Un nuevo ejemplo de alguien que está pulverizando marcas de vigencia, día tras día.
Es muy difícil ponerle un nuevo adjetivo. Es que nunca sabés lo que puede pasar con él. Tiene una magia que hace rato que no se ve. Por esa particularidad que tiene el golf, en referencia al rompimiento de situaciones cercanas a lo lógico, es muy difícil terminar de decir (por ejemplo) que no dará otro espectáculo, en el Augusta National Golf Club. Pareciera que tiene recursos infinitos. Y esto lo digo porque un parpadeo te hace perderte un birdie de su propiedad. Recolecta golpes como aquel tío que sabe cuándo le va a caer la naranja del árbol de su patio.
El eterno Hale Irwin quedó minimizado. Es que parecería que solo un milagro detendrá todo. El récord de sus 45 victorias está en peligro. Piensen que con este triunfo, en el TimberTech Championship, el alemán quedó a un campeonato de algo que parecía totalmente irrepetible: ser el máximo ganador del Champions Tour. Y estamos hablando de alguien que hace 42 años no para de ganar. Sí: escuchó bien. Estamos hablando de 42 años, sumando al DP World Tour y el PGA Tour. Más de 10 mundiales, más de 10 gobiernos argentinos, casi «dos bodas de plata»… y así podemos seguir. Cabe remarcar que el primer N°1 del ranking mundial fue él. Y en el 2022 seguimos hablando de su presencia. Nada es casualidad.
«El primer día no hice muchos putts. El segundo día emboqué de todas partes y emboqué un tiro desde el bunker. Y el tercer día jugué muy sólido. Jugué un golf casi impecable, hasta el punto en que no me metí en ningún tipo de problemas, manteniéndome por delante». Es la mejor simplificación del arte del triunfo. Sabe resolver los momentos en donde hay que generar giros bruscos, no se desenfoca y está concentrado en pegar en los instantes donde hay que pegar. Cabe remarcar que Langer fue por más, en la conferencia de prensa post-triunfo. E hizo referencia (con algunos errores, que iremos corrigiendo) a ese famoso «punto de inflexión», en el que siempre caemos. Tiene una inteligencia superior.
Paul Goydos, inmediato perseguidor, lo igualó en el 1. Ese empate siguió presente, hasta que llegó el hoyo 4. Y luego del birdie de Langer, el americano no pudo bajar el par. Para colmo de males, Goydos siguió con un doble bogey, haciendo que el alemán nunca suelte el liderazgo. A todo esto, piensen que el ex N°1 del mundo venía de hacer el récord del campo, al llegar al día domingo. Y ese récord del campo le valió superar su edad… ¡por sexta vez! Por lo tanto, con todo eso en mente, salió a acelerar con autoridad y en el instante en que las circunstancias lo pedían.
6 golpes de ventaja y una actuación contundente. «Siempre es increíble ganar en cualquier parte del mundo. Pero ganar en el lugar donde vivis, frente a la familia y los amigos, es mucho más significativo y especial. Tengo muchos seguidores. Pero es genial estar en tu casa, dormir en tu propia cama y tener un poco de comida casera». Hay que reconocer que la habitualidad de la familia también ayudó a que Bernhard Langer siga escribiendo páginas de la historia. De hecho, uno de sus cuatro nietos (Jason) salió corriendo por el green del 18. La alegría era inmensa e inclusiva, porque a todos nos hizo sentir como parte de su entorno.
Por si algo faltaba, Bernhard Langer logró también superar el hecho de ser el ganador de mayor edad de la historia del Champions Tour, con 65 años, 2 meses y 10 días. Si no fuera porque el neozelandés Steven Alker pareciera estar iluminado, lo teníamos en las puertas de una nueva Charles Schwab Cup. Ahora, es el quinto del listado perteneciente al evento mencionado, sin chances de quedarse con una nueva corona aquí. Tendrá que luchar un poco más de lo debido, en el 2023. Pero no podemos subestimarlo. Su poder oculto sigue saliendo: tiene una ATEMPORALIDAD MANIFIESTA, aparentando ser un caso único en su especie.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
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