Dos ejemplos que permiten ver otro aspecto del dominio, en nuestro deporte.
No podemos dejar de incluirlos a ambos, de manera conjunta. Los dos demostraron una solidez típica del golf asiático. Es verdad que tienen historias completamente diferentes. No obstante, hay ciertos parámetros coincidentes. Veamos.
Empecemos por el caso de la coreana Jin Young Ko. Una Jin Young Ko que definió el LPGA Founders Cup como si fuera un trámite. ¿Les hace recordar a alguna persona? Ojo, No todo es lo que parece. De hecho, acierta más del 75% de los fairways y de los greens en los que juega (no entro en el dato específico, por lo siguiente: nos interesa más el argumento que el número concreto). Por lo tanto, con esto pueden ver que hay un estilo de juego marcado. No necesita pegar bombazos desde el tee. Es una máquina de pegar pelotas prolijas, que no se desvían de su objetivo. Constantemente, Jin Young Ko tiene chances de generar números impactantes en el campo. Números que también se reflejaron esta semana.
El torneo estaba definido desde el tercer día. De punta a punta, comandó las acciones. Su ronda final fue la tercera mejor de la jornada, detrás de lo hecho por la alemana Caroline Masson (escolta del torneo) y por una Gaby López que SIEMPRE se las ingenia para ser la mejor latina, en los torneos en disputa (quedó T-6, realizando 65 golpes. Aprovecho la oportunidad para recomendarles seguir este link, en donde se puede apreciar su gran gesto con los voluntarios del torneo). 66 disparos, consiguiendo la decimocuarta ronda consecutiva por debajo de los 70. Desde la legendaria Annika Sörenstam que no se veía algo igual. Y lo toma con naturalidad.
Lo que más me impacta de ella es su simpleza. Dentro de sus métodos y su orden, también se da el lujo de declarar, luego de ser la segunda jugadora que ganó 3 torneos en la temporada, su afición por la comida de Mountain Ridge Country Club. Sabe separar lo que pasa dentro del campo con lo que pasa fuera del campo: virtud que conforma uno de los factores diferenciadores para las estrellas.
Hablando de simpleza, no hay un jugador que disfrute tanto jugar como Sungjae Im. Recordemos que no se cansó de competir, en sus dos temporadas anteriores. «Creo que juego mejor cuanto más torneos disputo», declaraba luego de la segunda ronda del Wyndham Championship 2019. Y eso que ya se compró una casa, en Atlanta. Sigue viajando para cada evento. Se nota que le hace bien.
Es muy difícil analizar este Shriners Children’s Open 2021. Es que el punto de inflexión se ve claramente. Piensen que el TPC Summerlin otorga muchas oportunidades, al llegar a los últimos nueve hoyos. Si al llegar a esa etapa, los oponentes del líder se quedan sin alternativas, es porque quien ha deslumbrado quien comandaba.
Hay muchos números para contar sobre Sungjae Im. Sin embargo, creo que nos debemos quedar con dos cuestiones. En primer lugar, al llegar al tee del hoyo 13, el coreano andaba con serias chances de «cruzar el Rubicón» (como decía un famoso filósofo argentino), coqueteando con una ronda sub-60 y sacando cinco golpes de diferencia (en ese momento). En segundo lugar, solo erró 10 greens en el torneo (acertó más del 85% de los mismos, siendo el mejor en este aspecto). Si a esto le sumamos la mala suerte de Matthew Wolff, en el nombrado decimotercer capítulo (su pelota quedó pegada en la pared de un bunker mal rastrillado), entenderemos el por qué de la segunda victoria del coreano.
Lo hizo parecer fácil. Les sumo algo más: fue el que mayor cantidad de golpes ganó, de tee a green. Cuando tenés a un jugador de estas características, es imposible ganarle. Es verdad, no nos podemos olvidar de un Matthew Wolff que pareciera reencontrarse con sus mejores versiones. Lo que pasa es que el coreano borró cualquier esperanza de pelea, a 5 hoyos del final. Encima, su perfección se refleja en este dato de color: consiguió su segunda victoria, en su torneo N°100. ¿Y cuándo fue la primera? A los 50 eventos disputados, en el The Honda Classic 2020.
¡ES LA CONSTANCIA, AMIGOS! Si quieren ser exitosos, tienen los ejemplos a la vista.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
Pd: en Las Vegas, el mejor latino fue el colombiano Camilo Villegas (T-35).