JUSTIN LEONARD: SUPERHÉROE DE SACO Y CORBATA

Una historia que nos muestra al éxito desde una perspectiva más familiar. Detalles exclusivos de un personaje emblemático de nuestro deporte. La inolvidable Ryder Cup 1999, el Open Championship 1997 y el The Players Championship 1998 como ejes principales de una charla atrapante.

Spider-Man existe gracias a Peter Parker. Batman no sería tal, sin la presencia de Bruno Díaz. A pocos se nos viene a la cabeza la imagen de Clark Kent, con sus anteojos: todos tenemos presente a Superman y su vuelo por los aires. La espectacularidad (en grandes oportunidades) genera un eclipse emocional notorio. Creemos que la perfección existe y nos olvidamos de las cosas simples. Pensamos que las cosas importantes están reservadas para unos pocos y no sabemos que existen otros caminos más accesibles.

«La historia es aquel arte que implica el hecho de poder investigar el pasado, para entender el presente y vislumbrar el futuro». Mi profesora de la secundaria repetía la frase, siempre que podía. La misma requiere un ejercicio que cuesta aplicarlo. Un ejercicio que genera perdurabilidad: un valor que no es tan reconocido como se debe. Ahora bien, cuesta realizar esta acción porque ningún ser humano es 100% cerebral. Según nuestro humilde criterio, el raciocinio y la creatividad van por caminos paralelos. Por lo tanto, ante un don, se tiende (inconscientemente) a «explotarlo» lo más que se puede, dejando de estudiar posibles causas de su origen, para un posterior perfeccionamiento. Además, el impulso tiende a provocar cierta «adictividad». Es que, cuando los resultados llegan, termina siendo imposible «romper lo que no está roto». No obstante, la clave (para paliar estas diferencias mencionadas, si es que uno está interesado en eliminarlas) pasa por montar una estructura estable, ante los recursos diferenciadores propios. Es la manera más eficiente de poder lograr esa ansiada vigencia. Una vigencia que es la característica principal de nuestro protagonista de la fecha. Una vigencia que traspasó las sogas.

Tengo el placer de escribir estas palabras e informar que, a continuación, compartiremos la charla que tuvimos con Justin Leonard. Nuestra leyenda estadounidense nació el 15 de junio de 1972, en la clásica ciudad tejana de Dallas. Una ciudad que lo transformó en uno de los famosos «hijos del viento». A su vez, como la mayoría de los emblemas de esta zona, no necesitó de grandes estridencias. A ese swing más cercano al béisbol, se le sumó una ética de trabajo ejemplar y un espíritu competitivo voraz. Todos sabían que, al pisar el tee del 1, se transformaba. Todos sabían que, si iban liderando un torneo, tenían que mirar para atrás, a la hora de llegar a los últimos 9 hoyos de un día domingo. En épocas de los inicios de un tal Tiger Woods, rompía los moldes. Y no sólo dentro del campo. Su planificación era digna de un empresario de años de experiencia. No había ningún detalle que se le escapara. Todo tenía su por qué. El margen de error se reducía al mínimo posible.

Sin hacerlos esperar más tiempo, vamos a entrar a una «burbuja» (palabra de moda, en estos particulares tiempos) que nos permitirá ver a nuestro deporte, en estado puro. ¿Y por qué decimos esto? Recordemos que Justin Leonard trabaja como analista para Golf Channel y NBC, actualmente. Por lo tanto, será una charla con un contenido premium. No dejaremos de lado sus inicios y sus logros en el Open Championship 1997 y en el The Players Championship 1998 (con su famoso hierro 1). En paralelo, pasaremos por Carnoustie y el histórico Abierto Británico de 1999, entrando en el ambiente de ese memorable (y curioso) playoff que lo tuvo como uno de los 3 protagonistas existentes, junto al escocés Paul Lawrie (ganador del evento y a quien también hemos entrevistado) y al excéntrico francés Jean Van de Velde. Todo esto se mezclará con su visión sobre el Masters que pasó y su postura acerca de las nuevas tendencias de preocupación por la distancia, sin dejar de lado la influencia que tiene Bryson DeChambeau en este tema.

¿Y la Ryder Cup de 1999? Obviamente que será la variable central de este artículo, teniendo en cuenta la importancia de la misma y la edición venidera de este año. Entraremos en las repercusiones de ese momento único, en la historia del evento. A su vez, sabremos su opinión acerca de Patrick Reed, para lo que nos espera en Whistling Straits (a fines de septiembre).

¿Se quedaron con ganas de más? También estaremos hablando de un posible regreso al Champions Tour. No los hago seguir esperando: se están prendiendo las luces.

En esta imagen vemos a los estadounidenses Justin Leonard, Brandel Chamblee (ex jugador del PGA Tour y actual analista) y Rich Lerner (reportero), nombrando sus candidatos para el Masters 2021, en la transmisión realizada por Golf Channel (previa al evento).

– Justin, pasó una nueva edición del Masters y quiero “aprovechar” tu actual rol de analista. Es indudable la calidad de Hideki Matsuyama y no es casualidad que se haya transformado en un héroe japonés. Ahora bien, no ganaba desde 2017 y tuvo un final con muchos sustos. Además, en segundo lugar, podemos ver a un Will Zalatoris que (hace aproximadamente un año) no figuraba en los primeros 500 del OWGR (actualmente, se encuentra T-27). ¿Coincidís en que hay mayor paridad entre el 1 y el 100 del mundo, en relación a lo que pasaba en tu época?

– Es difícil comprender el impacto que tendrá el triunfo del Masters, de Hideki Matsuyama, en el golf de Japón y en el golf de Asia. Es una victoria muy popular y él será un campeón popular. Realmente es una prueba de que «The Masters» está haciendo grandes cosas para hacer crecer (aún más) el juego, a través del Asian-Pacific Amateur Championship (que Hideki ganó dos veces), el Latin American Amateur Championship, el «Drive, Chip & Putt», y el Augusta National Women’s Amateur.

Por otro lado, Will Zalatoris es una prueba de la paridad en el juego actual. Además, es una prueba de que los jugadores jóvenes están (más que nunca) listos para competir y vencer a los mejores del mundo.

– Entre tantas historias que nos dejó el Masters, podemos tener en cuenta a un Bryson DeChambeau que no le encuentra la vuelta al campo, a pesar de haber establecido una nueva manera de mirar nuestro deporte. Esa nueva “filosofía” ha provocado, por ejemplo, un declive en el juego de Rory McIlroy, quien confesó intentarlo copiar para aumentar velocidad en su swing (y, por lo tanto, ganar distancia en el mismo). ¿Cuál es tu opinión sobre esta “moda” en el circuito y la influencia de Bryson en esto?

– Bryson tiene una influencia absoluta, en la forma en que los jugadores juegan y se preparan, en el PGA Tour. Puede que no veamos, a los golfistas, llegar a los extremos que llega Bryson con su cuerpo. Sin embargo, está cambiando la forma en que piensan y se preparan. Veo muchos más monitores de lanzamiento, antes de las rondas. Incluso en el campo (durante las rondas de práctica), para descifrar exactamente cómo reacciona una pelota, en ciertas condiciones.

En cuanto a lo relacionado al Masters, Bryson todavía no ha reunido las piezas en Augusta National. Sin embargo, no muchos lo hacen al principio de sus carreras. Solo dale algo de tiempo.

Los estadounidenses Tom Kite y Justin Leonard, junto al inglés Nick Faldo, conversando durante el U.S. Open 1993, disputado en The Baltusrol Golf Club (Springfield, New Jersey). En ese evento, Leonard fue el mejor amateur.

– En 1992 ganaste el US Amateur, en Muirfield Village. Dos años más tarde, te metiste en el PGA Tour siendo (en ese momento y desde 1980) uno de los cuatro jugadores universitarios en conseguir la tarjeta del circuito (junto a Tiger Woods, Phil Mickelson y Gary Hallberg), sin pasar por la escuela clasificatoria. Teniendo en cuenta el mayor surgimiento de jugadores de nuestra región (en esta etapa), ¿nos podrías describir las enseñanzas más importantes de este período de tu carrera?

– La lección más importante que aprendí, durante ese período inicial de mi carrera, fue ver prepararse a los jugadores mayores. Obtuve una mejor comprensión acerca de cómo marcar el ritmo de mi práctica, durante una semana, y estirar eso (durante una temporada). Aprendí que necesitaba comprender mejor mi swing y mi juego, para poder hacer ajustes por mi cuenta, en el transcurso de un torneo. También aprendí que la paciencia es un factor muy importante (en la longevidad) y que debes ganar confianza mejorando, sin contar con ganar tanto.

Aquí podemos apreciar al estadounidense Justin Leonard besando el «Claret Jug», luego de ganar el Open Championship 1997, disputado en Royal Troon Golf Club (Troon, Escocia).

– Tu carrera tuvo un ascenso repentino. Tal es así que, luego de 2 títulos, debutaste como campeón de majors, en el Open Championship 1997. Royal Troon fue la sede de tu única coronación, en eventos de este tipo. Sabiendo tu sprint final maravilloso, ¿Hay que tener cierto grado de inconsciencia, en el último día de un major? ¿O, sabiendo que la situación no dependía solamente de vos, la presión era distinta (y menor) a la que tenía el recordado Jesper Parnevik: el líder, antes de arrancar esa ronda final?

– Parecía estar más cómodo jugando desde atrás, en los grandes eventos. Gané el Open, viniendo de 5 golpes detrás (en el último día). Un par de veces, cuando lideraba la ronda final, no jugué muy bien el domingo. Ciertamente, tuve más oportunidades de ganar y no pude capitalizar. Me siento afortunado de haber ganado un major, al principio de mi carrera. Estoy seguro de que es difícil, para algunos tipos con buenas carreras, tener que responder a la pregunta acerca de cuándo se abrirán paso en un major.

– 8 meses después (aproximadamente), te llevaste el Players Championship 1998, de una manera similar a lo hecho en Escocia (también te recuperaste de un déficit de 5 golpes, en el último día). ¿Fue el mejor homenaje que le pudiste hacer a Ben Hogan, por tu exhibición de ese domingo, con el famoso hierro 1?

– Lo curioso es que luché un par de veces, con ese hierro 1, el viernes y el sábado. Pasé la mayor parte de mi sesión de práctica (después de la tercera ronda) golpeando hierros 1, para estar más cómodo el domingo. La práctica dio sus frutos, cuando hice un gran segundo golpe, en el par 5 del hoyo 2. Luego, quedé a un par de pies, en el par 3 del hoyo 8. No pasó mucho tiempo (luego de ese Players) para decidir que una madera 5 era más fácil de golpear y más versátil.

Acá podemos ver al escocés Paul Lawrie felicitado por el estadounidense Justin Leonard (con el francés Jean Van de Velde mirando). Esto se dio porque Lawrie fue el vencedor del Open Championship 1999, disputado en Carnoustie GC (Carnoustie, Escocia).

– Al año siguiente, en el Open Championship 1999, fuiste uno de los protagonistas del final más insólito de los últimos tiempos, en este tipo de eventos. No es necesario que describa el histórico colapso de Jean Van de Velde. Ahora bien, tanto en tu último hoyo del torneo, como en el último hoyo de ese desempate, visitaste el famoso “Barry Burn”, perdiendo la posibilidad de volver a llevarte esta competencia. ¿Te arrepentís de alguna decisión, en los instantes mencionados? ¿Me podrías describir el ambiente, desde que terminaste la última ronda hasta arrancar el playoff?

– No me arrepiento de intentar pegar mi madera 3, en el segundo tiro del hoyo 18 (antes del playoff), porque estaba 2 golpes atrás (en ese momento) y sentí que necesitaba un birdie para tener una oportunidad. Fue un tiro de los que salen «1 de 10», pero estaba tratando de ganar el torneo.

En cuanto a Jean, lo estaba viendo jugar el 18, desde el tráiler de anotaciones. Como todos los demás, no podía creer lo que estaba viendo. El playoff tuvo un ambiente caótico porque nadie estaba preparado para ello. Al final, Paul (Lawrie) jugó una maravillosa ronda de golf y continuó con ese buen juego en el playoff, que nunca debería haber ocurrido.

Los estadounidenses Justin Leonard y Payne Stewart, luego de perder contra el sueco Jesper Parnevik y el español Sergio Garcia (en los foursomes del sábado), durante la 33rd Ryder Cup («The Battle of Brookline»), disputada en The Country Club (Brookline, Massachusetts).

– En ese mismo 1999, fuiste el protagonista principal de la Ryder Cup más polémica de la historia. Sé que has hablado hasta el cansancio de la misma. Ahora bien, “The Battle of Brookline” marcó un antes y un después, en la competencia. Ante todo, ¿qué se siente haber provocado “el mayor error” de la carrera de Johnny Miller?

– Desearía que las cosas hubieran salido de manera diferente, después de que hice el putt en el hoyo 17. También lamento no haberle dado a José María (Olazábal) su putt para birdie, en el hoyo 18 (lo hizo, de todos modos).

Johnny y yo hicimos contacto visual, en una terminal de aeropuerto muy concurrida y aproximadamente un mes después de eso. Básicamente, estaba pasando por encima de personas (y filas de sillas) para pedirme disculpas, lo cual era innecesario. Estaba haciendo su trabajo y su comentario fue por lo que le pagaban: por hacer lo que hacía. Además, ese comentario es la razón por la cual la gente disfrutaba cómo lo hacía y de la forma en que lo hacía. Admiro su trabajo (ahora que soy analista) y aprendí mucho de él, en mis primeros años en este puesto.

– ¿Recordaste, en algún momento del partido con el español José María Olazábal (leyenda europea), el “I’m a big believer in fate” de Ben Crenshaw? Luego de tu histórico birdie (en el hoyo 17), definidor de la Ryder Cup para Estados Unidos, se generó un festejo polémico e imposible de dejar pasar. ¿Cuánto costó olvidar la tensión entre ambos equipos, luego de lo ocurrido?

– Todos pensamos que Ben Crenshaw estaba loco, cuando hizo ese comentario (el sábado por la noche). ¡Tenía razón! La atmósfera estuvo increíble durante toda la semana. Ahora bien, no pudimos jugar lo mejor posible, en los dos primeros días. Tuvimos un gran comienzo el domingo, para realmente involucrar a los fanáticos de Boston y aprovechamos de ese impulso, hasta el final. Posteriormente, pude jugar con José María (en Valderrama, aproximadamente un mes después) y me dijo que todo estaba perdonado, antes de la ronda. ¡Clase pura! Incluso me defendió cuando un par de miembros de nuestra galería hicieron comentarios.

Justin Leonard, saliendo del bunker del hoyo 18, durante la ronda final del PGA Championship 2004, disputado en The Whistling Straits Golf Course (Kohler, Wisconsin). El evento sería ganado por el fiyiano Vijay Singh.

– Una nueva edición de esta competencia se disputará este año, en Whistling Straits. El campo mencionado fue testigo de tu gran PGA Championship 2004, en el que llegaste al desempate (el mismo también fue disputado por Chris Di Marco y el fiyiano Vijay Singh. El torneo fue ganado por el oceánico). Te propongo un juego: supongamos que estás en los pies de Steve Stricker y te toca tener en el equipo a Patrick Reed. ¿Cómo administrarías su participación, teniendo en cuenta las últimas polémicas que tuvo?

– Steve tendrá un gran pulso con su equipo y hará un trabajo increíble como capitán. No creo que tenga que lidiar con muchas cosas relacionadas con Patrick Reed, ya que está en suelo estadounidense. Estoy seguro de que será una historia diferente, cuando se juegue la Ryder Cup en Europa.

En esta imagen podemos apreciar a Justin Leonard, cubriendo la primera ronda del The Players Championship 2017 (para Golf Channel). La competencia fue disputada en la Stadium Course del TPC Sawgrass (Ponte Vedra Beach, Florida).

– Para terminar, agradeciéndote por tu generosidad, termino con lo siguiente: ¿Qué fue lo que generó el desgaste para decir “me retiro temporalmente del circuito”? A su vez, no puedo dejar pasar que estás a dos años de poder ser parte del Champions Tour. Tengo entendido que tenés planes de retomar la actividad. En el caso de no equivocarme, ¿cómo trabaja la cabeza, en ese proceso? ¿Es Phil Mickelson el actual rival a vencer, en este tour?

– Cuando dejé de jugar, hace 5 años, necesitaba un descanso. Extrañaba a mi familia y no tenía mucho éxito, en el campo de golf. Tuve la oportunidad de hacer algunos eventos con NBC / Golf Channel y agradecí la oportunidad de compartir mi experiencia con nuestros espectadores. Planeo continuar como analista y espero jugar part-time, en el PGA Tour Champions, el próximo año. Tengo curiosidad por ver cómo se comporta mi juego y espero aprovechar algunas de las cosas que he aprendido, al ver a los mejores jugadores del mundo (en estos últimos años). Phil es (sin duda) la principal amenaza cuando juega. Competir contra gente como Jim Furyk, Steve Stricker, Ernie Els y tantos otros jugadores de clase mundial, es algo que me entusiasma mucho. Además, tengo curiosidad por ver cuán competitivo puedo ser.

Nunca hay que subestimar el corazón de un campeón. Y mucho menos hay que subestimar el corazón de un campeón que busca seguir creciendo. Así es Justin Leonard. No pierde su esencia. Tampoco pierde el rumbo. Y tampoco pierde su sencillez y su sinceridad. Es simple para decir lo que piensa, está dispuesto a seguir aprendiendo (a pesar de todos los éxitos logrados) y quiere seguir en los primeros planos del tour que esté dispuesto a recibirlo. Además (como nos ha mencionado), supo tomarse un impasse, en el momento que lo consideraba necesario. Es un atleta inteligente, hasta en ese aspecto. No deja nada librado al azar, pero tampoco busca la espectacularidad. Tiene su objetivo, planifica (con una precisión quirúrgica) para llegar el mismo y actúa en consecuencia. Nada para reprocharle. Todo lo contrario. Habría que empezar a tomar algunas páginas de su libro.

Al concepto de valentía lo habíamos tratado recientemente. Era imposible no repetirlo acá. Muchos de nosotros teníamos la visión de que los atletas están en una posición inalcanzable. De a poquito, ese «mito» se va deshaciendo. Atención: esto no solamente abarca al golf o al deporte en sí. Muchas veces, en la vida, tenemos una visión «romántica» de las situaciones que ocurren, perdiendo de vista la sencillez y la importancia de otros momentos que nos pueden dejar mayores beneficios. Pongo un ejemplo, mi querido lector: imaginemos que usted está en el trabajo, leyendo este artículo, y un compañero se le acerca a pedirle una lapicera (con barbijo y distancia social, obviamente). Quizás, dentro de ese colega, se esconde una historia increíble. Una historia que usted no sabe porque no se animó a preguntar. Una historia que merece ser reconocida, como la que nos acaba de contar Justin Leonard. El ex N°6 del mundo nos mostró que los superhéroes no solo llevan una capa. El es un superhéroe distinto. Es un SUPERHÉROE DE SACO Y CORBATA.

Matías Miguel Torge

Handicap 54

3 comentarios sobre “JUSTIN LEONARD: SUPERHÉROE DE SACO Y CORBATA

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