NURIA ITURRIOZ: EN EL MUELLE DE LA ALEGRÍA

La necesidad de entender que solo se vive una vez.

Hace algunos años, realicé mi primer viaje largo (en soledad) para jugar al golf. El querido Fiat Uno (modelo 1995) estaba dispuesto para otra aventura. La preparación había sido similar a un evento importante. No me importaba madrugar un sábado. La voluntad me desbordaba, ante la oportunidad de un nuevo desafío.

Luego de una práctica minuciosa, me dispongo a saludar a unos desconocidos compañeros, en el tee del 1. Cuando efectuamos el intercambio de tarjetas, ambos me preguntan que hacía allí, un sábado a la mañana… ¡teniendo 24 años! La respuesta fue contundente: «Vengo a disfrutar». Las bromas se extendieron, junto a la cordialidad. Para colmo, el buen juego fluía (raro en un golfista de alto handicap, como lo soy), haciendo que la atención no se desvíe del momento. ¿El resultado? 67 golpes netos. El festejo del hoyo 18 fue similar al hecho por el alemán Marcel Siem, en el reciente Open Championship (ahora que lo cuento, me da un poco de vergüenza. Entiendan que me ganó la impulsividad). Me sentía un niño. Por suerte, mis compañeros entendieron el contexto y no tomaron a mal mi reacción. Todo lo contrario: me felicitaron como si me conocieran de toda la vida. A pesar de no haber ganado, fue una de mis mejores jornadas dentro de un campo de golf.

Es tan apasionante (y vertiginoso) este deporte que, en gran cantidad de ocasiones, nos olvidamos de sus buenos momentos. Nos olvidamos de reencontrarnos con nosotros mismos y nos olvidamos de quienes tenemos alrededor, por esa búsqueda incansable de la perfección. Aclaro: lo que describo también es un fiel reflejo de muchas circunstancias cotidianas. Tiempo, tiempo y más tiempo. A medida que pasan los años, pedimos esta variable «a los gritos». La intensidad nos desborda y, cuando la vida nos pone un freno, empezamos a reaccionar de ese shock, provocado por el inevitable golpe contra la pared. Allí es donde aparece ella, con una propuesta simple y directa.

Desde que conocí la historia de Nuria Iturrioz, empecé a ver las cosas con otra perspectiva. La mallorquina (nacida el 16 de diciembre de 1995) genera una sensación familiar, en estado puro. Es que todos tenemos a una Nuria Iturrioz (o varias) en nuestro entorno. Desde chica, sus ganas de competir se equilibraban con la necesidad de generar un ambiente agradable, ameno y de confort. Dentro de la cancha, es una guerrera que te impulsa a mover montañas. Fuera del campo, te entusiasma, te «obliga» (inconscientemente, con su actitud) «a salir de la burbuja», y te ayuda a no pensar. Te ayuda a vivir. Te ayuda a aprender.

Siempre digo lo mismo, lo sé. No obstante, es necesario destacar la importancia de este testimonio en particular. Nos debemos preparar para una charla en donde, mediante una máquina del tiempo, volveremos a esas situaciones en donde la fluidez aparecía como «por arte de magia». Podemos reemplazar el protagonismo del golf, por un instante. Miren: estoy seguro, mi querido lector, que se le pasará por la cabeza esa primera reunión con los amigos, o ese primer acto escolar, o ese primer abrazo de un familiar, cuando se necesitaba. En épocas en donde las reuniones tienden a la utopía, nos daremos el gusto de hablar con una persona que, aparte de ser una de las mejores representantes del «viejo continente», nos hace «sentir en casa».

Su actualidad golfística y la importancia de vivir el momento, el AIG Women’s Open 2020 (con calambres de por medio), su parte argentina, la gran relación con su papá, la pancreatitis cuando se producía el «salto» al profesionalismo, aquella primera victoria en Marruecos, lo que le dejó sus momentos con Jon Rahm y Rafael Nadal… Su fantástica amistad con nuestra querida Maggie Simmermacher (recomiendo prestar especial atención a su mirada sobre el logro de la argentina, al llegar a participar en Tokio). Las puertas se nos abren y estamos cordialmente invitados.

En esta foto vemos a Nuria Iturrioz, jugando su approach del hoyo 18, durante la última ronda del Tipsport Czech Ladies Open 2021. El evento fue disputado en Golf Club Beroun (Beroun, República Checa).

– Nuria, el 27 de mayo (en tu cuenta de Instagram) habías dicho que deseabas “tener tu sonrisa de vuelta”. 1 mes después, obtuviste un reciente segundo lugar. El Czech Ladies Open vio una buena versión de tu juego, a pesar de que el triunfo se lo llevó la tailandesa Atthaya Thitikul. Si bien algo he comentado anteriormente, nos gustaría que describas tus cambios en ese período. ¿Compartís las ideas de Bubba Watson y Nelly Korda, describiendo que muchas veces nos olvidamos la finalidad lúdica del golf?

– Bueno, pues no he escuchado las declaraciones de Nelly Korda y Bubba Watson. Pero estoy segurísima de que coincidiría. En mi parte, soy una jugadora (y una persona) muy competitiva. Sin embargo, cuando transitas un nivel de querer ganar siempre, llega un punto en el que te pierdes un poco. A mí me pasa eso. Así como me ves mucho sonreír, es verdad que los bogeys no los enseñan. Y ahí es cuando mi cara cambia.

La cosa es que yo, en este año, empecé a competir en América. Normalmente, solía empezar compitiendo en el Ladies European Tour (yendo hacia Australia). En cambio, esta temporada comencé en Estados Unidos, disputando el Symetra Tour. Luego, entré en Hawaii: torneo correspondiente a la LPGA. Y bueno, es verdad que esos tres meses (pasados en América) me tensaron un poco. Esto lo digo en relación a que no iban saliendo las cosas. A su vez, yo me iba presionando un poco más. Todo esto me fue quitando (un poquito) la sonrisa.

Luego, ha cambiado la situación al volver a casa, estar dos semanas más allí y recuperar un feeling en el swing. Me propuse bajar a mis raíces de diversión y de juego. Es que esto, al final, es un juego. Además, en el LET estoy muy cómoda y, por suerte, tuve un gran torneo en República Checa, haciendo que la confianza y la sonrisa volvieran.

Nuria Iturrioz, en la ronda de práctica del AIG Women’s Open 2020, disputado en Royal Troon (Troon, Escocia).

– Te quiero ser “honesto intelectualmente”. Cuando he hablado de vos, comparé tu espontaneidad con la que se puede ver en el legendario Lee Trevino. Disfrutás cada minuto que pasas, dentro de un campo de golf. Ahora bien, como hemos mencionado, tu pasión por la competencia es admirable. Tal es así que diste una clase de lo descripto, en el AIG Women’s Open 2020. Tuviste un gran arranque. A su vez, en el medio de la competencia, tuviste que soportar calambres. ¿Nos podrías describir los detalles de esos momentos? ¿En qué pensabas para poder culminar, teniendo en cuenta lo que significa este evento?

– Intento disfrutar, en todo momento: tanto en el golf como en la vida. Ese es mi plan, día a día. Busco disfrutar de todo lo que me dan, porque es un regalo. Pero si es verdad que (como ya te he comentado antes) soy muy competitiva, en todo lo que hago y dejo de hacer.

Ese British fue increíble. Jugué muy bien los primeros dos días, con las condiciones climáticas que hubo: llovió y hubo muchísimo viento lateral (que a mí me suele gustar mucho). A su vez, yo no me he criado en los campos «links». Por lo tanto, siempre me han costado un poco. Pero es verdad que me sentía muy bien jugando y me fue tan bien. Además, es verdad que las expectativas subieron un poco, para el fin de semana. Luego, el viento paró y me descolocó todo.

Sí que hubo un par de calambres ahí. Te vas un poco del fairway, hay unas matas enormes y… (risas). Pero no fue lo que más me condicionó. El tiempo cambió mucho, para los últimos dos días, y no me supe adaptar tan bien. Las expectativas, a mí, siempre me acaban pasando por encima. Pero bueno, la verdad que me quedo con lo bien que lo hice el jueves y el viernes del torneo.

– En tu caso, el típico “fuego sagrado” español se ve combinado con los colores de nuestro querido país. La bandera de Argentina, en tu bolsa, representa el recuerdo de tu querido padre. Tengo entendido que él influyó mucho en 2 situaciones claves: tu amor por el deporte y tu estadía universitaria. ¿Me equivoco? ¿Cuáles fueron las enseñanzas más importantes de esos momentos con él?

– La verdad que estoy muy orgullosa de llevar dos banderas en mi corazón. A su vez, estoy súper agradecida de todo lo que ha hecho él por mí, hasta que ha podido. Tanto yo como mi hermana le hemos hecho caso. Mi hermana es actriz (gracias a él también) y yo estoy donde estoy, gracias a que él trabajaba en el club donde entreno. Además, él y mi entrenador consiguieron meterme ahí, en Madrid. Gracias a ellos estoy donde estoy. A su vez, puedo contarlo y seguir.

– En esa etapa formativa, compartiste colegio con Jon Rahm. Encontré un punto en común: ambos han declarado su anhelo por el N°1 del mundo. El verlo ganar en el US Open, con todo lo que significó para tu país, ¿fue la mejor inspiración posible? ¿Crees que, luego de este momento histórico para España, la gente empezó a entender la importancia de “pensar en grande”?

– Jon Rahm siempre ha sido un ejemplo a seguir. La verdad que ya ahí, cuando estábamos los dos en Madrid, él iba tres pasos avanzado. Llegábamos de entrenar y comíamos. Después de comer y antes de entrar a clase (a las 3), estaba tirando unos putts en la alfombra que tenía en la habitación. Siempre estaba ahí, moviéndose. Su carácter, sus ganas, su «yo puedo con todo»… Bueno, yo también soy un poco así. Ahora, es increíble lo que hace él. Ojalá pueda hacer la mitad de lo que está haciendo él. Pero bueno, cada uno tiene lo suyo.

Estoy súper contenta por él. Por otro lado, yo debo seguir mis pasos, que creo que voy en buen camino (risas).

Nuria Iturrioz, festejando con sus compatriotas. Esto se dio en su primera victoria en el profesionalismo: la Lalla Meryem Cup 2016, disputada en Marruecos (y perteneciente al circuito del Ladies European Tour).

– En nuestro espacio, nos hemos encargado de profundizar sobre la llegada al profesionalismo. En tu caso, el proceso lo transitaste con una severa complejidad adicional. A la semana de empezar este nuevo desafío, tuviste una pancreatitis que requirió un tiempo de hospitalización. Para colmo, el proceso de recuperación fue extenso. ¿En qué pensabas para sobrellevar este instante durísimo de adversidad? ¿Qué tan importante fue tu entorno (tanto tu familia como tus compañeras) para superar lo descripto?

– La verdad es que este ha sido el segundo momento más difícil de mi carrera. ¿Cómo lo puedo decir? Bueno, nunca sabes qué hubiese pasado si no me hubiese pasado eso. Entonces, gracias a esa pancreatitis que tuve, cambié radicalmente mi dieta. Tuve una disciplina mucho más fuerte. Ya venía bien educada de Madrid, pero (al final) esto te hace hacer dos pasos para atrás.

Con mi entrenador, hicimos un reset de todo. Mejoramos la técnica del putt muchísimo, que era lo que más necesitábamos. Y bueno, por suerte pude jugar las escuelas clasificatorias del Ladies European Tour, pasándolas bien. A su vez, que llegara la victoria pronto fue más que un regalo.

Aquí podemos ver a Nuria Iturrioz consiguiendo su primer título: la Lalla Meryem Cup 2016, disputada en Marruecos. El video fue obtenido de la cuenta de Youtube, correspondiente a los amigos de «Ten Golf».

– Como lo mencionabas, poco tiempo después de la situación complicada descripta, llegó tu primera victoria. Antes que nada, hay que decir que cada triunfo europeo tuvo su particularidad. En este caso, sacaste tu mejor nivel, en una última jornada con condiciones climáticas espantosas. 6 golpes de ventaja, para llevarte la Lalla Meryem Cup marroquí (para quienes no saben, en el mismo complejo y la misma semana, los hombres disputan su torneo del European Tour). Sabiendo cómo se dio todo, ¿qué ventajas (y qué dificultades) trajo obtener tu primer triunfo tan rápidamente? ¿Recordás lo que se te pasó por la cabeza, en los primeros instantes como campeona?

– Como te he dicho antes, fue más que un regalo. En relación a la lluvia, es verdad que el tiempo que hubo fue tremendo.

Te lo prometo: yo sentí que era fácil. Es que no quiero decir esa palabra, pero tenía una sensación muy buena. En los últimos nueve hoyos, creo que hice como 10 putts. Casi metí todos los putts de la segunda vuelta.

Hay una anécdota que contamos mi entrenador (José Luis «Chiqui» Palacios) y yo, que consistía en lo siguiente: estábamos en el hoyo 14 y el llevaba el librito de greens, que te daba las caídas perfectas del lugar. Y bueno, él lo miraba y a mí me gusta mucho jugar por sensaciones. Entonces, yo lo miraba y le decía: «yo lo veo (al putt) un dedo por la izquierda». Y él me respondía que «el librito pone que es un dedo por la derecha». Luego de esto, le respondí que «lo tiro recto y que sea lo que Dios quiera». Al putt lo tiré recto… ¡y entró! Nos quedamos mirándonos, diciendo: «pues a seguir» (risas).

Posteriormente, en el último hoyo, estábamos mirando los dos a las caídas. Y creo que los dos estábamos igual de nerviosos porque llevábamos una gran ventaja, queriendo solamente acabar. Nos estábamos mirando y le dije: «Mira, Chiqui. Yo no veo nada. Voy a buscar hacer dos putts. Y nos vamos a casa». ¡Y entro ese putt también! Claramente, nos mirábamos los dos, diciendo: «Vaya locura, lo que está pasando aquí». Fue un disfrute.

Las ventajas que tuve fueron las siguientes: ese año jugué mis primeros dos majors (el Evian Championship y el AIG Women’s Open), siendo una temporada de muchísima experiencia. Es verdad que una desventaja muy grande fue que, cuando te llega una victoria así (tan rápida), te crees que lo puedes ganar todo. Siempre, yo creo que puedo. Pero no es solo creer que puedes, sino mentalizarte y «bajar los pies en la tierra». Y jugando, pues como que me faltó un poquito «bajarme de las nubes». Obviamente, el golf pone a cada uno en su lugar.

Nuria Iturrioz, celebrando su victoria en el Omega Dubai Desert Classic 2019. El evento fue disputado en el Emirates Golf Club. (Faldo Course. Dubai, Emiratos Árabes).

– Pasaron los años y, en el 2019, te consolidaste en el mundo del golf. Repetiste triunfo en Marruecos y debutaste como campeona en Estados Unidos, llevándote el Zimmer Biotech Championship (torneo del Symetra Tour. El mismo tiene a la legendaria Nancy Lopez como anfitriona). En el medio de esto, te llevaste el Omega Dubai Moonlight Classic: torneo que culminó con luz artificial. Antes que nada, ¿qué tuvo de especial ese 2019? A su vez, teniendo en cuenta la particularidad del torneo asiático (y el nivel de jugadoras compitiendo), nos gustaría saber si hubo algún tipo de adaptación especial, ante estas circunstancias particulares.

– Sinceramente, ese año fue increíble. No puedo decir perfecto, porque nada es perfecto. Pero sí fue muy, muy bueno. Además de todo lo que has dicho, gané en el Santander Golf Tour (el circuito nacional de España). Hice mi récord personal, con -9 (en una ronda). A su vez, hice mi primer «hoyo en uno» en el profesionalismo. Y conseguí status en la LPGA, consiguiéndolo a través de las escuelas de clasificación. Fue un año bastante bueno.

¿Qué paso? Pues, la verdad que tuvimos una pretemporada muy buena. Encontramos algo en el swing (que todavía sigo basándome en ello) y fue todo muy cómodo. Todo funcionó bastante bien. Además, tuve la suerte de hacer de caddie a mi compatriota Luna Sobrón (otra gran jugadora del viejo continente, de quien hemos hablado en nuestras redes. A su vez, es novia de Álvaro Alonso Prada: el caddie de nuestra querida Gaby López), en la LPGA (más precisamente, en Australia). Y como que, de esa experiencia, ha sido de las veces que he aprendido más, en mi vida. Ella no tiene un carácter parecido al mío. Pero, en esa semana, sí le salió un carácter que a mí me hizo abrir mucho los ojos. Y bueno, ver eso desde fuera (sabiendo lo que tú haces y sientes desde dentro), pues como que te cambia la visión de todo. Es verdad que eso me ayudó mucho.

Durante el año, la idea fue confiar en que estaba haciendo las cosas bien, sabiendo que había que seguir por ese camino.

– Nombraste a las escuelas clasificatorias del LPGA. Eso me hizo acordar sobre una anécdota particular que tuviste allí, terminando una de las jornadas. No había luz, el camino hacia el último hoyo era empinado y… No voy a adelantar más nada, sabiendo que entendés a qué apunto (risas). Nos gustaría que nos relates ese momento tan singular.

– Lo que contás se dio en la tercera fase de la escuela clasificatoria del 2018. Se acababa el día y yo estaba en el hoyo 17. Jugaba con 2 compañeras que no tenían pensado correr (risas). Y yo dije: «si corro, terminamos». Y me dijeron que sí, que lo haga. Entonces fui, acabé el hoyo y le comenté al árbitro que me espere dos minutos. Del hoyo 17 al hoyo 18, no sé cuánto podría haber. Pero te lo puedo describir como una barbaridad. Y corrí tanto como en mi vida, cuesta para arriba y no se qué. Por suerte, llegué al 18, le pegué bien al drive y terminamos (risas).

Adri Arnaus y Nuria Iturrioz, disputando el Scandinavian Mixed 2021 (torneo perteneciente al European Tour y al Ladies European Tour).

– Los circuitos europeos (tanto en hombres como en mujeres) tienen innovaciones que, en la mayoría de los casos, atraen y generan expectativa. El mencionado Omega Dubai Moonlight Classic entra en esta idea. Otros eventos (que podemos incluir aquí) son el reciente Scandinavian Mixed y el Aramco Ladies Team International (el año pasado, has disputado esta competencia con nuestra querida Maggie Simmermacher y tu compatriota María Hernández). ¿Te gustaría ver más torneos de este tipo? ¿Crees que el golf va camino a unificarse, teniendo en cuenta el éxito de lo nombrado?

– Sí, obvio. Yo creo que se están haciendo grandes cosas, a todo nivel. El Scandinavian Mixed fue un éxito para las dos partes. Con los chicos que hablé, estuvieron a gusto también. Fue un gran avance.

Al final, todo lo que sea innovar y hacer cosas nuevas, genera buenas sensaciones en el jugador y en el público (que es la variable más importante). La verdad que a mí me gusta todo. Con tal de ganar, me va bien todo (risas).

– Nombramos a nuestra querida Maggie Simmermacher y no puedo dejar pasar tu gran relación con ella. Ante todo, ¿nos podrías dedicar algunas palabras sobre su gran clasificación a los Juegos Olímpicos? A su vez, se nota lo que se divierten juntas, con las publicaciones que hacen en las redes sociales. ¿Cuál es la mejor anécdota que recuerdes con ella? ¿Cuán importante es, para la tranquilidad anterior a un torneo, el hecho de tener una compañera como Maggie?

– Me encanta hacer reír y divertirme. La verdad, espero que esto nunca se me acabe porque (sino) no sé qué haremos (risas).

Estoy súper agradecida de tener a alguien como Maggie, en los torneos y en mi vida. Yo, a Maggie, la admiro mucho, mucho, mucho. Lo que hace al venirse, estando 10 meses (a lo mejor) sin volverse a casa, por el mundo (por suerte tiene a su hermano, Santiago, en la bolsa)… Con lo dicho, consiguió llegar a los Juegos Olímpicos, a través de ella misma. Todo lo que hace, lo hace por ella. Lo sangra, lo lucha y lo entrena. Solo tengo buenas palabras para ella.

Espero que ella sienta el mismo apoyo que siento yo, al tenerla como amiga en el tour. Lo que intenté fue eso: que ella se sintiera un poquito más arropada, al estar tan lejos de casa. Por suerte, tiene mi casa cuando quiere. Si viene a Mallorca (y quiere y le apetece), entre torneo, se queda en casa. De momento, está contenta. Ya veremos en un futuro (risas).

¿La mejor anécdota que tengo con ella? En el mismo torneo del Santander Golf Tour, ganado en 2019, a mí me tocó jugar con ella y otra chica. Y claro, su nombre era Madgalena Simmermacher. A su vez, la otra golfista era internacional también. Y yo pensé que me había tocado con dos extranjeras, porque ahí no te ponen la bandera de tu nación. Entonces, yo iba un poco diciendo: «Madre mía. Vengo desde Estados Unidos a España… y con dos extranjeras». Venía así porque acababa de aterrizar. Ella llegó y me dijo: «Hola que tal, soy Magdalena». Entonces, ahí mencioné: «Ah, perfecto. Eres argentina». Ella me afirmó esto y le pregunté sobre sus cosas y dónde se quedaba. Bueno, Maggie me contó que se estaba hospedando con unos amigos, en Mallorca.

Luego de todo lo dicho, se creó una conversación y una conexión, en donde me sentí muy bien. Es un gusto que podamos seguir juntas, compartiendo todo.

– Nuria, desde Mallorca también ha surgido otro de los mejores deportistas de tu país (y de todos los tiempos): Rafael Nadal. Sé de tu admiración hacia él. Me imagino la emoción de poder haber compartido con él un torneo regional, a fines del 2020, ¿verdad? ¿Nos podrías revelar si te dio algunos consejos para tu carrera? ¿Te sentiste más nerviosa jugando con él o en la definición de la “Race to Costa del Sol 2020” (aquí terminaste segunda), disputada en Andalucía?

– Tenemos la suerte, en Mallorca, de tener a muchos deportistas que son muy Top. Esperemos que podamos seguir siendo muchos.

La verdad que Rafa es demasiado. Es cono el único deportista que yo me he emocionado mucho, viendo televisión. He coincidido bastante con él. No para jugar. Pero sí entrena mucho, en mi club. Por lo tanto, me he habituado a que él esté alrededor. No obstante, es verdad que fue una gran sorpresa (y un gran orgullo) poder jugar a su lado y verlo.

No pides consejo porque aprendes mucho viendo. Y, más o menos, sabes interpretar lo que pasa. Le pregunté un par de cosas, pero no eran tanto de golf. Buscaba ver qué decía, como actuaba y tal. Pero bueno, al final, todo es rutina y no hay secreto. Es rutina, entrenar, entrenar y entrenar. No hay secreto en esto del deporte. Entrena, confía y ten paciencia: todo llega.

– Para terminar, agradeciéndote por tu enorme predisposición, yo suelo pedir un consejo para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, y para aquellos que dan sus primeros pasos como profesional. Con vos, voy a realizar una excepción. Sabiendo tu actitud dentro del campo, te voy a pasar esta foto tuya. Teniendo como referencia la misma, ¿nos podrías describir qué sentimientos quiere transmitir Nuria Iturrioz allí? ¿Podrías definirla en una frase?

¡Qué buena esta última pregunta! Me ha gustado (risas).

La verdad es que soy una persona bastante transparente. Se me ve felicidad y diversión. También, lo que me gusta transmitir a mí es lo siguiente: hacer lo que te gusta es el regalo más grande que te pueden dar. Entonces, pues hay que disfrutar, mientras puedas. Además, hay que trabajar mucho para llegar donde quieres estar. El querer es poder. Entonces, cuando tú quieres algo de verdad (al 100%), hay que trabajar, trabajar, y disfrutar mientras trabajas. A su vez, tiene que saber que momentos más malos que buenos. Pero hay que tener siempre la parte positiva, que es seguir adelante y disfrutar con ganas. Todo llega.

«Dale, vamos arriba. A despertarse». Hemos escuchado esta frase, en innumerable cantidad de veces. Ese sacudón tiende a recargar energías. Y Nuria Iturrioz lo sabe. De corazón, espero que la hayan leído con detenimiento. Permítanme el recurso metafórico: ella sacó un merecido crédito con la felicidad. El mismo dura toda la vida, teniendo tasas fijas e insignificantes. Es por eso que hay que seguirla. Cada vez que nos preocupamos por situaciones banales, enojándonos sin sentido, debemos girar hacia nuestro costado, viéndola. No seamos ilusos: hay que dejarse atrapar por su sonrisa, volviendo a nuestras fuentes.

José Fernando Emilio Olvera Sierra es el cantante de «Maná». Este grupo musical nos ha cautivado con varios de sus hits. En una de sus canciones más famosas, podíamos apreciar a una muchacha, esperando a su gran amor. Esta historia transcurre en uno de los muelles más paradisíacos de las costas mexicanas. ¿Saben qué? Con el tiempo, ese muelle ha cambiado de dirección y de clima. Ahora, se muelle se encuentra en Palma de Mallorca. Nuestro prestigioso cantante debe reescribir la canción. Nuria Iturrioz, con su historia, nos invita a crecer. Nos invita a seguir avanzando, EN EL MUELLE DE LA ALEGRÍA. Es hora de que reaccionemos.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

3 comentarios sobre “NURIA ITURRIOZ: EN EL MUELLE DE LA ALEGRÍA

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