Una semana especial, con acciones especiales. Señales que llevan a viejas épocas.
No nos olvidamos de lo que hemos comentado tiempo atrás. Por más que ese logro haya sido un major (en referencia al momento en que ganó el PGA Championship 2020), era difícil cargarle una situación así. Una situación que es un privilegio para pocos. A su vez, es una situación que conlleva una responsabilidad muy grande. Ser catalogado como «el nuevo Tiger» pesa. Te obliga a responder todo el tiempo. Y cuando hablo de «todo el tiempo», no me refiero solamente a lo que pasa dentro del campo. Las cámaras, las actitudes, los gestos… Variables que concentrarán este análisis.
Me imagino que se ha cansado de escuchar la siguiente frase: los torneos se definen en los últimos 9 hoyos de un día domingo. Además, estoy seguro de que lideraba Tiger Woods, en un gran porcentaje de esas veces. Dicho esto, piensen el significado del «plus emocional» que tenía la situación que se estaba viviendo, por razones de público conocimiento (las mismas serán tratadas en un artículo aparte). Obviamente que todos querían dejar su nombre en lo más alto. Pero el momento en cuestión pedía un salto de calidad. Cada putt valía oro: una metáfora que encaja perfecto en la actual «riqueza» de Collin Morikawa.

Aclaramos algo: todo lo descripto no se dio de casualidad, ni fue consecuencia de una presunta falta de mérito de sus contrincantes. Todo lo contrario. Miren, traigo como ejemplo al renovado Brooks Koepka. Y esto lo digo a pesar de sus limitaciones físicas (problemas en el cuello y en la espalda). Sus primeros 36 hoyos fueron muy buenos, liderando el torneo. Que el destino le haya jugado una mala pasada, es «harina de otro costal». Dio todo lo que pudo. Cuando tenía que poner presión, le tiró a todas las banderas posibles. Simplemente, se vio superado.
Otro que entra en este camino es el noruego Viktor Hovland. El 8 del día viernes, en el hoyo 9, fue una simple anécdota. Sería injusto decir que por eso perdió, aunque el cuarto tiro (de ese momento) fue una mala decisión. Más allá de esto, fue el gran responsable de que usemos la palabra «anécdota» para definir ese momento fallido. Siguió buscando sin parar. Arrancó con birdie en los primeros dos hoyo (el día domingo), siendo el único en el campo. Además, su escape del hoyo 13 fue de otro planeta. Sólo se quedó sin nafta.

Tampoco podemos dejar de lado al carismático Billy Horschel, quien (de a poquito) está teniendo lapsos de juego similares a los de su triunfo en la FedEx Cup 2014. Entendió la importancia de la paciencia, en un campo que no perdonaba errores de ningún tipo. Ahora bien, en ese conservadurismo, se olvidó de atacar cuando la situación lo pedía. Igualmente es entendible: fue el testigo principal de alguien inalcanzable, por su avasallamiento.

Nos podríamos quedar con los 27 birdies que hizo, igualando lo hecho por Scott McCarron en 2002 (cuando el evento se jugaba en Irlanda). Nos podemos quedar con el hecho que fue el segundo jugador en ganar un WGC y un major, antes de cumplir 25 años (no necesito decirles quién fue el otro). Estaría desviando el foco de la situación. Collin Morikawa, antes de empezar este torneo, pidió consejos a Mark O’Meara y a Paul Azinger (3 majors entre los dos, por decir algunos de sus logros). ¿En qué consistían los mismos? Ambos lo ayudaron a trabajar su juego sobre el green y alrededor del mismo, respectivamente. No digo que esto haya sido la razón principal por la cual haya ganado el evento. Ahora bien, ¿saben quién se me vino a la cabeza? El muchacho de las comparaciones.
¡Cómo olvidar la exhibición de Tiger Woods, sobre el green, en la edición de 2013! En aquel momento, estábamos en la TPC Blue Monster Course del Doral Resort & Spa. Una cancha que vio al gran Steve Stricker (gran amigo de Tiger, actual capitán de la Ryder Cup y 12 victorias en su haber, incluido un WGC) escoltarlo a 2 golpes. Un Steve Stricker que… ¡ayudó al mismo Tiger! El miércoles de esa semana, le dio algunos tips para su juego con el putter. «Ese tipo es uno de los mejores con el putter. Uno de los mejores que haya existido» comentaba Woods, sobre su amigo Steve. Cualquier similitud con la realidad es absolutamente casual.
El putt del 18 fue el ejemplo más cabal de su voluntad para pensar en grande. Pensar en grande sin darse por incluido al grupo. Las comparaciones son duras. Y más con alguien que cambió el golf. Ahora bien, Collin Morikawa realiza méritos para que esto se replique cada vez más. Es HIJO DE TIGRE.

Matías Miguel Torge
Handicap 54