Un Hero Dubai Desert Classic que puede marcar un cambio de tendencia, en las miradas del mundo del golf.
No sé si Maria da Graça Meneghel, más conocida como «Xuxa: la reina de los paquitos», fue una visionaria. Y no lo decimos por los mismos paquitos, que solo formaban parte del decorado, a pesar de bailar bien. Lo decimos por la letra de una de sus canciones. Es que no hay otra manera de definir las conclusiones de lo que pasó está semana, en el DP World Tour.
Hay una realidad. Todos los ojos estaban puestos en el Hero Dubai Desert Classic, en esta semana. Y no es para menos. Encima (por los amigos de «Ten Golf») tuvimos una polémica particular, con Patrick Reed (jugador de LIV Golf), Rory McIlroy (fiel defensor del PGA Tour y del DP World Tour) y un tee rebelde, que se paseaba por el Driving Range. ¡Y cómo olvidar que llovió en Dubai, con lo que eso significa! El contexto estaba predestinado para un final para alquilar balcones, como fue lo que pasó este lunes. Vimos un golf de excelencia, bajo una presión particular. Y eso siempre es bueno. Es que de eso se trata: apreciar la garra de los mejores jugadores del mundo, semana tras semana.
La primera prueba de fuego, en cuanto a todo el ambiente en el que vivíamos, la tuvimos con Henrik Stenson (capitán saliente del equipo europeo de la Ryder Cup, con su ida a LIV Golf) y Luke Donald (capitán entrante del equipo europeo de la Ryder Cup), juntos y sin ningún tipo de problemas, en la tercera ronda del torneo. Ambos se comportaron como 2 caballeros, buscando dar lo mejor de uno y tratando de avanzar. Tal es así que el sueco hizo hoy la mejor ronda del torneo, con 64 golpes (terminando T-8. Luke Donald no pasó el corte de la tercera vuelta). ¡Y no pasó nada raro!
Ahora bien, estoy obligado a volver a los dos protagonistas principales, en este evento. Y allí tenemos que hablar de un Patrick Reed al que le encantan los ambientes adversos. Por más que no lo diga, se nota que lo disfruta. Lo siente. Lo vive. Tal es así que pareciera que gestó una adrenalina especial, sabiendo que lo tenían que enfocar con su gorra de LIV Golf. Sentía que tenía que hablar, dentro de la cancha. Y tuvo mayor cantidad de motivos, luego de su situación con las reglas y esa pelota que quedó incrustada en una palmera del hoyo 17, identificada en un árbol que parecía no ser el correcto (como expresamos por Twitter, durante reiteradas ocasiones, una situación que el DP World Tour dio como válida. Por lo tanto, desde nuestro lugar, no reviste mayor interés lo ocurrido con él, en esa tercera ronda): una pelota pareció ser la gota que rebalsó el vaso.
Reed, con toda la furia, empezó a producir una ronda de alto impacto. Tal es así que casi logra un albatros, en el hoyo 10. No paraba de atacar. No paraba de molestar a un Rory McIlroy que iba resistiendo como podía, teniendo en cuenta el factor emocional. Es que los birdies, para el N°1 del mundo, no aparecían (los primeros fueron en el hoyo 9 y el 10). Y el americano, de esa manera, lograba igualar la punta. Más allá del traspié del hoyo 16, el representante de LIV Golf estaba dispuesto a generar un caos deportivo interesante. Valió la pena el hecho de volver a ver su destacado espíritu competitivo: algo que no se puede negar, de ninguna manera.
«Mentalmente, hoy fue (probablemente) una de las rondas más difíciles que he tenido que jugar. Era muy fácil dejar que tus emociones se interpusieran en el camino. Sin embargo, solo debía concentrarme en mí mismo. No importaba quién estaba liderando».
«Lo hice muy, muy bien. Mostré mucha fuerza mental, el día de hoy. Nuevamente, esto es algo sobre lo que realmente puedo construir, para el resto del año».
«Tuve que trabajar muy duro para olvidarme de quién estaba peleando allí, concentrándome en mí mismo».
Creo que estos fragmentos, en las declaraciones de McIlroy, explican aún más lo que quiero decir. Sus dos birdies finales fueron cruciales, en este Hero Dubai Desert Classic ganado. Ahora, lo que pasó en el hoyo 18 estuvo cargado de drama. Tal es así que la salida estuvo a centímetros de tocar el agua. Eso hizo que el norirlandés se viera obligado a buscar un tercer tiro de 90 yardas, con tal de llegar al green, pasar la laguna que antecede a la bandera y conseguir el birdie que lo alejara de uno de los playoffs más morbosos de la historia del golf. Ese era el nivel de tensión
Un putt de 15 pies, con el mismo peso que una mochila de plomo. Tercer título en Dubai y primer «Rolex Series» de su historia. Es entendible la alegría de Rory McIlroy, habiendo ganado un torneo cargado de tanta presión y sin desempeñar su mejor nivel. También es entendible la alegría de Patrick Reed (y la gente de LIV Golf), mostrando que los muchachos que están en el ojo de la escena todavía pueden competir. ¿Y si cada una de las partes ceden sus opiniones personales, en pos de una mejor Ryder Cup? Obviamente que el evento siempre tendrá su brillo, sin importar sus integrantes. No obstante, el público quedó maravillado, sin importar sus preferencias, por esta competencia.
¡TODO EL MUNDO ESTÁ FELIZ! Y todo el mundo pide otra edición, similar a la que terminamos de ver este lunes. Se puede.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
PD: el único latino que pasó el corte fue Fabrizio Zanotti. El jugador paraguayo terminó T-38. Las fotos son de Getty Images.
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