Detalles minuciosos de una historia que nos obliga a preguntar la importancia de los procesos ordenados. Una de las representantes más trabajadoras de la región, en un «mano a mano» que llegará a nuestros corazones.
Odiaba las charlas de la universidad. He ido a muy pocas. Hoy en día, me arrepiento de esto. En 9 años, he ido a menos de 5 exposiciones. No me di oportunidad a sorprenderme. Y eso que, haciendo un balance de lo descripto, me acordé de una de esas 5 visitas al Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata. Justamente, se me vino a la cabeza la primera invitación
El disertante era el profesor Eduardo Kastika: director de uno de los estudios profesionales dedicados (exclusivamente) al desarrollo de la creatividad y la innovación, en Latinoamérica (Kastika y Asociados). Alguien que «le saca agua a las piedras». Es que las personas ingeniosas son así: te dejan con la boca abierta. Esta acción fue la que creo que nos provocó a todos los que estábamos escuchando su palabra. Y esto lo hizo de una manera que nunca nos hubiéramos imaginado.
Recuerdo que esa conversación había arrancado sobre el tradicional «Piedra, Papel o Tijera». Un juego universal y conocido de ambos lados del mundo. El idioma no es un límite para entender que «la piedra mata a la tijera», «la tijera mata al papel» y el «papel mata a la piedra». Ahora bien, la inteligencia de Kastika nos hacía abrir la mente, con la siguiente pregunta: «¿Qué pasaría si se empiezan a sumar una gran cantidad de elementos a este entretenimiento, cambiando las reglas del mismo?»
Muchas veces, nos escandalizamos (usando esta palabra con el concepto de asombro) cuando nos damos cuenta de la importancia de la sencillez del ambiente que nos rodea. Haciendo hincapié en esta frase, consideramos necesario entrar, con la mayor minuciosidad posible, en la historia de la mexicana Regina Plasencia: nuestra protagonista del día de la fecha.
Nacida el 26 de abril de 1994, en la tradicional ciudad de Guadalajara, Regina Plasencia es un ejemplo de superación. Mas allá de los resultados, no hubo decisión (en su carrera) sin un argumento. Todo estuvo calculado, sin dejar de lado la postura de disfrutar cada momento de su día a día. Al hablar con ella, no encontramos ninguna situación que nos deje matices. Todo lo contrario. Fácilmente nos podemos «poner en sus zapatos» y revivir todas las situaciones que la han llevado hasta aquí. No es casualidad que, en unos instantes, arranque una nueva temporada del Symetra Tour.
En una nueva charla de este humilde blog, empezaremos a recorrer una historia atrapante. Una historia que tiene un origen familiar claro. Y podríamos trasladar el concepto «familiar» al ambiente golfístico, teniendo la figura de la gran Lorena Ochoa como baluarte indispensable de esos comienzos. Un ambiente simultáneo a sus compatriotas Gaby López y María Fassi (de quienes hemos hablado hasta el cansancio), con la Universidad de Arkansas como sede de operaciones. Sus primeras experiencias en el LPGA, el salto al profesionalismo, los primeros instantes en la categoría de antesala al máximo nivel del golf femenino, la ayuda de la IGPM (organismo que se encarga de ayudar al desarrollo de los profesionales mexicanos, desde sus inicios) su actualidad (su presente con Horacio Morales, el coach de este momento, estará incluido en este aspecto) y mucho más, en un «mano a mano» que permitirá entender (en mayor medida) el trasfondo de un ascenso ejemplificador.
– Regina, en tu último torneo de este particular 2020, pudimos ver el apoyo de tu papá, al verte participar. El mismo ha sido gran influyente, en tus primeros pasos de este deporte, ¿verdad? ¿Nos podrías recordar esos primeros momentos, en donde la gimnasia olímpica (entre otras actividades) fue perdiendo lugar por el golf? A su vez, ¿recordarías cómo se dio el hecho de viajar a una Academia de nuestro deporte, en Carolina del Sur, siendo una niña?
– Es verdad que mi papá me introdujo en el golf. Era el deporte que él practicaba en ese momento. Y nos enseño a mis dos hermanos más grandes, a mi hermana más pequeña y a mí. Los fines de semana, nos llevaba al campo de golf como convivencia familiar. Allí, estaba un rato pegando pelotas, manejando el carrito (y jugando)… Eso, pues, me gustó muchísimo. Pero yo, en ese momento (que tenía alrededor de 7 años), estaba muy metida en la gimnasia olímpica. Para que te des una idea, la actividad nombrada la empecé a practicar a los 2-3 años. Y era el deporte que más me gustaba. Iba como 3-4 veces, a la semana. Y me fascinaba.
Más allá de esto, mi comienzo en el golf fue a los 7 años. Y, hasta los 12, llevaba las 2 prácticas combinadas, luego de ver que el deporte crecía en mi grupo familiar. Iba 3 días a gimnasia y 2 días a practicar golf (sumado al fin de semana, como te mencionaba anteriormente). Ahora bien, luego de cumplir 12 años, me decidí que nuestro deporte me gustaba más que otra actividad. A su vez, me propuse a dedicar todas mis tardes allí, mejorar y seguir con el golf.
Respecto a la academia de golf, en Carolina del Sur, no se bien cómo surgió. Pero mis papás querían que nos dieran una buena enseñanza en el golf. Además, buscaban que tengamos bases un poquito más sólidas. Ya llevábamos varios años jugando, pero (a lo mejor) sin una enseñanza más formal. A todo esto, se enteraron de esta academia, en donde ya habían atendido a algunos mexicanos. Y, por recomendación de ellos, se metieron a investigar un poquito. Luego de esto, mis hermanos se fueron un año antes de que yo decidiera ir también. Cuando regresaron, nos comentaron la bonita experiencia que tuvieron, motivándome aún más.
Después de completar mi primer año en la academia, me gustó tanto e hice tantas amigas que, cuando regresé a Guadalajara, como que les dije a mis papás que me quería quedar un segundo año (risas). ¡Y no lo podían creer! Ellos pensaron que iba a extrañar mucho (al estar lejos de casa) y que un año iba a ser suficiente. Y fue todo lo contrario (risas). Regresé y les dije claramente: «no me quiero quedar aquí, quiero volver otro año». Y me dieron esa oportunidad, haciendo que esté (en esa academia) durante dos temporadas. Regresé para mi tercer año de escuela secundaria.
– Me encanta que te reconozcas como una gran competidora. Se nota tu perfeccionismo, sin perder tu alegría y tu simpatía. ¿Cuánta importancia tuvo esos “duelos” con tus hermanos, en tu carrera? ¿Consideras que esta es una de las mejores maneras de crecer, para un atleta?
– La verdad es que, el haber tenido a mis hermanos como guía y como «competencia», me ayudo muchísimo a seguir creciendo en el golf. Me motivó mucho porque (al final) me di cuenta de que si podía ganarles a ellos, iba a poder ganarle a cualquiera de mi categoría. Entonces, como que siempre tuve esa motivación por ganarles y por mejorar. Si les ganaba a ellos, me dije a mi misma: «las que están en mi categoría me van a quedar muy cortas». En conclusión, esto me impulsó muchísimo y me motivó mucho (de una manera divertida) a seguir mejorando en el golf.

– Rápidamente, junto a tu compatriota Gaby López (a quien también tuvimos el lujo de entrevistarla), pudiste competir en tu primer evento de ligas mayores: el LPGA Mastercard Classic 2009, disputado en el Bosque Real Country Club. Gaby nos comentó que ese torneo y el Corona Championship 2009 (para quienes no lo saben, también fuiste partícipe de este evento. El mismo se disputó en el Tres Marias Residential Golf Club, perteneciente a la ciudad mexicana de Morelia) permitieron que pueda abrir los ojos para visualizarse como profesional, cuando creciera. ¿Has vivido la misma sensación? De ser así, ¿podríamos decir que estos eventos tuvieron gran influencia en la actualidad del golf femenino de tu país?
– ¡Wow! Ahora que mencionas esos dos torneos, me vienen a la mente muchos recuerdos.
Haber tenido esa oportunidad despertó (en mí) muchísima ilusión y motivación. Yo veía a las profesionales en la tele. Y obviamente quería ser parte de ese grupo y jugar así de bien, en un futuro.
El hecho de poder verlas de cerca, de poder competir contra ellas, de estar jugando el mismo campo… ¡Explotó el mundo en mí! Luego de esto, cada vez se fue consolidando más ese deseo (y ese sueño) de llegar a ser profesional y de competir en el LPGA.
Te cuento una historia muy curiosa que viví en el nombrado Corona Championship. Yo estaba en una concentración del equipo juvenil mexicano, muy cerca de Morelia. Y le marcaron a mi papá, dos días antes del Monday Qualifier, lo siguiente: «Oye, fíjate que hay lugares disponibles para la clasificación del lunes. Queríamos saber si Regina estaba interesada en participar». Mi papá me marcó (risas), yo le dije que sí y, al final, acabé calificando al evento por haber jugado muy bien ese lunes.

– Tu crecimiento fue exponencial. A tal punto que te diste el lujo de, a tus 16 años, ser parte del Lorena Ochoa Invitational. Obviamente que estoy al tanto de lo que significa su trayectoria para vos. Ahora bien, ¿recordás el primer momento en donde pudiste hablar con ella? ¿Cómo hay que hacer para no paralizarse, con una figura como la de Lorena Ochoa? A su vez, ¿qué es lo primero que se debe aprender de esta gran leyenda?
– Mi experiencia con Lorena siempre fue bastante cercana, de amistad. Ella practicaba en el Guadalajara Country Club: el mismo campo en el que practicaba yo. Y como que la veía bastante seguido. De hecho, ella (cuando tenía alrededor de 11-12 años) me invitó a practicar un día, como para que yo viera su juego y «estar en sus zapatos». Esas experiencias me ayudaron a verla como alguien más cercana y no como la figura que el mundo ve de Lorena Ochoa (como N°1 del mundo y lo máximo en el golf femenino de nuestra región).
También, gracias al carácter de Lorena (con esa calidez, esa sencillez y esa alegría con la que se acerca a la gente que la quiere), me resulto muy sencillo acercarme a ella, preguntarle… Me resultó más sencillo el hecho de tener conversaciones más familiares y más amigables con ella.
Cuando me dijo que iba a ser la elegida para participar en su torneo, fue una emoción increíble. Creo que le di las gracias como 40 veces. Y me fascinó.
– Siguiendo con lo ocurrido en esa semana de 2011, ¿cuáles fueron las mejores enseñanzas que obtuviste de esa experiencia, teniendo en cuenta que estabas compartiendo el evento con las mejores jugadoras del mundo? ¿Cómo fue la preparación mental, en el transcurso del mismo, sabiendo lo imponente del contexto para una joven amateur, como lo eras en ese entonces?
– En la preparación para el torneo, le atribuyo muchísimo la ayuda (y la preparación) que me dio Rafa Alarcón: mi coach en ese momento. Al hacer mis prácticas, me ayudó mucho a visualizar la situación. Entonces, cada vez me fui familiarizando más con lo que iba a poder ver y lo que iba a poder escuchar, en esa semana. Cuando salíamos al campo, visualizaba que estaba la gente, que estaban las gradas, que era mi primer driver (en el primer tee de salida)… Me fui familiarizando mucho con la situación. A su vez, me fui adelantando (un poco) a lo que iba a hacer en ese evento.
Lo dicho anteriormente fue importantísimo. A la hora que arrancó la competencia, me sentí muy confiada y con mucha seguridad. Pude disfrutar mucho el hecho que el evento fue en mi club. A su vez, tenía cerca a mis amigos y a gente conocida que venía a apoyarme. Ahora bien, no dejé que me sobrepasara esa sensación que generan los nervios, las expectativas, y la situación de jugar con las profesionales. La preparación nombrada (de verme en ese momento, visualizarme, realizar prácticas con mucha intención y haber hecho una estrategia muy buena) me ayudó a sentirme mucho más cómoda.
Es importante mencionar que, aparte de visualizar el torneo, también estaba visualizando mi propio juego. Entonces, con mi profesor, decíamos lo que íbamos a hacer en cada hoyo. Por ejemplo, tenía un putt y comentábamos lo siguiente: «Este putt es para birdie». Este procedimiento lo realizábamos para visualizarnos haciendo scores bajos, teniendo esa seguridad. No solamente pensábamos en el torneo, sin dejar de lado el cómo me iba a ir. Buscábamos que yo tenga la intención de jugar bien y visualizarme haciendo buenos tiros y metiendo buenos putts.
En resumen, fue una preparación excelente. La misma me permitió manejarme bien, en ese torneo.

– Posteriormente a esto, entraste directamente a la Universidad de Arkansas. La misma tiene un componente especial para México, sabiendo que fue “cuna” de la nombrada Gaby López y de otra figura de tu país: María Fassi. ¿Cuál es la diferencia de este lugar, con respecto al resto de las universidades? ¿Qué valores obtienes, para tu juego, al vivir este tipo de experiencias?
– Efectivamente, Arkansas tiene uno de los mejores programas de golf en Estados Unidos. Considero que esto se da por varios factores. Uno de ellos (sin dudas) se puede ver en las instalaciones en donde practicamos: The Blessings Golf Club. El mismo es un campo privado, con sectores de práctica de primer nivel. Además, el lugar tiene greens con distintos pastos. Si te tengo que hablar del campo en sí, es difícil y siempre está en excelentes condiciones. A su vez, es retador. Todas estas son cosas que te ayudan a afilar mucho tu juego. Eso es el primer punto.
El segundo punto tiene que ver con los coaches. La head coach, Shauna Estes, y el assistant coach, Mike Adams, hacen un súper buen equipo. La experiencia que tuve con ellos (y que pude observar con mis compañeras del grupo) fue muy buena. Shauna me ayudó mucho a crecer como persona y como golfista. Además, entendió muy bien mi juego y supo trabajar con mi entrenador, en Guadalajara. Ella se enfocaba mucho en hacer crecer nuestra confianza propia, en hacer prácticas inteligentes, en el manejo en el campo… Me dio muchas herramientas que me hicieron una mejor jugadora.
El tercer punto creo que es Fayetteville: el pueblo universitario que tiene una vibra padrísima. Son 30 mil estudiantes y la vida del lugar es la universidad. Entonces, puedes hacer muchos amigos. Te sientes muy protegido. Además, el apoyo que dan (a los atletas de este lugar) es increíble. Es algo muy distinto a lo que hubiera vivido en México, aún siendo golfista. Los profesores entienden que estás representando a una universidad, trabajan contigo en lo académico… Es un ambiente muy completo, en el que se apoya mucho al atleta.
Por último, hay que mencionar los valores que adquieres en Arkansas. Me imagino que la experiencia es diferente para cada quién. Pero, hablando un poco sobre el equipo de golf femenino, existe mucha independencia y confianza. A su vez, se realizan muchos análisis sobre tu juego, para tener herramientas que ayuden a crecer. También puedo comentar que hay mucha disciplina y organización del tiempo. Además, al convivir con un equipo (y ser parte del mismo), está la responsabilidad de hacer tu parte y de esforzarte por ellos.
– In Gee Chun se llevó el US Women’s Open 2015, disputado en Lancaster Country Club. Un US Women’s Open que te vio competir, estando a solo 2 golpes de pasar el corte (en condición de aficionada). Teniendo en cuenta lo que significa jugar un evento de la USGA, ¿ayudó a calmar los nervios el hecho de que no seas la única mexicana en el campo? ¿O un US Women’s Open va más allá de lo nombrado?
– Haber estado en ese US Women’s Open con Gaby (López) y María (Fassi), que también calificaron, le bajó un poquito la grandiosidad y la expectativa de lo que es un US Women’s Open, en ese momento. Creo que nos puso en un contexto un poquito más familiar y más conocido. Gaby y yo no jugábamos siempre, en la universidad, juntas. De hecho, compartimos una ronda de práctica (las tres) y pudimos relajarnos en el campo de golf, haciendo un mejor trabajo y llevando una estrategia (en ese día). Estar juntas nos ayudó a permanecer tranquilas y más familiarizadas con el ambiente.
El US Women’s Open es el mejor evento del año, en Estados Unidos. El evento impone un poquito, en el buen sentido. Los campos son una belleza y siempre están en perfectas condiciones. Además, hay que comentar la manera en que te reciben, las atenciones a las jugadoras… Es algo que está súper organizado, generando una experiencia increíble.
– En 2016, por tu experiencia en Arkansas, lograste competir en un nuevo torneo del LPGA: el Walmart NW Arkansas Championship. Si bien no habías pasado el corte, ¿fueron los primeros momentos en donde se te pasó por la cabeza el profesionalismo? ¿O la planificación estaba realizada anteriormente? De ser afirmativa la respuesta, ¿qué tan importante, para un golfista, es el hecho de plantearse metas?
– Tuve la oportunidad de jugar dos veces el NW Arkansas Championship. En ambas ocasiones, por medio de haber calificado el lunes, en el Monday Qualifier.
Yo ya tenía muy claro que quería ser profesional de golf. Creo que esto lo tenía claro desde antes de irme a la universidad. Más bien veía esos torneos como una oportunidad para ver lo que me esperaba en un futuro. Todo esto logró motivarme cada vez más. Cada vez que podía jugar un torneo de la LPGA, me imaginaba siendo parte de ese grupo y jugando en esos campos. Además, cada vez crecía más (en mí) esa meta de formar parte de la LPGA, después de la universidad. Entonces, aunque tenía muy clara la idea, cada torneo que fui jugando (en este nivel) aumentaba las ganas de llegar y sobresalir allí, en ese tour.

– En el 2017, intentaste hacer el esfuerzo para poder jugar en el LPGA. A fines de la temporada anterior, Lorena Ochoa te dio un lugar para competir en una nueva edición de su torneo. Lamentablemente, no pudiste jugar en las ligas mayores. ¿Pudiste hablar con ella, en ese momento? ¿Qué cambio entre ese Lorena Ochoa Invitational de 2016 y tu primera experiencia en el Symetra Tour (2018)?
– Lamentablemente, en el 2017, no tuve una buena actuación en la Q-School. Creo que lo que me perjudicó (un poco) fue la gran expectativa sobre el evento. A lo mejor, me puse mucha presión sobre mí misma, al pensar que podría ser la única forma para llegar al LPGA. Además, se me pasaba por la cabeza que, si no me iba bien, la oportunidad se me podía escapar. Sentía que mi sueño se podía perder entre las manos. Creo que hice significar, al evento, mucho más de lo que era. Después, entendí que la competencia constaba de sólo 4 rondas de golf, y punto.
Si bien no hablé con Lorena (en ese momento), me he apoyado mucho en mi coach de ese entonces (Rafael Alarcón) para guiarme. Por medio de su experiencia con Lorena (en la LPGA y en el camino que ellos recorrieron juntos), podía darme el mejor consejo y llevarme por un camino un poco más realista, quitándome (un poco) la presión y esa expectativa grande que tenía para ese torneo.
El siguiente año allí, logré un status bastante bueno para el Symetra Tour.
Lo que puedo notar de diferencia (entre el Lorena Ochoa Invitational 2016 y mi primer torneo del Symetra Tour) es lo siguiente: al no pertenecer (en ese momento) a la LPGA, me tomé el torneo de Lorena como un evento para impulsar mi carrera e introducirme al mundo profesional. Ese evento fue mi debut en esa etapa.
En cuanto al primer torneo del Symetra Tour, se dio en un contexto diferente. Ya era miembro de un tour, en donde podía construir mi camino. A su vez, cada torneo me hacía estar un poco más cerca de conseguir mi tarjeta en el LPGA.

– Rápidamente, en tu primera temporada del circuito nombrado, conseguiste tu primer “Top 10” (en el Four Winds Invitational 2018). Sin embargo, después de ese torneo, los resultados estaban tardando en aparecer. ¿Qué tan difícil es la adaptación a este circuito, teniendo en cuenta (entre otras cosas) la diferencia de ingresos que tiene el mismo con los circuitos de desarrollo masculinos? ¿Cómo actuó la IGPM (organismo llamado “Impulsando al Golf Profesional Mexicano») en estos primeros pasos como profesional?
– Adaptarse al Symetra Tour (como a cualquier circuito a tiempo completo, en el nivel profesional) requiere de mucho ajuste. Es muy diferente al ritmo que llevas en la universidad (en los torneos en los que se juega y en la gente que te acompaña). Juegas dos o tres veces más, en menos tiempo. Tienes que adaptarte muy bien en saber conservar tu energía. A su vez, hay que evitar el agotamiento del viaje, torneo tras torneo. Además, si los resultados no están llegando, hay que tratar de tener paciencia.
Mi primera temporada (en el circuito) la considero buena. Aprendí muchísimo, en estos aspectos: saber organizar mi tiempo, ahorrar energías, poder manejarme al jugar 3-4 torneos seguidos, adaptarme al viaje (al estar yo sola, en las rondas de práctica-torneo)… Por estas razones, considero que fue una temporada buena.
IGPM tomó un rol muy importante. Al ahora ser parte de este gran equipo de apoyo, es mucho más fácil acercarte a otras jugadoras que ya hayan estado en esa situación, preguntarles, y viajar juntas. A su vez, se puede tener un apoyo económico, que es muy importante. En los momentos en donde das un salto muy grande (del golf colegial al profesional), tienes este gran apoyo y esta gran red de mujeres profesionales, en donde pueden darte muchos conocimientos y muchos consejos que pueden evitarte errores. Además, puedes caminar en tierras más seguras. Esta organización jugó (y juega) un papel muy importante en mi carrera.
Una prueba de lo que estoy diciendo es que la IGPM nos da oportunidades. Hace unos días, tuvimos la oportunidad de convivir y acercarnos con Lorena, quien se interesa mucho por nosotras y por nuestras carreras. Además, la organización nos acerca a marcas mexicanas que quieren sumarse a nuestro esfuerzo. También, la IGPM nos acerca a medios de comunicación que nos hacen crecer en nuestro papel de atletas profesionales, permitiéndonos contar con un lugar y otorgándonos un foco para que la gente sepa de nuestro esfuerzo y nuestros resultados. Todo esto nos ha impulsado mucho y nos ha hecho crecer en gran medida.
– Terminaste el 2020 con un T-8 y un T-18, en los últimos 2 torneos del año. Sumemos que, en el medio de todo esto, tuviste que soportar el COVID-19. ¿Cómo trabajaste esta situación (tanto en lo mental, como en lo técnico), sabiendo el desgaste que genera? A su vez, terminar así la temporada anterior… ¿Fue la mejor motivación que pudiste tener para lo que viene? De ser así, ¿por qué?
– El 2020 considero que fue un año de mucho cambio para todos, tanto en general como en mi situación particular. Pero fue una gran oportunidad. Cambié de entrenador en febrero de ese año. Y, por esta situación de encierro (provocada por el COVID-19), aproveché para volver a organizar mis ideas y volver a organizar mis propósitos. La idea fue trabajar, con Horacio Morales (su actual coach. Amigo de la casa), en una línea diferente a lo que llevaba haciendo. Por ese lado, fue un tiempo en el que pude avanzar muchísimo, haciendo modificaciones que necesitaba hacer.
Y aún en el encierro, teniendo que improvisar un área de práctica (colgando una red en mi jardín o realizando putts encima de una alfombra), pude mejorar muchísimas cosas. A lo mejor, fueron más técnicas en mi swing. Ahora bien, necesitaba ese tiempo para hacer esos arreglos que me hicieron mejorar mucho.
El 2019 fue un año en el que tuve que sobrellevar una lesión en la muñeca derecha, parando varias semanas de torneos y sin tener los mejores resultados (por no saber manejar esta dolencia que no me dejaba practicar. Por lo tanto, el 2020 me dio un comienzo fresco, con mucho tiempo para perfeccionar algunas variables de mi swing, en las que necesitaba crecer. Y vi muy buenos resultados. Me sentí mucho más consolidada con mi juego. A su vez, me sentí mucho más segura en el campo de golf. Minimicé muchas fallas que tenía (en la temporada anterior a la descripta) y me estaban costando varios golpes.
Creo que pude aprovechar muy bien ese tiempo de pausa que hubo en el mundo (y en el tour), para concentrarme en los aspectos que necesitaba cambiar. La idea era que, cuando volviéramos a empezar, haber avanzado bastante (y más sabiendo que muchas colegas se tomaron esta pausa como un descanso). He podido capitalizar mucho, en esta situación compleja para todos.
– Como mencionaste, tenés como coach a uno de los mejores de la región: el gran Horacio Morales (a quien tuvimos la posibilidad de tener su testimonio, en algunas oportunidades). Su forma de trabajo es, a nuestro criterio, ejemplar. ¿Coincidís? Nos gustaría que puedas describirnos la importancia (en tu carrera) de su forma de enseñar.
– Como te comenté, empecé a trabajar con él en febrero del 2020. Y, la verdad, me impresionó mucho el conocimiento que tiene acerca del swing de golf y las diferentes áreas de su juego. Me gusta mucho su ética de trabajo y la atención que nos da a quienes somos sus jugadoras. Tiene un perfil muy diferente a lo que estaba acostumbrada con Rafa (Alarcón).
Rafa tiene toda la experiencia de haber formado un camino con Lorena y un enfoque basado en la estrategia de campo, la mentalidad y el desarrollo de habilidades y el feeling. Trabajé 10 años con él. Ahora bien, a la hora de hacer el cambio con Horacio, pude experimentar ese «otro lado». Pude conocer muy bien mi swing, mi cuerpo (en relación al deporte)… Logré optimizar mis capacidades, generando mi propia forma de pegarle a la pelota. Se me vino como un mundo de información, acerca del golf, que no conocía. Yo me guiaba mucho por mi feeling, por las sensaciones y por hacer tiros. Sin embargo, con Horacio pude conocer un deporte más moderno, más de análisis y de números, sabiendo cómo optimizar mi swing y mis rondas de golf. Me encantó.
– Para finalizar, como en todas las entrevistas, busco que mis invitados nos dejen un consejo para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, o para quienes dan sus primeros pasos como profesional. ¿Cuál sería el tuyo?
– El consejo que le quisiera dar, a todos los que se inician en este deporte, es el siguiente: les espera un mundo increíble, dentro del campo de golf. La verdad es que es un deporte que te permite convivir muy bien con los demás. A su vez, te permite practicarlo con amigos o en familia. Cada hoyo es diferente y cada día es diferente. Por lo tanto, nunca se va a repetir la misma situación. El golf te reta, te hace pensar y te da una sensación única (de querer volver a jugar), al haber impactado un golpe (o un putt) como tu quieres. En mi caso, fue adictivo (risas).
Quisiera agregar que me da mucho gusto que el golf esté creciendo en México (y en Latinoamérica). A su vez, me da mucho gusto que cada vez seamos más los que disfrutamos de este deporte. Sé que los que están iniciando, aunque pueda ser un poco frustrante, si continúan y siguen mejorando, no lo van a soltar. Es un deporte que trae muchísima alegría y mucho crecimiento personal, al tener que saber manejarte en diferentes escenarios: difíciles, con viento y con lluvia, entre otras variables. Con todo esto, podemos obtener mucho conocimiento propio. Es un camino increíble.
El camino correcto no siempre es el más fácil. Todos vemos la foto del éxito y nunca nos ponemos a analizar cuáles son las etapas del mismo. Creo que este es un «mal» de nuestra región. El resultado es una de las cosas más importantes. Ahora bien, no nos damos cuenta que los pasos para llegar al mismo son claves. Todos esos pasos forman un perfil. Por lo tanto, más allá de ciertos matices, es más probable que triunfen las personalidades que mantienen «los pies sobre la tierra». Y esto lo menciono tanto para la adversidad como para los momentos en donde empieza a surgir la abundancia. Regina Plasencia nunca se olvidó (ni se olvida) de dónde vino. Tiene una ruta clara y no descuida cualquier oportunidad que aparezca, en ese día a día. De eso se trata.
¿Saben qué? Luego de ya casi un año de este querido proyecto, podría decir que nada de esto hubiera sido posible si (aparte del apoyo de ustedes, como primera medida) no hubiera tenido ese espíritu curioso de ir por más. En este momento, son casi la 1:00 AM en mi casa. Ahora bien, siento ese «compromiso emocional» de no poder irme a dormir sin dar a conocer lo que me generó este testimonio. No comento esto por ser más o menos que nadie. Simplemente, me puse a pensar sobre lo que sería de nosotros si no tomaríamos la actitud que toma Regina Plasencia, a la hora de encarar su carrera. Una Regina que, luego de esta entrevista, nos mostró la importancia de afrontar la vida con simpleza. En este caso, una SIMPLEZA CON PERFUME DE MUJER.

Matías Miguel Torge
Handicap 54