El cierre de una de las temporadas más extrañas del PGA Tour.
Acabamos de terminar una temporada insólita, revolucionada y, por momentos, insoportable. Es que, desde nuestro humilde lugar, toda variedad de expresiones golfísticas son válidas, siempre y cuando no colisionen entre sí (algo que vemos en el caso de LIV Golf, en relación al resto de los circuitos). Por lo tanto, es hora de poner todas las cosas en su debido tamaño.
Rory McIlroy ganó su tercer trofeo de la FedEx Cup (con este Tour Championship), siendo el primero de la historia en hacerlo. Todo esto lo hizo con una gran ronda final, destrabada en los hoyos 15 y 16. Piensen que arrancó con 6 golpes por detrás (T-2). Por lo tanto, también hay que reconocer que tuvimos a un Scottie Scheffler que ha contribuido con todo esto, sin lugar a dudas. Un Scottie Scheffler que parecía que tenía todo en sus manos, al terminar los 54 hoyos. Fíjense que, desde nuestro lugar, no podemos rescatar mucho más.
En primer lugar, no podemos rescatar mucho más porque el mismo McIlroy se encarga de desviar el foco de lo que pasó el día de hoy, efectuando una declaración con tintes cercanos a lo religioso: «yo creo en el golf, creo en este circuito. Es el mejor lugar del mundo para jugar golf». Cualquier similitud con una misa dominical es absolutamente casual. Encima, hay que agregar que el norirlandés dijo que el «hoyo N°70 es el mejor lugar para tomar la delantera de un torneo», aclarando que «esto sería el equivalente al hoyo N°52, en el otro lugar». Por otro lado, también dijo que «odiará ver a 18 de ellos allí», en relación a la visita de los jugadores de LIV Golf, en Wenthworth (BMW PGA Championship). No hay necesidad de todo esto. Como me dijo Carlos Ortiz, en la nota que hicimos, creo que el PGA Tour deberá preoocuparse por las cosas buenas de la gira, dejando de mirar al resto (entiendo que el consenso debería ser lo primero. Pero dadas las circunstancias.
A esto hay que sumarle a un Scottie Scheffler que dijo que «no juega por dinero», en un posible mensaje críptico. Fíjense que lo estrictamente relacionado al deporte se ha dejado de lado. Tal es así que Joaquín Niemann, dueño de una temporada espectacular, ha estado en el ojo de la tormenta, por el simple hecho de tomar una decisión personal para su futuro. Sí: el chileno, desde ahora en más, será jugador de LIV Golf.
¿Cuál es la molestia principal? Según me contaban amigos chilenos, a Niemann lo ven como la gran chance para que Chile tenga una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Y para clasificar allí, deberá obtener puntos del ranking mundial. ¿Esto se podrá dar, estando él en LIV Golf? Sí, teniendo en cuenta que puede jugar torneos del Asian Tour y del DP World Tour (en este último caso, hasta que la medida cautelar no tenga efecto), entre otras giras. Por lo tanto, ¡su decisión no le tiene que molestar a nadie, en mi opinión! Niemann ha optado por otros caminos, con la intención de lograr este deseo. ¡Y esto no tiene que motivar a campañas que expongan al joven golfista! Realmente es una gran injusticia que el N°18 del mundo tenga que estar viviendo esto.
Definitivamente (mitad opinión/mitad información), la llegada de Joaquín Niemann destrabará el posible éxodo de muchos latinos para LIV Golf. Tal es así que su compatriota, Mito Pereira, también está dentro de los posibles nombres para la nueva gira (Golf Channel lo dio como hecho, pero nosotros pensamos que puede tener chances en un futuro. Lo vemos como un posible anuncio para 2023 y creemos que jugará la Presidents Cup). Por lo tanto, creemos que hay que destacar el gran trabajo de nuestro vecino país trasandino y la región, en este 2021-22. Y ahí incluyo a un Eduardo Miquel que, con mucho empeño, está demostrando ser uno de los mejores coachs latinos. Ambos golfistas mencionados (y aquí hay que sumar a Carlos Ortiz) tuvieron un crecimiento fenomenal, consolidándose en las altas esferas del golf mundial. Y para eso, aparte de talento, hay que tener a un entorno fiel y directo, como ha sido «Edo» con sus alumnos. Creo que deberíamos rescatar estas cosas.
Y mientras tuvimos a un Cameron Young que reconoció que las nuevas medidas del PGA Tour lo hicieron quedar allí, consideramos que es hora de contemplar un nuevo formato para el Tour Championship. La actuación de Rory McIlroy fue muy buena, siendo también ganador, en el caso que no se contaran los golpes adicionales iniciales. Ahora, esto no hubiera pasado si Scottie Scheffler tenía un resultado parecido al de los 54 hoyos. Y a ese punto quiero llegar: volvemos a recaer en el tema de las formas de juego. ¡Qué distinto todo sería si, luego de que los mejores 30 jugaran los 4 días del Tour Championship (por juego por golpes), los primeros 4 definirían todo, mediante un match play a 6/9 hoyos, con semifinales y final! Ahí se ve otra falta GRAVE de la gira estadounidense: la creatividad.
Amigos: creo que el mundo de nuestro deporte necesita una SIMPLIFICACIÓN CON URGENCIA, en acciones, ideas y sentimientos. Por ahora, es una utopía. Esperemos que cambie todo.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
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