El arte de avanzar con seguridad, sin importar la intensidad de lo que rodea al ambiente.
«¡Qué ganas de cerrar los ojos y levantarme en tal lugar!». Me cansé de escuchar esta expresión (y todo lo relacionado a la misma), en este último tiempo. Es cierto que la pausa por el COVID-19 ha ayudado a que esta frase se haga popular. Una frase que fue cumplida por muchas personas (y permítanme decir que esto me genera una cierta envidia sana. Hay que decirlo: no somos perfectos). Una frase que también nos indaga el por qué no nos sentimos siempre cómodos, en nuestra base de operaciones. Es que todos llevamos un ser inquieto que nos obliga a ir por más. Algunos los expresan más que otros. Ahora, todos contamos con necesidades a cubrir. Y una de ellas es el hecho de afrontar nuevos desafíos, sin importar su temporalidad. De hecho, si fuera por mí, no viviría más de 30 días en distintas ciudades mundiales. Emigraría constantemente, hasta una cierta edad. De hecho, ahora que pienso, siempre he emigrado en mi vida. Y no necesariamente hacia otro destino.
Cómo mantener la calma, ante un contexto vertiginoso: enigma que tomará protagonismo, en esta edición. Es que, para emigrar constantemente, se necesita una cierta afición por el importante proceso de adaptabilidad y la proactividad. Miren, traigo un ejemplo sobre la mesa, proveniente de otro deporte: el fútbol. Por lo menos en nuestro país (creemos que se puede repetir en otros ambientes ligados al llano), ir hacia «la altura», es una cuestión de estado. Que hay que ir 5 días antes, que hay que ir sobre la hora o que hay que partir la diferencia… Nadie tiene la fórmula mágica. No obstante, el cimbronazo es importante para todos. Tal es así que, al dar el primer paso en una ciudad como Quito o La Paz, hay que ir midiendo el aire propio, de manera quirúrgica. Hay que medir cada paso, como lo hizo nuestra protagonista de hoy, en su desenfrenado 2021.
Fernanda Lira nació el 7 de abril de 1995, en Ciudad de México. Una Fernanda Lira que afrontó, con mucha convicción, cada etapa golfística. Una Fernanda Lira que, en nuestro humilde criterio, se convirtió en la revelación latina de este 2021. Y usamos el término «revelación» porque, para cautivar al mundo de nuestro deporte, no podes descuidar las oportunidades que se te presentan. Ella no solamente aprovechó su momento. Poco a poco, esas oportunidades se fueron multiplicando por mérito propio. La vara se iba levantando y ella seguía respondiendo, sin cansarse de trabajar y sin intimidarse con el rápido ritmo que la rodeaba. Los argumentos son suficientes.
La Q-School del LPGA y el 2022 que vendrá, en contraposición con su etapa en la universidad y esos inicios marcados por… ¿un videojuego? La influencia de Gaby López, Lorena Ochoa, Horacio Morales (amigo de la casa y coach de Fernanda) y la IGPM. Su experiencia en la «Gira de Golf Profesional Banorte», el paso por el Women’s All Pro Tour, su triunfo en el Symetra Tour (actual EPSON Tour) y mucho más. Comienza el despegue.

– Fernanda, has tenido un año brillante, llegando a la última etapa de la Q-School del LPGA. Sabiendo las dificultades que genera este evento, ¿Qué enseñanzas te ha dejado? ¿Sentís que te jugó en contra el mes de espera para la última etapa?
– La verdad que el jugar la tercera etapa me enseñó mucho de lo que yo soy capaz de hacer como jugadora.
En cuanto al mes que estuvimos en espera, siento que lo podemos ver desde las dos maneras. Por un lado, sentí que yo llegue muy preparada técnicamente. Pero igual no estaba jugando torneos: estaba fuera de competencia. Entonces, siento que eso fue lo que a mí me ganó un poquito: el irme mucho por la técnica y dejar el lado «canchero» (relacionado al hecho de no disputar torneos). No obstante, de las dos cosas planteadas, no te podría decir si jugaron en contra o no, por el hecho que lo que he pasado (siento que) me ayudo mucho para mi juego. A su vez, también me hizo bien descansar, al venir de una temporada muy larga. Por lo tanto, es difícil saber eso. En lo personal, no siento que me ha jugado en contra el mes de espera.
– Tengo un pensamiento definido sobre las etapas de crecimiento: para un golfista es más difícil actuar cuando las puertas se abren de golpe. ¿Coincidís? ¿Cómo se planifica el 2022, sin que el ritmo vertiginoso afecte?
– Las etapas van pasando y una ya tiene que estar preparada para la etapa en la que viene, sin importar si se es consciente o no de esto (ese tema es diferente). Ahora, yo creo que todo pasa por por una razón.
Si, la puerta se abrió muy de golpe, pero eso fue todo el trabajo que hicimos en el 2020, que no pude participar en ningún torneo del Symetra Tour (actual EPSON Tour). Entonces, de cierta manera, yo ya sentía esa confianza, esa sensación de que podía jugar muy bien y poder ganar. Piensa que todo esto se fue cultivando desde el 2020. Por lo tanto, el 2021 fue como que se vio muy drástico porque pues tienes el 2019, donde era una diferente jugadora que el 2021. Siento que se este proceso se ve mucho más drástico a lo que yo lo viví, día a día. Obviamente, una está todo el día en el proceso, planeando (justamente) cómo vas a mejorar en tu 1%, para que se refleje a largo plazo.
En este 2022, estoy muy emocionada que voy a poder jugar mi primera temporada completa en el Symetra. Pues siento que eso me va a abrir muchas posibilidades. En mis últimos dos años (2019 y 2021), solamente jugué 14/15 eventos. Me salté casi un tercio por el status. Por lo tanto, como te conté, estoy muy contenta de poder tomar a esta temporada desde el primer evento.
– Esta versión de Fernanda Lira tuvo su origen en un videojuego compartido con tu hermano. ¿Me equivoco? El hecho de que tu familia haya adoptado rápidamente a nuestro deporte, ¿en cuánto influyó para esta actualidad?
– Es verdad lo que decís. Empezamos a jugar justo porque jugábamos un videojuego con mi hermano. Y mi mamá, después, se metió a clases. Luego, se unió mi papá.
En cuanto a relacionar la influencia de esta situación y mi actualidad, se hizo (y es) un deporte de familia. Si vamos a hacer algo un domingo, por ejemplo, o una actividad en grupo, lo más seguro es que vayamos a jugar golf. La verdad que está genial. Pues, no se: como que crecí con el golf. Como lo adoptamos desde muy chiquitos, yo no lo siento que fue como que algo que incorporó mi familia. Siento que es algo con lo que yo crecí. Sin embargo, podrá ser diferente la versión de mis papás (risas).
– Tuviste un paso destacado por la “University of Central Arkansas” (en la misma, han salido varias figuras, como Scottie Pippen: uno de los mejores basquetbolistas de todos los tiempos), consiguiendo varias victorias. ¿Qué tan importante es esta etapa, según tu opinión, en la vida de una golfista? ¿Ha ayudado que Brenda González, destacada representante de tu país, comparta equipo contigo?
– En mi opinión, es bastante importante la universidad, por el hecho que te ayuda (obviamente) como golfista. Además, es un ambiente totalmente diferente a donde crecimos. Estás en un país distinto, tienes un coach, tú tienes que organizarte… ya no estas en tu casa, con tus papas (y si te pasa algo, siempre recurrimos a ellos). Entonces, siento que es un paso muy fuerte para independizarte.
Hay muchas maneras de llegar a ser golfista profesional, pero yo opino que es importante tener (aunque sea) un año de la universidad, para que te ayude a madurar y a crecer un poquito. Siento que es un paso que la gente no se debería de saltar. Aclaro algo, yo hablo solamente de las mexicanas: siento que, en México, (al ver como crecemos y como son las escuelas aquí), hay que soltar (un poquito) «tu zona de confort» e ir a un lugar extranjero.
Yendo a la segunda parte de esta pregunta, A Brenda la conocí cuando nos fuimos a la «Universidad de Central Arkansas». Y pues nos hicimos muy amigas. Ahora, es muy bueno tener a tu mejor amiga allí y poder compartir el sueño. Vamos por lo mismo. A su vez, es muy importarle tenerla representando al país. Pero, cuando viajas, siempre hay consejos. Una sabe que puede recurrir a alguien que es de tu comodidad y no es alguien que, a pesar de ser de México, no compartes nada. Con ella, compartí cinco años de mi vida, en este proceso de independizarnos y todo esto. La verdad que fue algo muy lindo y sí: me gusta mucho tenerla conmigo, en el tour.
– En paralelo a esos comienzos, se empezaba a forjar una amistad con nuestra querida Gaby López, a quien sé que tienes como “fuente de inspiración” (junto a la gran Lorena Ochoa). Desde mi humilde mirada, creo que es la mejor comunicadora de nuestro deporte (en la región) y quien mejor representa los principios y valores que nos otorga el golf. Sin la intención de entrar en intimidades, ¿me podrías mencionar algunos ejemplos de situaciones que has vivido con ella y te hayan servido para este camino?
– Bueno, con Gaby (como mencionas), somos del mismo club (Club de Golf México). Yo crecí con ella, siendo Gaby unos años más grande. Si nos veíamos en el lugar de entrenamiento. Ahora, cuando ella empezó a irse a la universidad, pues yo todavía estaba jugando en la gira. Nos llevamos muy bien desde chiquitas, hemos sido muy buenas amigas y, gracias a la pandemia, nos pudimos volver a juntar y nos pudimos volver a ver, al practicar en el mismo lugar. Por lo tanto, ahí volvimos a reencontrarnos.
Y yo creo que Gaby tiene muchos ejemplos. Hay muchas situaciones en las que he estado, para ver lo que mencionas. Me gusta mucho el porte que tiene cuando la ves en las transmisiones. Como que la conoces y es muy risueña, muy feliz. A su vez, la ves en la TV, cuando está en los desempates, y es totalmente otra persona. Puedes ver que ella está totalmente enfocada. Es increíble, la verdad.
Se pueden ver los contrastes de una persona, cuando está en diferentes situaciones. Y siento que eso es lo que más admiro de Gaby: el poder ser humilde, honesta, tener esa «variabilidad» de personalidad (adentro y fuera del campo) y tener su adaptabilidad como jugadora. He aprendido mucho de ella (en especial, en los últimos aspectos comentados) y me ha servido para este camino.
– Gaby López, entre otras cosas, ha hablado acerca de la disparidad de premios que existe entre los circuitos masculinos y los circuitos femeninos. Es verdad que todavía falta muchísimo por hacer al respecto. Ahora bien, se han empezado a ver ciertas ideas que pueden ayudar a esta problemática, como el Scandinavian Mixed: un torneo en donde hombres y mujeres juegan por los mismos premios. ¿Te gustaría que esto se extienda en el mundo, sabiendo la experiencia que viviste en la “Gira de Golf Profesional Banorte” (circuito mexicano de golf), junto a Regina Plasencia?
– La verdad es que yo viví una experiencia increíble en la Gira Profesional de Hombres (Banorte), con Regina. Yo tuve que calificar el día lunes para entrar al evento. Y en mi primer día no me fue muy bien, pero el segundo día jugué bastante bien. De hecho, las condiciones estaban un poquito más fuertes: solamente hubo 14 scores bajo par y yo fui uno de ellos. Todo estuvo muy bueno, a pesar de que no pase el corte.
La verdad es que sería genial tener un torneo como el que se dio allí. En ese evento, tuvimos que salir de las mismas marcas. Éramos consideradas, literalmente, como otro jugador: hecho que está muy bien, obviamente. Ahora, también era un campo completamente diferente para lo que juegan algunos de los hombres.

– Volviendo a este 2021, todo ha comenzado con el “Fernanda Lira Invitational”: un torneo que lleva sus años y que ha sido creado para poder ayudarte a solventar tu carrera golfística. Este tipo de hechos, sumado al gran trabajo que hace la IGPM (Impulsando al Golf Mexicano) y el actual rol de Lorena Ochoa (mostrándose a disposición de cada representante del país), hace que vea al golf mexicano como una “gran familia”. ¿Podríamos decir que es el mejor contexto posible para el desarrollo de ustedes, en el profesionalismo? De ser así, ¿por qué?
– Pues sí. De hecho, este año vamos a volver a tener el Fernanda Lira Invitational, el 6 de abril. Obviamente reconozco el gran trabajo que hace la IGPM y Lorena, dando todo su apoyo.
El golf mexicano, al menos el femenil, es como una gran familia. Y yo creo que es algo muy bueno porque no somos muchas y es un deporte que, cuando tú vas a los circuitos, es muy solitario y muy individual. A su vez, al mismo tiempo, se tiene a todo tu equipo, tu entrenador… todos los que sean parte tu círculo, que no van contigo al evento. Entonces, el tener a todas las niñas que son parte de IGPM, te permite compartir cosas con ellas. Las conoces durante los Pro-Am: situación que es muy buena porque había muchas niñas que sabía quiénes eran, pero no nos conocíamos. De hecho, luego de esto, terminamos siendo grandes amigas. Por lo tanto, siento que esto es genial porque tienes alguien a quien recurrir y no solamente es una conocida. Sabes que puedes apoyarte en ella. Sabes que, si necesitas algo (te menciono algunos ejemplos: si se te acabaron las pelotas, o un guante, o cosas tan chiquitas, como dónde quedarte en la siguiente semana o si te pueden conseguir un contacto, sabiendo que ellas tienen donde quedarse y, quizás, el vecino te pueda ayudar), ellas están. Y al final de una temporada, estas cosas se van sumando.
Está muy bueno tener a una segunda familia allá. No te sientes sola. No te sientes en «un hoyo negro», después de cierto tiempo en el Symetra Tour. Siento que te van jalando (tirando) para adelante. Esto lo digo porque ves a muchas niñas que han estado ahí y que se ven tristes o deprimidas. Ahora, en nuestro caso, es muy lindo ver que las mexicanas no tenemos que convivir con esa situación, por el mismo hecho de que nos podemos apoyar entre nosotras.
– En octubre del 2020 habías dado un aviso, llevándote el Crown Colony Challenge del Women’s All Pro Tour (tercera categoría femenina). Pasaron pocos meses y, en mayo de este año, lograste tu segundo título en la gira: el Mountain Ranch Championship. ¿Qué variables consideras que fueron las más importantes para estos títulos? Ambos triunfos ¿han sido un “punto de inflexión” para tu carrera?
– 100%, estos dos triunfos me ayudaron a conocerme muchísimo más, bajo presión. De hecho, logré saber cómo manejar la presión, saber qué es lo que se siente, qué es lo que pasa sobre la cabeza, qué pasa con las otras personas y qué es lo que atraes del universo. Y hago referencia a lo que viví en el último día, a lo que pasé desde el primer día y a lo que me funcionaba en los días de práctica. Obviamente, es difícil replicarlo en todos los eventos. Pero realmente hubo momentos muy claves (aplicando lo aprendido, que me ayudó mucho), en estos 2 eventos, que después me ayudaron a conseguir mi victoria en el Symetra.

– El 8 de agosto del 2021 será recordado por tu mencionado primer triunfo en el Symetra Tour. El FireKeepers Casino Hotel Championship te vio como vencedora, luego de una ronda inolvidable de 62 golpes. ¿En qué momento sentiste que lo podías ganar al torneo? ¿En algún momento fuiste consciente del lugar que ibas tomando en el tablero?
– En este torneo, recuerdo que mi primer día jugué con muchísimo miedo al fallo. Hubo una suspensión por llluvia y, al llegar el siguiente día, terminamos la ronda. Logré tener un score de -2 y estaba hiper feliz. No tuve ningún bogey y conseguí 2 birdies. Ahora, mi novio (que también es mi caddie) me decía lo siguiente: «¿Cómo vas a aplaudiendo pares? ¿Por qué estás jugando con miedo? ¿A qué le tienes miedo?». Y yo solo decía que ahí vamos. No quería ni hablar del tema (risas).
En la segunda ronda, una de las niñas (con las que yo iba jugando) se lastimó la espalda y, en el hoyo 2, se fue. Literalmente, pegó su segunda salida, fue a buscar a un oficial de reglas y se fue, diciéndonos que contaba con mucho dolor y no podía jugar. Y como que ese momento me hizo pensar que yo tengo un cuerpo que está al 100%. A su vez, pensé que puedo jugar y puedo hacer lo que yo quiera, sabiendo que no tenía que tener miedo y que tenía que usar lo comentado, tomando las riendas de lo que estoy haciendo. Y desde ese momento, en adelante, fue cuando empecé a jugar muy bien.
Para mi último hoyo de la segunda ronda, yo no sabía que podía superar mi récord personal (-7). Tenía un putt de diez pies para ese -8, sin saber nada. Y lo ejecuté bien, pero no cayó. Terminamos y Ryan (caddie y novio) me comentó que llegué a -7 y que chequee bien mi tarjeta. Ahí, le comenté el por qué no me dijo la situación que estaba viviendo. Y él me respondió con otra pregunta: «¿Qué iba a cambiar?». Le contesté que no le hubiera dado caída al putt. Obviamente que nos reímos (por estas puras mentiras) y terminamos.
Posteriormente, puse como prioridad enfocarme en seguir con ese sentimiento de agradecimiento. Con ese sentimiento de que podía jugar y de que podía hacer lo que yo quisiera con mi cuerpo. Además, seguía con ese sentimiento de que podía moverme, podía competir y tenía la oportunidad de estar ahí. A su vez, opté por no ver el tablero. Por lo tanto, no sabía con qué iban ganando, ni en cuántas iban… nada. Solamente sabía los scores de mis días anteriores.
Y mi último día fue muy difícil porque, como te dije, había aprendido de las últimas dos rondas. Ahora bien, me sentía muy ansiosa. No obstante, ese día me desperté muy calmada. Y me acuerdo que, en el primer hoyo, me sentía súper relajada. Sin embargo, del otro lado mi cabeza, pensaba cómo iba a hacer para estar 18 hoyos calmada. De cualquier manera, me propuse seguir en ese estado. Y la verdad que seguí así, hasta cuando estaba caminando en el green del 18.
No había visto el leaderboard, en todos los 18 hoyos. Ahí vi que Ryan estaba viendo el tablero y le pedí que no me diga nada. No iba a voltear (girar). Había puesto mi meta del no ver el tablero y no lo iba a ver. Mi caddie quería que busque los 2 putts, pero yo le insistía con que estaba intentando hacer lo mejor que pueda. En mi mente, sonó como muy segura de mí misma. Ahora, en ese momento pensaba solo estar enfocada en ese tiro. Ese tiro era el más importante. Si se metía, se metía, porque era lo que queríamos hacer. Y si no se metía: veíamos qué hubiera pasado después.
Ojo, obviamente que hubo momentos en el torneo (más precisamente, en el hoyo 13) que iba haciendo varios birdies. Igualmente, me entro más (en la cabeza) el que no había hecho ningún bogey, en los últimos hoyos. Me quedaban tres hoyos para terminar el torneo y me estaba yendo al futuro. Sin embargo, me regresaba rápidamente, enfocándome en el tiro que venía.
Fue una experiencia muy, muy hermosa. Si piensas que puedes ganar. Pero nunca me entró como un sentimiento relacionado al respecto: yo no sabía cómo iban las demás niñas. Lo que quería era ver cuántos birdies y cuántos pares más me salían.
– Hay otro gran protagonista que no puedo dejar de mencionar: tu destacado coach, el gran Horacio Morales. ¿Qué tan importante ha sido (y es) él para que vos tengas esta actualidad?
Tener a Horacio Morales me ha ayudado mucho. Como mencione anteriormente, soy una jugadora totalmente diferente. Y muchas de las cosas se las debo a él (entre ellas, la mentalidad). Yo sé que es un coach técnico. Pero él también jugó. Además, me ha ayudado mucho en la parte mental, en el conocerme, en la técnica del juego corto y en mi tiro largo, entre otras cosas. Es muy, muy importante el hecho de seguir trabajando con él, en mi día a día. Y la verdad que no me veo trabajando con nadie más que él, nunca (risas).
– Para finalizar, agradeciéndote por tu gran predisposición, busco que mis invitados nos dejen un consejo para aquellos que se inician en esto, por amor al deporte, o para quienes dan sus primeros pasos como profesional. ¿Cuál sería el tuyo?
– Un consejo sería que cuidar el círculo, mucho. Tu círculo va a dictar muchas cosas de ti, aunque no lo creas. A su vez, recomiendo que sean muy pacientes y que se enamoren del proceso. El trabajo del «día a día» es lo que va a cambiar la trayectoria a largo plazo.
Es muy difícil verlo así. Quieres los resultados rápido. Bueno, ahí entra en juego la paciencia. En cuanto al círculo, piensa que ellos te van a ayudar. Como dicen: «si quieres llegar rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado». Por lo tanto, hay que cuidar a ese círculo.
El avión de Fernanda Lira solo está haciendo una parada técnica. Había que recargar energías para un nuevo capítulo de esta aventura. Una aventura que comenzará en unos meses y con un ambiente totalmente distinto al 2021. Nuevas bolsas de premios, nuevo nombre para el circuito y… la misma energía de siempre. Es que Fernanda Lira es lo que usted vio, mi querido lector. No oculta nada. No lo necesita. Solo cuenta su experiencia, con una calidez digna de imitar. Fernanda Lira, con una mirada optimista (sin ser confiada y subestimar el asunto), constantemente saca brillo a sus recursos, puliéndolos cada vez más y ocupando un lugar privilegiado en la región, haciendo que nosotros empecemos a girar la cabeza y darnos cuenta del surgimiento de alguien que pelea por la gloria, sin pisar a nadie. Ah, nada es casualidad en la vida. Se nota la influencia de sus referentes. ¿No podríamos traspasar estas palabras, en los inicios de las dos estrellas en las que se inspira Fernanda?
Creo que después de esto, se va a empezar a sentir un poquito más inquieto. Y, de ser así, esa fue la idea. No, no le estoy explicando el cuento de esta jornada. Necesito que usted se inquiete, inspirado en historias como la de Fernanda Lira. Estas son las historias que hacen crecer nuestro deporte. Historias que nos obligan a emigrar, copiando lo que hizo la mexicana. ¿De qué manera? Realizando UN VIAJE HACIA NOSOTROS MISMOS.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
PD: si le gustaría ayudarnos a seguir creciendo como medio, tiene la posibilidad de realizar donaciones, sin ningún tipo de compromiso y haciendo click sobre la imagen que estará a continuación.
