El golf está coqueteando con el abismo. Y el freno se rompió.
Creo que estamos llegando a un lugar peligroso. A un lugar en donde no importa quien gane, quien pierda… Solo importa el orgullo propio. Y es lo peor que le puede pasar al golf.
Insisto que las palabras de Jon Rahm, en relación a Eugenio Chacarra y su victoria en LIV Golf, son las de un líder que necesitamos, dentro del mundo del golf. Más allá de no estar de acuerdo con lo que propone la gira de Greg Norman, tuvo un gesto de un caballero, que solo quiere que todo siga en paz. Y está bien lo que está proponiendo. Es que, al fin y al cabo, se trata de disfrutar nuestro deporte. Y mientras más maneras hayan, mejor para todos. Pero bueno, parece que quienes manejan todo no lo llegan a entender.
En primer lugar, ya me cansa que no se hable de golf al 100%, cuando tenemos que hablar de LIV Golf. Si la innovación no tiene sustentos firmes, se diluye. A su vez, en la mayoría de los casos, la innovación requiere un proceso de aceptación, al cual no hay que apurarlo. Por eso, hace unos artículos atrás, contaba el proceso del amor de una pareja como el ejemplo más claro de la etapa en la que está viviendo LIV Golf. Una etapa en la que solo muestra desesperación, poniendo una barrera entre el público y la gente.
Creo que la gente no termina de entender el evento porque no es bien comunicado. Y los jugadores no pueden hacer milagros, si solo importa resolver lo que pasa con los puntos del ranking mundial, forzando las cosas. Los jugadores no pueden hacer milagros si solo importa ver si Phil Mickelson y Alan Shipnuck tuvieron una charla «off the record» u «on the record». ¡Se pasó por alto que Dustin Johnson fue el campeón individual! Solo se preguntó el qué hará con los 18 millones de dólares ganados. Por otro lado, tampoco se dijo mucho sobre una gran actuación de Peter Uihlein (en uno de los mejores rendimientos de su carrera) y un regreso de buen nivel… para Brooks Koepka. ¿Y se acuerdan de las LIV International Series? Quedaron perdidas, en el olvido. No hay publicidad de lo que vendrá. No se genera un ambiente de «LIV International Series». Ahora, si nos vamos al Aramco Series, esto no pasa allí.
La serie de eventos femeninos fue al Trump Golf Links at Ferry Point, en Nueva York. Y allí ganó Lexi Thompson, quien vuelve al círculo de campeonas (Magdalena Simmermacher terminó T-28). Por otro lado, el conjunto comandado por la sueca Johanna Gustavsson se llevó la corona. ¿Y esto por qué lo tomamos con cierta naturalidad? Simple: hay corte, luego de los dos primeros días. A su vez, la competencia por equipos se adaptó para que se dispute jueves y viernes, con la intención de que las cosas fueran más prolijas y puedan diferenciarse de la mejor manera posible. ¿Tan difícil es ampliar un field y poner un corte real, en LIV Golf? ¿Por qué, en vez de exponer a los jugadores con declaraciones que no vienen al caso, se busca «exponer» al OWGR? La innovación, si ese es el concepto que se busca, no se puede imponer.
En otro orden de cosas, me gustaría que me cuenten quién es el líder del Estrella Damm Andalucía Masters, porque (según el DP World Tour) solo importa que mañana será la última ronda y no vi ni un solo tweet del líder. Miren que yo pude apreciar el gran trabajo que hace el DP World Tour, dentro y fuera del campo. Ahora, los grandes directivos de la gira deben dejar los egos de lado (no digo nada del PGA Tour porque ya saben lo que pienso también), de manera urgente.
El español Adrián Otaegui, por jugar 3 torneos de LIV Golf, es condenado al ostracismo. ¡Y logró hacer récord de campo en Valderrama, tras 54 hoyos y con lo que eso significa! 6 golpes de ventaja y está dando un espectáculo que hace mucho que no se ve, en la zona sur de España y en el DP World Tour. Ahora bien, es difícil esperar otro resultado ante un Keith Pelley que nos dijo que «solucionaría las molestias de la familia Ballesteros, en Madrid» (recordemos la creación del Hero Trophy: copia exacta del Seve Trophy, pero sin la inclusión de la leyenda europea) y todavía no contamos con una resolución. Es difícil esperar otro resultado cuando se dice que hubo CLARAS diferencias de trato (algunas habrían llegado a discusiones muy subidas de tono) entre el director de la gira y los jugadores de la nueva serie golfística (por algo Jon Rahm salió a defender a Sergio García). Es difícil esperar otro resultado cuando se habla que la sede de esta semana tiene todo arreglado con LIV Golf, siendo casi ignorada por el circuito europeo (no fue cuidada)… ¡a pesar de su prestigio!
Encarecidamente, pedimos BASTA DE SOBERBIA al mundo golfístico, a esta altura del partido. Se está destruyendo el golf. Y NADIE hace nada.
Desde Alicante, en exclusiva.
Matías Miguel Torge
Handicap 54