Los balances como herramientas claves, ante la aparición de avances.
Mi tiempo universitario me dejó muchas enseñanzas. Me gustaría recordar una, específica de la profesión que desempeño (contador público). ¿Saben en qué momento deben estar atentas las empresas, para no fundirse? En el crecimiento. ¿Y por qué pasa esto? Las organizaciones no saben adaptarse a las nuevas alternativas que se le presentan. Muchas veces, las necesidades son mayores y de amplia diversidad. Por lo tanto, las decisiones empiezan a requerir menos tiempo y más agilidad. Subir de nivel tiene su costo.
Maggie Simmermacher ha terminado su histórica participación olímpica. Hace unos días atrás, dijimos que no nos importaba el resultado. Seguimos en esa idea. Más allá de que su nivel no fue el esperado, hay que tener en cuenta el contexto que tenía a su alrededor. De repente, se encontró con un gran grupo de las mejores jugadoras del mundo, llevando la bandera argentina sobre sus hombros y con un salto brusco de nivel, de buenas a primeras. Era lógico que esto pase. Por lo tanto, este es el momento más importante de la experiencia vivida: el balance.
En primer lugar, consideramos que Maggie debe empezar a vislumbrar qué aspectos debe mejorar, para estar más cerca de lo que requieren las mejores jugadoras del mundo. Seguramente, esta variable se ha conversado de antemano, luego del último putt de la competencia. Además, por lo poco que la conocemos, nos imaginamos que ya quiere volver a entrenar, pensando en lo que vendrá. El esfuerzo y el orden le han permitido visitar Tokio. Esos mecanismos tienen que meterse en la valija, para seguir viajando con ella. No pueden faltar. Es que la mejor manera de seguir avanzando (tanto en el golf como en la vida) contiene la necesidad de renovar motivaciones. En casa, a mi me enseñaron que nunca hay que conformarse con lo que se logró. Los festejos eran medidos y los desafíos abundantes: una tónica que se puede apreciar en la pilarense.
En segundo lugar, pensamos que se tiene que sentir con fe de que puede estar a la par de cualquiera. Ojo: esto lo decimos desde el aspecto humano, más que nada. Y espero que se entienda. Las mejores jugadoras del mundo son personas de «carne y hueso», como ella. Por lo tanto, las mismas pueden dar información suficiente para ese avance. Hay que indagar sobre los caminos que las llevaron a estar donde están. Muchas veces, una buena charla puede ser más importante que un hierro 5, en el driving. Hay que «dejar de respetarlas», en el buen sentido.

En tercer lugar, debería tener cuidado con los famosos «amigos del campeón». Lamentablemente, el golf argentino (en algunos aspectos externos a la mayoría de los jugadores) practica «el arte de ser mercenario», por momentos. Hay muchos, en nuestro ambiente, que «juegan al límite» con tal de un «Like» de Instagram o un RT de Twitter. Muchos que, con tal de sacar beneficios propios, hacen lo que sea necesario (en el momento que sea necesario). Como dijimos, es fácil decir ahora el «Vamos Maggie», copiando los dos primeros renglones encontrados sobre ella, en las redes. Cambian el discurso, según lo que necesita su negocio (estaría bueno que esa misma gente hubiese estado en Finlandia y en Holanda, por ejemplo). No obstante, también ella deberá saber convivir con estas cosas. Lleva su tiempo (lo digo por experiencia propia, tanto en este ambiente como en la vida). Ahora bien, cuando uno le agarra la mano al problema en cuestión, nace una fortaleza útil para esta etapa de su carrera.
Con esto no buscamos nuevas notas, ni nada de eso. De hecho, he tenido la oportunidad de hablar varias veces con ella, para nuestra página. La verdad, no la conozco muy bien. De hecho, nunca la vi personalmente. Ahora, en lo poco que pude tener contacto con ella, se aprecia una persona de buen corazón, trabajadora y dedicada en lo que hace. Por lo tanto, debemos abrir los ojos y ayudar a difundir los buenos valores que promulga. Cuando una persona tiene la buena calidad humana de Maggie, genera ese sentimiento por querer aportar a su crecimiento, desde el lugar que toque. Esa fue la intención, a pesar de que mi salud no me haya acompañado como quería. Y esa seguirá siendo la intención, de aquí en adelante.
Cuatro días que marcaron «un antes y un después». La alegría es inmensa. Sin embargo, el camino sigue. Como conclusión, creemos que ESTO TIENE QUE SER UN IMPULSO para Maggie Simmermacher.
Matías Miguel Torge
Handicap 54