Aguantar, aguantar y aguantar, sin dejar de creer en uno mismo: el mejor desafío superado.
Una vez, escuché la siguiente descripción: cuando uno viene con mala suerte, necesita agarrarse de las primeras señales que encuentra. Un ejemplo es el hecho de poder conseguir un lugar para estacionar (en el medio de una urgencia o una actividad rutinaria), teniendo en cuenta el tránsito de la región. Todo sirve con tal de «sanar una herida» o una acumulación de bronca. Después, el hecho del impulso ascendente, depende de cada uno.
126 jugadores ganaron desde la primera victoria de Tony Finau. Y el estadounidense seguía creyendo en él mismo. Seguía intentándolo. De hecho, desde su victoria en 2016 (el «maléfico» Puerto Rico Open), fue el que más «Top 10» sumó (sin una victoria)… ¡desde 1980! Tomamos este trayecto porque lo iguala con su compatriota, Jeff Maggert. Sabiendo que las estadísticas tienen su grado de capricho, la racha hubiera tomado otra dimensión, si empezábamos a contar desde 2017: la «ventaja» era atroz.
Ahora, ¿qué tuvo que pasar para volver a verlo triunfar, en esta semana? Fíjense si enumeramos todo, de manera rápida. Empecemos con que el torneo contó con un Bryson DeChambeau desbocado, realizando una ronda de par de campo (el día jueves)… ¡con sólo 2 pares! Luego de esto, anunció su participación en el Campeonato Mundial de Long Drive. Las preocupaciones divagan por todo Estados Unidos.

En el medio, nos enteramos que Patrick Reed tuvo que internarse en Houston, debido a una neumonía bilateral. A la lesión del tobillo (que provocó su baja de este torneo) se le sumó esta delicada situación. Obviamente que le deseamos una pronta recuperación, en primer lugar. Por otra parte, yendo a lo estrictamente golfístico, quizás corre peligro su participación en la Ryder Cup. De cualquier manera, lo primero es la salud.
Ah: encima el torneo se extendió al día lunes, debido al impacto que generó el huracán Henri. De no ser por el notable trabajo de los voluntarios de la competencia (la palabra «colosal» queda corta), la historia podría haberse quedado sin final. El lunes se tuvo que jugar sin público, debido a que el campo no lo iba a poder soportar. Por lo tanto, la pausa del día domingo obligaba a cuidar la mente: activo más importante de esta semana. Esa pausa fue «el punto de inflexión» que necesitaba Tony Finau.
A todo esto, la mirada estaba en dos personas. En primer lugar, teníamos a un Jon Rahm que comandaba las acciones, sin generar un brillo determinante. Por otra parte, estábamos disfrutando de un Cameron Smith que consiguió el récord del campo (el día viernes). Los dos tenían todas las cámaras alrededor. El tema es que el español no embocó ningún putt de más de 5 pies, disputando la última jornada. Para colmo, el australiano llegó a un playoff, con lo justo. El ambiente, para él, era ideal.
El águila del hoyo 13 fue igual de determinante que el último putt (para par), perteneciente al hoyo 18. Llegó a un playoff que estuvo de más, debido a la salida fallida del australiano (Su primer tiro terminó «fuera de límites»). No describimos las circunstancias que han pasado, desmereciendo su actuación. Todo lo contrario. La prueba más difícil, de esos 40 «Top 10», fue esta. Y la pasó. Aguantó todo, llevándose el The Northern Trust. Es que Tony Finau fue uno de los primeros en creer la siguiente frase: «SIEMPRE QUE LLOVIÓ, PARÓ».
Matías Miguel Torge
Handicap 54