El Travelers Championship y una prueba contundente de resistencia, superando las expectativas.
Generalmente, una ronda de golf tiene 18 hoyos. Es la obviedad más grande que pude haber dicho, desde que comencé este blog. No tomé nada raro. Recordamos este principio fundamental por lo siguiente: creo que no fuimos conscientes de uno de los playoffs más intrigantes de los últimos tiempos.
El TPC de River Highlands siempre nos propone espectáculos similares. Hasta el último minuto nos tiene en vilo. Como comentábamos en nuestras redes sociales, la estructura del campo (chico y con varias posibilidades de birdie) genera que nadie pueda sacar ventajas amplias. Es muy raro que el torneo se defina antes de la última pelota, en el hoyo 18. En esta edición, no tuvimos la excepción.
Como fuimos adelantando, se necesitaron 8 hoyos para resolver un desempate feroz. Por lo tanto, el festejo de Harris English, en el hoyo 72, había quedado en la prehistoria. Hasta ese momento, demostró su categoría, viniendo desde atrás y sorprendiendo a un Bubba Watson que había perdido la brújula, a un Marc Leishman que se despertó tarde (quedó a uno de ese playoff) y a un Kramer Hickok que no realizó nada espectacular… hasta su final.
Como buen tejano, no iba a decepcionar sobre el green. A su vez, bajo presión, sorprendió a propios y extraños. Su cercanía con Jordan Spieth (grandes amigos. De hecho, en sus inicios en el PGA Tour, Hickok le llevó los palos) parece que lo ha inspirado. Tal es así que sus highlights son similares a los viejos tiempos del ex N°1 del mundo. El gran ejemplo de esto fue su putt, en el hoyo 18. El playoff no podía estar mejor representado. El tema es que nunca nos imaginábamos este desenlace.
Los pares pasaban, las pelotitas entraban y salían, la incertidumbre se iba acumulando… y el desgaste mental también. Lo único que nos hubiera gustado apreciar es la variedad, en los hoyos del desempate. Es «la sal y la pimienta» que le faltó a este «banquete golfístico». Y digo que es lo único que faltaba porque la gente iba, venía y se agarraba la cabeza. Para colmo, no es que alguno de los 2 tuvo más chances que el otro. Miren, los ejemplos más claros fueron los ocurridos en el 2do y 6to hoyo del desempate. En la primera situación marcada, Hickok quedó en la orilla, con un putt que bordeó el hoyo. Sin embargo, tuvo que embocar otro putt gigante para par, en el segundo momento mencionado (espero no haberme perdido). Harris English, por otro lado, estaba con la pelota enterrada en un bunker, al disputar el 2do capítulo de esta contienda. Cuando llegó al «6to round», erró un putt bastante factible. No fue casualidad que hayamos llegado a estas instancias.
Igualaron el segundo playoff más largo de la historia, en un torneo regular del PGA Tour (el desempate más extenso llegó a 11 hoyos y quedó inconcluso). Estuvimos a instantes de tener una definición en un lunes. Harris English impuso su experiencia, utilizando la última «gota» de voluntad golfística que le quedaba. Asumió la responsabilidad existente, sabiendo que EL ÚLTIMO APAGA LA LUZ.
Matías Miguel Torge
Handicap 54