La transición al primer major del año, en un contexto original.
Lamentablemente, el Valero Texas Open queda en un lugar incómodo. Es que todos estamos empezando a pensar en la primera semana del año. Y obviamente esto toma mayor preponderancia, teniendo en cuenta todo lo que va a rodear al evento, en este 2023. ¿Las razones? Bastantes. Las describiremos a continuación:
– Tiger Woods y la incógnita constante: nunca hay que apostar en contra de la leyenda más reconocida de los últimos tiempos. No obstante, esa pierna reconstruida (luego de su accidente automovilístico) y la conocida acumulación de sus problemas físicos son 2 variables que generan bastantes dudas. Además, es imposible saber cómo se comportará dentro del campo (en relación a lo netamente golfístico), teniendo en cuenta su poca actividad en competencia, en este 2023. Sin embargo, la imagen que dejó en el The Genesis Invitational (al transitar el Riviera Country Club) fue bastante esperanzadora.
– El nuevo tee de salida del hoyo 13: uno de los lugares insignia del evento. En el final del «Amen Corner» han empezado remontadas épicas y se han consolidado grandes triunfos. Ahora bien, con su extensión de 35 yardas, se requiere el uso de palos más largos y de mayor riesgo para alcanzar el green, luego de 2 tiros. Para colmo, como se pueden apreciar en las imágenes, la visual genera mayor intimidación. Veremos si los jugadores saben responder al nuevo desafío que tendrán en frente.
– El tiempo: parece que la lluvia será la gran protagonista de la semana. Y un The Masters pasado por agua implica el hecho de generar pasos adicionales. Si bien eso provoca que los greenes intimidantes del lugar bajen su velocidad (hay que aclarar que el campo tiene un sistema de calefacción interno, que permite generar trabajos adicionales en ese tema. Ahora bien, si la lluvia es la que se pronosticó, se deberá usar mayor esfuerzo para esta cuestión), ya hemos visto luchas muy reñidas sobre estas condiciones. La pelota viaja menos y los palos a usar son distintos, co. La paciencia se transforma en un factor fundamental.
– El buen presente de Rory McIlroy: después de lo que pasó en el TPC Sawgrass, el norirlandés reconoció que debía volver a preocuparse por el golf. Lo hizo y mostró un nivel fantástico, en el Dell Technologies Match Play. Su tercer lugar se dio por un putt de otro partido, hecho por Cameron Young y luego de transitar el primer hoyo del desempate (semifinales). Además, viene de un segundo lugar, en la edición del 2022. Es el major que le falta.
– Jon Rahm al acecho: por el lado del español, su comienzo fue arrollador. Ahora bien, después de su primer día en el Arnold Palmer Invitational, hubo una merma en su rendimiento. De cualquier manera, el español sabe activar su mejor versión, al entrar en este tipo de eventos.
– Scottie Scheffler, el gran anfitrión: por el lado del actual N°1 del mundo, también tuvo mala suerte, a la hora de defender el Dell Technologies Match Play. Y decimos «mala suerte» porque Sam Burns (actual campeón de la competencia) lo venció, en otra semifinal con hoyos adicionales. Ahora bien, el actual ganador del The Players ya ha dado muestras suficientes para volver a ponerse «la chaqueta verde». El problema es que, en su condición de defensor del título, será el que organice la tradicional «Cena de Campeones».
– La primera vez de «LIV Golf», en el The Masters: más allá de lo que expliqué en el artículo de la semana pasada, en relación a mi postura actual sobre esta nueva serie de torneos, es innegable que la organización provoca un clima especial: un clima que ha negado Dustin Johnson, en el día de hoy (algo que no nos sorprende, teniendo en cuenta la minimización constante del americano). No obstante, la falta de competencia seria será un atenuante considerable, en la acción de medir las verdaderas chances de este grupo de jugadores. Por ejemplo, si bien se nota una mejoría en Brooks Koepka, no se puede tomar como parámetro a lo sucedido en «LIV Golf Orlando», teniendo en cuenta que la sede y el ambiente fue lo más similar a un entrenamiento. De cualquier manera, nuestro deporte siempre debe estar preparado para lo imprevisible.
A todo esto, dijimos que el Valero Texas Open quedó en un lugar incómodo. Tal es así que la victoria quedó para el canadiense Corey Conners, quien consiguió su segundo título de la gira (el mejor latino fue el colombiano Nicolás Echavarría, quien quedó T-28. A su vez, hay que hacer una mención especial para Ryan Gerard, que ha conseguido invitaciones especiales hasta el fin de la temporada). ¿Cuál fue el primero? La edición del 2019, en este mismo campo. Ah: miren que el reciente ganador viene de tres «Top 10» consecutivos, en el The Masters. ¿Será «el jugador tapado», que suele aparecer en estos casos? Miren: en este asunto, quiero compartirles un pequeño pálpito, en el hecho de buscar jugadores que pueden generar un cimbronazo. Tal es así que, desde mi humilde mirada, me gustaría saber qué pasará con el nombre de Tom Hoge. No sé si ganará. Ahora, no me sorprendería si lo veo realizar mucho ruido.
De más está decir que prestaremos especial atención al argentino Mateo Fernández de Oliveira, quien vivirá esta deseada experiencia personal (y le deseamos lo mejor, teniendo en cuenta la seriedad que aplicó para llegar hasta aquí). A su vez, ya tenemos al primer «hoyo en uno», cortesía del austríaco Sepp Straka (hoyo 12). Por otro lado, no vemos la hora de que llegue el primer jugador al tee del 1, deseando ver golf de primer nivel. Por ahora, estamos viendo DETRÁS DE LA CORTINA VERDE. Solo falta que la misma se abra.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
Foto de portada: Andrew Redington/Getty Images.
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