UN INJUSTO «LAST DANCE»

El último capítulo del WGC-Dell Technologies Match Play, en un campo superlativo y dando argumentos para que esto retome su camino, por mucho tiempo.

El WGC-Dell Technologies Match Play llegó a su fin. Es realmente inentendible. Desde el Austin Country Club y desde el PGA Tour se dejaron estar (Adam Schupak ha sido el que mejor informó esta historia, desde GolfWeek)… y el contrato se venció. No hay otra manera de explicarlo. Cabe remarcar también que el espíritu de los World Golf Championship ha perdido sentido, teniendo en cuenta la reconfiguración del mundo del golf, en cuanto a los circuitos de primer nivel. Hoy, el DP World Tour es una vía directa para el PGA Tour y el Asian Tour es una vía directa para LIV Golf, si queremos simplificar las cosas. Por lo tanto, esto iba a pasar. El tema es que se fue uno de los formatos que aportaba mayor frescura, en la máxima gira estadounidense: un formato que sacó la mejor versión de jugadores sobre los cuales había dudas. «¿Por qué romper lo que no está roto?» es una pregunta que se está haciendo famosa, en estos últimos tiempos.

La sede de este torneo tiene una prioridad de jugar constantemente con el «riesgo-recompensa». Y esto es ideal para el formato «Match Play», en donde solo debe importar lo que hace el rival de uno, tratando de hacer el menor score posible. Cada hoyo vale un punto y eso es lo que está en juego. En conclusión, la tensión y el estilo agresivo son dos cuestiones imperiosas, en este tipo de competencias. Y esto hace que la mejor versión de los participantes salga a la luz. Tal es así que no es casualidad que Rory McIlroy, Scottie Scheffler, Cameron Young y Sam Burns hayan sido los 4 finalistas del torneo. Además, esto nos abre interrogantes interesantes para el futuro.

Quiero empezar por el norirlandés, que ha sido el gran protagonista de la semana. Y no estoy exagerando (de hecho, en este medio hemos sido muy críticos de Rory McIlroy, cuando consideramos que había que serlo y como lo hemos hecho con todos, dentro del ámbito del respeto). No salió campeón porque Young fue oportuno en las semifinales. Tal es así que la única diferencia se dio en el último putt que embocó el americano… ¡en un playoff! Salvando esas circunstancias, el actual N°2 del mundo nos regaló highlights de todo tipo y una gran inteligencia. Si no me creen, hay que preguntarle a Xander Schauffele: en el match de Cuartos de Final, McIlroy le dio su putt para par, en el hoyo 17. Y lo liquidó todo en el hoyo 18, en un lugar claramente favorable para el norirlandés. La verdad, dio una clase de lo que hay que hacer, en este tipo de formatos.

Y aquí permítame hacer una salvedad, mi querido lector. Cuando fue el Hero Dubai Desert Classic, había mencionado que me pareció arrogante el hecho de que McIlroy no permita que haya una posibilidad de acuerdo entre él y Sergio García (máximo ganador de puntos del equipo europeo de la Ryder Cup), en pos de que el conjunto del Viejo Continente cuente con todas las alternativas posibles, dentro del Marco Simone Golf & Country Club. Ahora bien, si McIlroy es capaz de mantener el nivel de esta semana, desde aquí hasta fines de septiembre, sería muy difícil para Luke Donald (capitán de la tropa europea) generar un ambiente en donde no se priorice la actualidad golfística de los máximos exponentes. Los liderazgos también se generan en base a resultados. Aquí, de manera indiscutible, se creó un antecedente.

McIlroy terminó tercero, ganándole el último match a Scottie Scheffler (por 2&1). Y el N°1 del mundo, más allá de ese cuarto lugar, también tuvo un nivel preponderante. Créanme que no estamos cayendo en el elogio fácil. Sam Burns lo sacó del torneo, luego de también ir a un playoff (primera vez que las dos semifinales se definen por un desempate) y rompiéndole una racha de 10 partidos invicto. 21 hoyos ha necesitado, al más alto nivel. En conclusión, como podrán apreciar, pequeños detalles dejaron a Scheffler sin la posibilidad de ser el segundo jugador bicampeón en los WGC, copiando lo que pudo realizar Tiger Woods. Está un escalón más arriba y está disfrutando su presente, como si no conociera la presión y la responsabilidad que requiere su lugar.

A todo esto, hubo una final. Y más allá de que no fue la esperada, hay que felicitar a sus integrantes. El nombrado Cameron Young (quien tiene a Paul Tesori como nuevo caddie, quien viene de separarse de Webb Simpson) estuvo intratable, durante toda la semana. De hecho, solo hizo 4 bogeys… ¡en todo el torneo! Fue demencial su trabajo. Sin embargo, lamentablemente, el destino le volvió a jugar una mala pasada. Sam Burns, en su debut en el torneo, consiguió su quinto título de la gira. ¡Y lo hizo a puro birdie! Con 8 de ellos en sus últimos 10 hoyos, transformó una desventaja de 1 hoyo en un rotundo 6&5. Campeón indiscutido y puesto N°10 del OWGR.

Volvemos a mencionar a McIlroy porque el mismo norirlandés ha declarado que desea que lo de 2024 sea pasajero y este formato vuelva a ver acción, en 2025. Ojalá arreglen esto lo antes posible. Es que lo que pasó esta semana sería UN INJUSTO «LAST DANCE».

Matías Miguel Torge

Handicap 54

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