NO NOS OLVIDAMOS DE ELLOS: CAPÍTULO 3

Breve pausa del golf, destacando a los atletas que dejan todo por el deporte.

CAPÍTULO 3: MARÍA BELÉN PÉREZ MAURICE, DELFINA PIGNATIELLO, EL EQUIPO DE VOLEY MASCULINO Y ROMINA BIAGIOLI

En esta zaga olímpica, empezamos con un programa de novela. Un programa que recorrió todas las páginas de nuestros diarios. Detrás del mismo, se esconde una historia atrapante. Una historia que te puede despertar tus ganas por «pensar en grande».

La alegría de María Belén Pérez Maurice, luego de que Lucas Saucedo (coach, novio y futuro marido, según lo que vimos en cámaras) le propusiera casamiento, fue nuestra alegría. Se corona una carrera destacada, en el mundo de la esgrima, con un gesto original y emocionante. «¡Son 18 años juntos!» era la frase que exclamaba el técnico. En ese tiempo, la dedicación por la actividad era moneda corriente.

No nos olvidemos que María Belén venía enojada, luego de perder (ante la húngara Anna Marton) de manera ajustada e injusta. La voluntad por competir (y dar lo mejor de sí) la trajo hasta aquí, nuevamente. En su tercer Juego Olímpico, fue una de las 2 únicas representantes del continente. «Quiero terminar con esa idea de que hay cosas que no podemos lograr porque la esgrima es europea», le decía al diario argentino «Clarín». Los límites se buscan romper.

Lo más loco de todo esto es que no era un deporte que le gustaba mucho. Hasta que llegó Lucas Saucedo quien, poco a poco, le marcó la importancia de superarse y poder disfrutar, cuando el esfuerzo rinde sus frutos. Desde allí, creyó en sus virtudes. No importó que su coach la ayudara en los partidos en que ganaba. La pequeña de 13 años se había transformado en la N°12 del mundo.

Ahora, fíjense como son las cosas de la vida. Se le había pasado por la cabeza el retiro. Sin embargo, llegó la eterna cuarentena y su departamento pasó a ser su «base de operaciones». Las energías se renovaron y volvió a dar cátedra. ¡Que viva el amor y las ganas de seguir soñando!

Cambiamos de ambiente y nos metemos en el agua. Allí, encontraremos a una niña que tiene los pies sobre la tierra. Una niña que, además de esto, no pierde las ganas de seguir buscando éxitos. Y esto lo decimos porque es inadmisible que muchos no entiendan la bronca de Delfina Pignatiello, al verse imposibilitada de entrenar en las mejores condiciones posibles. Se tuvo que bancar de todo. No obstante, fue y dejó todo lo que tenía, en su primera experiencia (1500 metros libres).

La oriunda de San Isidro se puede quedar tranquila. No se extrañen si, en un futuro, escribe grandes páginas en la historia del olimpismo argentino. Esto es solo el comienzo. Y los errores fueron por circunstancias ajenas a su «hambre de gloria».

No podemos dejar de lado al conjunto albiceleste, quien estuvo a instantes de la hazaña. Brasil es una de las potencias del voley mundial. Miren, en los últimos 5 mundiales, la verdeamarela no bajó del 2do puesto (con 3 victorias). Además, son los campeones defensores de este evento. No hay nada que reprochar.

Es verdad que arrancaron con 2 sets de ventaja (se juega al mejor de 5 capítulos). Es verdad que, en la cuarta disputa, lograron sacar una diferencia de 6 tantos. También es verdad que su rival sabe sortear todo tipo de adversidades. De cualquier manera, no hay que dejar de apoyarlos.

Y, por último, cerramos con nuestra representante de una prueba tan exigente, como lo es el Triatlón. Si a eso le sumamos que Romina Biagioli se fracturó una costilla, en la previa de la competencia, la épica inunda el ambiente. No es para menos.

Se notaban las molestias de la cordobesa, en la competencia. No obstante, siguió y siguió. Ya las antiparras habían quedado de lado. La bicicleta, también. La felicidad, al cruzar la meta, tenía sentido. Imposible no emocionarse con ella.

Ellos 4, entre otros, siguen escribiendo las páginas de nuestro deporte. A su vez, mi querido lector, ofrezco este humilde espacio para que me cuente aquella historia que lo enorgullece, sin importar actividad y país. Los buenos valores nunca hay que dejarlos de lado.