La motivación de contar con todas las herramientas necesarias para crear una nueva historia.
Hoy tuve un recuerdo, al ver la primera conferencia de prensa (en especial). Lo que vi me llevó a mis 5/6 años cuando, al arrancar la primaria, los alumnos más grandes (13/14 años) venían en los recreos, preguntándome las tablas de multiplicar. Por suerte, tengo a mis padres de testigos, quienes me vieron arrancar a leer a los 3 años. Tuve la posibilidad de que me adelantaran un grado en el colegio, pero los médicos no lo creyeron conveniente, entendiendo la importancia del desarrollo social: un aspecto que, aunque no lo crean, siempre me costó.
Pasaban los años y siempre tenía la tendencia de tener mejor trato con las personas más grandes que yo. Para colmo, cuando hacía una exposición para un examen, mis desarrollos (mediante cuadros sinópticos y herramientas similares) parecían más una maestría de Harvard (lo digo por la complejidad de mi explicación) que una presentación escolar. No me sentía cómodo dónde estaba, hasta que tenía que hablar del golf y del resto de los deportes. Ahí me desvivía por contar todo, sabiendo que los que estaban allí hablarían el mismo idioma que yo. Eso creo que fue lo que creo que le paso a Bryson DeChambeau, en la conferencia de prensa del día de la fecha.

Seguro, sólido, sin nada que esconder y con ganas de contar y demostrar la felicidad que está sintiendo, al ser parte de un proyecto nuevo. Tal es así que, por ejemplo, el hecho que Ancer y Wolff consideren el Asian Tour como alternativa (algo a lo que se suma nuestro protagonista) quedó de lado. Miren, al iniciar, DeChambeau habló de la posibilidad de aplicar estrategias y tener una identidad DIFERENTE. A su vez, su objetivo es «brindarles la mejor oportunidad de éxito a sus compañeros». Como podrán apreciar, también está preocupado por crear un legado. Sí: no nos volvimos locos.
El legado, según la Real Academia Española (en su segunda acepción), es aquello que se transmite a sus sucesores. Y el ex ganador del US Open 2020, como mencionó, lo puede proporcionar, otorgando su conjunto de habilidades. Y aquí también nos referimos a lo que está fuera de un campo de 18 hoyos. Es que su actuación, en el Long Drive 2021, hizo revitalizar una especialidad que parecía haber quedado en el olvido, logrando llegar a otro tipo de público. A su vez, con su canal de Youtube (y otras redes sociales), puede realizar (y de hecho lo hace) cosas similares a las que vimos en estos últimos días, con la deslucida «Slime Cup». Piensa en lo que pasa más allá de lo que provoca una copa ganada. Y no solamente para él.
DeChambeau dijo que ayudará al desarrollo golfístico de su comunidad natal, en Modesto (California), con lo que gane en LIV Golf. Además, también quiere lograr un multi-complejo deportivo, en Dallas. A su vez, también ayudará a la National Kidney Foundation, quien salvó a su padre diabético. No está desmotivado, ni se lo ve vencido, en la competencia del día a día. Todo lo contrario: encontró un lugar en donde lo escuchen y entiendan la manera en la qué el quiere desarrollar el deporte. Aquí interpretaron lo que necesitaba. Y lo hizo saber, de forma educada y con los argumentos que mencionamos recientemente.

Por eso, también entendemos el «grito en el cielo» que pegó Patrick Reed. El ex ganador del Masters 2018 dejó en claro que están aquí por todo lo que LIV Golf ha hecho hasta ahora. «Tenemos un horario más reducido, una temporada baja en la que podemos estar saludables y podemos alcanzar el punto máximo, en los momentos correctos». Por otro lado, el oriundo de San Antonio (quien dejó de tener contrato con PXG) manifestó la importancia de concentrarse en momentos específicos del año, en vez de tener la necesidad de jugar todas las semanas. ¿No se dan cuenta que es positivo que «la calidad de vida de los golfistas mejore», para que puedan desarrollar mejor su rendimiento? Por algo explicamos lo que pasaba en las Aramco Series, anteriormente. ¿Y por qué se creen que genera mucha molestia que los jugadores del PGA Tour, al entrar en la gira, tengan que luchar para no ir a pérdida? Y mejor no desarrollemos lo que pasa en el Korn Ferry Tour, el PGA Tour Latinoamérica y demás circuitos aledaños…
«Ahora puedo tratar cada evento como un gran campeonato mundial de golf y estar físicamente bien, durante todo el año». Nunca lo entendieron a Patrick Reed. Por otra parte, Bryson DeChambeau nunca fue considerado para el Players Advisory Council. ¡Cómo no van a reaccionar así! ¡Cómo no va a seguir el éxodo de golfistas, a pesar de las medidas tardías del PGA Tour y el DP World Tour! Ojalá, como también desearon Ancer y Wolff, los puntos del ranking mundial lleguen para estos torneos, dejando la mayor libertad posible para todos. Por más que Rory McIlroy negocie para que el LIV Golf quede aislado (según el querido James Corrigan, en Telegraph Sport), las falencias del circuito americano quedaron a la vista. Y parecieran ser cercanas a lo irreversible, a pesar de estas nuevas modificaciones. Tal es así que ahora no solo hay que fijarse en los que se puedan ir, sino en cómo quedarán los tours, luego de todo esto. Si LIV Golf se anima a aumentar el field un poco más, ¿qué excusa buscará el OWGR para no darle puntos? ¿Y se imaginan si se generaría una clasificación por cada continente, para algunos cupos del torneo? LIV Golf tiene margen para ir más allá, mientras que las giras tradicionales están al máximo de sus capacidades.
La enseñanza más directa, en esta novela, es la importancia de ESCUCHAR A TODAS LAS VOCES.

Matías Miguel Torge
Handicap 54
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