). Por un lado, creo que existe la responsabilidad de tener un buen resultado (por decirlo así), al estar representando a Sudamérica/Latinoamérica. Podría decir que ayuda el hecho que, de repente, esa responsabilidad esté dividida en dos personas. Estoy segura de que Agustina y yo entendemos que jugar en Augusta es algo muy especial. Así que los nervios van a estar ahí. Creo que las dos estaremos tratando de dar lo mejor, para obtener un buen resultado, en este torneo.

Te reconozco que uno estaba soñando con jugar el torneo y, de buenas a primeras, se postergó por un año más. Hay mucho tiempo para pensar (o para dejar de pensar). Claro que esto tiene su influencia, en la preparación. Pero, como te dije, jugar en Augusta (sea lo que juegues) requiere nervios. Cualquier golfista que entiende de esto, sabe que Augusta es un lugar especial y los nervios son casi que «obligatorios» (risas).

– Ya que la nombre a Agustina, te voy a proponer el mismo juego que le hice a ella: supongamos que podés disputar la última ronda del torneo. ¿Qué tiro histórico del Masters te gustaría revivir?

– Creo que en Augusta, al ser la cancha que se sigue más y se ve más (el Masters es, como la mayoría sabe, un torneo que se hace todos los años en el mismo lugar. Casi que la gente conoce la cancha de memoria), hay muchos hoyos especiales. Ahora bien, si tuviera el privilegio de jugar el último día, el hoyo 18 sigue siendo (para mí) el más histórico. Obviamente que, por ejemplo, todo el mundo quiere acertar el green del hoyo 12. A su vez, el 16 es un «hoyazo». Pero ver a Tiger, los playoffs que se han jugado, la ocasión en la que ha ganado Sergio (García), la vez que ha ganado Bubba… En fin, el hoyo 18 tiene algo muy especial, ya que muchos Masters se han definido allí.

¡Cómo olvidar la foto tan histórica de Tiger! A su vez, Sergio fallando el putter y luego, finalmente, ganando (el fallo fue al finalizar la ronda del día domingo. Posteriormente, embocaría su putt, en el playoff, para ganar)… El hoyo 18 es algo muy especial y qué lindo sería poder terminar allí y, con un poco de suerte, teniendo el mismo putt que las leyendas nombradas, en esa bandera tan singular (que siempre la ponen en el mismo lugar, todas las últimas rondas).

– Se nota tu pasión por nuestro querido golf. Ahora bien, cada uno ha tenido su comienzo particular. Me gustaría que nos recuerdes un poco de tus primeros pasos. ¿Es verdad que tus papás deseaban que optes por un deporte individual? De ser así, ¿estás al tanto de los motivos sobre el surgimiento de esta idea?

– En realidad, soy apasionada por todos los deportes, desde chica. Inclusive ahora mantengo esa pasión (tal vez no tanto como cuando era criatura). En especial, no podemos dejar de lado al fútbol, siendo un deporte tan popular para Latinoamérica. Amaba al mismo y lo jugaba (en la escuela).

Antes de entrar a la pregunta en sí, tendríamos que retomarnos a lo que era el fútbol femenino, en ese entonces (hace 15 años, aproximadamente) Mi papá veía que un deporte grupal (en especial, el fútbol) no era una carrera para mí, por lo desarrollado que están los deportes grupales y por lo difícil que es apoyar (depende de mucha gente). Luego de esto, quiso que «use» esa virtud (talento), que tenía para los deportes (la pasión, el amor y la disciplina por los mismos), para una actividad que contara con especialidad en lo individual, entendiendo que podría administrar mejor las características nombradas. En cuanto a mi mamá, por otro lado, no le molestaba que jugara al fútbol. Ahora bien, siguiendo la idea de mi papá, quería que enfocara la pasión por los deportes, en uno que tenga actividad individual.

Luego de lo descripto, quedamos (con mis padres) que íbamos a probar. Intenté con el tenis, con el golf… Y me quedé estancada en este último (risas). Las cosas, igualmente, se fueron dando. Siempre fui muy nacionalista y, de repente, empecé a jugar torneos. La primera vez que pude representar a Paraguay tenía 9 años, cuando vine al evento Junior de Argentina (se sigue realizando actualmente). El torneo lo gané y te imaginarás el impacto que tuvo el haber ganado un torneo internacional, por más que lo haya hecho a tan corta edad.

Durante mis años de amateur, hasta el día de hoy, esto es lo que me fue moviendo para seguir avanzando: la oportunidad de poder representar a Paraguay.

En esta foto vemos a la paraguaya Sofía García, junto a su compatriota Giovanna Fernández, luego de una victoria ante el combinado peruano, en la Copa Andes 2018. La misma se disputó en el Club de Golf del Uruguay.

– Rápidamente, fuiste convocada al equipo de Copa Andes de tu país, teniendo sólo 14 años (en la edición de 2012, disputada en el siguiente club venezolano: Lagunita Country Club). ¿Recordás las sensaciones de ese primer llamado, teniendo en cuenta tu corta edad? ¿Allí te diste cuenta de que podías con objetivos más grandes? ¿O no eras totalmente consciente y pensabas en sólo vivir el momento?

– Al ser el golf un deporte muy individual, el hecho de poder jugar la «Copa Andes» es una oportunidad única. Tiene su formato original, al disputarse por equipos. Ahora bien, en cuanto a la pregunta que me has hecho, te podría decir que había un poco de las dos cosas nombradas. Por un lado, siempre pensé en el futuro y siempre tengo algún motivo que me lleva allí. Ahora bien, a la vez, estoy en el presente. En mi carrera, he respetado cada uno de los escalones existentes.

En esa primera Copa Andes, imagínate: siendo menor, 14 años, jugando con gente 1, 2, 3, 5… 10 años más que yo. Y no sólamente eso se veía dentro de mi equipo, sino también con la gente que uno ve de Sudamérica. En ese momento, si mal no recuerdo, estaba jugando (para Argentina) María Olivero (actual capitana Argentina), Manuela Carbajo Re (entre otros logros, ha conseguido una medalla de bronce, en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015), y Daniela Darquea (golfista ecuatoriana. Actualmente, es una de las representantes latinas, en el LPGA), entre otras. Todos estos son nombres con los que uno creció, al mirar, apreciar y respetar sus carreras. Y jugar un torneo con ellas, de repente, a los 14 años… fue increíble.

Como te había mencionado, yo era (y soy) muy nacionalista. A su vez, tené en cuenta que nosotros (por el equipo de Paraguay) nunca habíamos ganado el evento. Obviamente que, a los 14 años, mi objetivo (siendo mi primera participación en el torneo) no era ganar. Ahora bien, esperaba que no sea mi única «Copa Andes» y buscaba entender este formato, aprendiendo para (eventualmente) estar a la altura de triunfar en esta competencia (ese era nuestro sueño).

Paraguay ya «había dado en el palo», años anteriores (especialmente, en la edición del 2009). Esa imagen de ganar estaba en nuestro país. Eso hizo que yo quisiera entrar en el grupo, y aprender este formato. Esto se dio, al final. No iba con fuertes expectativas, pero terminó siendo un aprendizaje para mí. Por suerte (años después), puedo mirar a este torneo con un lindo cariño y teniendo buenos recuerdos.

En esta foto vemos al equipo paraguayo femenino de golf, luego de ser campeonas de la Copa Andes 2018, disputada en el Club de Golf del Uruguay.

– 3 campeonatos obtenidos, en este histórico torneo (2015: en Los Cerros Club de Golf, correspondiente a la ciudad ecuatoriana de Quito. 2016: en el club peruano de Lima Golf Club. 2018: en el Club de Golf del Uruguay). A su vez, tuviste 2 participaciones en el World Amateur Team Championship. Sos parte de una “época de oro” para tu país. Ante todo, ¿qué significa ser “campeón de la Copa Andes”? ¿Cuáles considerás que son los aspectos que generaron el crecimiento notorio del golf paraguayo?

– Cómo te iba diciendo, cuando empecé a jugar esta competencia, no tenía las expectativas. Aunque ya tenía en mente que quería conseguir una «Copa Andes» por lo especial que era y por el hecho que nunca la habíamos ganado. Desde 2012 hasta 2015 fue un proceso de aprendizaje. El mismo se hizo lento porque parecía que estábamos tan cerca y, a la vez, no lo suficiente. Sin embargo, en el 2015, se dio.

Hasta el día de hoy, esa «Copa Andes» (en 2015) ha sido, definitivamente, una de las cosas más importantes que he logrado. Imagínate: el golf paraguayo, por más chico que haya sido, había sacado muy buenos jugadores. Además, este torneo es muy complicado de ganar. No solamente tenés que tener cinco buenas jugadoras. También las mismas tienen que estar en un buen momento golfístico (y en esa semana). A su vez, el formato implica que tengas que jugar 4 días y 36 hoyos, en cada uno de ellos.

Fue tan especial, para nosotros, haber ganado ese torneo. Como te venía contando, me gozo los formatos en equipo. Y esto te lo digo incluyendo el Mundial (World Amateur Team Championship). Las personas, con las que jugué este evento, fueron las mismas con quien había compartido la «Copa Andes». El Mundial es una «fiesta del golf» y, para mí, es un honor (y un orgullo) haber podido participar en dos de ellos.

En cuanto a los aspectos que hacen que el golf paraguayo tenga esta actualidad, creo que una pregunta más complicada. Yo creo que, si miramos en la historia, Paraguay siempre ha tenido jugadores que han sido muy «guerreros»: Carlos (Franco) y Julieta (Granada) han sido unos pioneros. Fabrizio (Zanotti), viene un poquito después, en cuanto a tiempo de surgimiento. Después, hay cierto grupo de profesionales que tuvieron su éxito. Y, posteriormente, creo que hubo una coincidencia, de alguna manera. Se formó un grupo que tenía ganas, que quería ser mejor, y que se empujó. Además, vino una nueva presidencia de la APG (Asociación Paraguaya de Golf), con cambios. Agregado a esto, hubo un apoyo del gobierno que, si bien (es cierto) nunca es suficiente, al ser nuestro deporte (ahora) olímpico, se presentó la posibilidad de recibir esa ayuda al gobierno. En resumen, fue un poco de todo.

Paraguay es un país chico, con pocas canchas. Y las mismas no están al nivel de lo que uno ve afuera. Así que creo que los jugadores siempre tratan de balancear eso y de mejorar las cosas que podemos. Además, existe el orgullo paraguayo y hubo un grupo que (por lo menos, el de damas) se empujó, que quiso, que creyó… Y se fue dando. A mí me parece tan increíble que tenga (en mi caso) dos chicas (como compañeras) con las que crecimos juntas (en referencia a María Fernanda Escauriza y Anahí Servín), jugando torneos nacionales desde que tenemos ocho años. Este mismo grupo de tres llegó a la universidad. Un grupo especial, que se dio y que arrastró, haciendo que (por suerte) vengan los resultados.

En esta foto vemos a Sofía García, junto al uruguayo Juan Álvarez, levantando el trofeo de campeones del Sudamericano Amateur 2016, disputado en Lima (Perú).

– En paralelo a este período, fuiste bicampeona del Sudamericano Amateur (2015-2016), venciendo a nombres de la talla de la mexicana María Fassi (en la primera edición nombrada) y de nuestra querida Maggie Simmermacher (también la hemos entrevistado. Al mencionarla, estamos haciendo referencia a la segunda edición nombrada. Esta nueva victoria se dio con cierto dramatismo). Teniendo en cuenta estas experiencias, junto a las nombradas anteriormente: ¿te fuiste dando cuenta que estabas para más? ¿Recordás cómo afrontaste mentalmente los últimos días de cada evento, sabiendo lo que estaba en juego?

– Ya han pasado casi 6 años, desde la primera vez (risas). En la primera edición que mencionaste, estaba debutando en la competencia. Así que las expectativas no eran muy altas. Ahora bien, con una muy buena vuelta (en el tercer día), me había puesto quinta. Y el sueño empezaba.

Esa última ronda (de la primera ocasión), la había tratado de jugarla con mucha calma. Como no tenía expectativa de ganarlo, busqué mantener esa actitud porque, si bien la diferencia era de tres golpes (en desventaja), había jugadoras mucho más experimentadas: estaba Lucía (Gutiérrez. Gran jugadora peruana, a nivel de aficionadas), estaba María (Fassi. La mexicana, actualmente, es una de las representantes latinas, en el LPGA), y competían algunas de las mejores jugadoras europeas (entre otras). Por lo tanto, me enfoqué en mantener la calma, en no cometer errores de juventud y en tratar de no ser agresiva con el campeonato. Ahora bien, no te voy a mentir con que, por la cabeza, se me pasaba no cumplir lo último que te dije: tres golpes no son nada. Sin embargo, entendía la posición y las personas que estaban ahí. En resumen, quise jugar bien esa ronda, esperando que fuera suficiente, sin dejar de estar concentrándome en mi golf.

Luego de eso, cuando uno se da cuenta de que quedan tres hoyos y está jugando bien (liderando), los nervios te empiezan a jugar en contra. Después de eso, obviamente que mi confianza era diferente. Por lo tanto, el haberle podido ganar a jugadoras de muy buen nivel, sumado al haber jugado un golf muy bueno bajo presión, fue muy importante para mí.

En el segundo Sudamericano, fui con la misma idea. Había entendido que había jugado bien la primera vez. A su vez, no me olvidaba la dificultad de este tipo de torneos, teniendo la idea de jugar bien, en este evento. No me había planteado defenderlo sino «hacerle honor» a mi juego: sin presionarme y sin tratar de inventarme cosas.

Creo que, dentro de todo, me había puesto en posición, al cuarto día. Aparte, en la cancha (el Lima Golf Club) habían pasado muchas cosas especiales para nuestro país (Aparte de mi primera victoria aquí, como mencionaste antes, pudimos obtener una Copa Andes). Esto provocaba que me guste la cancha, ayudando a mi buen juego.

En la última ronda, transcurriendo la segunda ocasión, también traté de mantenerme en calma, sin forzar las cosas (como el año anterior). Entendía que los torneos se daban. Uno necesita un poco de suerte. Pero más importante es jugarlo bien, sin arrepentirse de nada. Por suerte, pude mantener los nervios en calma y jugar un buen golf, logrando mi victoria, por un golpe. Una victoria bien dramática, con 3/4 personas en el playoff por el segundo puesto.

En esta foto vemos a la paraguaya Sofía García, en la celebración de su victoria obtenida en el Dutch International Junior Open (2019).

– Tu etapa en Texas Tech University te permitió, entre otras cosas, llegar al N°15 del Ránking de Aficionadas. Esto se dio gracias a sobresalientes actuaciones, siendo el Dutch International Junior Open (2019) y el SMU Trinity Forest Invitation (2019) tus dos victorias más recientes. A su vez, tu paso por los majors (en este nivel) no ha faltado. Has disputado el European Ladies Amateur Championship (2019) y el US Women’s Amateur (2020), con buenas actuaciones. ¿Cuáles son los elementos más tangibles (para tu carrera) que te deja este período de tiempo?

– Al poder jugar torneos grandes, las cosas más importantes que uno aprende (o entiende) son los nervios de los eventos de ese calibre. Para que te des una idea, jugué el European Championship dos veces (anteriormente), con las victorias que tuve en el Sudamericano. Este tipo de eventos fueron un aprendizaje por cómo me manejaba y la preparación que tenía para el mismo. Obviamente que uno siente la frustración, cuando los resultados no se dan. Ahora bien, estos torneos son (como te dije antes) «una fiesta del golf», con las mejores jugadoras y unas canchas increíbles. A su vez, podemos ver también eventos como el US Women’s Amateur, viendo si pasas el corte o no… Son cosas poco usuales, en la mayoría de los mismos. En este tipo de campeonatos, uno trabaja y aprende, en lugares increíbles. Es lo que más recuerdo de ellos: el aprendizaje. Estas competencias son un reflejo de lo que viene y de lo que uno necesita trabajar.

– Estoy al tanto que estás entrenando con uno de los mejores profesores de nuestra región: Hernán Rey. ¿Qué tan importante es tener a un coach de su estilo, para tu futuro en el golf? ¿Cuánta influencia tuvo, según tu criterio, en este avance tuyo?

– Empecé a trabajar, con Hernán, hace un poquito más de un año. Obviamente que el coach es una persona muy importante en la carrera. Es la persona que presenta esa «voz imparcial». Es la persona a la que uno acude cuando las cosas estan bien y, precisamente, cuando las cosas están mal (risas).

Cuando empezamos a trabajar, creo que lo principal es trabajar para ser profesional. Y lo más importante para esto (fuera de los trabajos técnicos de swing y todo lo que se vea) sería el ordenamiento. En este proceso que uno pasa (de prepararse para ser profesional y empezar a actuar), la verdad que Hernán ha sido muy importante, durante este último año que hemos trabajado juntos. Y esto lo digo, especialmente, en este año tan loco que hemos tenido (risas).

De izquierda a derecha: Fabrizio Zanotti, Carlos Franco, Julieta Granada y Sofía García. Los cuatro fueron parte del equipo paraguayo de golf, en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Del evento se han llevado 1 medalla dorada y 2 medallas plateadas.

– En los Juegos Panamericanos de Lima 2019, has sido parte del histórico equipo paraguayo, compuesto por Fabrizio Zanotti, Carlos Franco (a ambos lo hemos entrevistado. No es necesario que agreguemos mucho más) y tu ídola: Julieta Granada. Entre todos, le dieron 1 medalla dorada (Individual Masculino, ganada por Fabrizio) y 2 medallas plateadas (La primera: Individual Femenino, ganada por Julieta. La segunda: Equipos Mixtos, por los cuatro integrantes). Sabiendo lo descripto, ¿se puede decir que fue la semana más especial de tu vida? ¿Qué te gustaría tener del juego de Julieta, sabiendo su trayectoria mundial?

– Tengo mucho respeto hacia el deporte en sí. Y, dentro de ese respeto, hay un torneo que es especial para cualquier atleta. Al ser una atleta, entiendo la cantidad de horas que uno le da a cualquier deporte, para llegar a lo más alto: Las Olimpiadas. Obviamente que, dentro de eso, existen los eventos olímpicos. Y, para mí, este tipo de eventos están ahí, en mi mente. Por lo tanto, los Juegos Panamericanos no se quedan atrás. Es un evento tan importante para nuestra región, en donde Paraguay (como país, en los últimos años) ha tratado de ir mejorando. Tenemos un crecimiento, en los otros deportes, donde el objetivo del gobierno es ir teniendo mayor relevancia.

Dentro de esto, el hecho que Paraguay haya proveído con tres medallas, es algo de gran importancia dentro del golf, dentro del deporte, y dentro del país. Así que, para mí, haber sido partícipe de eso fue increíble. Terminó siendo una semana especial para mí, dentro de eso. Ahora bien, el hecho de haber jugado con figuras (como Carlos, Fabrizio y Julieta) fue, de igual manera, especial (fuera de lo que es la competencia en sí).

Agregando a esto, te comento que ya había participado, con Julieta y con Carlos, en unos Juegos ODESUR (a Fabri lo conocía, a pesar de no haber compartido ninguna competencia hasta ese entonces). Ahora bien, fue un honor el poder estar en un equipo y compartir una semana con los tres juntos. Es muy especial para un deportista, para un golfista y para un golfista paraguayo.

En cuanto a lo específicamente a lo relacionado con Julieta, no es necesario ni listar todos sus logros. Entiendo perfectamente por todo lo que ha pasado y lo mucho que ha tenido que sacrificarse. Es una persona que ha dado mucho por este deporte. Y sus resultados fueron más que obvios y más que merecidos.

Uno siempre está tardando mejorar el swing o mejorar el putter, entre otras cosas. Ahora bien, una parte muy importante de la mejora viene de la mano de lo mucho que uno se conoce y de lo mucho que uno se entienda a sí mismo, para saber cómo «sacarle jugo» a sus habilidades. Por lo tanto, creo que Julieta es una golfista que se conoce mucho, que entiende mucho sobre sí misma y que es muy disciplinada con las cosas que necesita para jugar bien. Eso me parece algo sumamente respetable y para aspirar. Este deporte requiere mucho uno, y es muy difícil, necesitando mucha disciplina. Y, las personas que están allá arriba, lograron su objetivo por eso.

Me parece muy admirable la dedicación que tiene ella a este deporte (que es su trabajo), junto a ese conocimiento. Ella se entiende a sí misma, sabe lo que necesita y lo hace. Creo que esa es una de sus virtudes más grandes y, a su vez, una de las virtudes a las que uno quisiera aspirar.

– Para finalizar, como en todas las entrevistas, busco que mis invitados nos dejen un consejo para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, o para quienes están en una etapa similar a la tuya, pudiendo pensar en el profesionalismo. ¿Cuál sería el tuyo?

Para mí, en el hecho de decidir «ser o no ser profesional», fue importante entender las etapas que vivía. La universidad representó un momento de madurez personal, espiritual, y golfístico. A su vez, ese tiempo me fue importante, como persona. Yo creo que uno debe estar como ha estado «en completo» (en lo personal, en lo privado, en lo espiritual, y en lo golfísico): es muy importante para este paso al profesionalismo. Muchas cosas se dieron como pensé, o no tanto (por el COVID-19). Ahora bien, este tiempo que he pasado (como amateur) en la universidad fue importante. Aquellos que estén en el mismo caso que yo, tienen que entender esto.

Obviamente que el tiempo de las personas es diferente. Lo que uno necesita, por ahí no lo necesita el otro. Sin embargo, es importante que uno entienda que las etapas: se viven y no se regresan a ellas. Por lo tanto, no hay apuro. Si uno siente preparado para pasar a esta vida, donde el golf es tu trabajo, a los 18 años, pues me parece perfecto. Pero también creo que uno debe entender, cómo te iba diciendo, que hay etapas y que, en la madurez que yo tenía en lo personal y en la carrera (que en el caso de mi universidad y en lo golfístico), todo era de igual importancia, pensando en este siguiente paso: el profesionalismo.

¡Qué importante es la planificación, en la vida! Uno no puede vivir improvisando todo el tiempo. Es verdad que el COVID-19 nos ha quemado los papeles a todos. Ahora bien, cuando un huracán pasa, resisten (en mayor medida) aquellos que tienen las bases firmes de su casa. Perdón por el ejemplo tremendista. Ahora bien, creo que con esto me han podido entender porqué vislumbro un gran futuro en Sofía García. Su dedicación y ordenamiento la han llevado a estar donde está ahora: cercana a la cúspide del golf amateur. Construye su carrera, sabiendo que no sólo depende de ella. Sabe la importancia de ver (y escuchar) a los más grandes. Tiene todos los recursos necesarios para un gran futuro.

Los números, por sí solos, no dicen nada. Sin embargo, cuando uno les empieza a dar un concepto, empieza a entender (en esta cuestión que nombraré) la importancia de darle el lugar que corresponde a cada variable. En matemática no se pueden forzar distintas soluciones. El final es el mismo para todos.

«El producto de los extremos es igual al producto de los medios», decía su principio general. El tema en cuestión coincide con la mentalidad de Sofía García, para lo que viene en su carrera. Sofía García tiene los pies sobre la tierra. Esta todo fríamente calculado. Da sus pasos mediante RAZONES Y PROPORCIONES justas de las mismas.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

2 comentarios sobre “SOFÍA GARCÍA: RAZONES Y PROPORCIONES

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