Análisis minucioso sobre la buena actualidad de Magdalena Simmermacher, en el Ladies European Tour. Los peligros de no describir los pasos por los cuales se ha llegado a este presente.
Al ver el proceso desde un principio, considero tener argumentos suficientes para dar una posible explicación de esta realidad. Ahora, siento que hay un peligro a la vista, típico de los que somos argentinos: el exitismo.

Cuando Emiliano Grillo ganó su primer torneo, en el actual The Fortinet Championship 2015, pensamos que se iba a llevar la gira por delante. De hecho, el mismo entorno generó un ambiente (instaurando el «Vamos Emi») por el cual no se podía opinar de manera distinta a las buenas acciones del argentino. Al chaqueño se lo puso muchos escalones más arriba de donde estaba realmente (me incluyo en esa responsabilidad, obviamente), haciendo que su actualidad sea difícil de asumir. De hecho, en este México Open, rompió una racha de 5 cortes fallados de manera consecutiva: algo inédito en su trayectoria. Además, los peligros de perder la tarjeta del PGA Tour siguen intactos.

«El que se quema con leche, ve una vaca y llora». Este tradicional refrán puede reflejar crudamente lo que considero que estoy viendo en la realidad de Magdalena Simmermacher. El ir con el «Vamos Maggie» (como bandera de batalla) hace que se pierda conciencia sobre el verdadero lugar en el que se encuentra actualmente, generando expectativas inciertas y un fundamentalismo peligroso y contraproducente, en el caso que los resultados de la argentina cambien. Aclaramos algo: los elogios se los ganó en buena ley, generando que el golf argentino vuelva a mirar hacia la gira europea femenina, luego de las expediciones de Milagros Ingaramo. Ahora, cuando la vara se levanta, se levantan los objetivos. Y hay que mirar el lado del «debe», aspirando a esa sigla que vuelve a escucharse en nuestro ambiente: LPGA.

En el Women’s NSW Open australiano, la pilarense terminó tercera, detrás de una Maja Stark que viene pidiendo pista hace rato. Y justamente la sueca es una de las referencias a seguir, en esta gira. Miren, el año pasado se hizo profesional. Antes de esto, estuvo en la pelea de los US Women’s Open del 2020 y del 2021 (terminando T-13 y T-16, respectivamente). Ahora bien, volviendo a su actualidad, ya ganó 3 títulos (uno de ellos fue viniendo de atrás, en el Estrella Damm Ladies Open: torneo que venía liderando Magdalena Simmermacher). Y sabe qué es lo que tiene que hacer. Cabe remarcar sus declaraciones del día sábado: «Siempre voy a cada torneo, esperando lo mejor de mí misma y con las intenciones de ganar». Esto se nota, al ver los resultados de los 3 torneos que jugó en el año, anteriores a este: T-30 (peor posición de su historia en el Ladies European Tour, con lo que eso significa), 2 segundos puestos y la victoria en cuestión. Además, cuando las cosas no salen como ella lo pretende, es muy inteligente para sacar ventaja de esa situación.

Si vamos a lo que ocurrió esta semana, la joven europea supo aguantar la diferencia que llevaba con su compatriota Johanna Gustavsson, otra jugadora que conoce los pormenores de la gira. En un momento, esa ventaja era de un solo golpe. Se transformó en 5. Y no se crean que no sintió los nervios de estar en esa posición de privilegio. Convivió con los mismos y logró cierta tranquilidad, al conseguir un birdie fácil, en el hoyo 15. El manual lo aplica a la perfección.

Recién pasamos la quinta parte de la gira. Por ahora, Magdalena Simmermacher va segunda, en la Race to Costa de Sol: ranking que determinará quienes serán las que disputen la última etapa de la Q-Series (las 5 mejores), con la intención de conseguir la ansiada tarjeta del LPGA. A su vez, se tomará un merecido descanso en este semana, cuando la gira llegue a Madrid: lugar donde Carmen Alonso tendrá la localía y se puede hacer su lugar en el listado. Madrid también marcará el segundo torneo de la querida eslovena Pia Babnik, quien es una de las grandes candidatas a los premios finales. Y no hay que dejar de lado a jugadoras como la sueca Linn Grant (de quien hemos hablado hasta el cansancio, en redes sociales), y las españolas Nuria Iturrioz, María Hernández (hemos entrevistado a ambas) y Marta Sanz Barrio, entre otras. Queda MUCHO camino por recorrer. Y hay que ir con cautela.

En conclusión, el próximo paso para Magdalena Simmermacher será el aprender a ser determinante, en los momentos en donde empiezan a surgir las típicas turbulencias, dentro de una vuelta de golf. A su vez, corre un gran riesgo, si entra en el espiral de confusión que proponemos (en algunos casos, de manera inconsciente) los que comunicamos, sin pensar en frío. Y digo esto porque me hubiera sido más fácil decir «Vamos Maggie», evitando cualquier tipo de críticas. Ahora, yo no escribo/comunico para que ella me comparta una historia de Instagram o me salude en Twitter. Obviamente, deseo que siga teniendo los resultados que tiene. No obstante, si dejo de ser sincero con lo que pienso, estaría describiendo una realidad que no es. En los momentos de bonanza, se debe hacer el mayor esfuerzo por clarificar la realidad.

Quedan más de 25 torneos, en este tour. A su vez, en caso de concluir el objetivo mencionado, deberá disputar las 8 rondas que propone la Q-Series, teniendo que terminar T-45 (como mínimo). Magdalena Simmermacher tiene la obligación de mantener los pies sobre la tierra. Nosotros, también. En esta gira (y en la vida), el avance es mucho más productivo cuando uno tiene la rutina de ENTENDER EL CONTEXTO. De no aplicar este principio, todo se puede volver en contra… en cuestión de segundos.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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