NO NOS OLVIDAMOS DE ELLOS: CAPÍTULO 4

Breve pausa del golf, destacando a los atletas que dejan todo por el deporte.

EMMANUEL LUCENTI Y FERNANDA RUSSO

La edición de hoy será muy corta, pero contundente. Es que los mismos atletas dejaron declaraciones para pensar.

Emmanuel Lucenti es un veterano de mil batallas. Nuestro querido judoca, en la categoría de 81 kg, tuvo un fugaz paso por su cuarto Juego Olímpico. En 25 segundos, el búlgaro Ivaylo Ivanov lo desconcertó.

Su declaración fue certera. Emmanuel es otro atleta que sufrió las duras restricciones de nuestro país, por el COVID-19. Me quedo con esta parte de sus comentarios, transcriptos a continuación.

“No quiero que los chicos de abajo pasen lo mismo que yo, que tengan que vender su auto o dormir en un aeropuerto. Quiero ser ejemplo, pero para que se cambien las cosas. Y también quiero pedirle disculpas a todo el judo argentino, no me gusta perder. Estoy supercaliente. ¿Mi futuro? Pensar desde qué lado puedo ser más útil. Y ver qué dice mi corazón y mi cabeza”. Nada más por decir.

Otra deportista que nos dejó su enseñanza fue la joven Fernanda Russo. Nació en Córdoba pero, al poco tiempo, se fue a vivir a la provincia de La Rioja. ¿Cómo entró en contacto con el tiro deportivo? La influencia de su padre fue determinante. Tal es así que esta no fue su primera experiencia en el olimpismo. Río 2016 la vio competir, con tan solo 16 años.

Pasaron 5 temporadas y suma una nueva experiencia a su palmarés. Las cosas no salieron como esperaba. Sin embargo, sigue siendo nuestro orgullo. El video que publicó nos invita a la reflexión. Nuestros héroes se definen más allá de un resultado. Como dijimos, los Juegos Olímpicos son para atletas de élite. Fernanda entra en este grupo, con el solo hecho de participar. La palabra «orgullo» también le pertenece.

Ellos 2, entre otros, siguen escribiendo las páginas de nuestro deporte. A su vez, mi querido lector, ofrezco este humilde espacio para que me cuente aquella historia que lo enorgullece, sin importar actividad y país. Los buenos valores nunca hay que dejarlos de lado.