El PGA Tour pasando por días difíciles de entender.
Voy a empezar por lo más destacable de una de las semanas más extrañas del PGA Tour. Luego de este BMW Championship, se definieron las plazas directas para la Presidents Cup. Tal es así que tendremos a Sam Burns, Justin Thomas, Scottie Scheffler, Tony Finau, Xander Schauffele y Patrick Cantlay, por el lado del equipo estadounidense. Por otra parte, por el equipo de los jugadores internacionales, las plazas se las han asegurado el canadiense Corey Conners, los coreanos Joohyung Kim y Sungjae Im, los chilenos Mito Pereira y Joaquín Niemann (algo histórico para el golf de este país. Aquí hay que remarcar claramente el fenomenal trabajo de Edo Miquel, el coach de ambos jugadores), el japonés Hideki Matsuyama y los australianos Adam Scott y Cameron Smith. Faltan 6 y 4 designaciones, respectivamente. Ahora, el orden que dimos no fue caprichoso. Del lado americano, los últimos 2 jugadores fueron parte de todos los rumores para saltar a LIV Golf. Del lado del resto del mundo, los últimos 4 entran en esa lista, siendo Smith una fija para dar el salto hacia el torneo de Boston.
Creo que esta es la base perfecta para explicar el cómo podemos detenernos en un Patrick Cantlay que defiende su BMW Championship (siendo el primero de la historia, en estos Playoffs), ¡pero dice que el formato de la FedEx Cup es extraño! Y con esto, no estamos diciendo que el próximo N°3 del mundo no tenga razón. Es más, lo apoyamos. Ahora bien, la facilidad con la que se sacan «los trapitos al sol» (como decimos en Argentina) generan un escenario difícil de imaginar para el mundo del golf, propiciado por una lucha descarnada de poder. Sí, no se resfriegue los ojos. Ha leído bien. No estamos hablando de dinero, sino de poder.
Sahith Theegala (en una temporada soñada) y Scott Stallings se han metido entre los 30 mejores de la FedEx Cup, asegurándose un lugar en los majors del año que viene. Ahora bien, me gustaría saber qué hubieran pensado si tuvieran el ranking que tenían hasta hace unos meses, al ver la reunión que se dio el martes, en el Hotel DuPont de Wilmington.
Según «No Laying Up» (también hubo reportes de FirePit Collective y de nuestro amigo Bob Harig, en Sports Illustrated), allí estuvieron Scottie Scheffler, Rory McIlroy, Patrick Cantlay, Jon Rahm, Xander Schauffle, Justin Thomas, Collin Morikawa, Will Zalatoris, Viktor Hovland, Matt Fitzpatrick, Sam Burns, Jordan Spieth, Tony Finau, Billy Horschel, Cameron Young, Joaquin Niemann, Max Homa, Shane Lowry, Tyrell Hatton, Kevin Kisner, Rickie Fowler, Adam Scott y el mismo Tiger Woods. Empecemos porque en esta reunión no estuvo Jay Monahan: algo preocupante, desde mi humilde lugar, para el desarrrollo de lo que pasó. Más allá de que las propuestas luego serán comunicada al Comisionado del PGA Tour, esto demuestra que los mejores jugadores (de los cuales, varios de esa reunión también fueron nombrados para LIV Golf) quieren tomar poderío de una gira a la que algunas personas nos venden que es perfecta, tratando de tapar parches a escondidas. Sí: se están fijando en el envase.
A ver: la versión más repetida (Bob Harig y Alan Shipnuck) fue la de buscar una nueva gira interna, dentro del PGA Tour, compuesta por 18 torneos, los 60 mejores jugadores y bolsas de 20 millones de dólares. «No Laying Up», por ahora, difiere en la cantidad de eventos a realizarse, bajo este sistema. A su vez, este último medio sostiene que los torneos serán con un field reducido, pero combinando jugadores exentos y jugadores que se clasifiquen mediante los torneos regulares de la gira (a su vez, aquellos que consigan la exención, deberían jugar 3 eventos fuera de esta serie de torneos paralelos, como mínimo). ¿Me podrían explicar cómo justificaría el Ranking Mundial a esta posible idea? ¿No creen que los golfistas de menor nivel se sentirían decepcionados por esto, viendo que las diferencias entre ellos y los mejores serían cada vez más abismales, con las pautas que se están tratando de marcar? Y esto no termina aquí.
GolfWeek reveló que también McIlroy y Woods planean una serie de eventos de exhibición en donde la tecnología tenga su papel (un ejemplo es el BMW Indoor Invitational, celebrado en la pausa por la pandemia del COVID-19) y sean de enero a marzo, con público en vivo (otra de las pocas cosas positivas que sacamos de todo esto, sabiendo que no sería lo más importante). Ah, también parece que (según FirePit Collective) los jugadores de menor nivel serían compensados con 500.000 dólares, que se irían descontando de ganancias futuras. En fin, todo esto nos lleva a una conclusión: una actitud reactiva y poco inteligente.
Mejorar el tour no es sinónimo de más dinero y mejores jugadores. Y si competir con LIV Golf implica solo considerar al dinero, no hay manera de que el tour americano salga ganando. Insistimos con este concepto: NO SOLO ES EL DINERO. ¿Es una de las razones más importantes? Claro. NO DEBE SER LO ÚNICO. Mejorar el tour implica que desde el N°1 al N°200 (por decir una cantidad «x») se sienta cómodo. Y eso, por ejemplo, lo logró Mike Whan, en el LPGA. Whan, más allá de alguna que otra acción fallida (recordemos el caso Sophia Popov), se preocupó por el bienestar de sus jugadoras, tratando de buscar constantemente consensos. De este lado del mundo del golf no vemos lo mismo, ante una situación que ya se descontroló. Y, como dice el refrán, «a río revuelto, ganancia de pescadores». Si este es el concepto de «hacer crecer el golf», perteneciente al PGA Tour, está equivocado.

¿A dónde quedaron formatos, como la vieja EMC World Cup? Les puedo asegurar que, en Argentina, eso hizo que muchos entremos a vivir el deporte. Y, más allá de la trayectoria de Ángel Cabrera y Eduardo Romero, estaba Argentina. Y en las transmisiones, por ejemplo, nos volvemos locos cuando nuestros jugadores no aparecen/aparecen en pocos tiros, a pesar de que les vaya bien. Por otro lado, si bien entendemos la historia de los campos estadounidenses, no vemos aprovechados un montón de otros lugares en el mundo, que quieren ver a los mejores, sin lugar a dudas.

Les pongo otro ejemplo. ¿Se acuerdan cuando Tiger Woods iba a ir a la Bridgestone America’s Golf Cup (torneos con parejas de toda Latinoamérica), tanto en la edición argentina de 2014 como la edición mexicana de 2015? Bueno, por lesiones, el americano no pudo jugar. ¡Y desde el nombrado año 2000 que no pisa la Argentina! ¿Saben lo que hubiera sido, si teníamos al ex N°1 del mundo en su plenitud, en el Olivos Golf Club? Les puedo asegurar que la cancha hubiera colapsado. Todo quedó en la nada.
LIV Golf, nos guste o no, entendió que el golf tiene muchas aristas, que pueden formar otro sentido de pertenencia. Y agarró una variable que el PGA Tour abandonó: el tema de los formatos de competencia. A eso le sumó una mayor previsibilidad en los calendarios, dándole mayor valor a ese estilo y apuntando a abarcar la mayor cantidad de culturas mundiales posibles. Un ejemplo claro es cómo trabajan los fichajes. De hecho, 1 de los 5 nombres (de los 7 que vendrán) que manejamos no tiene una posición de privilegio, en el OWGR. El tema es que representaría un mercado imponente para el deporte, que tendría una mayor visibilidad con un sistema de juego relacionada a la nueva gira. La situación está más que clara y algunos se siguen tropezando con la misma piedra.
Esta semana, inició UN ESPECTÁCULO LISÉRGICO que puede cambiar la historia del golf. Lo más fácil, en referencia a una búsqueda de consensos entre las partes en conflicto, quedó en una utopía difícil de entender. Esperemos que todas estas noticias sean solo rumores y hayan otras propuestas más serias.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
PD: El artículo es dedicado en la memoria de Tom Weiskopf, quien falleció a sus 79 años.
Latinos: Joaquín Niemann fue el mejor, quedando T-8 (el único que se clasificó al Tour Championship). Emiliano Grillo quedó T-19, Sebastián Muñoz quedó T-35 y Mito Pereira se ubicó T-54 (ninguno de ellos se clasificó al Tour Championship).
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