JORDAN SPIETH: ES UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA

Análisis de un fenómeno que supera la sensatez. El «jugador del pueblo» y su primer triunfo luego de 1351 días.

Fue el momento indicado. No sólo por la cercanía al Masters. Fue domingo de Pascuas (aprovecho para decir que ojalá la hayan pasado bien, en esta festividad) y mucha gente estaba esperando un resurgir. El proceso ha culminado.

Todo lo que podamos decir del juego de Jordan Spieth es en vano. Para nosotros, era un poco apresurado hablar de un posible regreso. Faltaba ese toque final. Un toque final que no había llegado en Scottsdale. Un toque final que no había llegado en Pebble Beach. Las señales eran cada vez mayores, pero esporádicas. Quizás, en vez de un regreso, podríamos hablar de una reinvención.

En esta foto vemos a la gente que sigue a Jordan Spieth, durante la ronda final del Valero Texas Open, disputado en el TPC San Antonio (Oaks Course. San Antonio, Texas).

Hace poquito, el mismo Spieth nos había revelado que tuvo una lesión en la mano izquierda, luego de su boom del 2015. La misma requería un paso por el quirófano (en 2018, por una astilla residual), que fue evitado. Esto hizo que entre en una serie de compensaciones que trajo, como consecuencia, el bajón notorio en su nivel. Supo convivir con el dolor, entendiendo la gravedad de la situación mencionada. ¿Fue el mejor camino? No. A pesar de lo que significa pasar por una cirugía, consideramos que había que cortar el problema «de raíz». Sin embargo, ante momentos que traen implicancias importantes, no hay decisión que sea correcta/incorrecta (en su totalidad). Por lo tanto, había que adaptarse a las circunstancias. Volverse a entender. Aceptarse que las cosas no iban a salir como venían saliendo antes: el desafío más difícil en el camino de un golfista. Sea el nombre que sea.

En esta foto vemos a Jordan Spieth, en el tee del hoyo 7, durante la ronda final del Valero Texas Open, disputado en el TPC San Antonio (Oaks Course. San Antonio, Texas).

«Cuando podría haber comenzado a enloquecer y cambiar las sensaciones del swing, en lugar de eso, me mantuve firme y dije que lo que estoy haciendo es lo correcto. Pensé en averiguar qué tenemos. «¿Tenemos un tiro que podamos jugar? ¿Cómo vamos a pasar a este próximo con confianza? Juguemos algunos golpes de Bubba, si es necesario. Algunos golpes con mayor efecto (de una forma u otra), para establecer algo de sensación en el juego y alejarnos del lado técnico, cuando el mismo no esté bien». Ese ha sido un proceso de aprendizaje (durante los últimos domingos en disputa), cuando te pones un poco ansioso, estás un poco más apretado y no te balanceas tan libremente». Esto es un fragmento de lo dicho por Jordan Spieth, luego de consagrarse. ¿Para qué explicar algo que el mismo protagonista lo revela claramente? ¿Entienden por qué no me gustaba decir el «ya está de vuelta»?

Si entramos a lo estrictamente deportivo, todo se resume en el carácter del tejano, en la última ronda. Luego de ponerse palmo a palmo con el inglés Matt Wallace (otro que se está encontrando con una nueva versión), supo pegar primero, con el birdie en el hoyo 3. A pesar del bogey del 4, se levantó con 2 birdies más, en el hoyo 6 y el 8. Todo parecía bajo el control, pero se empezaba a asomar otro rival.

En esta imagen vemos a Charley Hoffman, luego de realizar un birdie en el hoyo 16, durante la ronda final del Valero Texas Open, disputado en el TPC San Antonio (Oaks Course. San Antonio, Texas).

Llegando a la etapa final de la jornada, cuando Charley Hoffman se acercaba (su nuevo rival del domingo se jugaba el pasaje al Masters. Necesitaba una victoria), supo aguantar el momento. El approach del hoyo 15, saliendo sin ningún tipo de daño, fue clave. Hoffman, al tee del hoyo 17, se puso a 1. Sin embargo, Spieth respondió con otro birdie para llegar con 2 de ventaja, al último capítulo.

En esta foto vemos a Jordan Spieth, realizando su tercer tiro del hoyo 18, durante la ronda final del Valero Texas Open, disputado en el TPC San Antonio (Oaks Course. San Antonio, Texas).

El final es sabido y la sequía se había terminado. Pasó mucho tiempo desde su victoria en el Open Championship 2017, disputado en Royal Birkdale. Un tiempo que había sido eterno. 1351 días. Era obvio que, al decir esto, todos íbamos a replicar una parte de su conferencia de prensa post triunfo. Si bien aquí tratamos de dar las razones del cómo se llegó a esto (consideramos que es nuestra obligación. En esta ocasión, tratamos de analizar su parte emocional, considerando que es la más importante de este momento), el contexto es de enamoramiento ante la vuelta del «hijo pródigo» de la nueva generación del golf. Para colmo, «La Semana del Año» (como se conoce al evento del Masters) está a la vuelta de la esquina. Y él, como buen ex-campeón, sabe destacarse allí. ¿Es candidato? Cuesta apostar en su contra, aunque hay que ser muy prudentes.

Para hablar sobre una victoria de Jordan Spieth, hay que ver el contexto golfístico. Todavía siguen llegando los saludos hacia él, habiendo pasado más de 24 horas. El mundo de nuestro deporte se calla cuando lo ve peleando la punta. Deberíamos ser un poco más objetivos con él. Sin embargo, es difícil cuando intentas hacer entender esto a personas que priorizan el corazón por sobre la razón. Y es aceptable. Son las reglas del juego que genera. Ver ganar a Jordan Spieth ES UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

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