DANIEL BERGER: EL SILENCIO ES SALUD

El trabajo dedicado como medio para tapar críticas. Los detalles de una de las semanas más esperadas en el PGA Tour.

Cuando este día domingo arrancó, los ojos estaban puestos en una persona. En una persona que deseamos que triunfe hace tiempo, como nos tenía acostumbrados. Alguien querible como pocos, en el PGA Tour. Ahora bien, un personaje, en la TV (perdón que no recuerde el nombre ahora. Si algún lector identifica el autor de la frase y me lo aporta, se lo agradecería), manifestaba lo siguiente, en relación a los distintos errores que se veían en nuestro país: «¡Que el barbijo no tape los ojos!». Una expresión que considero ideal para lo que quiero explicar.

Lo vuelvo aclarar por enésima vez, antes de que me lo pregunten. Yo no estoy acá para hacer «periodismo agazapado». Tengo que saber diferenciar mis gustos personales de lo que veo en la cancha. Les pongo un ejemplo, confesándoles algo, sin ningún tipo de problema: soy un admirador de lo que hace Phil Mickelson. Le pueden preguntar a cualquiera de los que rodean mi entorno. Ahora bien, el nivel que mostró está semana fue inaceptable para un jugador de las características de él. En mi humilde opinión, el hecho de querer ganar distancia, por cualquier camino, provocó un descontrol inusitado en su swing. Se lo ve claramente frustrado desde el tee. Si sigue pensando que la distancia lo es todo, cada vez más lo veremos en el Champions Tour. Y sería una pena, ya que tiene (todavía) cierto camino por recorrer, al máximo nivel del golf mundial. Muchas veces hay que pensar menos y actuar más.

En esta foto vemos Jordan Spieth, midiendo un putt en el hoyo 5, durante la ronda final del AT&T Pebble Beach National Pro-Am, disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California).

2 de 9 fairways, al arrancar sendos días domingos, en semanas consecutivas. Así es imposible ganar, si no tenés momentos mágicos que te salven. Tanto en el PGA Tour, como en un torneo del club del cual es socio, mi querido lector. Pareciera que hay una necesidad imperiosa de destacar a Jordan Spieth, como si fuera la reencarnación de Tiger Woods, en el PGA Tour. Miren, ya que lo traigo a Tiger. ¿Saben cuántos fairways acertó en los primeros hoyos del último día del famoso PGA Championship 2018, disputado en Bellerive Country Club? 0. ¿Saben cómo se metió? -3, en los primeros nueve hoyos, con birdies de otro planeta. Y ojo: igualmente no ganó ese major Tiger. Ahora, considero que no vemos esta descripción que hice, en Jordan Spieth. El tejano perdió ese oportunismo sobre el green, en momentos en donde el juego no aparece. Y los grandes jugadores se destacan sobre el resto por la capacidad para solucionar problemas, en momentos en donde se requiere esta aptitud.

En este tweet, podemos ver la extensa discusión que tuvo Jordan Spieth junto a su caddie Michael Greller, durante la ronda final del AT&T Pebble Beach National Pro-Am, disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California).

Pareciera que ha quedado muy atrás el hecho que Jordan haya pedido opinión de su swing a Butch Harmon. Y nosotros queremos que haga lo mismo que 2015, cuando tenía variables que lo salvaban. Estamos perjudicándolo. Con un agravante. Perdonamos todas sus acciones por el simple hecho que es Jordan Spieth. Nos ilusionamos con lo que hará y no somos conscientes de su actualidad. ¿Hay una mejoría? Sin lugar a dudas: volvió a tener 2 «Top 5″ consecutivos, después de mucho tiempo. Ahora bien, un jugador que aspira a volver a ganar un major, no puede estar 90» decidiendo un tiro determinante con su caddie. Es inadmisible. Esto habla de la inseguridad que transita sobre su mente. Pareciera que su golf (en los momentos en que se lo necesita), está «atado con alambres» (como decimos en Argentina cuando una situación no tiene bases firmes). Además, esto también desnuda el hecho de elegir las caras, a la hora de hablar del juego lento. A Daniel Berger se lo trató como un villano, por el mismo tiempo en que demoraba con su putter, en su rutina. Ojo: ambas cosas están mal. Ahora bien, el hijo del tenista estadounidense Jay Berger recibió un castigo inmerecido. Sin embargo, no se vio afectado por esta situación. Todo lo contrario.

En esta foto vemos a Daniel Berger, ejecutando su tiro de salida del hoyo 7, durante la ronda final del AT&T Pebble Beach National Pro-Am, disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California).

En esos primeros 7 hoyos, claves para realizar score en Pebble Beach, Daniel Berger hizo un águila y dos birdies (Jordan Spieth no pudo bajar el par, si sumamos ese tramo del campo). Encima se quedó corto. Se mantuvo a tiro de la punta, dispuesto a llevarse por delante todo. Parecía que estaba en una burbuja. El bogey, al difícil par 4 del hoyo 8, no lo había perturbado. Nunca bajó el pie del acelerador. A su vez, en esa racha de oportunidades desperdiciadas, no se dejó estar. Después de ese único fallo, cerró la persiana. Dio una clase acerca de cómo puntear un torneo: usando la eficiencia.

Hasta ese momento, Nate Lashley compartía la punta con Daniel Berger. En el video, podemos observar sus 4 putts, desde 13 pies, para caer del liderato del AT&T Pebble Beach National Pro-Am, disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California).

Daniel Berger no tiene un swing vistoso. Su potencia tampoco es sorprendente, permaneciendo cerca del promedio. Ahora bien, es una máquina de la prolijidad. 26 rondas consecutivas sobre el par (o mejor). En el día de hoy, bajó el corto par 4 del 10 (sólo 356 yardas fue la distancia del mismo, en el último día) y el par 5 del hoyo 14 (lugar del hecho nombrado con Jordan Spieth). Su juego obligó al resto a no pestañear. Te lleva al límite de la excelencia. Lo sufrió Nate Lashley. Un Nate Lashley que buscaba su segunda victoria en el PGA Tour. Un Nate Lashley que estaba a la altura de las circunstancias… hasta el green del hoyo 16. 4 putts y se derretía el sueño.

En esta foto vemos a Maverick McNealy, reaccionando en el green del 18, luego de terminar su ronda final del AT&T Pebble Beach National Pro-Am, disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California).

Maverick McNealy (no sólo es el novio de la talentosa Danielle Kang. En la temporada pasada, siendo la de su debut en las grandes ligas, llegó a los playoffs de la FedEx Cup) hacía pensar a más de uno, luego de su birdie en el hoyo 18. Para colmo, venía de un Top 5 en la edición pasada (los únicos de su corta carrera). Igualaba a un Daniel Berger que llegaba al último hoyo, con los fantasmas del día sábado (hizo un doble bogey por irse fuera de límites, en la salida). Sin embargo, estábamos hablando de momentos definitorios. Momentos en donde este chico no tiene miedo.

Con este putt, en el hoyo 18, Daniel Berger se consagraba campeón del AT&T Pebble Beach National Pro-Am. El mismo fue disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California).

Con el océano a la izquierda, a cualquiera de nosotros le podrían estar temblando las piernas. Sin embargo, el actual N°13 del mundo mostró sus agallas. Todo arrancó con una salida al medio del fairway. Luego de eso, «la mejor madera 3» de su vida, según sus propias palabras. Posteriormente a lo dicho, «el mejor putt de su carrera». Águila y dos de ventaja, cerrando el torneo.

Pareciera que estamos hablando de alguien que tuvo 15 victorias en el PGA Tour. Bueno, solamente es su cuarto triunfo. Las críticas desaparecieron. La «eternidad» de su rutina sobre el green (la cual debería cambiar) fue diluida con acciones concretas. Trabajo en silencio. La mejor manera de avanzar, tanto en el golf como en la vida. Hay que inspirarse con la actitud de Daniel Berger. EL SILENCIO ES SALUD.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

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