ROB LABRITZ: UN PASAJERO HABITUAL

La gestación de un fenómeno discreto, práctico y más común de lo que nosotros pensamos.

Hace mucho que no frecuento tomar un colectivo o un tren. A su vez, por una cuestión de distancia física (La Plata queda a más de 50 kilómetros de Buenos Aires), rara vez me he tomado un subte. El COVID-19 hizo su trabajo y esto pasó a ser una actividad poco frecuente. No obstante, a la hora de realizar mis estudios o para ir a una entrevista de trabajo, el hecho de usar un medio de transporte era algo habitual en mí. Y, como buen observador, encontrabas todo tipo de protagonistas.

En ese período de tiempo, se podía encontrar ciertas tendencias. Tendencias que podríamos decir que se repiten, sin tener un claro conocimiento de la actualidad de ellas. Les pongo el siguiente ejemplo: cuando iba a la universidad (2 años y medio atrás) y saludaba al mismo chofer del autobús, podíamos encontrar a una médica (o futura médica) sentada en la mitad de las filas individuales. A su vez, un asiento más atrás, se encontraba el típico gerente de compras, preparado para ir a la empresa céntrica de artículos para el hogar. Adelante, en los primeros lugares compartidos, estaban esos compañeros de fábrica, disfrutando su pequeño recreo matinal. Y, por la parte del fondo de ese sector, tenías a aquellos estudiantes (de la primaria, de la secundaria y de la universidad, como era quien les está escribiendo ahora) buscando esa milagrosa «iluminación» para el examen del día. Estos son solo algunos de los casos que se podían apreciar. Inconscientemente, se generaba una cierta camaradería entre los integrantes nombrados, esperando que cada uno tenga un buen día. Al fin y al cabo, todos estábamos preparándonos para un nuevo desafío. Una preparación que ya se venía gestando (hace tiempo) en nuestro personaje principal de la fecha.

Todos los que han pasado por el GlenArbor Golf Club deben estar orgullosos de conocer al director del campo y profesional de la «PGA of América», Rob Labritz. Un Rob Labritz que nació el 31 de mayo de 1971, en Hartford (Connecticut). Un Rob Labritz que no muestra atisbos de alguien que sobresalga por sobre el resto. Miren, si viajan para este campo de Bedford Hills, podría asegurar que se cumplen 2 de los principios del lugar: la camaradería y la competencia amistosa. Por lo tanto, Rob Labritz es un integrante más de la gran familia que compone este club. Un integrante que se animó a dar un paso más, hace un largo tiempo.

Espero que me perdonen. Seguramente estoy repitiendo palabras de historias anteriores. Ahora, les puedo asegurar que conocer a este hombre también me ha conmovido mucho. Un hombre que luchó por un sueño de manera incansable… y de manera silenciosa. Sí, usé el término del silencio porque, cuando uno sigue escarbando sobre los actores de nuestro deporte, es fácil encontrarse con estas «aventuras de película» que merecen un final feliz. Los mismos parecen imperceptibles, a simple vista. Sin embargo, cuando uno se pone en los zapatos de personajes como el mismo Rob Labritz, se logra llegar a situaciones en donde la razón es atravesada por el coraje y la pelea por objetivos nobles. Objetivos como conseguir uno de los 5 lugares para el 2022 PGA Tour Champions, luego de una competencia feroz, integrada por cientos y cientos de rivales respetables. ¡A prepararse para un nuevo viaje!

Esta imagen se dio en el Gary Player Invitational 2016. En la misma, podemos ver una panorámica del GlenArbor Golf Club: complejo en donde Rob Labritz trabaja (ubicado en Bedford Hills, New York).

– Rob, definitivamente, fuiste una de las historias del año. Ahora bien, me gustaría ir a los inicios de este “cuento de hadas”. En primer lugar, ¿me podrías describir ese primer momento en el que pensaste ir por este logro, mientras se daba tu estadía en el GlenArbor Golf Club? ¿A su vez, cómo es un día normal tuyo allí?

– La primera vez que puse mi vista en el Champions Tour fue en 2006, luego de jugar dos años en el Canadian PGA Tour (Mackenzie Tour).

En cuanto a lo que realizo en el club, mi día normal consiste en manejar el equipo de trabajo, tener reuniones con ellos, dar clases, jugar con los miembros del club y practicar.

– Si hay algo “positivo” (por llamarlo de alguna manera) que trajo el COVID-19 fue la cantidad de personas que se empezaron a iniciar en este deporte. ¿Hubo alguna persona nueva que te haya hecho acordar a tus comienzos en el golf? ¿Cómo fue ese período anterior al PGA Championship 2020, en este contexto descripto?

– En cuanto a lo relacionado al COVID-19, te puedo decir que esto trajo a mi familia al juego (y nos acercamos más, entre nosotros). Íbamos al campo, recorríamos hoyos y pescábamos en las lagunas. A mi familia y a mí nos encanta pasar el tiempo juntos.

En cuanto a si alguna persona nueva me ha hecho acordar a mis comienzos en el golf, no lo sé. Nosotros vivíamos en un pequeño campo público de golf, llamado Pattonbrook Country Club. Para que entiendas el contexto, a mi padre le gustaba beber demasiado cuando yo era un niño, haciendo que no me gustara estar en mi casa. Allí, encontré sus palos y el amor por este juego.

– En referencia a tus comienzos, quiero ir hacia esa mudanza de tus padres a Florida. ¿Cuánto influyó esto en la actualidad que tienes ahora y en tu trabajo como profesional en la PGA of América? Nos gustaría que nos lleves a esos días y puedas recordar las sensaciones de ese momento.

– Nunca terminé el college y necesitaba algo a lo que recurrir. Mi madre, sabiendo esto, buscó y encontró la «PGA of America».

Comencé como asistente profesional de golf en 1991 y en el Monarch Country Club, cuando el profesional de la PGA, Mike McNeal, me contrató. Estaba emocionado de empezar a trabajar en golf. Tenía 20 años y esto era lo único que me interesaba. Luego, me nombraron «profesional principal no miembro de la PGA» en 1994.

Rob Labritz, durante la segunda ronda del PGA Championship 2002, disputado en el Hazeltine National Golf Club (Chaska, Minnesota).

– En este 2022 (que está viniendo) se cumplirán 20 años de tu primera participación en el PGA Championship, disputado en el famoso campo de Hazeltine National Golf Club y ganado por el recordado Rich Beem. Todo esto se dio gracias a tu actuación en el PGA Professional Championship 2002, disputado en el clásico Valhalla GC. ¿Cómo manejaste las emociones en ambas situaciones, sabiendo lo que estaba en juego?

– Verdaderamente, solo estaba jugando para ganar. Realmente, no sabía lo que estaba en juego. Se podría decir que fui un poco ingenuo en ese momento, lo cual fue algo bueno. ¡Tenía confianza! Todo lo supe al final del torneo, clasificándome para el PGA Championship y el The PGA Cup Team (para quienes no conocen este último título, es un evento bienal entre los profesionales de club estadounidenses y los profesionales de club británicos e irlandeses. La competencia es similar a la Ryder Cup).

En esta foto vemos a Rob Labritz consagrándose como el mejor Profesional de Club, en el evento que se llevaría el alemán Martin Kaymer: el PGA Championship 2010, disputado en la Straits Course del complejo denominado Whistling Straits (Kohler, Wisconsin).

– Aquí, tu experiencia fue creciendo. Tal es así que, en el salvaje Whistling Straits, fuiste el único Profesional de Club (y coronado como el mejor, en esta categoría) en hacer el corte del PGA Championship 2010. Un PGA Championship lleno de polémicas (el caso más claro fue la penalidad a Dustin Johnson, en el hoyo 72). ¿Qué pensamientos se te pasaron en la cabeza, en ese último día y en esa ceremonia de premios?

– Ese fue el primer PGA Championship en el que me sentí cómodo y realmente jugué un golf sólido. No espectacular, pero sólido. Hice un 8, en mi hoyo 54 (hoyo 9. Había salido por el 10, en ese sábado), lo que me alejó más de lo que quería, con respecto al líder, de cara a la ronda final.

Ese torneo lo hice mediante un loco camino, emocionalmente. Comprendí que estaba haciendo las cosas correctas que tenía que hacer para mejorar, pero aún sabía que solo podía hacerlo a tiempo parcial, ya que era un profesional de clubes de la PGA. No estaba satisfecho, pero sabía que estaba en el camino correcto.

– El PGA Professional Championship 2013 (disputado en el Crosswater Club) también quedará en la historia por la manera en que te clasificaste para ir a Oak Hill Country Club. A ese PGA Championship llegaste quedándote con el último boleto, haciendo un águila… ¡desde 95 yardas! Hasta fuiste reconocido por el noticiero de SportsCenter, quien te ha otorgado el primer lugar, en su tradicional Top Ten. Me imagino lo que ha explotado ese celular, ¿verdad? (risas). Fuera de toda broma, ¿qué tanto sirvió ese momento para lo que vino después, en tu carrera?

– Esa fue una semana muy loca también, ya que mi esposa tenía 7 meses de embarazo y terminó en el hospital, en esos días. Todo lo que me decía era que jugara golf y me clasificara para el PGA Championship. Jugaría golf y luego iría al hospital, acompañando a Kerry. Ella estuvo allí, durante la cuarta ronda, para el front nine. Y, en el back nine, se fue sin decirme nada. En ese tramo, estuve preocupado, perdí la concentración y cometí algunos errores mentales que me llevaron al playoff. No obstante, hice un putt de 35 pies (para par, en el 18), logrando asegurarme ese desempate, como mínimo. Ella, por otro lado, estaba cansada y entró en el clubhouse.

Ese momento y esa semana me pusieron «en perspectiva» muchas cosas. También, esa situación me preparó para responder miles de mensajes de texto, correos electrónicos y, ahora, las redes sociales (que es genial ver todo el apoyo). Ese tiro fue realmente increíble, ya que practico desde 95 yardas, todo el tiempo. Nuestro carrito del driving range está estacionado justo a 95 yardas de nuestras instalaciones de enseñanza, por lo que paso una buena cantidad de tiempo pegando pelotas de golf en la parte superior del techo del carrito, con todos mis wedges. Solo visualicé golpear «la parte superior de ese carrito», durante el tiro.

Aquí vemos a Rob Labritz consagrándose como el mejor Profesional de Club, en el PGA Championship 2019, disputado en la Bethpage Black Golf Course (Farmingdale, New York. El major se lo llevaría Brooks Koepka).

– Sos alguien que conoce muy bien al público de Nueva York: un público que lleva el golf en la sangre. Esto lo digo, haciendo mención a tu PGA Championship 2019, disputado en el mítico Bethpage Black. ¿Coincidís con la descripción que comenté? Allí, volviste a conseguir el premio al mejor Profesional del Club. ¿Fue la mejor motivación para la concreción de tu status golfístico actual?

– Crecí en Connecticut, durante 15 años. Me mudé a Florida, donde estuve 18 años. Y ahora estoy viviendo en Nueva York, desde hace 17 años. Por lo tanto, creo que esto último me convierte en neoyorquino.

¡La base de fans de Nueva York es increíble! ¡Tan animados, divertidos, atrevidos y fanáticos de los deportes! Fue muy divertido ser un local y jugar bien frente a la multitud de Nueva York. Recibí mucho apoyo de ellos.

En cuanto a si esto fue la mejor motivación, te tengo que decir que este tipo de golf definitivamente te da confianza. Siempre tuve en mi mente que era un jugador sólido, a tiempo parcial. Estos resultados no son mi mejor trabajo, pero definitivamente allanaron el camino para que surjan más cosas.

– Hemos hablado hasta el cansancio (en nuestras redes) sobre lo extremadamente competitiva que es la Q-School del Champions Tour. ¿Cuándo te diste cuenta de que podías entrar en esos 5 lugares que otorga el evento, al disputar los últimos 18 hoyos? ¿Pudiste hablar con las figuras de la competencia (menciono como ejemplo al tailandés Thongchai Jaidee) sobre tu anhelo por la tarjeta del Champions Tour?

– En el hoyo 16 (del último día) le pregunté a mi caddie, Todd Luigi, dónde estábamos. Dijo que estábamos con -17 y le pregunté si eso era correcto. Me dijo que tenía -7 de ese día y que sí, era correcto. No tenía ni idea. Quiero decir, sabía que estaba jugando bien, pero aprendí a nunca saber cuántos golpes por debajo (o por encima) del par estoy.

Luego, le pregunté a mi caddie cuántos tiros le llevábamos al quinto lugar. Dijo 3, así que pensé que tenía que seguir mi plan de juego, en los últimos tres hoyos, y todo estaría bien. Todd no escucha muy bien y creo que luego se dio cuenta de lo que le pregunté. Me dijo que no me preocupara por eso y que me concentrara de nuevo, pero mencionó que le llevaba 9 golpes al quinto lugar.

En cuanto a mi posible charla con Thongchai Jaidee, los dos estábamos tratando de ganar / estar entre los 5 primeros, así que nos felicitábamos por todos los birdies que estábamos haciendo. David Branshaw (el restante compañero en la salida. Posteriormente, él era otro de los jugadores que obtendría la tarjeta) también estaba haciendo un montón de birdies.

– ¿Cuáles son tus objetivos, de cara a este nuevo desafío, sabiendo que podemos ver más seguido a Phil Mickelson, que Justin Leonard y David Duval pueden meterse en la gira y que Bernhard Langer sigue haciendo historia?

– Mi objetivo es ganar y terminar entre los 36 primeros del año, para no tener que volver a ir a Q-School. Me gustaría dejar el PGA Tour Champions cuando no sea lo suficientemente bueno para competir.

– Para terminar, agradeciéndote tu enorme predisposición, sé que hay una frase en tu libro de yardas. Esa frase te acompañó desde tu primera participación en el PGA Championship. Me gustaría que nos recuerdes (a los que estamos en esta parte del mundo) en qué consiste esta idea y cómo ha surgido. ¿Es el mejor consejo que le podríamos dar a aquellos que se inician en esto por amor al deporte y a las personas que dan sus primeros pasos como profesional?

– En cuanto a la frase, surge después de clasificarme para mi primer PGA Championship. Un gran miembro de mi club, Robbie Risman, me dejó una hermosa botella de champagne, felicitándome por la calificación, y una nota que me emocionó: “Recuerda seguir trabajando, siempre. Ahora bien, ¡mira a tu alrededor y disfruta del camino!». Esta frase se ha convertido en un estilo de vida, así que ¡gracias Robbie!

En cuanto a los consejos, prefiero decir lo siguiente:

  • Si es la primera vez que comienza el deporte, y realmente quiere iniciarlo, comience desde el hoyo y trabaje hacia atrás: putting, chipping, pitching, bunker, ½ swings, ¾ swings, full swings. Ahora, tendrá las habilidades para desafiar el campo de golf.
  • Como profesional, salga a ganar y no se deje intimidar. Juegue con mejores jugadores y haga preguntas. El golf es un deporte de toda la vida que une la vida, el deporte y la espiritualidad. Es el mejor juego y, por mi parte, me siento honrado de jugarlo y poder compartirlo con tanta gente.
Rob Labritz, en el tee del hoyo 8, durante la segunda ronda del PGA Championship 2021, disputado en el Kiawah Island Resort’s Ocean Course (Kiawah Island, Carolina del Sur).

En épocas de tanta tecnología, Rob Labritz nos llevó a lo simple, nuevamente. Es consciente de todas las cámaras que lo rodean, luego de su espectacular conquista. Sin embargo, nunca ha perdido su esencia. Esa misma esencia fue la que lo ha traído a los primeros planos. Una esencia que nos reubica en nuestro eje y nos vuelve a recordar que la fórmula más segura para los buenos resultados es enfocarse en un objetivo noble, sin descuidar el contexto al que uno lo rodea. Piensen que muchas situaciones familiares típicas se han presentado en el medio de acontecimientos golfísticos destacados. Y Rob, al tratar al golf de manera tan sencilla, consiguió que nuestro querido deporte sea una especie de «herramienta» para la vida.

Se ha terminado este nuevo trayecto. Un trayecto que tuvo más de 120 estaciones, reflejadas en constantes escritos. No podíamos pedir una mejor manera de terminarlo (por ahora, lógicamente). El colectivo vuelve a abrir sus puertas, descendemos y gritamos un «nos vemos», a lo lejos. El día se termina y nos dimos el gusto de recargar energías, sabiendo que tenemos a gente que sabe «disfrutar el viaje», sin perder cada segundo de él. Entre ese grupo, está Rob Labritz: UN PASAJERO HABITUAL a este tipo de recorridos.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

PD: Deseo de todo corazón que tengan un gran 2022, agradeciendo por toda la compañía recibida.

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