En un capítulo trascendental para el golf femenino, una actuación que logra reproducir reflejos del pasado.
Fue uno de los mejores AIG Women’s Open que he presenciado, sin lugar a dudas. Muirfield tiene magia. Una magia que debían apreciar las chicas, que no paran de demostrar que no tienen nada para envidiarle a los hombres. Tal es así que esta edición me hizo recordar al nombrado The Open 2002, en donde también fue protagonista el mejor sudafricano de estos últimos tiempos.
Ernie Els, en ese año, venía con cierta comodidad, al entrar al día final. El único que le generaba presión era el inglés Gary Evans, quien había dejado un score en el clubhouse. De repente, con un bogey en el 14 y un doble bogey al 16, la situación se empezaba a complicar considerablemente. El birdie del hoyo 17 y un par trabajado, en el capítulo final, lo depositaba en un playoff de 4 golfistas (junto al francés Thomas Levet y los australianos Stuart Appleby y Steve Elkington). El resto es historia conocida y comentada durante mucho tiempo, en este medio.
Aquí, al llegar a este domingo, todo parecía simple para una Ashleigh Buhai que se quería tomar su revancha de la edición del 2019. Y lo estaba haciendo, con un golf superlativo. Sus 65 golpes del viernes y sus 64 golpes del sábado (igualando récord del torneo, desde que el mismo es un major) hacían que la ventaja fuera de 5 golpes. No tenía que pasar nada extraordinario. Ahora, teniendo en cuenta el contexto en el que estábamos viviendo (vientos insoportables y un campo extremadamente firme), no podíamos dar por obvio ninguna situación. Lo imposible, gracias a los dioses del golf, coqueteó con la realidad.
In Gee Chun, luego de ganar el KPMG Women’s PGA Championship, quería ganar uno de los 2 majors que le faltan. Para colmo, entre sus 4 victorias en el LPGA, 3 corresponden a este tipo de eventos (para colmo, contando este resultado, tiene un segundo lugar aquí y otro en el The Chevron Championship). Por lo tanto, no era casualidad que era la que más pelea le daba a la experimentada sudafricana. En un momento, llegó a estar a 1 golpe (entre el 4 y el 5). Ahora bien, la diferencia estuvo entre los 2 y los 3 impactos. Esa diferencia se diluía, luego del hoyo 15.
Bunker del fairway. Pegada a la pared. Tuvo que salir hacia atrás. Metida en el rough alto. La pesadilla terminaba en un triple bogey. «Entre el hoyo 15 y el 16 trataba de entender que eso era lo que era. No entré en pánico». Y ahí estuvo una de las claves de este torneo. Ashleigh Buhai entendió la realidad y la aceptó, pensando en el tiro siguiente: algo que Gaby López lo sostuvo como uno de los grandes principios, en esta semana (esta es una de las tantas razones por la cual destacamos sus declaraciones, en estos 4 días). No le tembló el pulso. De hecho, al llegar al hoyo 18, supo resolver un último putt más largo de lo debido. El desempate estaba en marcha.
Los cuatro capítulos de este playoff se dieron en el mencionado hoyo 18. En el primero de ellos, la N°11 del mundo (hasta este torneo) supo salir con un gran approach y putt, desde el famoso bunker de la derecha del green (con una isla de rough). El sufrimiento para la coreana continuaba, luego de un bogey trabajado (Buhai tuvo su putt para par, que llegó al borde del hoyo y no cayó), al disputar nuevamente el 18. En la tercera ocasión, ambas se fueron con 2 putts. La luz se iba acabando y faltaba ese toque de gracia.
En el último hoyo de la contienda, In Gee Chun visitó el bunker de la derecha del fairway. Llegó al green, con el tercer tiro. Buhai tenía todo a su favor, pero había visitado el bunker de la derecha de la bandera, que habíamos descripto anteriormente. Más allá de eso, salió con una soltura digna del «The Big Easy». El cuento se volvía a repetir, con un estilo semejante.
«En los últimos cuatro/cinco años, finalmente comencé a ponerme de pie en el LPGA, sintiendo que podía competir. Y aunque ahora tengo 33 años, siento que estoy jugando el mejor golf de mi carrera». ¿Hablamos de Ernie Els? Bueno, también Gary Player ganó aquí, en 1959 (y también Alison Sheard ganó este torneo, en 1979. El tema es que, en ese año, el AIG Women’s Open no era un major. Sally Little, si bien no ganó aquí, es la otra jugadora de su país con torneos grandes en su haber). A gusto del consumidor, mi querido lector, usted puede determinar en qué se pudo haber inspirado nuestra talentosa protagonista de hoy. Encima, esto se dio con un Muirfield que ha logrado abrirse a la realidad reinante. Tal es así, que inspirándonos en la Compañía de Golfistas de Edimburgo (que establecieron las primeras trece reglas de nuestro deporte), fuimos testigos de la notable actuación de Ashleigh Buhai, con UN HONORABLE INSTINTO DE GLORIA.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
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