El ganador de menor edad, en LIV Golf. El comienzo de una historia que podrá dar que hablar.
A ver, nunca estuve en contra de su decisión. Sí estuve en contra de los modos que usó para informar su decisión. Recuerdo que, cuando sabía los nombres de Carlos Ortiz y Matthew Wolff para LIV Golf (para Portland), tenía que él era ese famoso tercer nombre, que no lo encontraba por ningún lado. Cuando averigué al respecto, todo fue desmentido. Esa desmentida fue de una manera categórica, casi tratándome como que estuviera diciendo una tremenda estupidez y una locura. Es más, bordeó la falta de respeto. Obviamente, cuando la cuestión salió a la luz, sentí que fue una «tomada de pelo» a mi trabajo, por las formas. No obstante, nunca cuestioné su decisión. ¡Y la apoyé desde un principio, como con todos los que se fueron a LIV Golf! Tal es así que se vieron los frutos de esa decisión, en el día de hoy.
El talento de Eugenio López-Chacarra es, por momentos, abrumador. Sí, podríamos decir que su mayor defecto es el juego sobre el green. No obstante, cuando empieza a inspirarse, se hace insoportable. No falla/falla poco, no se desespera y empieza a contar con un abanico de oportunidades que obliga a que sus rivales tengan el mínimo error. Y eso fue lo que pasó hoy. Y eso fue lo que pasó, en esta semana.
Fue generando un monopolio, en este torneo. De hecho, llevaba 5 golpes de ventaja, al entrar al dia final. Y controló sus emociones, como un veterano de mil batallas. Tal es así que, por ejemplo, aguantó la suspensión por lluvia… ¡y volvió con un approach quirúrgico, en el hoyo 15! No perdonó a nadie. Tampoco permitió la remontada de un Patrick Reed que venía inspirado, en el grupo de adelante. Tal es así que, en un momento, la ventaja era de solo un impacto. Por eso, destacamos el temple de Chacarra para soportar cada uno de los embates del americano, de quien conocemos su calidad golfística. Jugó como un grande.
La gran actuación de Chacarra también fue condición necesaria para que el Fireballs GC consiguiera su primer triunfo como equipo. Y era un equipo que, a pesar de los buenos resultados de sus jugadores (recordemos las grandes actuaciones de Carlos Ortiz, cuando comenzaba todo esto), había conseguido menos resultados de los que verdaderamente merecía. 7 golpes y se consolidan en la parte alta del tablero, buscando los ansiados primeros 4 puestos (antes de empezar este torneo, estaban quintos) y la posibilidad de arrancar el sábado, en la final por equipos de Miami. Sí: aquí todo cuenta. No lo dude.
Definitivamente, este es el BAUTISMO DE FUEGO de Eugenio López-Chacarra. Y lo felicitamos, junto a su caddie: el reconocido Adolfo Juan Luna (también integrante del equipo de Ten Golf). Su maduración, si está predispuesto a seguir creciendo y al hecho de aprender de sus errores (tanto dentro como fuera del campo), será de temer.
Desde Madrid, en exclusiva.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
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