STUART APPLEBY: HIPERREALISMO MÁGICO

La importancia de la capacidad de superación, en su máxima expresión.

Estamos en la semana del Masters, con lo que eso implica. La primera de las 4 semanas más importantes del año. Y justamente, una de las cosas que más llama la atención es la siguiente: la diversidad de competidores, en búsqueda del famoso «saco verde». Allí no importa el dinero, no importa la cantidad de títulos ganados y no importa la distancia desde el tee (a pesar de que, en la actualidad, se cree que los grandes pegadores tienen un cierto plus). Al complejo de Augusta National Golf Club hay que conocerlo y hay que respetarlo. Podría estar hasta mañana relatando su historia. No obstante, sabiendo las particularidades que se están viviendo en esta edición, cabe remarcar que hay un hilo conductor entre todos sus integrantes: su pureza golfística, teniendo la necesidad de mimetizarse con el ambiente. Lo que vemos es lo que es, con sus defectos y sus virtudes.

Quizás, esta puede ser una razón por la cual tenemos fanatismo por el deporte. Por lo menos en mi caso, me siento más atraído cuando aquellos protagonistas del golf (tanto dentro como fuera del campo) humanizan la actividad, sin ser demagogos. Y eso se percibe a simple vista. Y eso lo encuentro claramente en él: alguien que siempre estuvo en las citas importantes y merece un reconocimiento ejemplar, siendo un pionero (inconscientemente) de la capacidad de superación.

Aparte de ser uno de mis ídolos de mi infancia (partícipe del playoff de ese Open Championship 2002, primer major que vi en mi vida), Stuart Appleby es alguien que se ganó su lugar, sin parar de trabajar. Nacido en la ciudad australiana de Cohuna (el 1 de mayo de 1971), el ex N°8 del mundo es un experto en la capacidad de superación. Y cuando hablo de experiencia, en este caso, le permito usar el recurso de la literalidad. Miren, hay una palabra que toma protagonismo, en esta charla variada en condimentos: perspectiva. Las revoluciones, en el momento que tocan su pico, bajan rápidamente. Y la mente es ese termómetro que lo hizo avanzar, en situaciones en las que (tratando de ponernos en sus zapatos) nos costaría asumir la valentía y el coraje que tuvo.

Su mirada sobre Cameron Smith y aquel inolvidable 2007 (en donde compartió grupo con Tiger Woods, en la ronda final del The Masters), en contraposición con ese The Open 2002 inolvidable. La constancia en sus inicios y la decisión para ir hacia Estados Unidos. El contexto de su gran triunfo en el The Greenbrier Classic 2010 (con un score de 59, en la última ronda). La importancia de superar el fallecimiento de su primera mujer y de su gran amigo: el legendario Payne Stewart. La histórica Presidents Cup 1998. Su tricampeonato en el Sentry Tournament of Champions y lo que significa Kapalua para él. La perfecta descripción sobre lo que vivió en el US Open 2007, compartiendo grupo con el argentino Ángel Cabrera (quien ganó ese major). Cada tema de los nombrados (entre otros) debe ser escuchado minuciosamente. Yo sé lo que les digo.

Cameron Smith y caddie, Sam Pinfold, en el hoyo 18, al finalizar la primera ronda del The Masters 2022, disputado en el Augusta National Golf Club (Augusta, Georgia. Créditos: Jamie Squire/Getty Images).

– Stewart: se dio una nueva victoria de tu compatriota, Cameron Smith, en el THE Players Championship. Un Cameron Smith que ha ganado en el Sentry Tournament of Champions 2022, haciendo un score bajo par que supera lo que hiciste en tus últimos 2 triunfos allí (para quienes no saben, sos tricampeón del torneo: hecho que profundizaremos más adelante). ¿Te hace acordar a vos, en algún aspecto de su juego? ¿Lo ves con la posibilidad de ganar majors, en caso de seguir este camino?

Como australiano, puedo ser parcial. Ahora, creo que Cameron Smith es, sin duda, el golfista del momento, en nuestro país. Y creo que estamos viendo «salir a la luz» a ese talento que tiene. Vimos su victoria en el THE Players Championship y en el Sentry Tournament of Champions. Sin embargo, todo esto viene sucediendo desde hace un tiempo.

Al escuchar su entrevista en Sawgrass, veo que realmente tiene una gran perspectiva. Obviamente que está practicando bien, obviamente que tiene un buen caddie y un buen entrenador. Pero su actitud es el decir «me preparo, hago lo mío y luego, simplemente, salgo y juego. Y será lo que tenga que ser». Y esa era la mejor perspectiva que tenía, cuando jugaba bien (en especial, en mis participaciones en el Sentry Tournament of Champions). Y creo que ese es el secreto: agarrar una dosis de esta idea. Una dosis que Cameron tiene.

En conclusión, no me sorprendería ver a Cameron obteniendo un major. Él es muy bueno. Y espero que pueda progresar cómodamente y solidifique su Top 10, en el ranking mundial.

– Toda tu historia ha comenzado entre el Cohuna Golf Club, una hoja de palma y una granja lechera. ¿Me equivoco? Me gustaría que me relates todo lo que recuerdes de esos particulares inicios, para aquellos que no te conocen aquí, en este lado del mundo. ¿En qué momento te diste cuenta que en el golf estaba tu camino a seguir?

– Bueno, al crecer en una granja lechera rural (como hijo de granjeros), realmente tienes que encontrar formas de hacer las cosas, en algunas ocasiones. Hay que improvisar. Y ciertamente, al crecer en los años 80, no teníamos las distracciones que la gente tiene hoy. Por lo tanto, agarrar una hoja de palma y hacer swings con ella no me fue tan antinatural, en absoluto. Pareciera como si fuera ayer, cuando estaba haciendo eso. Luego, a partir de ahí, realmente tuve un progreso en la actividad, ambientando (cortando el pasto) un pequeño campo, al lado de mi patio. Allí, realizaba algunos tiros hacia una bandera de bicicletas. Y, desde ese momento, creo que me estaba volviendo adicto.

Cuando tenía unos 15 años, no siempre podía ir al campo de golf (solo un par de días, a la semana). Sí podía ir durante los meses de verano, ya que mis padres trabajaban a tiempo completo, en la granja. Así que realmente tenía que encontrar formas de ser creativo, hacer chips y putts en mi casa y sentir que estaba progresando.

Ahora, ni en esa etapa sentía que lo mío era este deporte, incluso cuando todavía era un golfista bastante común. Ciertamente, todavía no había desarrollado habilidades. Realmente no sabía que el golf iba a ser mi camino a seguir. Solo era algo a lo que era adicto.

Y fue tan extraño todo que, en los siguientes cinco años, conocería a mi entrenador y tendría que jugar y aprender de golfistas mucho mejores que yo. Sin embargo, recuerdo esos años de fundación en la granja, creyendo que fueron de vital importancia en mi crecimiento.

Stuart Appleby, en el Australian Open 1995, disputado en el Kingston Heath Golf Club (Melbourne, Australia. Créditos: Stephen Munday/Getty Images).

– Hoy en día, la mayoría de tus compatriotas hacen sus primeras armas en el DP World Tour, por una cuestión de cercanía. No obstante, vos fuiste por el camino opuesto, viajando directamente a Estados Unidos. La opción te trajo dividendos, ganando el NIKE Monterrey Open 1995 y siendo el octavo jugador en ganar en el actual Korn Ferry Tour, haciendo su debut. Sabiendo la mencionada cantidad de alternativas de la actualidad, ¿lo volverías a hacer?

– Antes de tener la oportunidad de ver dónde iba a desarrollar mi golf, ya que la gira australiana era bastante pequeña, la mayoría de mis compatriotas se dirigieron a Europa. Esa era la tradición de las décadas anteriores a mí. Y muchos de mis compañeros cercanos tenían conexiones con el Reino Unido. Por lo tanto, con una familia allí, se hacía todo un poco más fácil. Sin embargo, yo realmente quería ir a los Estados Unidos. Ahí era donde quería llegar, si iba a ser lo suficientemente bueno. Y el Nike Tour (lo que ahora es el Korn Ferry Tour) fue el premio de consolación, al no pasar la Q-School del PGA Tour, en 1994.

Allí tuve cierto éxito, a principios de la parte final, en esa temporada del 1995. Y eso realmente me aseguró la quinta posición, en la lista de ganancias de ese año. Esa fue la última tarjeta que se nos asignó para graduarnos, así que fue un éxito conseguido con mucha tensión. Ahora, esto también demostró que tenía suficiente talento y que estaba logrando lo que buscaba.

Obviamente, debía aprender los nuevos recorridos y diferentes pastos, que no se parecían en nada a los que había jugado en mis inicios. No obstante, todo esto lo volvería a hacer. Fue un gran trampolín para mí. Pienso que la gira está hecha (y muestra) para que ese sea el camino por el que los jóvenes talentos llegan al PGA Tour y se conviertan en los nombres que vemos en la televisión, en el día de hoy.

– Sin la intención de entrar en intimidades, menciono esto porque creo que habla de tu fortaleza mental para llegar donde llegaste. Lamentablemente, en los años 1998 y 1999, tuviste que soportar la pérdida de 2 grandes personas para vos: la de tu primera mujer (llamada Renay) y de tu gran amigo, el inigualable Payne Stewart. Ante todo, me gustaría que nos expliques en las cuestiones que trabajaste para superar estos horribles momentos. A su vez, tengo entendido que la leyenda estadounidense ha sido una especie de “mentor” tuyo. De ser así, ¿me podrías dar ejemplos que representen lo descripto?

– Sin duda, luego del fallecimiento de Renay, (mi esposa) a mediados de 1998, mi mundo se vio sacudido por una gran duda: si volvería a jugar golf. En el fondo, sentía la convicción de que todo había terminado y de que ya no iba a jugar golf competitivo, lo que me asustaba porque mi vida tenía mucha relación con este deporte. Es que sin tener a mi ser más querido conmigo, me sentí totalmente inútil y que no valía la pena perseguir objetivos. Ahora, en esa misma oración, todo lo que sabía hacer era gracias al juego de golf. Y tenía que encontrar la manera de sumergirme en eso que me apasionaba, aunque estaba muy golpeado en mi amor por el deporte.

Luego de un par de semanas, decidí que iba a participar en el PGA Championship, lo cual fue una distracción para mí. Tengo presente el haber hecho una conferencia de prensa y obviamente estaba bastante molesto por eso. Ahora, no recuerdo mucho más sobre esa semana. Pero creo que fue fundamental jugar ese evento, «volviendo a subir al caballo» y siguiendo adelante. Y durante bastantes años, fue muy difícil saber a dónde me llevaría mi vida.

Por otro lado, el tener la terrible noticia del dolor de la muerte de Payne Stewart (más tarde, en el año 1999) sacudió a la comunidad de golf, en todo el mundo. Creo que Payne (probablemente) iba a ser un futuro mentor potencial y un amigo de toda la vida. Además, literalmente, era un vecino. Y puedo imaginar cómo fue perder a un esposo, si ciertamente sabía lo que es perder a una esposa. A pesar de que nosotros no teníamos hijos, fue muy difícil (para nosotros, la comunidad de golfistas) saber la dificultad por la que estaba pasando Tracy Stewart (reconocida mujer de Payne) y sus dos hijos pequeños, en ese momento.

Fue un período bastante difícil, en esos pocos años. En relación a lo sucedido con Payne, lo digo por su punto de vista expansivo, su legado en el juego, un verdadero campeón (por el hombre que era) y un jugador con una gran personalidad.

Nick Price, felicitando a Stuart Appleby, durante la Presidents Cup 1998, disputada en el Royal Melbourne GC (Melbourne, Victoria, Australia. Créditos: Stan Badz/PGA).

– Volviendo a lo estrictamente golfístico, te ibas haciendo tu lugar en el PGA Tour. Tal es así que llegaste a la Presidents Cup 1998, con 2 triunfos en tu haber (el Honda Classic 1997 y el Kemper Open 1998). Una Presidents Cup que sigue siendo la única ganada por el equipo Internacional. Entendiendo este antecedente y reconociendo la actualidad del equipo (que estuvo muy cerca, en 2019) y el poderío estadounidense, ¿crees que esto se puede volver a repetir, en Quail Hollow? ¿qué similitudes y qué diferencias ves del conjunto que vos integraste y el posible grupo que pueda surgir este año?

– Perder a mi esposa, en 1998, fue un gran impacto para mi sistema. Encontrar alegría, en el deporte, a veces resultaba muy difícil. Entonces, siendo que 1998 fue el año de la Presidents Cup (y también se jugó en Royal Melbourne, Australia) me dio algo que perseguir y un sueño para alcanzar. Estar en el equipo fue una gran oportunidad para volver a ver caras conocidas y campos familiares. Y, quién lo iba a decir, terminamos ganando.

Hubo algunas historias geniales para nosotros, con nuestras selecciones del capitán, que nos llevó a ver que les fue bien a jugadores que generalmente no tenían buenas actuaciones en el equipo. Y los típicos incondicionales, el extremo superior del conjunto, lo estaba haciendo muy bien. Era un escenario perfecto.

Al final de la semana, recuerdo estar sentado en la ducha, pensando en el evento, pensando en el año y sintiéndome muy orgulloso. También me sentía muy triste. Pero, en general, estaba bastante feliz con lo que habíamos creado como equipo, recordando que ese golf (en un 99 % del tiempo), dependía de uno. Y este ambiente de equipo era algo que echaba de menos, porque solía jugar al fútbol en Australia, cuando era niño. Por lo tanto, esto fue uno de los aspectos más destacados de un año bastante triste.

Nos ha resultado muy difícil encontrar una manera de tener éxito y ganar por completo. Empatamos en 2003, en Sudáfrica. Ahora, creo que va a ser muy difícil lograr una victoria afuera. En el fondo, no tenemos tanta profundidad de talento, tenemos barreras idiomáticas potenciales y no todos los jugadores pueden fácilmente bloquear al equipo (muy dominante) de Estados Unidos. Además, hemos descubierto que es muy fácil sacar al equipo Internacional. Por lo tanto, no creo que haya algún secreto en ello. Simplemente tendrá que ser una semana increíble, en la que todos contribuyan para que el equipo Internacional gane.

Ahora, 1998: esa fue la historia. Pensando como australiano, ¿por qué no puede volver a suceder? Como representante/fanático del equipo Internacional, siento que podríamos haber hecho esto más a menudo. Y simplemente no ha sucedido. Sin embargo, no puedo esperar a ver cuando el equipo Internacional vuelva a celebrar una victoria. Será un gran día de festejos.

– Llegaban los torneos importantes y tu nombre, de alguna u otra manera, siempre aparecía. Con esto, quiero ir hacia el The Open 2002 (te hago una confesión personal: primer major que vi en mi vida), ganado por Ernie Els. Un The Open que todavía no entiendo cómo se definió con un playoff de 4 jugadores, separados en grupos de 2. Para colmo, habías hecho la mejor ronda del día, fabricada en los últimos 9 hoyos. ¿Cuánto sentiste que te perjudicó esa situación? Más allá de todo esto, ¿podríamos decir que fue una de las mejores semanas de tu carrera, teniendo en cuenta la dificultad del contexto, en esa edición del evento?

– El The Open 2002 fue una semana increíble por muchas razones. Recuerdo haberle dicho a mi entrenador, el sábado por la noche: «Hombre, si pudiera meter algunos putts, sabiendo que le estoy pegando muy bien. Dejé un montón de putts en el borde del hoyo». Y mi entrenador, Steve Bann, me dijo esto: «No hay problema. Hagámoslo mañana. Metamos algunos putts». Por supuesto: perfecto consejo de entrenador.

Y sí: el domingo lo hice. Jugué fantástico con el putter. Creo que obtuve la ronda más baja, en el día domingo. Sentado en el vestuario, al final de la ronda, estaba empacando mis palos de golf y un jugador (del que no recuerdo su nombre) me dijo: «Podrías estar en un playoff». Allí estaba pensando: «Bueno, no. Ya sabes: Ernie (Els) va a hacer esto y no hay problema». Ahora, quién lo iba a decir, estaba en un playoff: un playoff de cuatro hombres. Y por alguna de las razones más extrañas, no estoy amargado por eso.

Creo que Ernie Els fue el verdadero campeón. Durante la semana, después del clima horrendo del sábado (fue la cosa más horrible. Apenas se podían dominar los tiros), hizo la ronda de golf más fenomenal, en el peor clima que jamás haya visto. Para que sepas, pienso que parte de mi ascenso, en el leaderboard, se debió solo al clima del sábado, el momento en el que me tocó salir en ese día y, obviamente, el buen juego del domingo. Igualmente, como te dije, Ernie Els fue el merecido ganador de la semana, sin duda.

En cuanto a salir en grupos de 2 (en ese desempate), fue simplemente ridículo. La pifia más grande del torneo, por parte de la R&A. Su respuesta fue: «Oh, hemos estado jugando en grupos de 2, el fin de semana. Y vamos a seguir jugando así». Todas las apuestas hubieran estado canceladas, si todos salíamos al mismo tiempo. Eso hubiera sido mucho más fácil. Igualmente, no creo que eso se haga de nuevo. Y, nuevamente, no creo que fuera el formato correcto. Fue muy raro, surrealista.

Recuerdo estar tan orgulloso de cómo jugué. Pero, cuando miro hacia atrás, estaba pensando y simplemente no tienes oportunidades como esta para ganar un major. Lo sabes, en cada año que pasa. Encima, no se cómo paso el tiempo. Se me viene esta idea a la cabeza: «Hombre, solo tenía que hacer un putt más. Un putt más, el domingo o en algún día del torneo». Si esto pasaba, hubiera sido el campeón del Open. Y, para ser honesto (como australiano), había visto tantos «The Open», a lo largo de los años, cuando era adolescente. Y me levantaba temprano, en la mañana. A veces, he llegado tarde a la escuela, en algún lunes. Ese es nuestro campeonato soñado. Y ahora, tendremos que trabajar en el The Senior Open. Pero fue una increíble, increíble semana. Nunca la olvidaré.

– En 2004, llegaste al Top Ten del OWGR. A su vez, como mencionamos anteriormente, fuiste capaz de ganar el actual Sentry TOC, en 3 años consecutivos (2004-2006). Por un lado, Kapalua marca el inicio de cada año, en el mundo del golf. Por el otro, muchos de ustedes (en la mayoría de las ocasiones) se ven obligados a pasar las fiestas de fin de año allí. ¿Qué ventajas considerabas que vos tenías sobre el resto, teniendo en cuenta al contexto descripto? Volviendo al contexto de la primera pregunta, ¿notás alguna diferencia entre esas 3 ediciones y el evento de este 2022?

– Las victorias del Sentry Tournament of Champions (2004, 2005 y 2006) fueron enormes para mí. Como sabes, ganar ese torneo te permite entrar al torneo del próximo año y abrir el año allí. Para 2004 (a fines del 2003) había ganado en Las Vegas, a fines de ese año (octubre). Por lo tanto, tenía algo de forma. Luego, disputé la gira australiana, más tarde (en ese 2003). Y gran parte de los jugadores estadounidenses estaban descansando: no había nada que hacer, no había nada para jugar y el clima obviamente se estaba enfriando. Sin embargo, yo todavía estaba ocupado en Australia. Así que, llegando a 2004, estaba en forma, con actualidad, preparado y listo para ir. Y no hay una gran diferencia de tiempo, desde Australia hacia Hawaii. Creo que hay 21 horas de diferencia y casi no hay cambios, por lo que es bastante fácil adaptarse.

Como podés ver, los scores tienden a variar bastante. Creo que hice -22, en un año. A su vez, no hice mucho bajo par, en otra edición. Por lo tanto, es un campo de golf muy dependiente del viento. Es muy fácil, si no sopla. A su vez, si lo hace, es ciertamente complicado.

A todo esto, en 2005, estaba mi primer hijo en camino. Por lo tanto, estaba muy feliz con la vida y tenía una gran perspectiva. Además, él nació al final del torneo. Así que jugué muy bien, como un campeón defensor. Eso me permitió regresar y luego, al año siguiente, estaba teniendo otro bebé en camino: mi primer hija, quien tuvo su primer cumpleaños en Kapalua. Luego tuve otra hija, un par de meses después.

Con todo lo descripto, pensaba lo genial que es la vida, ganado aquí dos años seguidos (luego de ese 2004). Creo que simplemente fue una parte hermosa de mi vida, predominando la perspectiva y el equilibrio. Y, cuando juegas bien, teniendo una gran actitud y perspectiva, es fundamental. También fue una parte hermosa de la vida, para mi actual esposa. Y mis hijos eran demasiado jóvenes, en ese momento, para entenderlo. Sin embargo, esos hechos tienen un significado muy especial para nosotros, como familia.

– Hay 2 momentos de tu carrera en donde a nosotros, los latinoamericanos, nos hubiera encantando estar en tu lugar. El primero es el Masters 2007: allí compartiste el último grupo con Tiger Wodds, luego de estar liderando el evento, tras 54 hoyos. El otro es el US Open del mismo año, en donde estuviste en la misma salida que Ángel Cabrera: ganador de esa edición. ¿Qué recuerdos tenés de esas 2 situaciones y qué enseñanzas te dejaron?

– El The Masters 2007, compartiendo el grupo final con Tiger Woods, fue una experiencia única. Recuerdo que esa semana fue muy fría, muy difícil. Y decidí (mentalmente) tratar de estar un poco más relajado, entendiendo que sería difícil para todos. Ahora estaba jugando bien. Para que te des una idea, en la semana anterior (Houston Open 2007), estuve liderando y tuve la posibilidad de ganar.

De alguna forma, cuando uno juega con Tiger (Woods), hay una acción del público muy diferente a cualquier otra cosa que puedas imaginar. Y no me sentía en una gran situación, teniendo solo una ventaja de un golpe, el día domingo. Sin embargo, realmente estaba tratando de (supongo) mantenerme concentrado, ya sabes. Y esto lo digo también para los últimos nueve hoyos, permaneciendo muy optimista. Es que Augusta siempre tratará de noquearte, te saca muy fácilmente. Por lo tanto, como te digo, estaba tratando de ser optimista, manteniendo las bases y creyendo que podría suceder.

Igualmente, hay un punto (en esa última ronda del torneo) en el que terminas fuera de esto. Y, a veces, puede ser muy difícil el hecho de saber que la semana está terminada para vos, en relación al triunfo. Y ese fue el caso. No obstante, Tiger conoce muy bien esto y lo asume muy bien. Tiene una gran ventaja sobre el resto. Y si juega medio razonable allí, va a terminar en el top 10 (aclaramos que Stuart no hacía referencia a este Masters 2022, sino hablaba de manera general). En cambio, la mayoría de los jugadores tienen que jugar de manera brillante.

En relación a lo que me preguntaste sobre Ángel Cabrera, como dijiste, jugué con él ese mismo año, en la ronda final del US Open. No recuerdo en qué grupo estábamos, pero era uno de los últimos. Y él es un absoluto ball striker. A su vez, no me olvido de la dificultad de Oakmont. Sus greens eran realmente ordinarios. Pero ya sabes, estaba jugando bien. Él estaba aguantando allí.

Y yo no tuve un gran día. Perdía tiros cada 20 minutos. Realmente había tenido un día difícil. Y él, en los últimos 9 hoyos, estaba en el centro del torneo. Ahora, fumaba constantemente, encendía un cigarrillo y resoplaba, en esas últimas dos o tres horas. Fue fenomenal. Pegó tan bien e hizo putts claves en esos greens, que no eran geniales. Fue muy lindo verlo jugar así. Fue genial verlo así, sabiendo que jugó algunas Presidents Cup, a lo largo de los años.

En conclusión, estar parado allí, viendo al mejor jugador del mundo, que dominó Augusta a lo largo de los años, fue muy, muy especial. Y ver a Ángel largando humo como un tren (risas), para ganar el US Open, fue simplemente fenomenal.

– El primer The Greenbrier Classic se jugó en 2010. El título te lo llevaste vos (fue tu noveno de la gira), de una manera especial. 59 golpes, en la ronda final, para ganar por 1 golpe. Fuiste el primer jugador no estadounidense en lograr esa marca. A su vez, fuiste el 5to golfista en romper la barrera de los 60 impactos. A todo esto, venías de una sequía de 4 años sin triunfos. ¿Podríamos decir que fue la victoria más especial de tu carrera, en el PGA Tour? ¿Cuáles fueron las claves de ese gran domingo?

– Ganar el «The Greenbrier Classic 2010» fue bueno. Y un poco inesperado, por cómo había estado jugando. Creo que esa había sido mi decimoprimera semana seguida. Estaba bastante cansado, bastante machacado. Había tenido algunos torneos decentes (un par de semanas antes), pero cometí algunos errores. Así que hice algunos ajustes, en la forma en la que iba a jugar. Mi actitud implicaba bajar mis expectativas, intentando jugar bien y sin ponerme delante de mí mismo.

El solo hecho de jugar un tiro a la vez, me llevó al 59 del domingo, ganando por un tiro. Y obviamente fue más especial ganar el torneo, que ese 59. Era la quinta ronda de 59 (en el PGA Tour), en ese momento. Ni siquiera sé cuántas rondas de esas hay ahora. Muchas rondas de 59 se hicieron, desde allí. Y Jim Furyk hizo 58. En fin, todo ese proceso fue realmente enorme, ganando ese torneo y jugando dos eventos más. Así que jugué 13 torneos seguidos. Ni siquiera recuerdo los dos últimos, estaba completamente desenfocado. Fui un tremendo idiota, no tenía idea de lo que estaba haciendo. Estaba totalmente agotado.

Creo que mucha gente pensaría que los triunfos son bastante fáciles. Se puede llegar a estar cerca, pero se necesita mucha energía para ganar. De hecho, creo que para Tiger (Woods) esto fue muy agotador, al tener tantos medios y todo eso. Es muy agotador el hecho de jugar bien. Sientes una gran sensación de alivio y te sueltas, al final de una semana victoriosa. Por lo tanto, fue enorme lo que resultó ser mi última victoria, en el PGA Tour. Pero muy especial. Y Greenbrier ha jugado un papel muy importante para nosotros, como familia, a lo largo de los años. Hemos estado allí muchas veces y es (simplemente) una hermosa parte del mundo.

Creo que bajar mis expectativas, el domingo, se mezcló con una buena forma y una buena perspectiva. Pararse sobre la pelota, jugar al golf y no adelantarse a sí mismo fueron realmente grandes claves para esa victoria.

– Para terminar, agradeciéndote por tu enorme generosidad, recuerdo que (de joven) dijiste que no tenías pensado disputar el Champions Tour. No solamente que ahora estás en la gira. En el primer torneo que disputaste (el PURE Insurance Championship, en Pebble Beach), empezaste liderando la primera jornada. ¿Cuáles fueron tus primeras sensaciones, al reencontrarte con viejos amigos? Viendo historias como las de Bernhard Langer, Miguel Ángel Jiménez o Brian Gay (que ha ganado recientemente, en el PGA Tour), ¿fue uno de los motivos por el cual asumiste este nuevo desafío?

– Recuerdo haber dicho hace muchos años que nunca jugaría el Champions Tour. Creo que fue solo ignorancia juvenil, al no saber que si sigues respirando sigues envejeciendo. Y aquí estoy, con 50 ya cumplidos. Hubo un punto, en mis 40 años, en el que tenía muchas dudas, físicamente. Tenía bastante dolor de espalda y de repente necesitaba estar sano para jugar allí, a tiempo completo. Me estoy comiendo mis palabras, ahora. Y he tenido cierto éxito en mejorar mi cuerpo. Fue raro preguntarme, a los 48, el hecho de qué iba a hacer con mi vida.

En cuanto a lo relacionado a Pebble Beach, fue el lugar más hermoso para jugar golf, en mi primer evento del Champions Tour. Como dijiste, lideré después de la primera ronda. Sin embargo, ciertamente solo estaba tratando de probar mi cuerpo y ver si podía salir, jugar tres rondas más, respaldar eso y hacerlo una y otra vez. Y fue fantástico haber podido jugar allí.

Y probablemente sé que el 99% de los muchachos, en el Champions Tour, son los muchachos a los que admiraba o con los que jugaba cuando estaba en la gira del PGA Tour. Sé lo que tengo que hacer para encontrar una manera de ganar. Ahora tengo mucho más trabajo por hacer. Y todavía hay mucho trabajo en el cuerpo y la mente, tratando de vencer a tipos como Bernard Langer y Miguel Ángel Jiménez. Son máquinas (especialmente Bernhard). Incluso debes convivir con tipos como Ernie Els, que tuvieron mucho éxito (en el PGA Tour y en todo el mundo). En cuanto a Ernie, verlo cómo está y verlo jugar de la manera en que juega pareciera una broma. Él es increíble.

Ahora, ya sabes, los muchachos siempre llegan aquí, cuando cumplen 50. Y Jim Furyk no lo hizo hace tanto tiempo. Brian Gay y Justin (Leonard) aterrizaron pronto. David Duval también llegó. Y estos son los jugadores que fueron realmente incondicionales en el circuito, cuando yo estaba jugando. Por lo tanto, creo que es una oportunidad fantástica. Somos un grupo tan diferente, desde la perspectiva de los patrocinadores y la perspectiva de la interacción que tiene la gira. Ahora, estoy muy afortunado de que lo tengamos y realmente disfruto mi tiempo allí.

Stuart Appleby, en el tiro de salida del hoyo 9, durante la primera ronda del PURE Insurance Championship, disputado en el Pebble Beach Golf Links (Pebble Beach, California. Créditos: Steve Dykes/Getty Images).

Espero que haya salido bien todo y les haya gustado. Sí: es verdad que cierro mis presentaciones en redes, con esa frase. Ahora, aquí la destaco porque el desafío de transmitir lo que describe Stuart Appleby es una de las responsabilidades más encantadoras que me ha tocado. Como insinuamos al principio, su trayectoria basta para explicar el por qué nos gusta tanto formar parte de esta actividad. Ojalá todos tengamos la humildad con la que Appleby encara cada minuto de su carrera, estando en el éxito o no. Más allá de mi apreciación por su historia, queda claro que es uno de los embajadores más importantes del golf, con todo lo que hemos contado. Entendió cómo hay que vivir en esta actividad. No hay persona que hable mal de él. Eso dice todo.

No tengo mucho conocimiento sobre el arte, aunque me guste. De hecho, en mi familia, una de mis hermanas es experimentada en el tema, teniendo un absoluto talento en la materia. Y una vez, recuerdo haberla acompañado a la muestra de unos de sus mentores, en la famosa avenida 9 de Julio. Les puedo asegurar que quedé impresionado con la exposición, en donde cada cuadro parecía una foto. Con el tiempo, me enteré que esto era una técnica artística, que podría ayudarme a definir la historia de Stuart Appleby. Una historia de hiperrealismo. Una historia de HIPERREALISMO MÁGICO.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

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3 comentarios sobre “STUART APPLEBY: HIPERREALISMO MÁGICO

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