Uno de los golfistas latinoamericanos más importantes de la actualidad, a corazón abierto. La bandera paraguaya y la medalla dorada histórica de Lima, sus logros en el Tour Europeo y la figura inspiradora de Carlos Franco como ejes principales de esta entrevista.
(Aclaramos que esta nota fue realizada antes del surgimiento de la pandemia generada por el virus COVID-19)
Para llegar a los objetivos planteados, hay que saber seducirlos. No, no se asuste mi querido lector, que no me he vuelto loco (al menos, por ahora). Cuando uno busca la definición de «seducción» en la RAE, se encuentra lo siguiente: «Atraer o persuadir a alguien hasta rendir su voluntad’. Si bien, la frase literal suena fuerte, en la práctica del día a día se puede ver la imagen a la que quiero llegar. Suponga que ud está sin empleo, ve un anuncio que lo deslumbra y lo convocan para una entrevista laboral en ese lugar. La mejor camisa y el mejor traje serán, entre otras cosas, el equipo titular de su cruzada para obtener ese puesto. Después, pueden surgir imponderables, como en todo ámbito de la vida. Pero ud buscó generar un contacto que le permita alcanzar esa meta.
Nuestro personaje principal manejó el «arte de seducir» su vocación a la perfección. Nacido en Paraguay, el 21 de Mayo de 1983, Fabrizio Zanotti ya sabía lo que quería y estaba dispuesto a trabajar mucho para lograrlo. Su cuna, el «Resort Yacht y Golf Club», fue su centro de operaciones, en compañía de su familia. Su ídolo, el legendario Carlos Franco (con quien ahora los une una relación muy fraternal), su fuente de inspiración y su modelo a seguir. El uniforme estaba listo y su cabeza también. Estados Unidos no estaba en su planes. Había que agarrar el maletín y arrancar nuevas aventuras . No había tiempo que perder.
A continuación, veremos el detrás de escena de un proceso exitoso que lo llevó a Fabrizio a estar tocando la cima del deporte paraguayo. Su primera victoria en México, el momento de la «posta» en la Copa del Mundo de China (y las enseñanzas del nombrado Carlos Franco, quien más tarde pasaría a ser un amigo entrañable), sus logros en el tour Europeo y la actitud ante sus adversidades, el momento de su Primer Major, el gran trabajo realizado con su tu actual coach (Hernán Rey) y las memorables actuaciones representando a su país en los Juegos Panamericanos y Olímpicos serán algunas de las situaciones que tendremos como ejemplo para justificar lo que decimos. Abrimos la puerta de la oficina:
– Fabri, el “Resort Yacht y Golf Club” de Asunción te vio casi nacer literalmente, con tu padre de por medio. Rondas de él en el campo y vos siguiéndolo como su fiel compañero. Recordanos un poco esos inicios. ¿Consideras que es tu lugar en el mundo?
– La verdad que es un lugar especial, donde yo pasé muchos momentos familiares. Mi padre iba a siempre a jugar con los amigos los fines de semana y nosotros pasábamos prácticamente todo ese fin de semana en el Yacht. Yo jugando golf. Haciendo de todo un poco en realidad, porque el Yacht tiene todos los deportes. Además, tiene el río al lado y una piscina espectacular. Y bueno, siempre recuerdo que pasábamos todos los fines de semana ahí en familia. Haciendo miles de otros deportes también: tenis, fútbol… Siempre pasando buenos momentos ahí. Además, también le dedicaba (al lugar) mis tardes al salir del colegio (estaba muy cerca de ahí). Yo salía del colegio y ya iba directo ahí a entrenar. Así que sí, el Yacht ocupa un espacio muy importante en mi corazón y siempre voy a tener muy buenos recuerdos de ese lugar.

– Muchos de los nuestros actualmente eligen el camino universitario, aceptando becas estadounidenses. No fue tu caso. Y eso que las ofertas las tuviste, siendo el mejor amateur paraguayo durante seis años. ¿Te costó la elección, teniendo en cuenta tu gran actualidad en esa época? ¿Cómo fue la charla con tus padres a la hora de decidir esto? Ahora pasado el tiempo, ¿Hubieras tomado la misma decisión?
– El tema de la universidad en Estados Unidos es un tema súper interesante. Yo decidí tomar el otro camino y hacerme profesional sin ir allá. Antes que nada, tendría que aclarar que, si mi hijo quisiera hacer lo mismo, yo le recomendaría que vaya a la universidad. No lo obligaría. Pero le recomendaría y lo guiaría para que haga eso. Creo que es el camino a seguir hoy en día (sobre todo, con lo bueno que es el golf en Estados Unidos). Se te abren muchísimas puertas y creo que es muy importante.
En mi caso, la verdad que tenía demasiadas ganas de ser profesional del golf y estaba mentalizado en eso. Entonces, sentía como que, irme a la universidad, pasar unos años ahí y hacer una carrera (que creo que es súper importante), no era lo ideal. Yo quería ser profesional, jugar por todos lados y aprovechar todo ese tiempo como escuela, porque el golf es muy difícil, cuesta llegar a un alto nivel y, mientras uno más aprende, mejor.
Por parte de mis padres, nunca se opusieron a nada. Ellos siempre respetaron mis decisiones y me apoyaron al máximo.
– Hablando de momentos de formación, queremos hacer referencia al trabajo de la federación paraguaya (y latinoamericana) en el deporte. ¿Cómo ves los avances del golf juvenil en la región (y en tu país) y qué sentís que queda todavía por realizar? ¿Considerás que algunas de esas mejoras te faltaron en tu etapa formativa? De ser así, ¿Por qué?
– Yo creo que la Asociación Paraguaya de Golf está haciendo un gran trabajo con los chicos: teniendo giras de menores, haciendo intercolegiales de golf, en donde uno ve muchísimos chicos en los clubes (me encanta ir a los clubes. Que esté lleno de chicos, que me pidan fotos… La verdad que se siente súper bien), entre otras cosas.
Como materia pendiente, si tengo que decir algo de mi país, son las canchas de golf. Diría que darle a los chicos mejores “greenes” para entrenar, cosa que, cuando salgan a otros países, no les cueste tanto (por ejemplo) acostumbrarse a la velocidad de ellos. En ese sentido, creo que falta un poquitito mejorar nuestras canchas y darle mejores condiciones a los chicos para que puedan entrenar apropiadamente. Sobre todo, el putter.
Pero, en general, el resto, yo creo que está todo súper bien encaminado y se está haciendo un muy buen trabajo. Se ve en las chicas sobre todo y, en los menores, están saliendo nuevas futuras estrellas. Así que, esperemos que se siga por ese camino.
– Fin de año del 2006. Tres años después de arrancar tu carrera en el profesionalismo, llega tu primera victoria en el Abierto Mexicano Corona (La Hacienda GC, Ciudad de México). Último torneo del año del viejo Tour de las Américas (Actualmente Pga Tour Latinoamericano) y te encontraste con ese triunfo que te abrió las puertas al Challenge Tour y te garantizó tu tarjeta. Para colmo, habías tenido un mal comienzo. ¿Cuáles son los primeros recuerdos que se te vienen de esa semana, luego de ese complicado primer día? ¿En algún momento de esos días se te pasó por la cabeza lo que estaba en juego? ¿Ahí te diste cuenta de que estabas para más?
– El Abierto mexicano fue súper importante. Había jugado mal el primer día, pero estaba muy tranquilo. Yo venía de tener una muy buena semana en el Abierto de Argentina (la semana anterior), donde creo que había salido tercero o cuarto. En la última vuelta había jugado con El “Pato” (Ángel) Cabrera… Sentía que había aprendido mucho en esa semana. Luego, tuve un gran segundo día para pasar el corte. Lo había pasado tranquilo. Esto continuó con un sábado bueno y un domingo que estuve con todas las luces prendidas y, cuando tuve la oportunidad, (por suerte) no la dejé escapar. Fue una semana muy importante para mí porque es la que me abrió las puertas para empezar a jugar en Europa. Y bueno, acá sigo (risas). Es una semana que siempre voy a recordar y obviamente me dio muchísima confianza para lo que fueron los años siguientes en mi carrera.
– Al año siguiente, tarjeta del Tour Europeo asegurada y la frutilla del postre fue tu participación en la vieja Omega Mission Hills World Cup en China. Allí compartiste equipo con una eminencia del deporte para tu país, como lo es Carlos Franco, teniendo juntos una destacada actuación (T–15). Para quienes no lo saben, cuando dabas tus primeros pasos en el mundo juvenil, Carlos ya hacía ruido en las ligas mayores, con sus victorias en el PGA Tour y sus participaciones en las Presidents Cup de 1998 y 2000. Ante todo ¿Cómo fueron las sensaciones de esos días inolvidables para vos, a la hora de compartir equipo con él? ¿Sentiste que ahí se empezaba a gestar un “traspaso de mando”? ¿Qué tan influyente fue (y es) para tu carrera y cómo está tu relación con él actualmente?
– La verdad que jugar ese mundial con Carlos fue de las experiencias más lindas que tuve en mi carrera. Imaginate que estaba jugando mi primer mundial representando a Paraguay con mi ídolo, porque eso es lo que Carlos es para todos nosotros. Crecí viendo a él ganando en Japón y ganando por todo Sudamérica. Después, viéndolo también hacer historia en el PGA Tour, ganando cuatro veces… Nosotros somos un país super chico, con sólo 5 o 6 canchas de golf (en ése momento, no me acuerdo cuántas había), y él, como te dije, ¡ganó 4 veces en el PGA Tour! La gente no dimensiona lo que él hizo para el deporte paraguayo. Es algo extraordinario. Y por mi parte, yo crecí viendo eso. Así que, imagínate como me sentía esa semana jugando mi primera Copa del Mundo con él. Estaba viviendo un sueño.

Por parte de Carlos, la verdad que es increíble cómo me llevo esa semana en el campo. La verdad que estaba un poco presionado obviamente y él me fue llevando como a un hijo en realidad. Él siempre me dice “hijo” y tenemos una relación (gracias a Dios) muy buena. Esa es una de las cosas lindas que te da el golf: esta clase de relaciones.
-Te estableciste en el Tour Europeo y, a base de gran trabajo, llegó tu primera victoria en el circuito en aquellos fríos días alemanes de Colonia, con un apasionante desempate. Gregory Havret (2do en el US Open de Pebble Beach de 2010), Rafa Cabrera Bello (actual N°43 del mundo) y Henrik Stenson (en ese momento número 2 del mundo. Actualmente sigue en los primeros planos) fueron tus destacados contrincantes, en 5 hoyos de playoff de extrema tensión. Contanos un poco como fue convivir con los nervios teniendo a 3 de los mejores jugadores del mundo peleando palmo a palmo con vos. ¿Recordás lo hablado con tu caddie en esos momentos? ¿Ahí te diste cuenta que estabas para más?
– En el 2014, por fin llegó esa primera victoria. ¡La tan difícil primera victoria! Ya era mi sexto año en el Tour Europeo, ya había tenido mis opciones de ganar y había tenido algunos 2dos puestos. Pero llego esa tarde fría en Colonia, como vos decís. Una tarde redonda, dónde estaba mi señora. Además, en esa época, éramos muchos sudamericanos en el circuito, que estaban todos ahí apoyándome. Fue una tarde increíble. Un playoff infartante. Casi 5 hoyos de desempate, donde terminé ganando a grandes jugadores. “El corto” Molina (Alejandro. Hermano del gran Mauricio Molina) era mi caddie en ese momento y teníamos una muy buena relación. Estábamos muy tranquilos los dos. Ya habíamos hecho una gran vuelta el domingo para poder llegar al playoff y allí, no tenía nada que perder. Si bien estaba en búsqueda de mi primera victoria, también hay que tener en cuenta que, en ese momento, Henrik Stenson, era el 2 del mundo y estaba en el desempate metido. Así que, jugamos unos hoyos apasionantes y, al final se dio para mí y fue un salto súper importante en mi carrera.

– Días más tarde, en el KLM Open (en Holanda), sufriste un pelotazo que, por suerte, no pasó a mayores. Describinos un poco cómo fue el momento y cómo actuaron los equipos de emergencias.
– Fue una experiencia muy fea y no tiene sentido recordar eso. Yo creo que hay otras cosas más importantes. Fue un susto. Una “tragedia con suerte”, como yo digo siempre. Por suerte, no pasó a mayores y, gracias a Dios, tenía a todos mis amigos ahí. Ricardo Gonzalez (argentino) y Felipe Aguilar (chileno), por citar a algunos que estuvieron pendientes de mí, acompañándome. Recuerdo que Mariano Bartolomé también (profesor argentino de golf), las noches siguientes, durmió conmigo en la habitación porque nos habían pedido que no duerma solo por cualquier cosa que podría haber pasado. Pero no pasó nada y, gracias a Dios, fue sólo una fea anécdota que la verdad que ya ni la recuerdo. Ya la borré de mi memoria.
– En ese año, tuviste una buena actuación en el PGA Championship de Valhalla. ¿Qué fue lo que más te sorprendió en tu primer major? ¿Te diste cuenta si hay elementos vitales, que no te los da día a día el tour, para poder competir en esos eventos a un buen nivel?
– La verdad que mi primer major fue una experiencia linda. Encima hice el corte holgado. No me acuerdo en que posición quedé pero fue una semana muy linda. Un campo muy largo recuerdo, porque llovió muchísimo esa semana. Me costó mucho pero jugué muy bien y la verdad que no siento que el Tour Europeo no me dé cosas en las que falten para jugar un major. En el Tour Europeo constantemente estamos jugando grandes torneos con los mejores del mundo también (no todas las semanas, pero muchas semanas) y la competencia es cada vez más grande. Así que, no veo que no me de herramientas para poder competir en esos torneos. Al contrario, siento que está muy bien.
– Pasaron los años y empezaste a generar un muy buen vínculo con Hernán Rey. Tengo entendido que tiene muchas expectativas en vos este año. ¿Qué tan importante es para vos su presencia? ¿Te costó mucho adaptarte a su mecánica de trabajo? ¿Sentís que te marcó un antes y un después en tu carrera el haberlo conocido? De ser así, ¿Por qué?
– Hernán, en realidad, es un amigo de muchos años. Empezamos jugando en el Challenge Tour y en el Tour Europeo juntos. O sea que, antes que un “coach”, es un gran amigo con el que pasamos muchísimos momentos lindos y feos juntos. Tengo un aprecio enorme hacia él. Después se convierte en mi coach y, lo bueno que tiene él, es que se adapta al jugador. No es que vos tenés que estar adaptándote a un modelo que él enseñe. Eso creo que ya es muy importante, sobre todo para un profesional, ya que lleva algunos años en el tour y hacer cambios muy grandes es muy difícil. Así que, que él se adapte a lo que vos tenés y tratar de pulir esas cosas y tratar de buscar un poco más de consistencia, lo hacen un gran “coach”. Aparte, tiene su experiencia como jugador, porque jugó en el Tour Europeo. Eso lo hace saber cómo piensa un profesional.
Siento que tengo un gran “coach” a mi lado y esperemos que las expectativas que tiene él hacia mí se vayan cumpliendo, porque venimos trabajando muy bien y estamos muy contentos.
– Llego el 2017. Victoria emocionante en Malasia, viniendo de atrás, con una ronda alucinante de 63 golpes para ganar por uno. El ganador del Masters de 2016, Danny Willett, venía liderando al día domingo y se desplomó. ¿En algún momento de ese día se te pasó por la cabeza que podías ganarlo? El 2do tiro y posterior putt del 18, para terminar con águila y coronar ese 63, ¿fue el mejor tiro de tu carrera?
– La verdad que el domingo, cuando termino los primeros nueve hoyos (que creo que había hecho -4 de ida, me parece) miro el tablero y se me pasa por la cabeza que si hacía -5 o -6 de vuelta, podía tener una muy buena posibilidad de ganar el torneo o, por lo menos, de pelearlo. Por suerte, jugué muy bien, estaba muy tranquilo y, cuando hago el birdie del 15, ya me puse ahí y ahí si ya sentía que estaba totalmente en la pelea.
Cuando ya llego al 18 empatado, sabía que tenía que hacer por lo menos birdie para tener una chance de ganar. Pegué un “drivazo”, “un hierrazo 3” y un putter perfecto. Creo que es un hoyo y un día que probablemente van a estar en mi memoria siempre. Fueron 3 grandes tiros y una gran vuelta de golf. Pero bueno, espero que no sea el momento más importante de mi carrera (risas), que vengan muchas victorias más y pueda ser otro “el gran momento de mi carrera”.

–2019. Tuviste una histórica actuación en los Juegos Panamericanos de Lima, en donde le otorgaste la primera medalla dorada a tu país, en la historia de la competencia. Ante todo, ¿cómo fue el ambiente con un equipo tan talentoso con Julieta Granada, Sofía García (quien jugará el Augusta Women’s Amateur de este año) y el mencionado Carlos Franco? ¿Fue una mochila o un disfrute ese último día, sabiendo lo que te jugabas tanto vos, como tu equipo?
– Fue un equipo soñado. Estábamos con Carlos, Julieta y Sofía. Mejor equipo no podíamos haber llevado. Por parte, éramos candidatos. Yo tenía muchas chances de ganar la medalla de oro. El país estaba muy pendiente de lo que yo podía hacer. Así que fue algo muy lindo. Algo muy importante en mi carrera. Me costó muchísimo, porque sentía que todo el mundo estaba pendiente de mí y que todo el mundo creía que yo podía traer esa primera medalla de oro en unos panamericanos. Así que, imaginate. La presión era muy grande. Tenía una mochila muy grande. Y el domingo la sentí. Pero bueno, ahí es donde sale todo el trabajo que uno hace y todo el tiempo que uno le dedica a esto con pasión y con un gran equipo atrás mío, que está siempre ayudándome.

Al final, se dio la medalla. La primera medalla. Costó muchísimo. Pero, de los momentos más lindos que viví en mi carrera y la verdad que valió la pena cada segundo que pasé en Lima con todos mis compañeros. Fue un ambiente increíble el que teníamos entre todos y eso ayudó muchísimo también a que yo pueda ganar esa medalla de oro.

-Siguiendo con las representaciones de tu país, en 2016, se dieron los JJOO en Brasil, donde, en el debut de la competencia en el certamen, conseguiste un meritorio T–15. Este año se repetirá la cita en Tokio. ¿Qué recordás de ese 2016? Si te toca estar en Japón, ¿qué cambiarías de esa primera experiencia? ¿Cambiarías un major por la medalla de oro en Japón?
– Estar en Río fue una experiencia inolvidable. Estar en la villa olímpica, ver a tantos atletas reconocidos mundialmente… Fue muy lindo. El golf es un deporte muy solitario. Entonces, sentirse parte de un equipo y ver que tus compañeros van a verte y alentarte, no es muy común en nuestro día a día. Creo que es una experiencia que no voy a olvidar nunca.
Cuando terminé en Río, siempre dije que ya esperaba poder clasificar a Tokio. Espero poder llegar a Tokio otra vez y poder volver a vivir esa experiencia, porque son momentos que no se olvidan. La ceremonia inaugural, por ejemplo, cuando entras a un estadio enorme y ves millones de personas viéndote en todos lados y vos, con el uniforme de tu país representándolo y representando a tu bandera… Son sensaciones que te dan un cosquilleo distinto (igual que en los panamericanos). Es una presión extra porque, si bien siempre jugamos por nuestro país, en esta ocasión, es con el uniforme, con todo un equipo que está atrás tuyo y todo un país que está pendiente a lo que vos puedas llegar a hacer en los Juegos Olímpicos.
Como describí, Los Juegos Olímpicos son muy importantes. Ahora, si me preguntas si cambio éstos por un major, te tendría que decir que no porque, si bien los primeros son una experiencia inolvidable y en la que se viven cosas muy lindas, yo me crie mirando The Masters, por ejemplo, viendo a los grandes jugadores disputándolo y ganándolo. Así que no te puedo decir que una medalla de oro es más importante que ese saco verde. Sería una mentira para mí. Los majors están un paso más arriba. Ahora bien, los Juegos Olímpicos tienen su magnitud y, cada día que pase, los jugadores le van a dar más importancia.
–Fabri, este 2020 recién arranca, ¿cuáles son tus objetivos (me imagino que se rumbean para lo último que hablamos) y hasta dónde crees que podés llegar?
– Mi objetivo para este 2020, antes que nada, es conseguir un poquito más de consistencia en mi swing, así puedo estar más semanas en contención y estar tratando de pelear más torneos. Yo creo que eso va a ser muy importante y eso me va a dar mucha confianza. Esa es la idea y el plan que tenemos con mi equipo de trabajo y nada mucho más que eso. Poder estar en Tokio otra vez también y poder meterme en majors. Esos son siempre objetivos que uno tiene, ganar torneos. Pero lo más importante, yo creo, que es conseguir esa consistencia que te nombré (y que es lo que me estuvo costando estos últimos años), para poder estar más semanas ahí en la pelea.
–En las entrevistas que realizo, busco que mis invitados dejen un consejo para aquellos que se inician en esto por amor al deporte o dan sus primeros pasos como profesional. ¿Cuál sería el tuyo?
– Si le tengo que recomendar algo a alguien es que disfrute cada día de lo que está haciendo, como si fuera lo último. Eso creo que es lo más importante. Disfrutar lo que uno está haciendo porque eso hace que vos la pases bien. Y cuando uno la pasa bien y está disfrutando en lo que está haciendo, los resultados probablemente van a ser positivos. Así que, esa es mi recomendación.
Disfrutar es su escudo. Fabrizio Zanotti no llego de casualidad a los primeros planos. En aquella transmisión del PGA Championship de Valhalla por ESPN, recuerdo a Francisco «Paco» Alemán definirlo como un jugador que no se destaca por un aspecto de su juego en particular, pero dueño de una prolijidad envidiable que le permitía errar muy pocos fairways. Esa prolijidad y dedicación a su pasión, más la actitud y la sencillez para afrontar momentos importantes y reponerse de sus adversidades con elegancia, lo hacen un jugador de esos que el pueblo latinoamericano se enorgullece de tener, por su sentido de pertenencia. La famosísima cantautora Rossana Arbeló (más conocida por su nombre de pila, Rossana) , en una de sus letras, dejó una frase que yo creo que calza perfecto en la historia de este gran golfista. Fabrizio Zanotti llegó hasta aquí, peleando dignamente por concretar su pasión y SIN MIEDO A SONREIR.
Matías Miguel Torge
Handicap 54
Un comentario sobre "FABRIZIO ZANOTTI: SIN MIEDO A SONREIR"