La 85ta edición del Masters como nuevo ejemplo de la importancia de la globalización de nuestro deporte. El surgimiento de un nuevo héroe, en el mundo japonés.
Cuando empezaba a estudiar mi carrera de Contador Público, tuve que estudiar las culturas que tenían las organizaciones, en su estructura. Entre las mismas, podíamos apreciar a la idiosincrasia japonesa y la idiosincrasia estadounidense como protagonistas principales del tema. Sin entrar en cuestiones técnicas (y en ver cuál es más importante de las 2), quedé asombrado por el lugar principal que le dan los asiáticos a los trabajadores. Pensando todo como si fuera el proceso de plantación de un árbol, el empresario japonés entiende lo siguiente: los buenos resultados llegan si los empleados de la organización cuentan con todas las comodidades correspondientes. Ahora bien, ellos deben «dar más de lo que piden». Conclusión, la cooperación y el orden te llevan a lugares insospechados.

Día sábado del Masters, con lo que eso significa. Llegaba la suspensión por lluvia. 1 hora para pensar y recomponer ideas. Hasta allí, había un claro dominador, que empezaba a mostrar sus grietas: el inglés Justin Rose. Un Justin Rose que volvía a las acciones, luego de haber abandonado en Bay Hill (por problemas en la espalda). Había dado un show de golf, en la segunda parte del día jueves. Sin embargo, sus inconsistencias en el swing fueron cada vez más persistentes. De cualquier manera, se mantenía con un golpe de ventaja, hasta ese momento. Para colmo, sin desmerecer al resto de los contrincantes, muchos de los «nombres grandes» no estaban en la pista. Veamos:

Rory McIlroy: el histórico Pete Cowen (el inglés Ian Poulter y el sueco Henrik Stenson son 2 jugadores de élite, pertenecientes a una larga lista de golfistas que han pasado por este gran profesor) se sumó a su grupo de trabajo. Si bien esto fue un hecho reciente, todavía no se notan los avances. La edición de 2010 fue la última en no haber visto al norirlandés, en el fin de semana. Debe volver a empezar. Como sea.

Dustin Johnson: el N°1 del mundo (y defensor del título) vivió una pesadilla sobre el green. 3 bogeys en los últimos 4 hoyos. Quedó afuera, por 2 golpes. No hay nada peor para un ex-campeón. Se tuvo que quedar en la zona, hasta la entrega de premios. La bronca se acumula en mayor medida.

Brooks Koepka: aquí me gustaría hacer una salvedad. Es el primer corte que falla en un major, desde el Open Championship 2013: su segunda participación en eventos de este tipo. Ahora bien, jugó este evento en una pierna. Literalmente. Es verdad que su trabajo de recuperación fue durísimo y que, así y todo, su juego estaba en condiciones de una participación digna. Sin embargo, un Masters (y cualquier major) requiere el máximo de tus habilidades. De cualquier manera, el espíritu competitivo del estadounidense es admirable.

A todo esto, hay que sumarle que Bryson DeChambeau todavía no le encuentra la vuelta al campo. A su vez, Jordan Spieth no se podía embalar (le faltó ese «paso adicional», a pesar de tener una gran actuación, terminando en el tercer lugar). Justin Rose tenía que saber manejar los frutos de su experiencia. Como rival más directo, aparecía un chico que está dando que hablar, en el mundo del golf.

Después del parate por el COVID-19, Will Zalatoris había ganado el TPC Colorado Championship 2020. Tengan en cuenta que el evento pertenece al Korn Ferry Tour. Ni bien informamos esto, recuerdo que una seguidora de Twitter nos había preguntado sobre nuestra opinión acerca de su futuro. El desafío estaba marcado.
Odio la vanidad (y no es la intención, con lo que vamos a decir). Sin embargo, debo comentar los argumentos de nuestra respuesta positiva, ante la inquietud descripta, para que vean las ilusiones que generó el protagonista en cuestión. Desde la vuelta de las acciones por el COVID-19, no había caído del Top 10. Si analizamos los eventos posteriores a su victoria, no bajó del Top 20 (de hecho, sigue liderando el listado de ganancias del Korn Ferry Tour). Así consiguió su «boleto» especial al US Open (recuerden que, debido a la pandemia actual, se habían eliminado las clasificaciones regionales. Entró por estar dentro del Top 5 del listado de ganancias del circuito): terminó empatado en el 6to lugar. Fue uno de los que más Top 10 tuvo, desde que comenzó el 2020. Llegó hasta el N°46 del mundo, cuando estaba por fuera del puesto 500, al arrancar este momento.
Nunca pensamos que todo esto iba a ser tan repentino. No obstante, presentíamos que esto iba a ocurrir en algún momento, por las razones descriptas. «Si soy lo suficientemente estúpido para pensar que puedo jugar un Masters, soy lo suficientemente estúpido para pensar que puedo ganarlo». Will Zalatoris estaba a un golpe de la punta, antes de esa suspensión por lluvia. No era casualidad. Sin embargo, esa hora de suspenso iba a marcar un punto de inflexión determinante.
En esa hora, Hideki Matsuyama se fue a su auto para jugar con su celular. Había pegado «el peor tiro de la semana», según sus declaraciones. ¿En dónde había sido? En el hoyo 11, comienzo del mítico «Amen Corner». Cuando regresaría, la bandera estaba en el fondo, con el agua a continuación (y en el costado izquierdo). Además, las ramas de un árbol lo molestaban y la lluvia acumulada podía hacer lo suyo. Inesperadamente, cuando todo volvió a la normalidad, llegó y tomó un riesgo. El tiro fue «a correr» y la oportunidad de birdie fue latente. La misma se hizo realidad y la energía fue otra.
El final de ese sábado fue alucinante: 3 birdies y un águila, en los 7 hoyos restantes. Primera ronda sin bogeys de la competencia. Ventaja de 4 golpes y la situación seguía un camino. Un camino que podía tener sus espinas.
Al llegar al día domingo, era lógico que la ansiedad podía invadir al nipón. El bogey del hoyo 1 empezaba a diluir la ventaja. Una ventaja que llegó a ser de un golpe, por la desfachatez de Zalatoris, quien otra vez volvía a imponer respeto. Sin embargo, Matsuyama realizaba un birdie, en el hoyo 2, para ordenar cada variable de ese momento. Además, el putt del hoyo 5 (para par), confirmaba la recuperación. Desde el período nombrado, el control se transformó en supremo.
Su juego con los hierros estaba enamorando. Su juego alrededor del green era contundente. La ventaja llegó a ser de 6 golpes. Entiendo el hecho que «todo comienza en el hoyo 10 del día domingo del Masters». A su vez, ya sabemos que (en el golf) «todo puede pasar». Pero piensen que nadie apretó el acelerador a fondo: algo atípico en Augusta National. El dominio era abrumador y Matsuyama se podía dar el lujo de bajar la marcha y dejar que pasen los hoyos. Mas allá de algunos momentos de zozobra, era lo que estaba pasando.
No se asuste, mi querido lector. No me olvidé de un Xander Schauffele que, con 4 birdies seguidos, se ponía a 2 de un Matsuyama que se iba al agua, en el hoyo 15. Así y todo, creo que el torneo seguía definido. Sé que puede ser polémica esta afirmación. No obstante, considero que la diferencia era tan abismal que no había margen de error para los perseguidores del japonés. Nadie desprestigia la categoría del N°6 del mundo. Sin embargo, ninguno de los que peleaba (en esas instancias) era ganador de un evento de este tipo. En algún momento, el error debía llegar.
En el peor de los momentos, Matsuyama seguía llevando 2 golpes de ventaja. Schauffele necesitaba seguir en ese estado de total perfección. Su salida al agua, en el hoyo 16, destrozaba cualquier tipo de remontada. Zalatoris, por otro lado, dejaba el score de -9, haciendo pensar a más de uno. Sin embargo, no había signos de catástrofe. La calma tapaba cualquier peligro. No había manera de que el saco verde se escapara.
Llegó el primer major para el golf masculino japonés. Fue el 6to jugador en ganar este evento, luego de consagrarse (anteriormente) como mejor amateur del mismo. Para el Masters, es una gran alegría. El evento se puede enorgullecer de ser el primer grande en ser ganado por jugadores de todos los continentes. A su vez, Japón es el único país autorizado (fuera de Estados Unidos) para la comercialización de ropa con la marca del torneo. ¿Y para Matsuyama? Obviamente que también tuvo similares sensaciones. Se está hablando de que, al finalizar su carrera golfística, podría firmar contratos cercanos a los ¡1000 millones de dólares! Ah, en los Juegos Olímpicos de este año (a disputarse en Tokio), es muy probable que pueda llevar la antorcha olímpica, en la ceremonia de apertura. Nace una nueva estrella.
El Masters volvió a su esencia. Es cierto, todavía falta la presencia de mayor cantidad de público. Sin embargo, tuvimos la chance de recordar las emociones que genera este evento tan tradicional. En esta oportunidad, gracias a Hideki Matsuyama, pudimos incorporar una enseñanza, reflejada en su caddie: Shota Hayafuji. La misma proviene de un proverbio de su lugar natal. El mismo se cumplió, pudiendo expresarse en un tiempo verbal pasado. LA DISCIPLINA VENCIÓ A LA INTELIGENCIA.
Matías Miguel Torge
Handicap 54