La atención ante lo imprevisible. Frase trillada pero indispensable.
Deporte cruel y atrapante a la vez. No por nada decimos que es uno de los más difíciles del mundo. Lo que pasó hoy, habla por sí solo.
Voy a arrancar por el final. Otra vez tuvimos un maratónico playoff, de 5 hoyos. Los integrantes del mismo fueron el chileno Joaquín Niemann, el estadounidense Troy Merritt y el australiano Cameron Davis. ¿Estoy loco? ¿Quiero terminar con el artículo temprano? No, amigos. Ante tantos cambios de tablero en la jornada, es importante destacar que no fue casualidad el protagonismo de estos 3 golfistas. Veamos.

Por un lado, no nos quedan más palabras para destacar los notables de rendimientos de Joaquín Niemann. El chileno sacó a relucir su mejor arma: la mente. Niemann aparece cuando uno menos lo espera. Te va «adormeciendo» con su regularidad. No tiene un aspecto del juego que sobresalga por el resto. Y esto lo decimos a pesar de su gran juego de tee a green. Casi siempre tiene una marcha más. Casi siempre tiene la carta adecuada, en el momento indicado. Muy pocos cuentan con ese tipo de virtudes. Y lo más loco de todo esto es que solo tiene 22 años. No obstante, hoy dio una clase de competitividad. Joaquín Niemann no dice. Hace.

El hecho de no hacer ningún bogey, en 72 hoyos, no es una anécdota pintoresca. Esta semana fue el fiel reflejo de que Joaquín Niemann está para dar la nota, en cualquier momento. Lo que le pasó, en el primer hoyo del desempate, fue injusto pero entendible. Se está acostumbrando a los momentos de definición. Los mismos requieren de procesos largos que pueden durar más de una temporada. No hay que desesperarse. Si mantiene la «humildad de los grandes» (esperemos que así sea), puede soñar con hacer historia en su país. De hecho, ya lo está haciendo.
El segundo protagonista de la jornada fue el estadounidense Troy Merritt. Un Troy Merritt que tuvo 2 victorias, en un lapso de 3 años. 2015, 2018 y… todo parecía indicar que esta era su semana. El «hoyo en uno» del 11 (primero de su carrera), el día sábado, parecía que le daba un envión difícil de contener. Sin embargo, el oriundo de Iowa no tiene el famoso arte de cerrar torneos. Su última pelea considerable se dio en el Barracuda Championship 2020, saliendo con el argentino Emiliano Grillo, en el grupo final (el torneo se lo llevó el americano Richy Werenski). Sabe generarse chances, sin tener la capacidad de administrarlas. No obstante, no hay nada que reprocharle en este torneo.
Sin fuegos artificiales, Merritt hizo cuatro birdies en los últimos seis hoyos. A su vez, aguantó todo lo que pudo, en un desempate desgastante. El putt errado, en la última contienda, fue simplemente un mal trago. El destino estaba escrito para otra persona.
Cuando hablamos de Cam Davis, no podemos dejar de lado la escuela australiana y esos swings tan elegantes de ver. Es que es imposible no inspirarse con «estilos golfísticos» como los de Adam Scott o Jason Day, por citar dos de los tantos ejemplos (en este caso, de la actualidad). Si a esto le agregamos su video viral, en donde practica con ambas manos, podrían entenderme más lo descripto. ¿Y por qué no ganó nunca en el tour? Su juego sobre el green explica bastante esta pregunta.
Luego de los tres putts del 16, parecía todo perdido. Sabiendo cómo venían arremetiendo Niemann y Merritt, habían demasiados rivales a vencer. Es allí donde apareció el toque que todo campeón necesita. En el bunker del green del hoyo 17, se dio vida. Y cuando el destino te llama, hay que atender el teléfono.
A la situación mencionada, le agregó tres tiros perfectos, en el hoyo 18. El desempate se generó, en mayor medida, por méritos ajenos. Un desempate que se extendió más de lo previsto, por errores en su aspecto más débil. Davis tuvo todo para terminar esto en el primer hoyo del playoff. Falló su chance, pasando alguna que otra turbulencia. Por suerte, nunca dejó de buscar el objetivo.
Es clave (para todos los ámbitos de la vida) entender el contexto donde uno está inmerso. Si bien se bloqueó en las declaraciones, Cam Davis actuó con la voluntad necesaria para ganar en el tour. La jornada le había dado motivos para ilusionarse, a pesar de las adversidades. Menos mal que supo leer las señales, entendiendo que LA GLORIA NO ESPERA.

Matías Miguel Torge
Handicap 54