Un pequeño análisis sobre el ganador del Latin American Amateur Championship. La importancia de actuar con seriedad, antes de la etapa del profesionalismo.
A los argentinos nos distinguen por muchas cosas. Varias de ellas son buenas y varias de ellas no son tan buenas. Y muchas veces, por ese hambre voraz de la competencia o ese hambre voraz del cholulismo, hacemos un mundo de circunstancias que merecen su cautela o su paciencia. Es muy difícil hacer el ejercicio contrario, porque esa pasión es el motor de nuestras vidas. De hecho, cuando ese motor trae buenos resultados, nos olvidamos del análisis riguroso y creemos que tocamos el cielo con las manos. No vemos esas pequeñas luces de mejora.
Si bien la emoción por la Selección de Fútbol de Argentina era notoria, los mismos jugadores sabían que tenían que convivir con un proceso difícil, con muchas responsabilidades en ascenso. Ellos fueron los que tuvieron los pies sobre la tierra, a pesar de que nosotros andábamos en una nube. Y ese fue el valor del gran campeonato mundial que lograron: un valor que se debería traer a esta semana, en Puerto Rico. Es que Mateo Fernández de Oliveira, si bien entendía que era el gran candidato, sabía que la única manera de llegar a la meta era seguir trabajando constantemente.
Definitivamente, es uno de los mejores jugadores argentinos de la camada. Y no lo digo solo por su posición en el ranking mundial. Hay que reconocer que Mateo Fernández de Oliveira es uno de los que trabaja con mayor seriedad, dentro del golf argentino. Sin estridencias, sin llamar la atención y con la única intención de seguir sumando triunfos. De hecho, este era «su major». Y el concepto de «major», en esta situación, se cuenta como el proceso de ponerse objetivos claros y quedando a disposición de ellos, dando el 100%. Estamos hablando, nada más ni nada menos, del conocido proceso lógico que enfrenta cada golfista, día tras día.
Si bien el Grand Reserve Golf Club de Puerto Rico ha entregado concesiones, nos cuesta encontrar detalles distintos a una actuación compacta, difícil de superar (de hecho, ese -23 es el mejor score de la historia del torneo) y con mucho criterio. «Jugué pensando que nunca se había terminado el torneo», le dijo a la prensa, en la conferencia de prensa post torneo. Y eso es actuar como un profesional, a pesar de que no lo fuera: un valor que hay que cuidarlo, como si estuviera en una caja que dice la palabra «FRÁGIL». Es que la voluntad y las ganas de mejorar surgen, en gran parte, gracias a la mentalidad de la persona. Con lo que hemos dicho, creo que la idea queda clara.
¿Qué es lo que viene para el oriundo de San Isidro? El argentino tendrá una invitación para el The Masters, el US Open y el The Open, en Royal Liverpool Golf Club. Aquí me quiero detener porque esta sede fue la misma en donde El Maestro, Roberto De Vicenzo, ganó su major (1967). “Volver a donde ganó Roberto (De Vicenzo), en 1967, es muy especial. Fui allí, en 2016. Y en el momento en que entré al clubhouse, me preguntaron de dónde era. Y dije «Argentina». Allí me dijeron, «está bien, vení». Me llevaron al comedor donde tienen retratos y todo lo relacionado a cuando ganó él. Me sentí muy orgulloso”. Valora la historia y entiende la importancia de ella. Una buena señal.
A todo esto, Mateo Fernández de Oliveira también disputará el México Open at Vidanta. Y hoy es su cumpleaños. Piensen que también se transformó en el segundo argentino victorioso, en este Latin American Amateur Championship (igualando lo que hizo Abel Gallegos, en el 2020). Ahora, en medio de esta vorágine, no hay que olvidarse que todavía falta para pasar a la siempre complicada etapa del profesionalismo. Y él, como mencionamos anteriormente, está haciendo que esa transición sea más llevadera. Por lo tanto, deseo que el argentinismo y esa necesidad por salir en todas las fotos del campeón, creyendo que somos protagonistas de lo que él hizo, quede de lado. A Mateo Fernández de Oliveira hay que DEJARLO SER. Y también no hay que hacerle perder de vista que el mejor apoyo no es aplaudir todo. El mejor apoyo es ser sinceros con él, en las buenas y en las no tan buenas. No obstante, aquí hay una mente distinta, que se debe dejar crecer. Una mente que nos obliga a mirar DETRÁS DEL BOSQUE.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
PD: agradecemos a la gente de prensa del Masters y del Latin American Amateur Championship, por las fotos y el material.
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